Mi vida se resume en un par de párrafos sin mayor dificultad.
Nací en una familia de Clase media-alta, como el tercer hijo. Mis padres me querían bastante, al menos mi padre, y no me llevaba tan mal con mis hermanos. Sin duda, mis primeros años de vida fueron buenos. No era particularmente talentoso en nada, pero por capricho de mi madre empecé a practicar piano a los 5 años. No era tan cercano a ella, pero le agradezco eso.
Recuerdo también que me costaba hacer amigos, pero tuve buenas relaciones durante mi escuela primaria. Recuerdo haberme hecho amigo de un par de buenas personas, con las que compartí buenos momentos. Con el paso del tiempo, incluso llegué a tener mi primer amor, aunque no me diera cuenta hasta mucho más tarde. Una linda chica que conocí a los 8 años, con la que pasé buenos momentos. Ella era mi mejor amiga en todo aspecto. Crecimos juntos, y los sentimientos no tardaron en aflorar en mí. Pero las cosas buenas no suelen durar demasiado. A los 13, ella se mudó al otro lado del mundo, y así, mi corazón quedó destrozado por primera vez. Quería llorar, pero mi padre siempre repetía que debía ser fuerte, que no debía perder la calma, así que eso hice.
Entré a la escuela secundaria, y las cosas no fueron mucho mejores. Me sentía solo la mayor parte del tiempo, viendo a la gente ser feliz desde lejos, compartiendo entre ellas. Poco a poco, me fui aislando, encontrando esa felicidad en Internet. Uno tras otro, iba saltado de las cosas que me interesaban una a otra, sin detenerme. Sin embargo, sabía que era un hábito nocivo. Nadie que se quede encerrado todo el día en su cuarto puede ser alguien en la vida, ¿verdad? Al menos eso decía mi padre, y yo confiaba en él.
Sin embargo, mis notas en la secundaria rozaban el punto de casi quedarme de año varias veces, pero se lo prometí, ¿verdad? Entraría a la universidad a estudiar medicina como él.
Sin embargo, no pude. No tenia talento, y no importaba cuanto me esforzara siempre era insuficiente. Me dolió ver que había resultado una decepción para él. No lo demostraba con palabras, pero podía verlo en su cara. Al poco tiempo, mi vida pasó por un punto de inflexión. De pronto, me encontraba en el cementerio, sin saber en qué momento había llegado ahí. Siempre dicen que este tipo de cosas pasan de forma inesperada, pero uno nunca se pone a pensar en ello realmente. Mi padre, aquel hombre que me apoyó tantas veces, se encontraba 3 metros bajo el suelo que yo pisaba. Eso me terminó de romper, y al poco tiempo, me encerré definitivamente.
Un par de familiares vinieron a verme en reiteradas ocasiones, pero no consiguieron que me levantara de mi cama. Uno a uno fueron dejando de aparecer. Mi tiempo era enteramente dedicado a Internet, dormir, y comer lo que me trajera mi madre. Ese era mi escape de la realidad.
Nunca fui demasiado fuerte emocionalmente, pero no esperaba no atreverme nunca a salir. De hecho, al principio constantemente tenía el pensamiento de salir y disculparme con mi madre por actuar así, por no estar ahí para ella. Pero conforme pasaban los días, la vergüenza de mi comportamiento aumentaba, y mi comodidad ante la situación lo hacía igualmente. Y esos días, fueron convirtiéndose en semanas, luego meses, y luego años.
Y allí me encontraba yo, en el punto más bajo de mi vida, sin saber bien qué hacer, sin motivación para hacer nada más. Había pensado durante mucho tiempo en el suic*dio, pero nunca como una opción verdadera, hasta ese momento. Siempre se puede caer más bajo, eso es lo que aprendí en ese momento. Mi madre, quien me había cuidado tantos años en mi estado de letargo, había muerto también. No supe la causa, no me atreví a salir. Pero sin ella, no tenía motivos para seguir vivo, no tenía motivos para tener esperanza.
Al poco tiempo, mis hermanos me sacaron de casa por la fuerza, alegando que la casa sería vendida. Yo protesté, claramente, pero poco pude hacer cuando enviaron a un par de matones a sacarme. Desesperado, con apenas dinero para unos meses con suerte, decidí que debía morir. Doné todo lo que tenía a la caridad y me lancé al vacío desde un puente de la ciudad. Recuerdo arrepentirme en el último momento, recobrar un poco las ganas de vivir, pero ya era tarde. Recuerdo también mis últimas palabras. "Me gustaría intentarlo de nuevo si tuviera la oportunidad".
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Gracias por leer hasta aquí. No prometo nada sobre actualizaciones a tiempo, así que manténganse atentos. Lord Maxggs se despide, y hasta pronto.
Nota de Autor: Este capitulo está en revisión, no se sorprendan si lo cambio total o radicalmente