Sonaban la alarma de las patrullas mientras un joven llamdo Billie escapaba de ellas, el sonido se hacía cada vez más fuerte y lo que parecía ser el crimen perfecto ahora se había convertido en la manera perfecta de entrar en la cárcel
«Qué mierda es esto, se suponía que este lugar estaba despejado, maldito Romero siempre me complica las cosas». Dijo el joven mientras corría tan rápido como sus piernas se lo permitían, pero el hecho de que estuviera lloviendo le complicaba las cosas en demasía.
—Tenemos al sospechoso a la vista, viste una chaqueta roja, pantalones largos, tez blanca y pelo rubio. Aún no sabemos si es un mago, pero no quiero arriesgarme pido permiso para disparar cambio.—Dijo el patrullero comunicandose con la torre de comnados.
—Lleva corriendo un buen rato y no piensa parar, estoy un 80% seguro de que es un maldito mago, como cojones los rebeldes son capaces de tener magos en su fila.—Comento el otro patrullero a su compañero con un notable tono de nerviosismo y quizás un poco de miedo.—D-deberíamos disparar, no sabemos qué pueda ocurrir.—Dijo esta vez si con un notable miedo en sus palabras.
—Permiso para disparar denegado. Sigan persiguiéndole cambio.—La torre de comandos había tomado una decisión, que en las portadas de los periódicos saliera "Policías utilizan la fuerza bruta contra un joven inocente" no sería bueno para nadie.
«Suficiente». Aquel joven se volteó quedando de frente hacia la patrulla lanzando un golpe con su puño cerrado al aire a la vez que desde su chaqueta salían 2 cadenas con dirección hacia aquellos patrulleros.
El patrullero que estaba manteniendo contacto con la torre de mandos al ver como se volteó el chico al cual estaban persiguiendo, no le importo tener el permiso para disparar denegado y apretó el gatillo. De la recámara de su revolver solo pudo salir una bala antes de que su cabeza fuera destrozada por dicha cadena. Su compañero corrió con la misma suerte, quedando su cabeza destrozada por aquella cadena y muriendo en el acto. A pesar de que el conductor del auto había muerto, este no se detuvo y debido a la distancia que mantenían entre Billie y el auto no le dio el suficiente tiempo como para esquivarlo, siendo chocado por este.
—¡AH!—Grito el joven mientras salía arrastrada por todo el asfalto. Se había hecho heridas graves y quizás hasta se había roto algún hueso, pero eso no impidió que el joven se pusiera en pie y siguiera con su destino, el cual era escapar.
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12 horas después
Bryant Beck, conocido mundialmente como detective Beck, es un detective con grandes capacidades a la hora de resolver sus casos, cuenta con la cantidad de 124 resueltos y 5 inconclusos.
—Hola joven—Diría aquel detective con un tono agradable a pesar de la escena que estaba presenciando.—¿Me puedes decir que sucedió aquí?
—Detective Beck, esto fue ocasionado por un mago. Estos patrulleros ayer estaban persiguiendo a un chico, el cual se le encontró haciendo disturbios en nombre de los "Rebeldes" estos sujetos le persiguieron, pero así fue como acabaron.—Diría el forense con un cierto tono de desprecio hacia el sujeto que había ocasionado esto.
—Ya veo...—Dijo algo pensativo.—Este caso se va de nuestras manos, tenemos que cederle el caso al gobierno mundial.—El detective sacó su teléfono marcando un número y posteriormente presionando el botón de llamar.
Una joven de pelo negro, ojos café y un cuerpo femenino hermoso se encontraba dentro del baño cuando su teléfono sonaría, obligando a esta a salir de la tina desnuda para ver quien era percatándose de que era Beck.
—Hola Beck—Diría la chica con un tono simpático
—Johana, los rebeldes tienen magos, ayer uno asesino a 2 patrulleros, se están haciendo más fuertes, creo que deberías notificar al Gobierno Mundial.—Comento el detective el detective con aquel tono de tranquilidad que siempre portaba
—¿Cómo es posible? Hasta hace unos años solo eran unos garitos, los cuales se pensaban diferentes.—Dijo la joven algo molesta.—Bueno, el "cómo" no importa ahora, ya le informo al Gobierno.—Dijo aquella chica para colgar el teléfono y comunicarse con los peces gordos del gobierno mundial.
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Guarida de los rebeldes
Billie se despertó en una cama dentro de la guarida de los rebeldes. Este estaba sudando y con un dolor muy fuerte en su pierna izquierda debido a que esta había sido impactada por la bala de aquel sujeto.
—Vaya, por fin te despiertas, supuse que habías muerto o algo así.—Dijo con un tono burlón hacia Billie.
—Cállate Romero, por tu culpa tuve que matar a 2 personas y no quiero que vengas a decir "Esto es una prueba"—Dijo el rubio con un notable tono de enojo.
—Esto es una prueba Pequeño Billie, no puedo tener en mi equipo a alguien que es incapaz de poner su vida por encima de los demás. Tampoco te hagas la víctima, ya has matado con anterioridad que son unas gotas más de sangre en el río que llevas contigo.—Dijo sin ningún tipo de filtros o tono amable.
Billie al escuchar lo que este diría solo bajo la cabeza, impotente de contraargumentar su punto debido a que este estaba en lo cierto.
—Tengo un encargo para ti.—Dijo el señor de aproximadamente 35 años mientras se acercaba a Bilie sentándose junto a él y dejando su mano derecha reposar en la espalda del chico.—Esto solo lo puedes hacer tú...