Me cubrí los ojos ante la cálida y cegadora luz que entraba a través de la puerta que se abría lentamente.
Cuando mis ojos se adaptaron un poco a la luz pude ver un pasillo con unos escalones que subían, pero lo que vi al final me impactó, era el cielo.
Un cielo azul hermoso con algunas nubes.
Me apresure a subir lo más rápido que pude. Cuando salí me sentí como si hubiera vuelto a la vida.
Había una exuberante vegetación con unas cuantas ardillas y hongos por aquí y por alla.
Estaba en la cima de una montaña desde la que se tenia una vista hermosa. En el horizonte pude ver un enorme castillo, más alejado hacia la derecha pude ver una montaña de la que brotaba lava y una montaña dividida a la mitad, más a la izquierda pude ver una montaña nevada que se alzaba imponente en la distancia.
Cuando termine de admirar la vista vi a mi alrededor de manera un poco más detallada y noté a un anciano que estaba al pie de la montaña observandome.
Fui hacia el anciano mientras en el camino tomaba todo lo que me pareció que podía ser útil, y con eso me refiero a ramas viejas y algunas setas.
Cuando me acerqué el anciano me saludo amablemente.
''Hey, no es común ver gente por aquí" me dijo el anciano.
"¿Donde estoy" Le pregunté luego de saludarlo con un gesto de la mano
"Esto es la meseta de los albores. ¿Que hace un joven como tú en un sitio olvidado como este?"
"...No lo se" le respondí después de pensarlo un momento. Tenía la esperanza de que el anciano tenga alguna idea de que hacía aqui.
"Ho ho ho, no me esperaba esa respuesta" dijo el anciano bastante relajado.
"Estas en la meseta de los albores"
"Este sitio fue donde se construyeron los cimientos del reino de Hyrule".
"Ese de allá fue gran templo usado en ceremonias desde tiempos inmemoriales, aunque ahora no es más que una pila de escombros" Añadio el anciano mientras apuntaba hacia un antiguo templo en ruinas que aunque se veía extremadamente antiguo, aún que tenía algunas paredes en pie.
Luego de unas preguntas más me dispuse a irme cuando el me ofreció una antorcha para iluminar mi camino durante la noche y una manzana que había estado asando en su fogata, cosa que acepté gustosamente.
Mientras bajaba de la montaña me encontré con una criatura que no puedo definir como nada más que un monstruo. Era un cerdo rojo con forma humanoide y tenía un cuerno en la frente.
Instantáneamente me vio fue a atacarme con una ferocidad increíble.
Por algún motivo que desconozco no sentí miedo al verlo, al contrario, me sentí seguro de ganar. Fue como si alguna parte de mi ya sabía que le ganaría antes de yo siquiera decidir si iba a pelear o escapar.
Obviamente me decidí a pelear. Tome una de las ramas más robustas que conseguí y me puse en guardia.
Aunque no recordaba nada sucedido antes de despertar en esa habitación parecía que mi cuerpo recordaba que hacer.
'¿Tal vez yo era algún tipo de soldado o la máquina en la que desperté es la responsable de esto?' Pensé para mi mismo mientras observaba a la criatura acercarse.
La criatura me atacó usando una rama endeble. Me mantuve esquivando sus ataques hasta que vi una abertura en la inexistente guardia de la bestia.
Aproveche el momento atacando su nuca con toda la fuerza que pude.
El monstruo cayó inerte al suelo con un ruido sordo.
Pude ver que empezó a pudrirse a un ritmo visible, cosa que me hizo desviar la mirada del cadáver mientras continuaba mi camino.
'Así que existen criaturas como estas... espero que no sean muy comunes' pensé mientras continuaba mi camino hacia el templo.