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Chapter 2 - 2ª. Destino roto.

2ª. Destino roto.

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La lluvia caía de forma continúa, llevaba hora lloviendo, y

no parecía que pararía.

Llevaba conduciendo desde hacía horas, se acercaba su tiempo

de descanso. Debía parar, su cuerpo lo pedía, y no podía exceder las horas

permitidas conduciendo, o sería sancionado.

Sólo, sin acompañante, mirando el monótono paisaje, ya

conocido de infinidad de viajes.

Odiaba ese monótono trabajo, siempre lo odio, pero no tuvo

más remedio que trabajar en él.

Odiaba como su padre lo metió a trabajar de camionero sin

preguntárselo, algún día lograría salir de ese trabajo, para él que no estaba

hecho.

Le habían destrozado su vida al hacerle trabajar en ese

trabajo, la paga era buena, pero no era lo que él quería.

-¡ Soy abogado!- gritó con rabia- ¡ No camionero!- estaba

desesperado.

Sin tiempo para estar con su familia, sin tiempo para ver

sus hijos crecer, destrozandose la vida en la carretera.

Llegó a la zona de descanso, paró el camión, junto a otros

camiones, y en la cama del camión se tumbó a dormir, tuvo malos sueños, como

siempre, incluso en sueños soñaba que seguía conduciendo.

Despertó y bajó de comer, fue al área de servicio a comer,

un mal café, un mal desayuno, demasiado caro, para lo que realmente era.

Fue a camión, y como más de una vez vio que alguien lo

intentaba abrir, de nuevo lo intentaban robar. Sin paciencia, sabiendo que la

policía no haría nada, que la justicia tenía las manos atadas, las leyes

beneficiaban a esos infractores. Se tomó la justicia por su mano, nadie vio

nada, nadie hablaría en su contra. Todos los que trabajaban en su sector,

habían tenido algún encuentro igual.

Salió de área de descanso, dejando a su víctima herida, ese

sujeto no aprendería, hasta encontrar a alguien que lo parase definitivamente.

Llegó a su destino, le descargaron la mercancía del camión,

y lo volvieron a cargar..

Él se fue a dar una vuelta, iría a comer al bar de siempre,

la comida sería mejor que la del área de servicio.

Mientras paseaba miró la ciudad, otro monstruo de acero y

hormigón, otra ciudad vacía, con personas que se movían por inercia, gente sin

sentimientos, tan satisfechos de la vida como él, o sea gente que odiaba lo que

eran, pero que no hacían nada para poder salir de esa insatisfactoria vida que

llevaban.

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Esa noche durmió, pero no descansó.

Al amanecer fue en busca de su camión, seguía sin estar

cargado, miró furioso al personal del muelle de carga.

Fue al jefe de personal y le gritó , fue un desahogo. Exigió

que le cargansen el camión, como estaba acordado, pero ese hombre le dijo que

había llegado un envió urgente.

-Sabes lo acordado, sabes que puedes perder mucho dinero- el

camionero, miró al jefe del almacen- estás incumpliendo nuestro contrato.

El otro hombre se puso pálido, sabía que tenía la de perder.

Una hora después el camionero volvía a su ciudad natal, a la

que llegó horas después.

Dejó el camión y subió al despacho y vio a quien lo mandó.

-Has hecho un buen trabajo, tu padre estará orgulloso de tí.

El camionero cerró los ojos, eso era mentira, su padre nunca

estuvo orgulloso de él, lo ató a ese trabajo para evitar que triunfara, para

que el que sobresaliese fuese su hermano.

-¡ Págame!- exigió el camionero.

-Ven mañana-se excusó el otro.

-¡ Ahora!-gritó el transportista- está en mi contrato.

El encargado del almacén sabía que no podía debatir eso,

pero....

-Ahora no tengo tu dinero, ven mañana y...

- Sabes que si me pagas mañana, ne deberás pagar un día más,

cuanto más días tardes más caro te saldré. No vendré mañana, vendré en dos

semanas y te costaré más dinero a mi padre.

El camionero se giró y se iba a ir, pero el encargado, ya

cansado de ese rebelde lo atacó a traición.

Dos minutos después el encargado estaba en el suelo,

prácticamente destrozado. Había hablado y con eso el camionero había conseguido

su libertad.

-No avises a mi padre, le quiero dar una sorpresa. Si te vas

de la lengua- eso ra una amenaza.

Ese camionero salió de esa pequeña oficina, y se dirigió

hacia su parking, donde guardaba la moto, la vio destrozada.

Furioso volvió a la oficina, y consiguió la grabaciones del

sitio.

Esa noche no iría directamente a casa, iría a casa de su

padre.

Al salir a la calle tuvo que esquivar un coche, un

deportivo, sabía quien conducía ese coche. Sonrió, hoy a ese conductor le

aguardaba una sorpresa.

-!Hola, Hermano- el desprecio de ese hombre era evidente,

era el desprecio de alguien que se sabe a salvo y protegido- hoy he visto tu

moto, no sabía que fuera tan frágil.

-Mañana visitarás al dentista, y tu coche al chatarrero.

-No puedes hacerme nada, padre te matarà- y señaló a la

cámaras de vigilancia.

-¿Las cámaras?-El camionero sonrió- las desconecté.

El hermano del camionero se aterró estaban en una calle

desierta. Intentó huir, pero su hermano lo cogió y le estampó la cabeza contra

el coche, lo hizo repetidamente.

-No volverás a amenazarme, ni a mi ni mi familia.

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 Esa noche en la casa

de un hombre influyente se celebraba una fiesta, en conmemoración del futuro

matrimonio de su hijo, su hijo menor, el mejor de sus hijos. 

Se oyó el ruido del deportivo de su hijo.

-¡Ya tenemos aquí a mi hijo!, ¡ el heredero!, ¡la joya de la

familia!.

Y a los pocos minutos llegó su hijo, ¡El heredero!, ¡la joya

de la familia!, ¡Su hijo mayor!.

-¿Y tu hermano?, ¿Qué has hecho con tu hermano?, ¡Has venido

con su coche!, ¡No estás invitado al compromiso de tu hermano!.

-Pues tendrás que celebrar la boda en la cárcel!- dijo el camionero,

se rió, y de repente se puso serio- lo he entregado a la policía con tu

encargado el encargado de la empresa a la que me obligarte trabajar, por cierto

me he despedido, y como es "tuya" me has de indemnizar, soy abogado, no me vas

a engañar, sé muy bien lo que me debes.

-¡No te pienso pagar!, ¡Y sal de esta casa es…!

-¡Mía! Como la empresa de mercancías… hoy tu abogado a

hablado, lo ha hecho delante de la policía- el ex camionero se sentó en el

asiento que debía sentarse su hermano- ha contado que falsificarte el

testamento del abuelo, me dejó la casa, la empresa, y el bufete de abogado.

Como nuevo dueño de la empresa me he despedido, me tendría que demandar a mi

mismo por despedido improcedente.

-¡No tienes pruebas!

-Tu empleado, mis ex jefe, lo he despedido. Me intentó

atacar, tu hijo me destrozó la moto, tengo las grabaciones, las entregué a la policía.-

el ex dueño estaba horrorizado, eso era un mal sueño -los dos te han delatado-

miró a los allí reunidos- y a la mitad fue los aquí reunidos.- cogió una

manzana, miró los cuchillos- son de juguete- y sacó su cuchillo, de cuando fue

de las fuerza especiales del ejército, eso era un aviso para él que pesaba

intentar algo en su contra. Miró a su padre- estás acabado, nadie te va a

salvar estas vez. Yo como abogado te podría defender, encontraría algo para

salvarte un poco el pellejo- sonrió con maldad- pero no lo haré, estoy como

acusación.

-¡Eres un mal hombre!, ¡Siempre has envidiado a tu hermano!

-¡Cuñada eres una víbora!- el antiguo camionero miró a la

mujer que le habló- entre tu.. pareja y mi padre me destrozaron mi vida. ¡ Tuve

que trabajar en un empleo de mierda para que mi inútil hermano sobresaliera. Ni

yo ni mi esposa pudimos ejercer como abogados, para que tú y el imbécil de mi hermano

fuerais las estrellas de la familia-el hombre se rió- engañas a todos ¿verdad?

-¡No comprendo!- la joven miró a su futuro cuñado con miedo,

ese hombre sabía su secreto.

-No te hagas la tonta, si comprendes. Tu futuro marido… te

ha delatado… como secuestrabais jóvenes, casi adolescentes para satisfacer

vuestros insanos y depravados deseos sexuales. Ya sabía que no teníais una vida

sexual sana, que erais raros… pero eso de adolescentes… es asqueroso.

Como dijo ese hombre, y se llevó a la mitad de los que habían

allí. El camionero se quedó sólo, vio los primeros rayos de sol.

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Cogió su nuevo coche, él que fue de su hermano, y se dirigió

a su casa.

Al llegar su mujer lo esperaba desesperada, aliviada.

-¿Dónde has estado me tenías preocupada? Tus hijos están asustados.

Creíamos que te había pasado algo.

El hombre la miró y sonrió.

-Si-gritó- ¡por fin somos libres!- y abrazó a su mujer- ya he

recuperado lo que debía ser mío, y a partir de ahora ya nadie nos impedida seguir

nuestro camino.