Después de un par de horas, la fiesta de luces, uno de los eventos más esperados de la ciudad, había iniciado en una gran plaza con miles de luces coloridas que alumbran los diferentes caminos de comida, campos de césped y el mítico juego de agua que lo hacía ver como fuego.
Cerca a esta, en uno de los tantos comedores, Theo se encontraba sentado, llevaba una mochila, vestido con ropa negra y sombrero de lana tejida sobre su melena roja por obligación de Corni para no ser vistos. Poco le importaba todas esas tontas reglas de la castaña, su fastidio era especialmente por la recién llegada de los gemelos y la tardanza de Kayle.
Al igual que él, ambos hermanos hicieron lo imposible para no llamar la atención, con un plato de alitas de pollo, la mitad comida en manos de Arthur y una lata de gaseosa en manos de Andrew.
— ¿qué hacen? no venimos a la feria para comer — dictó Theo amargado con sus brazos cruzados y cejas curvas.
— ¿No pueden ser cuidadosos? ¿Y si Corni los vió? Saben lo molesta que puede ser — murmuró él, mientras desde atrás kayle llegaba con una pequeña bolsa de una cafetería cercana — por lo menos avisa que llegarás tarde, ni siquiera te conocemos.
— llegue a tiempo — argumento enseguida la joven con una coleta y ropa negra — Solo hablaba con Oliver.
— ¿Cómo sabes el nombre de mi hacker? — detuvo el gemelo mayor.
— nos volvimos amigos — bromeó con una sonrisa la joven.
— Bueno — soltó Theo un poco confundido y regresó a los gemelos — ¿ya vieron el lugar? No encontré nada raro.
— busquemos una mujer — interrumpió Arthur, sorprendiendo al chico — ¿no les dije? Ese dia de la pancarta.
— bien, entonces busquen a una mujer — raspó y llevó adelante su mochila sacando cuatro walkie talkie.
— ¿Volviste a ver al detective Conan? — preguntó Arthur.
— Tal vez, pero estos nos ayudaran — respondió el pelirrojo más emocionado de lo que debería — Tenemos cuatro sectores, uno cada uno, Paloma va a avisarnos solo no apaguen su celular.
— y tengan cuidado de que alguien los vea — agregó Kayle al acomodar su casaca hasta el cuello.
— eso dilo por ti — recrimino Theo al acomodar su sombrero y levantarse.
— solo dijo que estamos en desventaja, no conocemos nada del fantasma — explicó la ojiverde para luego levantarse, mientras los gemelos terminaban sus alitas — recuerden que puso un pancarta, así que es posible que estemos rodeados de personas contratadas para atacarnos o solo asustarnos.
Después de eso, fue vista por unos segundos. Cada uno con una mirada engreída que decía "eres tú quien da miedo".
Como respuesta la chica sonrió falsamente para luego alejarse de la mesa, dejando a los chicos que personalmente intercambiaron miradas y se dividieron, aunque claro, cuando los gemelos se alejaron de la mirada de otros dos, formaron un grupo de dos. Solo había pasado un par de minutos, Theo había alcanzado a ver al grupo de Corni, entusiasta con la fiesta tuvo suerte de no ser visto.
Él caminaba seguro, a veces su mirada se posaba sobre las personas, comida, y los regalos que vendían algunos. Sin embargo, no hizo caso, necesitaba concentrarse, de hecho, por varios minutos lo logró, hasta un par de ojos negros se interpusieron en su camino. Era de parte de un muñeco de trapo, colgado en uno de los puestos de artesanía, aunque parecia un juguete común, lo que mas llamo su atención fueron los cabellos de color rojo y traje de marinero.
Lo vio por un largo tiempo, como si estuviera admirando el muñeco, pero no era así. Tenía miedo, en cualquier momento podría palidecer por los recuerdos de su infancia. Esos donde en verdad se sentía como un muñeco de trapo.
Por un segundo creyó que desde niño ya vivía dentro de un hoyo, tal como el mensaje de ese día decía.
Fue entonces que siguió su camino, frotó sus pómulos, barbilla y luego rascó su cuello terminando a lado de un basurero. Respiraba con fuerza, como si estuviera botando su angustia, pero fue entonces que un par de risas llamaron su atención, las reconocía. Petulantes, salvajes y en busca de atención, eran los gemelos hablando con un grupo de chicas, parecían más grandes que ellos.
— hipócritas — susurro pero fue notices que el zumbido de su celular lo obligó a voltear.
"El fantasma está a dos puestos de ti" leyó de parte del hacker "paloma" solo basto eso para que empezara a caminar más rápido. Sin hacer caso a la fila de personas en espera del baño o a la pileta que miles veían embalsamados, como moscas.
Theo no lo vio, pero Anna estaba junto a Jhonatan sentados justo a un lado de la fila, a la espera de algo. A la espera que sus dos amigos Sofia y jack terminen de besarse. Los dos jóvenes se encontraban lo suficiente como dos, uno al lado del otro cuando el zumbido del celular de la chica los separó. Lo leyó en segundos, su sonrojo y ojos románticos cambiaron a una grave expresión llena de miedo, su respiración se volvió pesada, su piel se palideció y sus ojos parecían estar a punto de saltar de su cuerpo.
En cambio, Jack no esperó al ver el estado de la joven, tomó el celular de Sofía y lo guardó sacándola del trance.
— Vámonos, nadie lo sabrá. No te preocupes — susurro mientras empujaba suavemente la espalda de Sofía. Sin embargo, ella lo detuvo — Sofía, escucha.
— no, alguien lo sabe — logro decir entre balbuceos y un temblor en sus dedos — Anna, ella está en contra de esto.
No tardó en trotar en busca de su amiga, seguida de Jack terminó frente a Anna, tomó su brazo y jalo.
— oye, ¿qué te pasa?! — gritó la muchacha enfadada frente a la profunda amargura y miedo de Sofía.
— Jack, ve con Corni y Luis — ordenó la chica y empezó a forcejear con Anna fuera de los dos chicos.
— suéltame, ¿que tienes? — exclamó Anna, logrando zafarse del agarre. Fue entonces que su amiga suspiró y bajó la cabeza — no puedes tratar así a las personas. ¿Qué pasó ahora? ¿Jack y tú pelearon? ¿Al fin se enamoró de verdad de corni y estás celosa?
— ¿Le dijiste a alguien lo que hacíamos Jack y yo? — pregunta después de dar un par de giros.
Anna negó.
— yo les dije desde un inicio, ustedes deben resolverlo. Corni no merece ser engañada, ¿por qué no aprovechas este momento para confesarlo? Recuerda lo poderosa que es su familia — pidió, con una expresión sincera. No quería ver mas engaños entre sus amigos, quería escuchar a su mejor amiga asentir pero ella volteo a otro lado — ¡Sofía!
— ¿Quieres que la linda feria que su enamorado la invitó se destruya? — escupió enojada para luego tomar sus manos — anna, piensa. Corni no es nuestra amiga, ¿qué importa sí le pedimos favores?
Anna balbuceo, si bien consideraba a Sofía su mejor amiga no podía dejar de lado a Corni, quien la salvó de varios malos momentos, ninguno con dinero, todos como su amiga. Por segundos reprimió su deseo de gritar la verdad, pero se contuvo, jadeo resignada y regresó a su amiga, con una incrédula sonrisa.
— tengo que ir al baño — susurro al zafarse del agarre en un brusco movimiento y caminó en dirección a las largas filas de adolescentes.
Sofía pensó, tal vez lo mejor era ir con ella pero era un tema delicado que culpaba a Corni y que molestaba a su amiga. Ir tras ella, solo las llevaría a más problemas. Lo dudo mucho pero terminó por caminar lentamente, para protegerla. Sin embargo, Anna estaba muy lejos.
Su tambaleo a las justas se notaba mientras su cabeza ladeaba de un lado a otro, como si estuviera dentro de su propio mundo hasta que se chocó con la espalda de alguien. Estaba dispuesta a seguir su camino, pero aquella persona la detuvo con su mano en el hombro de vestimenta llamativa, entregó una foto, eran sofia y jack en un apasionado beso y luego, ofreció un cuchillo.
Instintivamente tomó ambos objetos, al mismo tiempo que Anna al fin alzó la mirada, parecía un hombre de cuarenta con un falso tinte rubio, maquillado excéntricamente y una hermosa peluca brillosa, lo intentó verlo pero las toneladas de maquillaje no la dejaron. Fue entonces que el hombre corrió lejos de ella.
Se sentía dentro de un péndulo, colgada por un hilo empezó a caminar en dirección al juego de agua.