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Chapter 14 - Pasado[2]

[Punto de vista de Sharon]

No aparecía Eiden y comenzaba a alarmarme y a entrar en pánico.

"¿Y si nos han encontrado y se han llevado a Eiden? ¿Y si se ha perdido en el bosque y se está muriendo congelado? ¿Y si le ha atacado alguna bestia?" No paraba de tener pensamientos negativos que solo hacían que mi preocupación aumentara.

No fue hasta que apareció Thomas y nos explicó que estaba en buenas manos, que logré tranquilizarme un poco.

"Esta va a ser una noche larga" Suspiré.

Mientras miraba hacia afuera pude vislumbrar el paisaje helado que rodeaba la casa.

Me quedé mirando como la nieve caía sin cesar en la profunda oscuridad de la noche.

"Fue en una noche tan fría como esta cuando lo conocí" Murmuré.

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[19 de octubre de 1569 DY]

"Vamos, señorita, tiene que ponerse el vestido, si no, le será difícil encontrar un cónyuge ideal" Exclamó una anciana.

En una lujosa habitación se encontraban dos personas, una anciana vestida de sirvienta y una joven de unos 18 años que era portadora de una belleza inigualable.

"Mónica, si tengo que llevar un vestido que me aprieta, que me haga daño, que me asfixie, solo para encontrar una pareja, entonces por mí, puedo morir sola" Exclamó en un tono provocativo la muchacha.

"Dios santo Sharon, si sigue con este comportamiento, avergonzará a toda la familia y nos dejará en ridículo delante de todas las casas nobles" Exclamó la anciana.

Sharon simplemente la miró y no dijo nada.

"Esta es mi última advertencia, señorita, si baja sin el vestido puesto, informaré a su madre sobre este asunto" Avisó la criada.

Dejando esas palabras atrás, la sirvienta se marchó de la habitación dejando sola a la joven.

[Punto de vista de Sharon]

Después de recibir una amenaza directa de mi criada personal, Mónica, vislumbré cómo se marchaba con disgusto de mi habitación.

Miré por la ventana de mi habitación y me encontré con una enorme fila de carruajes adornados con todo tipo de lujos extravagantes.

No pude evitar suspirar ante la vista que se me presentaba.

Hoy se supone que cumplo 18 años, y como es tradición en la alta nobleza, se celebrará una fiesta en mi honor por mi paso hacia la adultez.

Lo que no muchos saben, es que esta es una estratagema para crear relaciones entre casas nobles.

Me giré para observar el vestido que me habían preparado.

Un vestido de color gris ceniza, adornado con piedras preciosas y plumas de cuervo que causaban una impresión elegante y sofisticada que pocas prendas podrían replicar.

Era un vestido que algunos podrían considerar hermoso, para mí no era hermoso en ningún sentido, me quedaba demasiado pequeño, hasta el punto en que apenas podía respirar.

"A la mierda" Pensé.

Abrí un armario que contenía una variada cantidad de vestidos.

Vestidos de color negro, amarillo, azul, de todos los tipos había, pero no eran esos los ropajes los que buscaba.

Después de una larga búsqueda, al fin encontré lo que buscaba.

[2 horas más tarde]

En un lujoso salón, lo suficientemente grande como para que por lo menos 200 personas cupieran, los invitados entraban y el salón se iba llenando cada vez más y más de personas, que a primera vista parecían inmensamente ricas por como lucían y vestían.

Todos los presentes en esa sala charlaban tranquilamente hasta que de repente se oyó en todo el salón:

"Su alteza real, Charles Ariza, ha llegado"

De repente todos se callaron y sus miradas se centraron en un hombre rubio de ojos verdes que mantenía una sonrisa amable.

"No os preocupéis por mi presencia, ahora mismo no soy el heredero al trono, sino solamente un invitado más de esta maravillosa velada" Dijo con la misma sonrisa Charles.

Continuaron llegando personas hasta que finalmente se anunció que ya todos los invitados habían llegado.

"Ahora, se presentará la cumpleañera de esta fiesta, Sharon Myers"

Las personas que anteriormente estaban charlando o expandiendo conexiones con las otras casas nobles guardaron silencio y se centraron en la puerta para recibir a su anfitriona.

"He oído que llevara un vestido hecho por los mejores diseñadores del país" Dijo una joven.

"Yo he oído que llevará las joyas más raras del reino" Dijo otra muchacha.

"Cuando se presente la invitaré a bailar" Exclamó un chico.

Conversaciones de este tipo inundaban el salón.

En el momento en que la puerta se abrió, apareció la protagonista de la fiesta, pero la reacción de todos los presentes no fue como se esperaba.

Un cabello de color negro caía por su espalda, mientras que sus ojos color avellana inspeccionaban a todos los invitados.

Claro, esto no fue lo que causó esta terrible conmoción, sino más bien el hecho de que llevaba un Jaqué en vez de un vestido como las demás damas en la fiesta.

"Oh por dios" Exclamó Mónica horrorizada.

Se oían murmullos por doquier, pero Sharon caminó con la cabeza bien alta, sin dar crédito a lo que estaban diciendo de ella.

El único que no se inmutó por la escena fue el príncipe, que aún mantenía su sonrisa amistosa.

"Feliz cumpleaños señorita Sharon" Habló Charles.

"Gracias su alteza" Respondió Sharon.

Todos los invitados, al ver la actitud indiferente del príncipe ante esta situación, decidieron hacer lo mismo y continuar como si no hubiera pasado nada.

Al cabo de un tiempo, la tensión en el aire se dispersó y el ambiente volvió a ser agradable.

Finalmente, llegó el momento más esperado, la hora del vals.

Las reglas del vals son simples, un hombre le ofrece a una mujer de bailar y la mujer puede aceptar la invitación o rechazarla.

[Punto de vista de Sharon]

Cómo era de esperar, nadie vino a ofrecerme bailar, ya que después de todo, ¿Quién querría bailar con una mujer que se viste como un hombre?

Justo cuándo ya había perdido toda la esperanza, escuché una voz detrás de mí:

"Disculpe, señorita, ¿le gustaría concederme este baile?"

Me giré para observar al chico que me estaba proponiendo un baile.

Cabello verde, ojos negros, rostro apuesto, cuerpo bien formado, espera un momento...

"¿James Lewis?" Exclamé con incredulidad.

"Así es señorita, parece que ya me conocía" Me respondió.

Me parecía increíble que una de las pocas personas en llegar al séptimo nivel a la edad de 18 años me invitara a bailar, no era una exageración decir que era una de las personas más talentosas de todo el país o incluso de todo el continente.

"Entonces, señorita, ¿acepta?" Me dijo de una manera cordial.

"Claro, señor Lewis" Respondí.

"Llámeme James" Instruyó el apuesto hombre.

Después de dedicarnos esas palabras, entramos a la pista de baile y casi instantáneamente, todos se giraron a mirarnos.

Sin importarme las miradas, comenzamos el vals James y yo.

Con cada paso que dábamos, con cada gota de sudor que caía de nuestras frentes, con cada mirada que nos dedicábamos, algo dentro de mí creció, un sentimiento que poco había experimentado en mi vida.

El amor.

Lamentablemente, no muchos apreciarían nuestros sentimientos...

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"Toc toc toc" Se oyó en el silencio de la mañana.

Ese sonido me despertó y me percaté de que me había quedado dormida mientras pensaba en el pasado.

"Toc toc toc" Se volvió a oír.

"Ya voy, ya voy" Exclamé.

Al abrir la puerta me encontré con un niño de ojos negros y un cabello renegrido con toques de verde oscuro.

"¡Eiden!" Grité.

Enseguida me abalancé sobre él para abrazarlo.

"Siento no haberte avisado que me quedaba a dormir afuera... Mamá" Le oí decir.

Enseguida mi preocupación se convirtió en ira.

Le mandé una mirada severa a mi hijo y le dije:

"Eiden, vas a estar castigado una temporada"