Vittorio y Ellis llegaron a la entrada del lujoso club nocturno italiano, cuyo nombre, Passione, susurraba seductoramente en la señalización sobre la imponente entrada. El club era conocido como el corazón palpitante de la vida nocturna en Milán. Situado en un elegante edificio de tres pisos, sus paredes exteriores estaban revestidas de mármol negro, en contraste con la sutil iluminación de luces moradas y azules. El lugar emanaba una aura de opulencia y sensualidad, su sofisticada fachada insinuando el encanto oculto en su interior.
Al entrar, Vittorio y Ellis fueron recibidos por una suave banda sonora que llenaba el aire, mientras una cortina de humo flotaba en el ambiente, creando un aura de misterio que se entrelazaba con el vibrante murmullo y risas de los asistentes. El espacio, ligeramente iluminado, estaba decorado con elegantes candelabros que proyectaban un cálido resplandor sobre los elegantes muebles.
La pista de baile central era amplia y espaciosa, rodeada de pequeños sofás de terciopelo rojo. Las mesas alrededor estaban adornadas con arreglos de rosas rojas y brillantes velas, creando una atmósfera romántica. Los bailarines habilidosos se movían con gracia, seduciendo las miradas de todos los presentes. Las paredes estaban decoradas con espejos que reflejaban la energía y sensualidad del club.
Al avistar el área VIP, Vittorio y Ellis se dirigieron hacia allí, donde encontraron a los primos de Vittorio. Alessandro, Carlo, Marco, Sofia, Giovanni y Luca estaban inmersos en una animada conversación sobre los encantos del club. Vittorio saludó a sus primos con cálidos abrazos, presentándoles a Ellis con una discreta sonrisa. Sus risas se mezclaban con el tintineo de los vasos.
En medio de la relajada conversación, Sofia dirigió su atención hacia Ellis, una traviesa sonrisa jugueteando en sus labios.
—Ellis, cara mia, ven conmigo - llamó, extendiendo la mano. —Voy a mostrarte todos los secretos que Passione tiene para ofrecer.
Curiosa y emocionada, Ellis aceptó la invitación y siguió a Sofia hacia el bar. Se acomodaron en taburetes altos, donde un barman, luciendo un elegante traje, mezclaba habilidosamente una variedad de coloridos cócteles, exhibiendo una sonrisa de conocimiento. Sofia pidió dos tragos de una misteriosa y exótica bebida.
Mientras esperaban las bebidas, conversaron sobre la atmósfera sensual del club, elogiando la decoración y el talento de los bailarines.
—Vittorio tiene un gusto impecable, ¿verdad? - comentó Sofia, levantando sugestivamente las cejas.
—Definitivamente sabe cómo crear un ambiente cautivador - respondió Ellis riendo, asintiendo.
Sofia tomó los dos shots de una mezcla especial de la casa y le entregó uno a Ellis.
—Brindemos
por el club más candente de Milán y su dueño - propuso Sofia.
—¡Salud! - aceptó Ellis.
Brindaron y el líquido ardió en sus gargantas con una euforia embriagadora. El sabor despertó los sentidos de Ellis, haciéndola sentir poderosa y desinhibida. Sofia se acercó, su voz cargada de juego.
—Vamos a mostrarles cómo encendemos la pista de baile - susurró.
Después de terminar las bebidas, Sofia condujo a Ellis hacia la pista de baile. Guiadas por el ritmo palpitante, Ellis y Sofia caminaron hacia el centro de la pista de baile. Las luces proyectaban patrones giratorios sobre sus figuras mientras se entregaban a los envolventes ritmos. Ellis se movía con confianza y gracia, cada sutil balanceo y movimiento provocativo atrayendo las miradas de los presentes.
La música alta y vibrante llenaba el ambiente, invitando a todos a dejarse llevar por el ritmo. Ellis comenzó a bailar, sintiéndose cada vez más cómoda con el contagioso ritmo. Mientras bailaba, sus ojos recorrieron el área VIP y, para su sorpresa, vio a dos mujeres sensuales sentadas cerca de Vittorio. Las desconocidas le susurraban algo al mafioso, quien correspondía provocando risas, lo que provocó una ola de celos en Ellis.
El celo se encendió en su interior, alimentando su deseo de vengarse a su manera sensual. Con una sonrisa traviesa, Ellis dejó salir su seductora interior, sus movimientos volviéndose más audaces y cautivadores. Los hombres a su alrededor no podían resistir su encanto, atrayéndolos como polillas hacia una llama. La rodearon, reflejando su ritmo y añadiendo su propia energía a la danza.
Decidida a llamar la atención de Vittorio, abandonó la sutileza y se entregó a un baile sensual en medio de la pista. Sus movimientos elegantes y seductores atrajeron más miradas y sonrisas de otros hombres a su alrededor. Mientras giraba y se movía, se sentía poderosa, desafiando a Vittorio a reconocer su presencia.
Vittorio, de reojo, notó la actitud provocativa de Ellis y sintió una mezcla de celos y admiración. Intercambió miradas con sus primos, quienes se entendieron en silencio.
Ellis disfrutaba de la atención, su cuerpo moviéndose con una mezcla intoxicante de elegancia y deseo crudo. En ese momento, buscaba recordarle a Vittorio la fascinante mujer que había elegido como esposa. A medida que la multitud crecía, sus miradas se encontraron, un desafío y un anhelo ardiente en sus ojos.
Ellis se dio cuenta de que la mirada fija de Vittorio estaba llena de deseo y celos. Impulsada por una súbita oleada de emociones, Ellis decidió "vengarse" de sus sentimientos intensificando la sensualidad de su baile, abrazándola al máximo.
Vittorio, incapaz de apartarla mirada, sintió una ola de posesividad invadirlo. Había visto a Ellis bajo una nueva luz, su belleza y confianza irradiando como una llama que atraía a todos. Los celos que surgían en su interior eran innegables, haciéndole darse cuenta de la profundidad de sus crecientes sentimientos por ella.