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Chapter 16 - Milena se cuestiona 

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

Suena mi móvil con insistencia el cual se encuentra colocado encima del tocador quien se encuentra contra la pared del lado izquierdo de aquella recamara, mientras que yo me encuentro recostada sobre aquella cama intentando comprender lo que había sucedido con Alexander en la caballeriza hace un momento.

— No entiendo que rayos le sucede — alcanzo a decir entre dientes mientras la molestia tras escuchar a aquel celular sonar comienza a tomarme.

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

Quien sin tregua alguna continúa haciéndome perder la paciencia a medida que transcurre el tiempo.

Respiró hondo, intentado a su vez tranquilizarme y sin esperarlo un momento de calma se abre paso ante mí, efectivamente aquel sonido se había detenido.

— Por fin — recalque tras sentir el silencio rodear toda aquella habitación.

Nuevamente me disponía a intentar analizar aquellos detalles antes y durante el alboroto con aquel chico, pero, no consigo dar con alguna razón lógica por la cual todo aquello propiciara tal situación lo que me hace sentir ansiosa, nerviosa y un tanto ofuscada haciendo incomprensible para mi incluso algunas sensaciones que mi cuerpo experimentaba.

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

Aquel molesto sonido se vuelve a escuchar, abiertamente luchaba conmigo misma para no perder la calma y sucumbir ante la locura la cual sin dudas me llevaría a aventar a aquel aparato contra la pared por lo que terminaría ante tal apto destruido.

Suena y suena ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! sin tregua.

Ya finalmente fastidiada abandono la cama, me pongo de pie para acercarme a aquel tocador mientras refunfuñaba entre dientes y tomándolo rápidamente en mano sin siquiera ver la pantalla contesto.

— ¿Qué quieres? — provocando que por ende el enfando se percibiera en mi voz.

Del otro lado con sorpresa tras escuchar tal respuesta alguien reclama — valla que humor.

Aquella voz no tarda en hacer ruido en mi cabeza pues su tono y agudeza eran particularmente conocidos para mí, sorprendida alejo el móvil de mi oído para así confirma respecto a quien se proclamaba.

Sin tardar aquella pantalla se ilumina haciéndose fácilmente leíble el nombre de mi amiga por lo que como cual respuesta automática recalco — Em.

Y con gran seguridad se escucha del otro lado — pues claro que soy yo, a quien se supone que esperas — por lo que rápidamente nuevamente coloco en movil cercano a mi oído.

— Lo siento, de verdad lo siento, no quise contestarte así.

— Valla si eso fue sin querer no me imagino si lo fuese, ¿Qué te sucede? ¿Porque andas de tan mal humor? — cuestiono aquella sin tardar y con justa razón pues al llevar tantos años siendo amigas sabe perfectamente que cuando me comporto así las cosas no marchan bien.

— Nada descuida — atino a decir, pero mi respuesta al mostrarse tan cortante le da razones para cuestionarme.

— ¿Como que nada? sí de verdad no pasara nada no estarías así, dime que sucede, ese tal Alexander te hizo algo.

Siempre que ella habla de aquel chico independientemente de la situación en cual nos encontremos, se expresa de él con desprecio pues lo considera culpable de que yo no haya podido continuar con mi vida durante todos estos años a pesar de ser una situación que para los dos independiente se salía de nuestras manos.

Pero había una cosa que me infundía intranquilidad y todo era por culpa de aquel secreto que guardaba ya que durante todo este tiempo eh tenido que callar respecto a quien es en concreto tal chico puesto que se que si hago de su entero conocimiento de que aquel chiquillo de mi infancia del cual siempre le hablo y el joven Richmond son la misma persona temo que aquella terminé formando un enorme alboroto ya que tal apellido para ella es sinónimo de grandeza y estatus.

Te preguntaras la razón de porque lo digo, sencillo Em lleva años haciéndose a la idea de que los Richmond en algún momento se fijarán en ella y la desposarán con su hijo, digamos que no es más que un sueño de una adolescente convertida en adulta que no tiene fin ni futuro, pues es de dar una cuestión y es que Em es igual de codiciosa como ninguna otra así que callar ha sido uno de mis mejores decisiones, pues a estas alturas no dudo que me estuviera volviendo loca.

— Si y no, Em me siento confundida — atino a promulgar antes de dejar salir de mi boca un profundo suspiro.

— Confundida y eso ¿Por qué?

— Te lo explicare...

Durante un buen rato estuve hablando con ella respecto a lo que había venido aconteciendo desde la noche anterior con Alexander mientras me encontraba en la piscina y luego lo sucedido hoy en la caballeriza, describí su comportamiento, su actitud y dejé en entero conocimiento algunas de sus palabras pues buscaba en ella el auxilio o quizás un consejo para tratar de evitar que tal situación llegará más lejos.

— Valla que salvajada y como me gustan posesivos.

— ¡Em!...

— Que te puedo decir sabes que me gustan los chicos rudos.

— Demasiado diría yo, dime ¿Qué hago?

— Sabía que su encuentro no traería nada bueno.

Quería darle la razón, pues desde un principio la idea de que tal encuentro se propiciara no significaba buen tema para ella.

— No sé qué hacer, tarde o temprano temo que si esto sigue así terminaremos enredados entre las sábanas y yo no quiero ser un juguete más de aquellos con los que el acostumbra a divertirse así que probablemente terminé regresando lo antes posible, creo que es sin duda lo mejor.

— Claro que no Milena, estas en tu hogar en la tierra de tu familia, no te puedes ir así por así, tú tienes aún más el derecho que él de estar ahí, así que te quedas y aguantas, fuiste a descansar, a estar con tus abuelos, así que solamente evítalo y disfruta.

— Lo dices con tanta facilidad Emely.

— Y es que lo es, solamente cuando lo veas aléjate lo más que puedas hasta encontrarte con más personas pues no creo que tenga las agallas de lanzarse contra ti delante de todo el mundo.

— En eso creo que tienes la razón todo lo que ha venido sucediendo ha sido cuando me en encontrado a solas por casualidad de la vida con él y como por obra de el destino nunca hay ni un alma cerca cuando se le necesita.

— Pues hay lo tienes solo mantente alejada.

— Eso haré.

— ¡Oh no! Milena creo que colgare tengo que volver al trabajo pues la pequeña doncella anda cerca y no quiero tener hoy que acabar con ella.

Al escucharla no puedo evitar reírme por lo que mi humor termino cambiando rápidamente puesto que Jean Pierre y ella suelen vivir como perros y gatos, nunca pueden estar de acuerdo como tampoco yo les puedo llevar la contraria.

— Em deja de llamarle así, te buscaras otro problema con Jean Pierre de entre tantos que ustedes ya tienen.

— No me importa que me escuche.

Y como por obra del destino del otro no muy lejos se escuchó a alguien decir — como dijiste.

Emily guardó silencio sin dudas escuchar aquella voz la había dejado completamente helada, sorprendida, pasmada, anonada y porque no decir sin aliento, sin dudas en aquel lugar alguien más se encontraba, pero para Em era de poco conocimiento.

Yo presumía quien probablemente podría ser por lo que le cuestione — Jean Pierre está ahí no es así.

Y aquella dejo salir de su boca un simple — Sí.

— Te lo dije, eres muy bocaza.

Desde el otro lado escuche como aquella voz la cuestiona con dureza — con quien hablas.

Y Em no duda en contestar — Con Milena.

Decir mi nombre cambio por completo el humor de aquel quien sin tardar se acercó a Em mientras yo a través del móvil podía escuchar como ambos se zangoloteaban peleando y forcejeando por aquel dicho aparato.

— Tranquilizaos — dije intentando calmarlo a los dos, aunque desconocía por completo si Jean Pierre podía escucharme.

Juntos eran cuales torbellinos alocados capaces de llevarse cualquier cosa por delante, ahora bien, imaginasen tal situación cuando nos encontramos los tres y a mí me toca hacer de arbitro para poder mediar entre los dos e intentar separarlos.

Un momento de paz tomo escenario siendo el silencio la peor ante sala que en mi mente se armó tras imaginarme cual película trágica al pensar que a ambos habían términado muertos o mal heridos.

— Lo tengo — se escucho decir del otro lado quien con cual emisión se proclamo victorioso tras poder separar el móvil de las manos de Em quién de seguido replicó.

— Nena procura disfrutar, desestrésate y conquista porque mi amor tienes que brillar, te quiero renovada recuerda que la próxima semana tenemos gala de la nueva colección y te quiero fresca como una lechuga recien cortada.

— Eres insoportable — se escucho como Emily refuto de seguido — como le vas a hablar de trabajo en este momento.

Una enorme paz me rodeo al notar que ambos se encontraban bien, junto a un sentimiento de tranquilidad, sin dudas estaban vivitos y coleando, así que tras cual susto experimentado por mí una risa nerviosa tomo mi ser por lo que empecé a carcajearme como nunca, tras calmarme hice un pedido a aquel.

— Jean Pierre me escuchas.

— Claro que sí — rápidamente recalco aquel.

— Pon el altavoz tengo algo que decirles a ambos — porque si, cual sermón debía de darles aprovechando que estaba lejos antes de colgarles.

— Espera un momento — atenta me quede aguardando hasta que el finalmente aquel dijo — listo.

Y encontrándome con aquella oportunidad repuse — dejen de pelear o haré con sus huesos huacamole, así que se los advierto compórtense pequeñuelos.

Ambos no tardaron en burlarse pues al conocerme bien saben perfectamente que aunque soy de mucho hablar soy de poco actuar cuando se trata de ellos así que por culpa de aquello entre risas una que otra bromilla respecto al tema poco tiempo después aquella llamada llego a su fin.