Kirnon se materializó en la habitación justo cuando Rosa salió. Kirnon era uno de los pocos demonios que trabajaban para él. Zamiel fue y lo liberó de su Señor para llevarlo bajo su protección. Era un demonio astuto y Zamiel necesitaba hombres leales e inteligentes a su lado. Kirnon lo ayudaba en todo tipo de asuntos. Se encargaba especialmente de vigilar a sus enemigos y de conocer a cualquiera que se acercara a su hogar.
—Mi Señor. Me llamaste. —dijo.
—Sí. Quiero que te encargues del comercio por tu cuenta hoy. Estaré ocupado con otras cosas.
Kirnan asintió. —¿Es la mujer? ¿Quieres que averigüe algo sobre ella?
—No es necesario. —dijo Zamiel.