Vittorio caminaba hacia la cocina, animado, Tommaso Grecco había caído en su trampa. El mafioso reflexionaba sobre el plan elaborado hace dos años, donde él usaría Domenico Wild para acercarse a Grecco. Él sabía que Grecco usuaria la venganza de Vittorio contra Domenico Wild y así sacar al banquero de escena, sin contar que con eso tomaría el banco para sí, haciéndose prácticamente vital para todas las familias, siendo que en la verdad, Todo esto fue preparado por Vittorio para que Grecco volviera a aparecer. El motivo es que hace dos años su enemigo se ha mantenido en las sombras, dejando solo a sus representantes actuar, lo que dificultaba la aproximación de Amorielle.
Sin embargo, esta vez no escapará, pensó Vittorio antes de abrir la puerta de la cocina y encontrarse con Ellis poniendo el delantal al lado de Antonietta. La morena sonrió a su futura suegra que tomaba un tazón de verduras de la encimera. Vittorio se quedó observando a las dos, con cierta admiración, dentro de su interior él no conseguía entender, pero aquella escena le trajo un poco de paz... Un poco de algo bueno y familiar que necesitaba. Don Vittorio llegó a ver a dos niños corriendo hacia Ellis que se agachaba brevemente y les ofrecía su rostro para que besaran mientras sonreía. Entonces los dos niños se volvían hacia él, sonriendo, al mismo tiempo que hablaban:
- Papá está aquí!!
Era como si algo encajara.
- ¿Vittorio? - ¿Dijo Antonietta mirando a su hijo paralizado en la puerta. - ¿Está todo bien?
— Está... - Respondió Vittorio aún mirando a Ellis que lo miraba sin entender por qué él estaba así. Él entonces sacudió la cabeza y miró para su madre diciendo: - Vine aquí a confirmar si la señora realmente hará Zuppa all'omertà.
— Yo no... Quien dará los honores es es su novia. Veremos como ella se saldrá. - Respondió Antonietta volviéndose en dirección a Ellis. Entonces ella volvió a encarar al hijo: - ¿Por qué la pregunta?
- Tengo un asunto de negocios que atender y dependo del menú, tal vez no podría asistir al almuerzo.
— Bueno, la ventaja de este plato es que tarda tres horas en estar listo. - Explicó Antonietta recibiendo una mirada sorprendida de Ellis. - ¿Le daría tiempo para resolver sus asuntos pendientes?
- Sí, sin duda dará tiempo suficiente para poner en orden todos los cabos sueltos. - Respondió Vittorio, en serio. - Hasta dentro de poco.
- ¿No te olvidas de nada? - preguntó Antonietta antes de que su hijo pasara por la puerta.
-Ah claro... - Soltó a Vittorio antes de volver y besar el rostro de su madre: -Benedetta, Mamma.
— Il Signore ti benedica y ti protegga, figlio Mio. - Respondió Antonietta que se extrañó ver al hijo alejarse una vez más: - Hijo mío, ¿no te vas a despedir de tu novia?
Vittorio se detuvo a mitad de camino y luego se volvió hacia Ellis que se mantuvo en su lugar. Se acercó lentamente a la joven que intentaba no mostrar nerviosismo con el hecho de que probablemente tendría que besarlo nuevamente. No es que hubiera sido malo, por el contrario, besar a Vittorio en la oficina la hizo temblar, una excitación, algo que hace mucho tiempo no sentía. Incluso ya sentía su piel temblar con él tan cerca de ella como estaba ahora. Vittorio entonces colocó su mano en la cintura de Ellis y la tiró contra su cuerpo, mientras la otra mano tocaba la barbilla de la joven, conduciendo su rostro a mirar el suyo. Barker cerró los ojos esperando el beso de Vittorio, que se acercó, tocando sus labios en la frente de su novia.
- Hasta dentro de poco. - Dijo Vittorio antes de alejarse de Ellis que sintió su cuerpo sufrir un bache cuando salió de los brazos del mafioso.
- Hasta... - Susurró Ellis deseando que su cara no se haya puesto roja delante de él.
Por lo visto, no le había gustado el beso en la oficina, lo que significaba que no habría cambio en su contrato. Sin embargo, si no iba a salir a resolver el asunto de la oficina, ¿a dónde va? Se preguntó Ellis.
- Querido, ¿puedo saber adónde vas? - preguntó Ellis, curiosa.
- No te preocupes, le pediré a Rocco que arregle lo que me pidió. - Se limitó el mafioso.
Asintió con la cabeza a su madre y luego salió de la cocina hacia el hall.
- ¡Vittorio! - Llamó a Antonietta que decidió seguir a su hijo que se volvió a mirarla a la cara: - ¿Qué está pasando?
- No hay nada...
- No le digas eso a tu madre.
- Tengo que ir al banco, por lo visto Tommaso Grecco decidió quitármelo. Sin embargo, apenas sabe que usé el banco como carnada para él.
- ¿Y tú vas a...? - preguntó la madre estrechando los ojos como si pudiera leer los pensamientos del hijo.
- Tommaso ya me ha quitado mucho, es hora de devolver el favor. - Explicó Vittorio dejando a su madre preocupada. -
- Hijo mío, por favor, deja en paz a este hombre. - Pidió Antonietta.
— Nunca dejaré a Tommaso Grecco en paz. Ni él ni nadie que esté involucrado en lo que le pasó a mi padre. - Rebateu Vittorio, en serio. - De hecho, aunque sé que él armó todo esto, lo veo como una oportunidad que surgió y ahora voy a usar para vengarme de él.
- Hijo mío, él piensa igual que tú y eso no acabará nada bien. - Explicó Antonietta.
- ¿Qué no acabará bien? - preguntó Eleonora entrando en el recinto.
- Hablando del diablo, envió al secretario. O mejor dicho, secretaria. - Dijo Vittorio mirando a Eleonora de arriba abajo, con desprecio. - ¿Qué hace aquí?
- Estoy aquí para almorzar con tu madre. - Respondió Eleonora, ignorando el tono de desprecio del ex-novio. - ¿Quién es el diablo del que estás hablando?
— Tommaso Grecco, su amante, ¿quién más sería? - preguntó Vittorio conseguir una mirada sorprendida de Eleonora que luego miró a Antonietta. - No te preocupes, le conté todo a mi madre. Ahora si me disculpas necesito hablar con tu amante.
- Vittorio, por favor, no lo hagas. - pidió a Eleonora que sostenga el brazo de Vittorio. - No lo veas.
— Ah, tan linda preocupándose por el noviecito. - Debochou Vittorio mientras quitaba la mano de la rubia de su brazo. - No te preocupes, te daré todo Grecco. si quieres quedarte a almorzar, está bien. Me encantaría contarte cómo hice que tu amante rogara por su vida.
Vittorio entonces se alejó de las dos y caminó en dirección a su venganza. Eleonora observó al mafioso salir de la habitación y entonces se volvió hacia la ex-suegra diciendo:
- ¿Vas a dejar que lo haga?
- ¿Qué puedo hacer? Fue traicionado, Eleonora, por Tommaso. - Respondió Antonietta mientras observaba a la rubia. - Y no solo en la muerte de su padre...
- Yo solo seguí lo que dije, Señora Amorielle: hacer todo por la familia, ¿recuerda? - Preguntó Eleonora cruzando los brazos.
- Recuerdo el consejo, pero puede estar seguro de que no se dijo nada acerca de traicionar a mi hijo! - Rebotó Antonietta.
- Es gracioso, nunca te preguntaste cómo conseguías la información que te daba. - Dijo la rubia con una leve sonrisa.
- Cuidado , Eleonora... - Habló Antonietta acercándose a la ex- nuera. - Ese no es asunto para ser tratado aquí.
— ¿Qué? ¿No le contaste a tu hijo sobre nuestra conversación? - preguntó Eleonora girando ligeramente la cabeza sin entender el habla de la matriarca. Ella abrió los labios, sorprendida, y entonces continuó: -Tú no le contaste, ¿verdad?
- Eleonora, yo nunca te pedí dormir con Tommaso. - Reforzó a Antonietta. - No te atrevas jamás a decir eso.
- No, no lo hiciste. - Admitiste a Eleonora mientras te tocaba los brazaletes de oro en el brazo. - Pero me pediste...
- No sigas. - Interrumpiste a Antonietta. - No tienes que recordarme lo que te pedí.
- Entonces recuerda lo que te pedí a cambio. - Habló Eleonora encarnado Antonietta, seria. - Quiero ser la esposa de Vittorio.
- Demasiado tarde, como viste ayer él ya está comprometido con otra. - Dijo Antonietta.
- Gracioso, pues ayer mismo me aseguraste que harías de todo. - ¿Recordó Eleonora. - ¿Qué ha cambiado?
- No sabía que habías traicionado a mi hijo, Eleonora. Él y yo tuvimos una conversación franca. ¿Qué madre apoyará este tipo de conducta de la futura nuera?
— No me importa, cuando te lo pedí, dijiste que no importaba también. Entonces, no vengas con esa excusa. - Bateaste Eleonora apuntando con el dedo a Antonietta: - Conseguiste lo que querías, ahora tienes que recompensarme. O si no...
- ¿O qué? - preguntó a Antonietta entre los dientes.
- O tendré una conversación con su hijo y veremos si le gustará saber quién es su mamá de verdad. - Respondió Eleonora.
- ¿Me estás amenazando? - preguntó Antonietta, horrorizada por la forma en que Eleonora estaba actuando con ella.
— Nunca pensé que lo necesitaría... - Respondió Eleonora. - Sin embargo, yo necesito garantizar lo que es mío por derecho. Y ahora mismo, necesito que sepas que es mi derecho ser su esposa y la de nadie más. Ahora vamos a la cocina, porque he venido aquí para aprender a hacer el plato de mi futuro marido.
Las dos se miraron, serias. El silencio en el hall casi denunció a Ellis que caminó hasta allí para saber lo que había ocurrido y acabó escuchando toda la conversación.