Chapter 3 - AD PROBATIONEM

Otro día comenzaba y me habría despertado de forma tranquila, levantando mi torso de la cama bostecé y comencé a mover los brazos. Al estirarme, me levanté de la cama y salí del cuarto, pasando mis brazos por detrás de mi espalda, termine y fui en dirección al baño. Era pequeño pero lo suficientemente grande para darme un baño con comodidad. El agua cayó por mi cuerpo empapando mi cabello, al terminar volví a mi cuarto y me vestí con el uniforme.

Caminando por los pasillos del templo en unos pisos más abajo, entre en una habitación cubierta por dos grandes puertas de madera. Viendo el interior quedé maravillado al ver una gran y gigantesca biblioteca repleta de libros de gran tamaño.

Paseando por entre los pasillos, tome varios libros y fui a una mesa y al sentarme me dediqué a leer durante varias horas, cuando termine en mi mente ya habría un conocimiento bastante extenso sobre los dragones. Funcional para todos los aspectos posibles, solo que también estaría la práctica, analizando detalladamente un dibujo de la cabeza de un dragón clasificado stoker, un dragón con capacidades de combustión impresionantes de una piel muy gruesa y capaz de prenderse fuego a sí mismo como medio de defensa o ataque, con una estructura de 6 metros de alto y 5 de largo, algo impresionante.

También habría otro que era clasificado en cisternina, uno acuático, parecido a una serpiente marina que lograba alcanzar unos 19 metros de largo, sumamente rápida en su entorno capaz de disparar chorros de agua a alta presión, capaz de matar a un caballero con armadura y todo de un disparo muy bien proporcionado. Él mata novatos como muchos le dicen, caballeros experimentados dicen que es el que más vidas cobra.

Dejando de leer puse atención a un altavoz y comenzó a sonar por todo el lugar.

—Aspirantes, en unas horas se iniciará la primera prueba, repito en unas horas iniciará la primera prueba —terminó y se desactivó—.

Con eso me fui, al salir de la biblioteca subí al primer piso y fui directamente al salón de ayer, al entrar vi que estaba vacío, y me fui a sentar con tranquilidad, poniendo mi cabeza en la mesa, me quede ahí, de la nada alguien se sentó a mi lado y escuche como puso algo frente mía. Abriendo los ojos y levantando la cabeza vi una bandeja llena de carne y vegetales, confuso giré a mi lado, un caballero estaba ahí, su armadura negra contrastaba, con su cabello naranja junto a su piel blanca.

—Felicidades, fuiste el primero en llegar, por tu puntualidad tienes el derecho a comer mayor proteína que los demás —aclaró para concentrarse en su propia bandeja—.

(…)

—Sabes es raro, nunca conocí a mis padres, lo que sabía de ellos era nulo, aun así los estoy conociendo, ellos estuvieron en este mismo templo, se enamoraron y yo nací, pero aun si desaparecieron —aclaró recostado en la mesa junto al caballero—.

—Lo comprendo soy padre, los caballeros nos exponemos a cosas muy peligrosas, el abandonar a veces a nuestros hijos es lo mejor para ellos en algunos casos, no tendrán que saber que moriremos o seremos devorados vivos —aclaro al lado del muchacho—.

Ambos ya llevábamos hablando un rato y entonces caímos en ese tema, y resultó que era padre y que su hija también estaba aquí. Pero los demás comenzaron a llegar y de la nada fuimos llevados a una habitación, muy grande.

De la nada luz se fue. El miedo era evidente en muchos y yo estaba incluido, de la nada hubo una luz roja, que apenas y nos dejaban diferenciarnos y se comenzó a escuchar un rugido en múltiples direcciones, muchos comenzaron a gritar y con eso los rugidos se intensificaron.

" Un dragón no más, calma, recuerda que ellos se alimentan del… Miedo

—TODOS CÁLLENSE Y GUARDEN LA CALMA NO LOS PROVOQUEN A QUE LOS DEVOREN DE UN MORDISCO —grito, y corrió entre la oscuridad como poca luz y encontró en el suelo una piedra para tomarla y arrojarla al origen de un rugido—.

De inmediato escuché el pequeño rugido de dolor producido por el golpe de la piedra, con esa acción muchos tomaron la iniciativa para tomar barras y piedras para comenzar a atacar, constantemente los rugidos de dolor se escuchaban y el miedo había desaparecido de muchos y ahora era una clara rabia, durante varios minutos continuaron atacando hasta que se quedaron sin nada que poder lanzar o con que golpear, pero su suerte mejoró, ya que abría más luz, pero el problema es que los dragones atacaban con más brutalidad a cada persona que tuvieran cerca.

Pero entre todo el caos divisé algo o alguien, una chica de cabello igual al de ese caballero, que se encontraba peleando contra los dragones golpeándolos con tal brutalidad y salvajismo como aquellos guerreros de hace siglos eran conocidos como berserkers, pateando los y golpeándolos la veía, pero notando algo salí corriendo contra suya, empujándola salte sobre un dragón que la iba a atacar y rodando por el suelo termine bajo el dragón.

Luchando para evitar morir, usando mis brazos para cubrirme mientras recibía arañazos y mordiscos hasta que ella pateó al dragón, alejándolo de mí, y siendo levantado vi como el mismo dragón se acercaba hasta que lo patee en la cara haciendo que retrocediera.

—gracias y ¿Quién eres? —preguntó, pateando aún dragón en el hocico—.

—No es el momento indicado, a sí que mejor cállate y continúa peleando —se quejó, pero salto sobre él salvándolo.

Por la caída cerré mis ojos y al abrir los nuevamente, me sonrojé, su casi delgado cuerpo presionado contra el mío, antes de decir algo las luces fueron encendidas, y un pequeño grupo de caballeros entraron y acabaron con los dragones, al estar a salvo suspiro, y ella se levantó y al verme a la cara me golpeó con su codo en la cara, rodando por el suelo con la nariz roto me queje sobre el dolor.

Levantándome bajé la cabeza, la sangre caía y caía de mi nariz rota hasta que el caballero de armadura negra de manera repentina presionó un pañuelo contra mi nariz.

—que le sucede —pregunte adolorido—.

—Las mujeres son confusas y gracias. —Agradecí aun sosteniendo el pañuelo contra su nariz rota—.

—De nada, ¿creó?, bueno, gracias —con eso vi como asentía y tomando el pañuelo me fui del lugar en silencio—.

Largándome de ahí camine por un pasillo y llegando al elevador presione el botón, viendo las puertas cerrarse, y me apoye con una de las paredes del cuadrado metálico, reposando en silencio suene mi nariz, los mocos y la sangre volaron al pañuelo y salpicó un poco la pared que tenía aún lado, viendo las puertas abrirse salí del elevador y camine en dirección a mi cuarto.

Sentado en la cama de mi habitación, veía a la nada, no habría nada hasta que bostece, quitándome el uniforme, me recosté, arropado por la manta, cerré mis ojos para quedar profundamente dormido, bajo el silencio abrumador de mi habitación que solo era opacado por mi incesante respiración.

Desperté de un salto, mi corazón latía a toda velocidad y sudaba como si hubiera corrido un maratón. En mi mirada se distinguía la confusión acompañada por un profundo miedo a la indiferencia, una pesadilla fue la causante de mi condición. Decidiendo tomar un poco de aire, salí de mi cuerpo, y fui en dirección al ascensor, al llegar entre y presioné el último botón que me llevaría a lo más arriba del templo. Unos cuantos segundos pasaron y empecé a subir, no me habría cambiado y ni siquiera me puse algo, por ende estaba descalzo. Cruzando mis brazos muy bien vendados, espere. Mis pensamientos eran un caos respecto a aquella pesadilla que tuve, aun así note cuando llegué a mi destino cuando las puertas del elevador se abrieron y me golpeó una ventisca fría.

Con el dar un paso fuera, sentía una descarga eléctrica pasar por mi espalda, por el tacto de mis pies desnudos en el piso, pero aun así tuve una muy bella vista, la luna ocultándose en el horizonte. El templo era claramente una construcción demasiado grande que ocupaba una gran porción de terreno subterráneo, y con unos 20 metros de alto daba vistas hermosas. Mis manos en la barandilla de metal de la azotea del templo, y mi mirada al frente, respirando de forma tranquila, llenaba mis pulmones de aire. El viento golpeaba mi cara en abundancia.

—Esperaba encontrarme a quien fuera, pero nunca a ti ¿Qué sucede para que pueda verte por ¿aquí? —Hablo con calma acercándose desde atrás—.

Girándome, la vi. Era la misma chica de la prueba, su cabello ondeaba por el aire, estaba igual que yo descalzo y vendado.

—Eres tú, ¿necesitas algo?

—No estoy, bien… Parece que los dos no podemos dormir ¿eh? —preguntó aún lado viendo a la misma dirección—.

Con aquello desistí a responder, sintiendo una picazón en la nariz, recordé el golpe que me dio, volviendo la mirada al horizonte, ambos disfrutamos por igual del viento como frío que habría.

—Lamento lo que le hice a tu nariz hoy, estaba un poco alterada y respondí de aquella manera y gracias me salvaste el trasero… Soy Caila por cierto, mucho gusto —volteo su cabeza y extendí su mano—.

No tome un segundo en pensar lo y estrechar la mano con ella.

—Soy Ward.

Así nos separamos y volvimos la mirada al horizonte, después de 2 minutos en silencio la luna ya se habría ocultado, el sol salía desde atrás, notando como Caila se daba vuelta para irse suspire.

—Ah por cierto…

Con aquella pausa me confundí. Girándome la vi y me golpeó de la nada el hombro con un poco de fuerza.

—Eso fue por tirarme al suelo y esto…

Tras esa otra pausa cerré los ojos, de la nada sentí el cómo me daba un beso en la mejilla, sonrojado la volteé a ver.

—Y eso por haberme salvado, suerte en la próxima prueba, espero que vivas —se despido igual que el muchacho—.

Cuando la vi irse, lleve una mano a mi mejilla y luego a mi hombro que aún me dolía.

Estaba, preparado y tomando una espada, el balance de forma torpe y tosca, golpeando un muñeco de pruebas hasta que la punta de la espada se rompió, de nuevo. Dejando la espada frustrado en el suelo junto a otras 2 me tiré al piso exhausto y frustrado, uno de los instructores se acercó y se puso de cuclillas.

—Has dañado 3 espadas, 2 lanzas y atascaste varias armas de fuego, pero no perderé contigo, mmmm por qué no vas y buscas algo que se acople más a ti en el cofre de haya —comento y acomodó su boina—.

Haciendo caso fui a ver al cofre, desde que inicie esta elección de rol por así decirlo, sufrí escogiendo cuál sería mejor para mí, estaba el ímpetu, con arma principal la espada, para ser este rol debías de ser ágil y tener un gran manejo con la espada algo en lo que fracasada rotundamente. Auxiliar armas como dagas, martillos y escudos que les permitan el cubrirse o apoyar con protección a quien la necesite, casi dejo a un chico con parálisis cerebral cuando por accidente lo golpee en la cabeza cuando intentaba auxiliarlo. Y fracasé en cada rol que abría. Al llegar al cofre lo abrí y me dispuse a ver que me podía interesar.

Solo había armas ya oxidadas, guadañas, garrotes, y entre todo eso logré divisar un hacha, al sacar vi que estaba oxidado, y su largo mango carcomido por el tiempo, además de tener la capacidad de ser un picó también.

Pero siendo bastante peligroso de usar como tal, entre mis manos el arma volví a donde estaba practicando. Levantando el hacha con todas mi fuerza, la dejé caer con la misma fuerza contra el muñeco de práctica, el hacha atravesó parte del pecho desde el hombro que fue en donde golpeé al muñeco.