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Chapter 56 - La nueva condesa de Malibrán.

Preparando la nueva vida de Felicidad García de Malibrán, la nueva condesa de Malibrán.

-Tenemos que preparar bien el cuadro; Soledad, porque según nos dijo tu amiga Tenpecutli, que es probable que sus recuerdos tan solo lleguen hasta la próxima Luna nueva, si todo eso sucede, entonces ustedes dos ya deberán de tener una nueva vida prefabricada, por si llegan a olvidarse.

Le dice Romaia mientras la pareja la escuchaba, tomados de la mano.

-Si vos decís que estamos en 1982 y yo nací en 1787; ¡Entonces tengo 195 años! –dice Alfonso de Malibrán con un clásico acento español.  –Creo que si será necesario que olvide todo eso.

-Yo no recuerdo cuando nací, cariño, pero tengo más de 2.000 años de edad, de eso estoy segura y eso también me gustaría olvidarlo. –le dice Soledad. –Aunque tampoco me gustaría que no nos despertemos un día después de la Luna nueva y nos veamos sin reconocernos, y sin amarnos.

- ¡Eso también se lo preguntamos a la Llorona! y nos contestó que eso no iba a suceder, que como su amor fue tan intenso como para romper la maldición del Conde maldito, entonces seria inolvidable, tal vez no se reconozcan, pero en cuanto se miren otra vez, por primera vez, sus corazones se reconocerán inmediatamente y el sentimiento los reunirá. –les dice Érika.

- ¿Y quién me lo va a presentar, o como lo voy a conocer, cual será mi nombre? –pregunta Soledad.

Mira, todo eso será una sorpresa que ya te tenemos preparada, solo te puedo decir por ahora que tu nombre será: Felicidad y serás la nueva condesa de Malibrán, porque aquí a tú flamante y guapo novio, no le cambiaremos el nombre, ni le quitaremos el título, no sabemos exactamente cómo será, ni si en realidad sucederá, pero nos dijo Tenpecutli que ahora que dejaron de ser inmortales, el que perdieran sus recuerdos era parte de la transición a la recurrencia de sus almas; ¡Lo que tú tanto nos platicaste de que cuando morimos recurrimos en otro cuerpo pero olvidamos todo! ¿Recuerdas? –le dice Romaia.

- ¡Si claro! Lástima que eso también lo tenga que olvidar. –dice Soledad. –Lo bueno es que ya falta muy poco para la Luna nueva, así podré ser tuya completamente Conde de mi vida; ¡Ya vez que doña Adelina, ahora que soy mortal como todas ustedes, me considera una más de las señoritas de esta casa y no me ha dejado estar contigo, mi cielo! Hasta me tengo que dormir con ella, a la hora que ella dice.

- ¡Ya hasta le dices doña Adelina! –dice Pamela. –Lo malo es que no aceptó que nosotras nos casáramos el mismo día que ustedes, no le importó que tengamos que repoblar el mundo y no nos va a dejar hacerlo, ni dormir con nuestros novios hasta que todas cumplamos los 18 años y la última, que es la más escuinclilla de todas, es la Romaia que cumple hasta enero. –dice Pamela.

-Eso está muy bien para señoritas decentes y de buenas costumbres como ustedes. –dice Alfonso de Malibrán. –Así les da tiempo de conocerse mejor y conocer a alguien más.

- ¡Ay señor conde de Malibrán! ¿Todo bien en casa?

Le dice Belinda al Conde, dándole unos golpecitos en la cabeza.

- ¡Cómo si hubiera muchos hombres a quien conocer! Lo bueno es que de perdida alcanzamos uno, lo malo es que ya no tienen el síndrome de los mandilones.