Pov Narrador: [Sael Daertmont: el arquero de orejas puntiagudas] [Zona Este]
Fliing, Fliing, Fliing
El sonido de flechas surcando el aire se esparcía por el aire. Una tras otra, decenas de flechas salían del arco de un hombre. Corría por los techos, dando disparos certeros a todas las bestias con las que se topaba. Él portaba un arco de color negro, un carjaj hecho de cuero de ciervo,y una capa que lo camuflaba aún a la luz de la noche. "Que el aire proteja mi camino, pues mi flechas son certeras aún en el vendaval". Un hechizo que servía para infundir maná en las flechas elementales. Esta era una flecha de viento. Una flecha que liberaba una explosión de viento cuando llegaba a su destino. La usó para ahuyentar a un grupo de duendes que se acercaban peligrosamente a un par de civiles.
"Que el fuego ilumine mi camino, pues mis flechas son certeras aún en los incendios". Una pequeña llama surgió en la punta de la flecha cuando disparó esta flecha a la cabeza de un orco. Del orco solo quedó un cuerpo sin cabeza cuando de esa pequeña llama surgió una gran explosión. Así, fácilmente se iba encargando de tantos monstruos como veía, a veces bajando para recuperar flechas y rellenar su carcaj.
A veces usaba su cuchillo, uno que le había regalado su padre como muestra de que ya era un hombre a los 15 años. Este era su favorito, uno de hoja gris y mango negro. Su tamaño era más similar al de una espada corta que al de un cuchillo. Su filo no podía ponerse en duda, pues claramente atravesaba las pieles de orcos, trolls y lobos como si estuvieran hechas de agua. Uno tras otro, todos caían ante el arquero de pelo dorado.
PoV Narrador: [Nawine Firestar: la gran reina de los infiernos] [Zona Oeste]
Grandes llamaradas surgían desde un punto, calcinando a más de 100 monstruos a la vez. En el centro, la 3er hechicera más fuerte de este lado del mundo. Una reina del Fuego, la gran reina de los infiernos, Nawine Firestar. Nacida como noble de bajo rango, accedió a escuelas y tutores, donde descubrió su potencial para la magia. Pronto, dominó toda su generación y salió al mundo para forjar su nombre en la historia. Su talento para la magia de fuego era excepcional, y no parecía tener límites. Sin embargo, no pudo convertirse en Emperatriz del Fuego por que su capacidad mágica (NA: Su maná) no llegaba hasta ese punto. Se dice que ahora mismo está perdida, y que no tiene intenciones ni de volver con su familia ni de unirse a ningún reino. Cuentan algunos que la ven viajando de un lado a otro por todas partes del globo. Sin embargo, pueden ser solo rumores.
Aún así, ella está aquí, en medio del continente Burkal, de pie frente a un orco que la dobla en tamaño. El orco reconoce el peligro en esta mujer, pero aún así no se retira. Este orco en particular tiene un fuerte sentido de la gloria y el honor. O tal vez solo es muy arrogante, quien sabe.
"¡DURBAL NO CAERÁ ESTA NOCHE!".
"WAAAAAAAAAGH". La batalla da comienzo, el orco más fuerte comienza su carrera hacia la pequeña mujer. Una masacre se avecina. No hay nada que los pequeños puedan hacer ante los más grandes, esa es la ley de la selva. Pero, ¿quién es el más grande en este caso?
"Teman todos, el infierno viene conmigo". Uno de sus hechizos más fuertes, solo usado cuando debe acabar con un enemigo demasiado fuerte, [Avernorum Portas], una gran llamarada capaz de consumir todo a su paso. "Inmenso e infinito, en sus ojos un resplandor llameante". Usando la mitad de su maná, dispara el hechizo. "Yo te convoco, gran Ignir, tú el de ojos rojos". Una gran corriente de fuego avanza sin cesar contra todos los enemigos visibles en el campo de batalla. Pronto, acaba con un total de 1297 orcos, duendes, lobos y trolls fácilmente. Un hecho que no es posible de olvidar, es que ella no tiene por qué temer a ningún orco. Con un par de palabras de su boca, es capaz de arrasar con ciudades enteras. Este es el poder de un rey del Fuego, todos deben inclinarse ante su grandeza, todos ante aquella, la portadora de los infiernos, todos ante Nawine Firestar.
"Huh, eso estuvo cerca. Bueno, debería ver si alguien necesita de mi ayuda".
PoV Narrador: [Ingrid Daertmont: La curandera de orejas puntiagudas] [Zona Centro]
"¿Ves?, ya está, no llores". Un pequeño niño era curado por Ingrid. Tanto ella como su asistente estaban aquí, sanando a todos los heridos que lograban llegar hasta aquí. Eran más de 4000 ahora, todos habiendo huido hacia donde sabían que tenían que ir. Esa concentración de fuentes de vida solo atrajo más a los monstruos. Sin embargo, la mayoría eran eliminados por todos los guerreros que luchaban en el pueblo. Únicamente unos pocos llegaban hasta su objetivo, donde eran fácilmente eliminados por los guardias e incluso la misma Ingrid. Con ella estaba el pequeño Rievan, que se veía con cara de preocupación y consternación, pareciendo entender lo que pasaba.
"Ya está por salir el sol. Pronto terminaremos con todo esto".
"Si, eso espero".
"Brindaré tu bendición a los vivos, oh mi diosa, por que tú eres la fuente verdadera de la vida, y es por ti que ellos se recuperan". Solo un hechizo de curación fuerte surgía efecto en varios de los heridos. Algunos habían perdido extremidades, otros tenían quemaduras, y otros mostraban profundos cortes. No paraban de llegar, aunque eso era una suerte. Que solo estuvieran heridos y no muertos era una bendición. "Gracias, Dios". Una pequeña plegaria se elevó al cielo. Ingrid sabía que el pueblo sobrevivía hasta mañana, y mientras ellos permanecieran con vida, los caídos serían honrados y la aldea reconstruida.
PoV Narrador [General]
Pronto, todas las bestias cayeron. Ni una sola sobrevivió a los defensores del pueblo. Ese día a las 6 de la mañana, se creó una nueva leyenda, la leyenda de los 5 grandes héroes de Durbal.
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Terminé antes de lo planeado, gracias por leer. Lord Maxggs se despide.
Por cierto, compartan la historia y voten, eso me hace feliz y me motiva a seguir escribiendo.