Capítulo 1: El Comienzo
A veces me pregunto cómo comenzó todo. Siempre hay un inicio entre las cosas buenas y malas, pero la guerra es otra cosa. Sufrimiento, dolor... el comienzo del dolor y la pérdida. Pero esta guerra contra la SEA fue lo que dejó al mundo en un infierno. Ellos promovieron curas para enfermedades, donaciones y vacunas, pero todo fue un engaño. Era un virus destructor, lo llamamos Virus MOU. Este virus convertía a la gente en bestias, criaturas oscuras con poderes extraños, que destruían todo a su paso. Y los que no morían, los convertían en esclavos lavándoles el cerebro. Su líder los controlaba y su objetivo era someter a la raza humana.
Nosotros, la resistencia, luchábamos, pero ya no queda nadie. La mayoría murió o fue convertida en esas bestias. Mis amigos, tuve que presenciar cómo morían o se convertían en esos monstruos. Solo queda uno, el único que sobrevivió todo este tiempo. Lo utilicé para construir una máquina que me devolvería a mi yo de 18 años. La construí en la última base de la resistencia, donde encontré los planos hace años en una de las bases de la organización. Tenían esto, imagino que como un plan de contingencia. Por suerte, pude conseguirlo. Solo tengo una oportunidad antes de que lancen el virus, antes de que lancen su ejército. Pero me falta una pieza para la máquina, y está custodiada por la Bestia del Sufrimiento, una criatura infernal envuelta en llamas voraces. Su cuerpo está cubierto de escamas escarlatas que resplandecen con un fuego ardiente y destructivo. Posee una mandíbula infernal llena de afilados colmillos, capaz de destrozar cualquier material con facilidad.
La Bestia del Sufrimiento carece de ojos físicos, pero su percepción va más allá de la vista. Se guía por un olfato agudo, detectando el más mínimo rastro de presencia humana. Cada inhalación es acompañada por una exhalación de ácido corrosivo que derrite todo a su paso, dejando un rastro de destrucción a su paso.
Estas criaturas son la evolución de un monstruo también poderoso. Las criaturas de este mundo son capaces de evolucionar, y esta criatura es el mismísimo diablo encarnado.
Bien, allá voy por mis amigos caídos, por la gente que murió. No dejaré que la humanidad caiga
Shin, un joven de 22 años, de rostro serio y pensativo, se prepara para enfrentarse a cualquier situación. Tiene el cabello negro y una complexión delgada pero fuerte. En su rostro, lleva algunas cicatrices discretas que le dan un aspecto de determinación. Viste ropa negra, con una camisa y un chaleco de piel, que le proporcionan cierta protección adicional. Sus zapatos son tecnológicos, diseñados para brindarle agilidad y resistencia en cualquier terreno.
Shin suspira y observa la imponente base donde se encuentra la Bestia del Sufrimiento. Se trata de una base militar bastante grande, llena de soldados y vehículos. Shin se siente confiado al notar los vehículos Droukos, que utilizan la misma fuente de energía que sus armas y son más rápidos que los vehículos convencionales.
Con determinación, saca sus armas: granadas de humo, metralleta de luz y escopeta de luz. Su metralleta de luz es de color negro y posee un poder impresionante. Cuando está en modo amarillo, produce descargas para aturdir a los enemigos, mientras que en modo rojo, dispara rayos letales. Su escopeta de luz es de color rojo y tiene un alcance sorprendente. Shin puede cambiar entre los modos de aturdir y matar según la situación. Estas armas son superiores a las convencionales, ya que infligen un mayor daño y nunca se quedan sin munición. Sin embargo, ocasionalmente pueden sobrecalentarse, lo que requiere una espera de 2 horas para volver a funcionar correctamente. Afortunadamente, se necesitaría una cantidad considerable de disparos para llegar a ese punto. Además, Shin cuenta con mini granadas de plasma, diminutas pero explosivas. Estas granadas, del tamaño de una pequeña piedra, se adhieren a las superficies y se activan mediante un pequeño control remoto similar a un C4, generando una distracción perfecta y por último una bomba de humo de luz está hace muchas más humo y es perfecto para escapar.
Con determinación en su rostro, Shin se pone una máscara especial que le permite cambiar su apariencia para adaptarse a cada situación y ocultar su identidad. La máscara ha sido creada por él mismo con la ayuda de Drou, y tiene la capacidad de mostrar a los demás lo que desean ver, convirtiéndose en un disfraz perfecto para sus misiones de infiltración
El lugar, una imponente base militar, se presenta ante los ojos de Shin. Las emociones de tensión y determinación lo invaden mientras se adentra sigilosamente hacia la flota de soldados que custodian la entrada. Camina con cautela hacia la puerta robótica, consciente de que está siendo analizado para obtener acceso al interior de la base.
Pensamientos de Shin: "Por favor, que funcione. Necesito entrar."
Un sonido de error rojo interrumpe la situación, captando la atención de un soldado general que se acerca para investigar. El soldado se dirige a Shin, solicitando su identificación.
Soldado: "Identifícate."
Shin: "Código 065, soy un soldado nuevo recluta, señor."
Soldado: "Si es así, dame tu tarjeta de identificación."
Shin: "Sí, señor."
Shin entrega su tarjeta de identificación, ansioso por ver si el dispositivo de identificación lo considera uno de ellos o no.
Pensamientos de Shin: "Tiene que funcionar. GL y yo nos esforzamos mucho para que funcione."
La luz del dispositivo se pone en verde, indicando que la identificación ha sido aceptada.
Soldado: "Parece que todo está en orden. Puedes pasar. En serio, ¿quién envía a novatos a esta base? Me pregunto qué piensa el gran líder."
Shin nerviosamente se ríe y fuerza una sonrisa.
Shin: "No lo sé, señor. Supongo que es para ayudar más."
Soldado: "Bien, cumple con tu misión, soldado. Conoce bien el lugar y no te acerques a la puerta de allí."
El soldado señala una pequeña casa y luego indica el lugar donde se encuentra el elevador al que Shin debe dirigirse.
Soldado: "Allí está la Bestia del Sufrimiento y los nuevos experimentos. Si no quieres morir, cuida la base y no te acerques."
Shin: "Sí, señor."
Shin camina por la base, observando los vehículos y colocando estratégicamente las pequeñas bombas cerca de ellos. Luego se dirige hacia la pequeña casa donde varios guardias lo abordan en la puerta y le piden que se identifique.
Soldado: "Identifícate."
Shin: "Soy el soldado 065."
Soldado: "Eres nuevo, nunca te había visto."
Shin: "No, llevo tiempo en esto. El líder me envió a revisar todo dentro."
Soldado: "Wow, el líder. Ese lugar es peligroso, también hay nuevos experimentos. No me ha reportado nada, tengo que revisar esto."
Pensamientos de Shin: "Rayos, tengo que convencerlo de que no lo haga."
Shin: "Claro, hazlo, pero no me culpes de lo que pase después."
El soldado lo mira confundido.
Soldado: "¿Qué quieres decir?"
Shin: "Que ahora me estás haciendo perder tiempo, y el líder podría enojarse porque no le mandé el informe a tiempo . Y todo sería por tu culpa. Bueno, no seré yo quien te transforme en un nuevo experimento."
Shin sonríe macabramente, haciendo palidecer al soldado de miedo.
Soldado: "Pasa, pasa pasa pero no le digas a líder de esto porfavor
Sonrío con satisfacción
Shin:claro no te preocupes solo no estorbes
Me abren la puerta y entro por un pasillo oscuro que me lleva hasta un ascensor imponente. Su tamaño es considerablemente grande, lo cual me hace suponer que se utiliza para transportar criaturas aún más peligrosas. Presiono el último botón disponible y el ascensor comienza a descender lentamente.
Pensamientos de Shin: He llegado muy lejos. Cada segundo que pasa, siento que puedo lograrlo. Pero el verdadero problema se encuentra en el interior.
Finalmente, las puertas del ascensor se abren, revelando una serie de prisiones repletas de monstruos, cada uno con un único objetivo: matar. Observo a los lobos rojos, cuya piel es de un tono rojo intenso. Son capaces de volverse invisibles y poseen afilados dientes. Los insectos Brid, de gran tamaño y color azul, tienen la habilidad de marear a sus presas con una picadura. También están los murciélagos Guar, de pelaje blanco y ojos rojos, capaces de lanzar ácido a sus enemigos. Todos gruñen amenazadoramente al percibir mi presencia.
Camino con extrema cautela, evitando hacer ruido, hasta llegar a una puerta con un lector de huellas dactilares. Por suerte, antes de morir, un viejo amigo me había dado un dispositivo capaz de hackear cualquier cerradura electrónica. El dispositivo es pequeño y presiono el botón correspondiente. Analiza rápidamente la cerradura y genera una réplica de la huella necesaria para abrir la puerta. La luz del lector cambia a verde sin problemas.
Entro en lo que parece ser una enorme cueva. Justo frente a mí, la Bestia del Sufrimiento duerme plácidamente. A cierta distancia, en un pedestal, se encuentra el cristal que necesito.
Pensamientos de Shin: Debo tener cuidado. Si algo despierta a estas bestias, estaré en serios problemas.
Utilizando mi sigilosa destreza y vistiendo ropa que me ayuda a mezclarme en las sombras, avanzo lentamente con temor. Aunque el miedo se apodera de mí, ya es demasiado tarde para dar marcha atrás. Esquivo con cuidado los huesos humanos esparcidos por el suelo, lo cual me enfurece profundamente.
Pensamientos de Shin: Maldición, ¿cuántos fueron lanzados aquí para servir de alimento a esta bestia?
Continúo avanzando, con paso decidido, esquivando los restos mortales que encuentro en mi camino. Me acerco cada vez más al pedestal donde se encuentra el cristal que tanto anhelo
Continúo caminando hacia el pedestal con la seguridad de que no hay peligro a mi alrededor y logro agarrar el cristal
Pensamientos de shin: perfecto fue fácil
Sin embargo, en ese preciso instante, una alarma estridente rompe el silencio, llenando el lugar de tensión y anticipación.
Shin: ¡Maldición!
La bestia del sufrimiento se despierta de su letargo y sus ojos rojos, llenos de malicia, se clavan en mí. Sus fauces se abren de par en par, revelando filas interminables de afilados colmillos. Sin perder un segundo, comienza a cargar hacia mí con una velocidad sorprendente.
Shin: ¡Maldición! ¡No esperaba que fuera tan rápido!
Corro tan rápido como puedo, esquivando sus embistes mientras desato una ráfaga de disparos de mi metralleta de luz. Sin embargo, los proyectiles simplemente se rebotan en su piel gruesa, sin causarle el menor daño.
Asutado y enojado no puedo evitar decir
Shin: ¡Esto no puede ser! ¿Cómo puedo detener a esta bestia?
La criatura lanza una lluvia de ácido hacia mí, y en un instante de reflejos, me lanza hacia un lado para evitar ser alcanzado. El ácido quema el suelo a mi alrededor, creando nubes de humo tóxico.
Shin: ¡Mierda! Esto se está poniendo cada vez peor.
Decido cambiar de estrategia y tomo mi metralleta luz, esperando que pueda aturdir a la bestia lo suficiente para darme una oportunidad de escapar s. Disparo a corta distancia, impactando directamente en su pecho. La bestia retrocede momentáneamente, pero rápidamente se recupera y carga hacia mí una vez más.
En un intento desesperado por esquivar su ataque, me muevo con dificultad, pero la bestia bestia logra arañarme con sus garras afiladas. El dolor se extiende por todo mi cuerpo, y caigo al suelo con un gemido de dolor.
Shin: ¡Argh! Esto duele como el infierno...
La bestia se abalanza sobre mí, agarrándome con sus mandíbulas poderosas y aprisionándome contra el suelo. Siento cómo mi cuerpo se vuelve rígido, mi respiración se dificulta y mi visión comienza a nublarse.
Shin: Lo siento... Drou, Dark, Serafín, Nora... No pude cumplir nuestra promesa.
En medio de la intensidad de la batalla, mi mente regresa a un momento de paz y confianza junto a una joven mujer. Ella tenía unos 20 años, su cabello era de un hermoso tono rosa que resaltaba su figura increíblemente delgada. Vestía una camisa que le daba un aire desenfadado pero a la vez elegante.
Joven: Shin, ¿crees que ganaremos esta guerra? Sé sincero, ya he perdido a tantas personas con esto y cada segundo que pasa parece que no hay fin.
Su voz resonaba con un dejo de desesperanza, reflejando el peso de las pérdidas que habíamos sufrido.
Shin: Sí, creo que lo lograremos. Yo también tengo miedo. Cada día enfrento la posibilidad de que pueda ser mi final. Pero no permitiré que el enemigo gane. Han torturado, he perdido familia y amigos, y no permitiré que sigan causando más muerte y destrucción. Lucharé hasta el último aliento.
La joven me miró con ternura y una sonrisa iluminó su rostro.
Joven: Shin, prométeme algo. Si algo me sucede o si ves que no hay esperanza, por favor, no te rindas. Tú serás el próximo líder si algo me pasa y tendrás que ser fuerte.
Shin: Estás loca si crees que permitiré que te suceda algo. Eres mi amiga y prometo protegerte siempre.
La joven se sonrojó ligeramente y soltó una risa suave.
Joven: No hagas promesas tan arriesgadas, Shin. La gente podría malinterpretarlo, especialmente una joven dama como yo. Pero espero sinceramente que cumplas tu promesa.
(Final del flashback)
Le he fallado una vez, no lo volveré a hacer. Me lo prometí con ardor en cada rincón de mi cuerpo, sintiendo las quemaduras que me recorren. Con la última fuerza que me queda, saco la escopeta roja y le disparo, mandándolo volando hacia atrás con dificultad.
Shin: Tanto te gusta el fuego, ¿eh? Traga esto, maldito.
En un rápido movimiento, saco la fuente de energía de mi metralleta de luz, un pequeño cristal. Lo agito y lo lanzo hacia la bestia mientras corro hacia la puerta. Una pequeña explosión se produce a mis espaldas mientras cierro la puerta. Escucho cómo intenta destruirla, pero es inútil. La puerta está hecha del mejor cristal del mundo. No puedo evitar reírme.
Shin: ¡Jajaja! Tómala, hijo de perra. No seré tu almuerzo, idiota.
De repente, escucho gruñidos detrás de mí. Los insectos, los lobos y los murciélagos están siendo liberados.
Shin: Mierda.
Sin perder tiempo, saco mi escopeta y empiezo a disparar frenéticamente. Esquivo a uno de los lobos, pero otro logra morderme.
Shin: ¡Hijo de...!
Lo golpeo y le disparo, derribándolo. La mosca gigante logra picarme, sintiendo cómo mi cabeza se vuelve mareada. Disparo hacia ella, pero son demasiados enemigos. Intento esquivar a los murciélagos que lanzan ácido hacia mí.
Shin: ¡A la mierda! Solo me queda esto.
Lanzo mi bomba de humo y corro hacia el ascensor. Quitando el cristal de mi escopeta, la fuente de energía, hago lo mismo y la lanzo sin siquiera voltear a ver. Una explosión me manda volando hacia las paredes del ascensor. Siento dolor en cada rincón de mi cuerpo, estoy ensangrentado y sucio.
Trato de levantarme lentamente, sintiendo el peso de mis heridas, y me acerco al ascensor. Oprimiendo el botón con dificultad y precisión, selecciono el primer piso. Mientras el ascensor asciende, aprovecho para presionar el botón de las bombas que llevaba conmigo. Esto servirá como la distracción que necesito.
Finalmente, salgo del ascensor y camino hacia la puerta. En el exterior, veo a los soldados corriendo, buscando el peligro y tratando de mantener la situación bajo control. Me dirijo hacia uno de los vehículos que se encuentran estacionados. Estos vehículos funcionan con tarjetas de acceso, y la que tengo en mi posesión debería funcionar. Me subo rápidamente.
Pensamientos de Shin: Arranca, por favor.
El vehículo arranca al instante y acelero, rompiendo la valla mientras me dirijo hacia el edificio donde se encuentra la máquina que debo alcanzar. En el camino, el paisaje pasa rápidamente ante mis ojos, y siento la adrenalina correr por mis venas.
Pasados 30 minutos, finalmente llego al edificio. Entro con determinación y ahí está, la máquina. Es imponente, de un color azul brillante. Este edificio solía pertenecer a una gran compañía que se dedicaba a los avances tecnológicos.
Mi visión se vuelve borrosa debido a las heridas y el agotamiento, pero continúo arrastrándome, moviéndome con la determinación de completar mi misión. Finalmente, llego hasta la máquina, sintiendo una mezcla de alivio
Shin: He llegado... GL, ayúdame a llegar a la máquina.
Un robot en el laboratorio me responde y se sorprende al verme en ese estado. Pequeño, de 1.20 metros de altura y de color blanco, tenía una cabeza cuadrada y un cuerpo compacto. Era la mejor inteligencia artificial, capaz incluso de sentir emociones.
GL: Señor, ¿está bien? ¿Qué le sucedió?
Shin: Sí, GL, estoy bien. Tengo la pieza final. Activa la máquina, por favor.
GL: Señor, aún no hemos analizado por completo la máquina. Además, deberíamos atender sus heridas primero.
Shin: No, GL. Es ahora o nunca. No sabemos cuánto tiempo tenemos antes de que nos encuentren. Sé que te preocupas, pero por favor...
GL parece dudoso, pero finalmente cede.
Con la visión borrosa, me apoyo en GL mientras avanzamos hacia la máquina que he estado construyendo durante tanto tiempo. Siento que el tiempo se agota, pero debo resistir un poco más. Coloco la pieza final en su lugar y la máquina se ilumina con una luz dorada, mientras todas las computadoras vuelven a funcionar.
GL: La máquina parece funcionar perfectamente. Le está suministrando suficiente energía. ¿Cuánto tiempo regresará al pasado, señor, si esto funciona?
Shin: Tres meses antes del ataque, será suficiente para detener a la SEA. Con la ayuda de tu creador, crearemos una cura para evitar todo esto.
GL: Espero que pueda salvar a mi creador, señor. No deseo que muera trágicamente nuevamente.
GL parece triste al recordar a su creador. Me arrodillo con dificultad, pongo mi mano sobre su cabeza robótica y lo acaricio.
Shin: Te prometo que no le pasará nada, GL. Haré que vuelvas a ser creado para que veas cómo era el mundo antes de todo esto, para que conozcas a mis amigos y todo lo demás.
GL parece feliz por esta promesa.
GL: Estaré encantado, señor.
Shin: Cuídate, viejo amigo. Espero volver a verte de nuevo.
Me levanto y me dirijo hacia la máquina. Solo debo agregar unos comandos más y ponerme el casco...
Pero de repente, suena una explosión en la puerta. Me sorprendo y me llena un enorme miedo.
Shin: No, no, no. Esto no puede estar pasando.
Varios soldados entran junto con lobos rojos y otras bestias. Entre todos los soldados, hay una mujer hermosa, pero sus ojos rojos reflejan pura maldad. Viste un uniforme verde y lleva una sonrisa sádica. Es la doctora Briyi, una de las fundadoras de la SEA, que se ha convertido en líder para acabar conmigo y con toda la resistencia. Estoy rodeado.
GL: Oh no...
Briyi camina lentamente hacia mí, con una sonrisa sádica en su rostro.
Briyi: Vaya, vaya... tenemos aquí a Shin, el líder de la resistencia. El jefe estará encantado de saber que la resistencia murió con su líder
aunque aún tienes opciones. ¿Qué dices, Shin?
Shin: ¿Qué quieres decir con eso?
Me siento confundido, tratando de entender las intenciones de Briyi.
Ella sonríe satisfecha.
Briyi: El líder se sorprendió al saber que fuiste capaz de escapar de la Bestia del Sufrimiento, algo casi imposible, y de destruir a nuestros experimentos más recientes. Por eso me ordenó darte tres opciones. La primera es unirte a nosotros, abandonar tu intento de ser un héroe y poner tus habilidades al servicio de la SEA.
Siento crecer mi frustración y confusión.
Shin: ¿Mis habilidades para qué? Si ya han sometido a la raza humana, ¿por qué demonios me necesitarían?
Briyi estalla en risas sádicas, aunque su expresión también muestra cierto enojo.
Briyi: En serio, sabes, odio que me interrumpan. Pero contestando a tu pregunta, aún no entiendes quiénes somos. Hay más de lo que tu pequeña mente puede comprender.
La confusión en mi interior aumenta.
Shin: ¿De qué estás hablando? No entiendo.
Briyi sonríe con su risa sádica característica.
Briyi: Te lo dira personalmente. El Líder tiene mucha curiosidad por conocerte, Shin. Pero dejemos eso de lado por ahora. La segunda opción es que te capturemos y te sometamos a torturas hasta que pierdas la cordura o te conviertas en una bestia. La verdad, espero que elijas la opción dos, jajaja. Y la tercera... que mueras. Ahora dime, líder de la resistencia, ¿qué harás?
Shin: Una última pregunta, ¿cómo me encontraron?
Briyi: Fácil. El depósito maestro tiene un dispositivo de rastreo. ¿Crees que dejaríamos algo tan valioso sin algún plan de contingencia? Estás perdiendo mucha sangre, no hay esperanza. La humanidad ha sido sometida. Ríndete y elige ahora.
Pensamiento de Shin: Maldición, estoy rodeado. No hay otra opción. Le prometí a Nora que sobreviviría, sin importar qué. No moriré hoy.
Sonrío y volteo a ver a GL, quien espera ansiosamente mi respuesta. Le sonrío y él comprende lo que haré.
Shin: Prefiero la opción 4: salvar el mundo. ¡GL, ahora!
GL: DEFENSAS ACTIVADAS.
Las torretas de luz se activan y comienzan a disparar contra los invasores, mientras se lanzan bombas de humo para crear una distracción.
Soldado: ¿Qué diablos está haciendo? Disparen
Aprovechando ese momento de confusión, me apresuro hacia la máquina, protegiéndome de los disparos que los soldados lanzan en mi dirección.
Enojada, Briyi grita: ¡Manténganlo! No permitan que escape.
Coloco el casco y comienzo a escribir rápidamente los últimos comandos en la máquina. Solo falta presionar el botón.
Pero justamen en ese momento suena un disparo de una pistola de luz Briyi de alguna forma llegó hasta mí y me disparó en el pecho. Siento que toda mi energía se desvanece y caigo al suelo, apenas puedo mantener los ojos abiertos mientras la oscuridad me envuelve.
En medio de la oscuridad, alcanzo a ver a Briyi acercándose a mí y presionando su pie sobre mi herida. Grito de dolor, pero no puedo rendirme.
Briyi sonríe satisfecha: Debiste aceptar la opción uno. Bueno, al menos te haré sufrir en tus últimos momentos de vida. ¡Aprieto los dientes con fuerza, pero logro vislumbrar algo que me hace sonreir, a pesar del dolor y la debilidad que siento.
Briyi parece confundida y molesta al ver mi sonrisa.
Briyi: ¿Por qué sonríes, maldito? Has perdido, no te queda nada. La humanidad pereció.
Con dificultad, hablo con determinacion.
Shin: Cometista dos errores. Primero, no me quites el casco. Y segundo, subestimaste a mi amigo robot.
Briyi se pone pálida y asustada, voltea para ver al robot, pero es demasiado tarde. El robot presiona un botón y una explosión se produce, lanzando a Briyi hacia atrás y dejándola gravemente herida.
Briyi: ¡Nooo! Maldito, aún así no lograrás...
No alcanza a terminar su frase. La escucho gritar mientras todo a mi alrededor se vuelve oscuro. De repente, todo comienza a iluminarse y la sala se llena de una luz intensa.
GUERRA ENTRE EL TIEMPO