"Adelante", llamó inmediatamente Hayden desde el otro lado de la puerta.
Abrí la puerta y los niños entraron corriendo con entusiasmo. Dejando a un lado la sorpresa, no era frecuente que a los niños se les permitiera visitar a Hayden en el hospital. A Hayden no sólo le preocupaban las cuestiones de seguridad, sino también que los niños contrajeran alguna enfermedad del hospital y de los pacientes. Como hoy se les permitía venir a visitar a Hayden, estaban asombrosamente emocionados.
"¡Sorpresa!" gritó Henry mientras entraba corriendo en el despacho de su padre.
"Sorpresa... papi..." dijo Leila con voz dulce.