Estoy tan emocionada de ir al hospital el día de hoy porque por fin me quitaran los yesos, que le pido a mí nana que me ayude a vestirme temprano para estar lista. Ella me ayuda a colocarme unos pantalones cortos de jean y una blusa un poco amplia de rayas horizontales blancas y azules oscuras. Cuando mi nana se prepara para peinarme y maquillarme un poco, Kelly entra a mí habitación sin previo aviso.
- Tranquila nana, yo la termino de organizar. - Le dice Kelly dándole un beso en la mejilla a mí nana y quitándole el cepillo de la mano.
- Está bien Kelly, mi niña… en el bolso te empaque un suéter por sí te da frío, un par de tenis y unos calcetines. Bueno las dejo, tengo algunas cositas que hacer hoy. - Dice mi nana al darme un beso en la mejilla y también a Kelly.
Como Kelly y yo nos conocíamos desde hace muchos años, mi amiga le dice nana a mi nana.
Kelly me cepilla el cabello y luego me hace una media cola enrollándola con ganchos para el cabello y el resto me lo deja suelto, haciéndome unas ondas. Después me hace un maquillaje muy suave en tonos rosas, un poco de delineador, un poco de rubor y un brillo rosa muy tenue en los labios.
- Listo amiga, te ves hermosa. - Me dice sonriéndome y mirándome por el espejo.
- Hermosa no creo, aún tengo rasgos de algunas heridas en el rostro y el hematoma en mi ojo aún no termina de desaparecer. Además, si realmente fuera tan bonita como dices, él no sé hubiera burlado de mí, no sé hubiera buscado otra mujer y mucho menos se hubiera acercado a mí por dinero.
- Amiga, eso no es así, lo que pasa es que Ryan es un poco hombre. A él no le da el cerebro para querer a otra persona, es un completo idiota. Cambia esa cara, él y nadie se lo merece, voy a mandar a llamar a Damián porque ya es hora de irnos al hospital. - Me dice después de levantarse del piso, ya que había estado arrodillada a mi lado.
- Espera, espera Kelly, es que me vas acompañar al médico?. - Le pregunto sorprendida.
- Pues si amiga, hoy es sábado, no hay trabajo pendiente y no me quiero quedar a verle la cara a tú prima. Además, hoy te van a quitar los yesos y hay que celebrarlo, hay que relajarnos un poco.
Alguien toca la puerta y entra, es Damián.
- Buenos días Damián. - Lo saludo con una media sonrisa.
- Buenos días señorita Lennox, buenos días señorita James, lista para irnos?. - Me pregunta Damián.
- Claro que estamos muy listas. - Dice Kelly alegremente mientras toca el hombro de Damián.
- Usted va acompañarnos señorita James?. - Le pregunta Damián un poco sorprendido.
- Por supuesto y después nos vamos a relajarnos un poco. Los espero abajo. - Responde al salir de mi habitación con mi bolso.
- Se siente bien señorita Lennox?. - Me pregunta Damián acercándose a la silla del tocador donde me encuentro sentada.
- Si Damián, no te preocupes y hasta cuando me vas a decir señorita, dime Alexa. - Le digo mientras me trato de hacer masaje en la cien con mi mano libre.
- Simplemente no puedo, sería una falta de respeto, usted es mi jefa y mi protegida. Lista?. - Me contesta mientras me levanta de la silla y me lleva en brazos hacia la salida de mi habitación.
- Y si te lo pido como una orden?. Además, somos amigos o por lo menos yo te considero así y también los considero a los dos como parte de mí familia. Lisa y tú son muy importantes para mí. - Le comento mientras él avanza conmigo por el pasillo.
Él se detiene apenas termino de hablar y me perfora la cabeza con la mirada.
- Usted también es muy importante para nosotros, pero insisto en que es muy inapropiado que la tuteé.
Miro para otro lado suspirando y sintiéndome derrotada, porqué tenía que ser tan propio y tan correcto para todo.
- Pero si usted me lo pide como una orden, no puedo desobedecer. - Me dice en tono divertido.
Lo miro nuevamente cuando escucho sus palabras y me quedo muy sorprendida, no es muy a menudo ver a Damián cediendo y mucho menos sonriendo.
- Bueno, pues es una orden que comienza ahora mismo. - Le digo muy sonriente como si hubiera cerrado un gran negocio.
Nos miramos los dos en silencio muy divertidos, pero después de unos cinco segundos no me puedo aguantar la risa y él sonríe mucho más. Luego Damián retoma el paso para irnos.
Cuando llegamos al hospital estoy muy contenta, el hecho de que me van a quitar los yesos es un gran alivio para mí. Estamos los tres en la sala de espera cuando sale el doctor Moore.
- Buenos días, cómo está mi paciente milagro?. - Me saluda el doctor apenas me ve.
- Un poco desesperada por que me quiten estos yesos, son bastante incómodos. - Le contesto con mucho ánimo.
- Bueno… pasemos a mí consultorio, vengan por acá por favor. - Dice el doctor, señalándonos el camino.
Una vez en el consultorio, el doctor revisa las radiografías para confirmar que todo está bien y que ya me pueden quitar los yesos como está planeado.
Suena un celular que es el de Kelly, ella contesta y sale del consultorio pidiendo disculpas por la interrupción. El doctor se sienta en el borde de su escritorio, toma el teléfono y le dice a la persona del otro lado de la línea que venga con el equipo para quitar yesos y luego cuelga.
- Bueno Alexa y cómo te has sentido?. - Me pregunta el doctor.
- Mucho mejor, aunque a veces siento mareo y dolor de cabeza.
- Los dolores de cabeza han disminuido o aumentan?.
- La frecuencia con que me dan los dolores de cabeza han disminuido considerablemente.
- Eso es normal, tanto el dolor de cabeza como los mareos. Ten en cuenta que estuviste en coma por un tiempo importante y tú cerebro está aún... digamos que borrachito.
- Doctor una cosa más, quisiera que me quitara ese medicamento que me colocan en el agua, sabe bastante amargo y me sienta muy mal. De hecho, le voy a confesar que desde que lo deje de tomar ya no me siento adormilada, mis pensamientos son claros, me siento dueña de los movimientos de mi cuerpo.
- mmm no recuerdo haberte enviado un medicamento con esas características y mucho menos que se coloque en las bebidas, pero si me logro acordar, claro que te lo suspenderé.
Alguien de repente toca la puerta e ingresa al consultorio cuando el doctor le da la autorización para entrar. Es la enfermera con los instrumentos que el doctor le había solicitado por teléfono.
- Disculpen, de qué me perdí?. - Pregunta Kelly desde la puerta.
- De nada señorita, de hecho les voy a pedir que salgan los dos para realizar el procedimiento. – Les dice el doctor a Kelly y a Damián.
Damián me mira y yo asiento, luego sale y cierra la puerta. El doctor se coloca una bata, unas gafas y una careta, saca como una especie de sierra y empieza a cortar el yeso al encenderla.
Cuando termina, se quita todo lo que se había puesto y a mí me quitan la bata y unas gafas de protección que me habían colocado antes de comenzar con el procedimiento.
- Muy bien Alexa, ya no tienes los yesos, el collarín ya no tienes que usarlo tampoco, pero esto no quiere decir que ya puedes volver a tu vida normal. Acuérdate que hay que hacer terapias para tus músculos y para que retomes las movilidades de tu cuerpo, pero poco a poco. Te voy a programar las terapias y la primera será para mañana, mandaré al terapeuta a tú casa para que comiencen. El trabajo lo iras retomando de a poco, está claro señorita?. - Me dice el doctor como regañándome y me parece muy divertido porque me recordó a papá.
- Si doctor, todo está claro. - Le respondo.
- Voy a comunicarle a sus acompañantes lo que le acabo de decir y enfermera, ayúdele a colocarse los zapatos por favor. - Menciona el doctor antes de salir del consultorio.
- En este bolso están sus pertenencias señorita Lennox?. - Me pregunta la enfermera señalando el bolso que está en una de las sillas.
- Si enfermera, ahí están mis cosas. - Le digo sonriéndole.
Ella saca las cosas del bolso y comienza a colocarme las medias en los pies.
- Le puedo decir algo señorita?. - Me pregunta la enfermera un poco apenada.
- Si claro, dígame. - Le contesto bastante sorprendida.
- Es usted una mujer muy afortunada…
- Porqué una mujer afortunada?, a qué se refiere?. - Le respondo con otro par de preguntas porque no entiendo nada de lo que ella me está diciendo.
- Me refiero al hombre que le llaman Evans, verdad?. - Me pregunta y yo asiento, luego prosigue.
- Ese hombre, prácticamente vivió en este hospital. Desde que usted entró, hasta que usted salió. Por más que le decían que se fuera a descansar y que podía regresar más tarde, él les decía que no se iba a mover de aquí.
Cuando usted entró en crisis y casi se muere, ese hombre estaba desesperado, caminaba de un lado a otro en la sala de espera. Ya cuando usted estuvo un poco mejor, el doctor le dejaba quedarse con usted toda la noche y parte de la madrugada. Ese hombre le hablaba, le decía que no se rindiera, que había mucha gente que la necesitaba y que la quería, que no lo abandonara y no lo dejara solo. Después le leía por horas, muchas veces se quedaba dormido al lado suyo o la miraba y le sostenía la mano.
La verdad es que a todas nos puso a suspirar, ya que quisiéramos que un hombre nos amará y nos cuidara como él hace con usted. Por eso le digo que usted es una mujer muy afortunada, porque aparte de que la adora es un hombre demasiado atractivo. - Me dice mientras me amarra los cordones de los zapatos.
Me quedé atónita, eso no podía ser, ella tenía que estar equivocada y muy probablemente malinterpretó muchas cosas, ya que él me cuida porque ese es su trabajo y yo lo considero parte de mi familia y creo que él también me considera de la misma forma.
- Bueno, ya está lista. - Me dice cuando ya ha terminado de colocarme los zapatos y de ayudarme a sentar en la silla de ruedas.
Salimos del consultorio y ella me lleva a la sala de espera, luego ella me pregunta si necesito algo más, pero yo tengo mi mente ocupada repasando lo que ella me había acabado de contar, encontrándome completamente en otro planeta como para poder contestar.
Reacciono después de un momento y le respondo que no necesito nada más y le estoy dando las gracias cuando veo que vienen Kelly y Damián con algo en las manos y que ella lo está tratando de molestar haciéndole cosquillas.
Los observo y me quedo aún más confusa y de inmediato me comienzo a preguntar mentalmente, desde cuando ellos se habían vuelto tan cercanos y tan amigos?, de que me había perdido?.
Cuando me ven los dos, Damián viene hacía mi a paso rápido y me entrega una barra de chocolate, le doy las gracias pero como que aún no reacciono a lo que acabo de ver. Kelly se acerca con una enorme sonrisa y coloca su brazo en el hombro de Damián con total despreocupación que me sorprende aún más.
- Con permiso señorita Lennox, la veré el próximo mes. - Dice la enfermera despidiéndose.
- Si claro, gracias. - Le contesto como en un susurro.
- Buenos, vámonos a comer. - Comenta Kelly.
- Si, por supuesto. - Respondo afirmativamente.
Kelly se da la media vuelta y se encamina hacia la salida. De pronto, Damián esta arrodillado para verme a los ojos y taparme el rango de visión.
- Pasa algo?, te encuentras bien?. - Me pregunta con preocupación en su rostro.
- No, no, no pasa nada, estoy bien. Debemos irnos, si no Kelly se va a enojar con nosotros. - Le respondo y luego él se pone de pie.
- Si vamos, ella se pone de muy mal humor cuando tiene hambre. - Comenta al mismo tiempo en que comienza a empujar mi silla de ruedas.
Rápidamente me vuelvo a quedar pasmada con su comentario, al parecer me he perdido de muchas cosas y con lo que estoy viendo, ya estoy más que convencida de que la enfermera está totalmente equivocada y ha malinterpretado todo.