Ante su tranquilidad estreche sus manos junto a las mías y en señal de respeto hacía él agache mi cabeza delante de ellas, habiéndolo soltado me puse de pie y miré a algunos de los hombres de los Lirich que junto a nosotros allí se encontraban exclamando a ellos delante de Lyall pedí a aquellos.
— Por favor cuiden de él se los ruego, no dejen que lo hieran, resguarden su vida es lo único que les pido — los rostros de aquellos parecían sorprendidos, en vista de mi pedido se notaban extrañados, pero a pesar de ello tales hombres los que aun permanecían como humanos no quisieron entrometerse y preguntar por ende algo al respecto.
Mirando a Lyall dije con suma confianza ante aquel — es la hora de pelear — aquel en respuesta me observo y asintiendo con la cabeza se dedicó a seguirme.
Habiendo dado la espalda, desde la parte posterior de los arboles escuche como Izra inició a moverse buscando llamar mi atención — Emma, espera.
Yo obedeciéndole en aquel momento me detuve, sabia que la curiosidad había tomado sus pensamientos tras aquel haber puesto atención a lo dicho por mi, por lo que queriendo escucharlo suponiendo que aquella sería la única oportunidad que yo tendría para tener una conversación como realmente lo ameritaba con él me quede unos pocos segundos prestándole atención, imaginando quizás que tras enfrentarme a Namesh podría llegar a ocurrir la peor de las circunstancias.
— Sí.
— Porque has dicho eso, porque has citado a la familia de la nada.
— Porque así es.
— ¿Quién eres Emma? Por favor responde — dijo dejando salir de aquel aquella voz algo quebrada que pedía a gritos una respuesta.
— No tengo porque contestar aun a ello porque tú mismo conoces la respuesta o la has presentido desde aquel día en la residencia Bastrii.
Yo se que el necesitaba verme a la cara y yo también tras decir aquello pero de igual forma yo era consciente de que si lo hacía iba a querer como tal lanzarme a sus brazos, haciéndoseme imposible luego dejarle allí.
Dejando la duda en el aire inicie nuevamente a caminar llevando conmigo un pensamiento claro de lo que debía de hacer, pelear, luchar por nuestra vidas y nada más.
Aquello parecía una escena de película, Lyall y yo caminando en medio de los cuerpos mientras invar cayendo envueltos en aquel baile incesante que llama con claridad a la vieja amiga llamada muerte.
Por un momento los enemigos no nos prestaron para nada atención pero a medida que nos acercábamos su interés iba aumentado en nuestra dirección, yo solo avanzaba mientras Lyall ya convertido en lobo se deshacía de todo aquel que intentaba acercarse a mí.
Ver a Namesh y a Kira como disfrutaban del dolor ajeno hacía que hirviera mi sangre, su cara plasmada por la satisfacción que suscitaba ver tal derramamiento de sangre sumado a las risas que de ellos salían producían en mi la peor de las sensaciones.
Yo solo podía contemplarlos mientras avanzaba, verlos allí quietos me hacía desear cometer contra aquellos la peor de las locuras por tanto como lo desee lo hice. Yo aprete mis puños deje que mis manos acumularan toda la ira que sentía, tanto que incluso podía llegar a sentir como mis garras iban perforando las palmas de mis manos pues era indudable no percibir como un líquido cálido salía de ellas empapando mis palmas de seguido.
Si lo se, se que en comparación con aquellos yo soy insignificante en tamaño y porte, pero aquello no me iba a detener, yo estaba más que decidida en esta noche a vengarme por todo lo que aquel me había causado, por destruir mi vida, mi familia y por dañarnos de tal manera que aun hoy no somos capaces de superar el pasado.
A cada paso clavaba más y más mis ojos contra aquellos dos quienes no tardaron mucho en descubrirme, Kira inmediatamente busco pedir permiso tomando la actitud de una pequeña niña, incitada a jugar y habiendo recibido un sí de Namesh ella empezó rápidamente a acercarse.
— No aprendes verdad pues acabaremos esto de una vez por todas — escuche como aquella reclamaba.
— Temo que no, soy bastante testaruda.
Y habiendo dicho aquello por un momento en el que parecía ir todo como a cámara lenta cerré los ojos, me deje seducir por mis pensamientos mientras daba cada una de aquellas pisadas y dije bien firme dentro de mi mente como si se tratase aquello de alguna conversación con otra persona.
— Quieres salir a jugar.
Y aun a pesar de ser algo que meramente era escuchado solo por mi, como si fuéramos dos entes diferentes pude sentir salir el tan esperado — pensé que jamás me lo pedirías — por tanto habiéndome convertido en loba me lance contra Kira sin darle tregua alguna a que aquella procesara lo que veía.
Así rápidamente cambie de forma como si yo fuera ante todo una vieja loba que tiene ya bastante habilidad en ello.
Los ojos de Kira se abrieron de par en par pues no podía llegar a ocultar la sorpresa que mi transformación le produjo, mi reacción no le dio tiempo alguno de defenderse porque gracias a ello pude llegar a derribarla.
Aunque en aquel momento tenía la oportunidad de matarla, yo no lo hice, ser capaz de tomar la vida de alguien en mis manos solo porque no me agrada o no me complace su presencia independientemente del daño que me haya causado no esta en mi ADN, así que simplemente la mordí por un momento en el cuello y la sofoque hasta que esta finalmente perdió la conciencia.
— Una menos — pensé — solo queda Namesh — exclamé tras verle bastante determinada a acabar con aquello definitivamente y quien tras entender lo que yo quería decir intento salir huyendo en el acto, pero para mala suerte la suya algunos de los lobos del clan Lirich ya se habían colocado alrededor de él mientras se escondían de su mirada entre los arboles que se encontraban a espalda suyas.
— Malas noticias ya no tienes a donde ir — dije tras ver como aquel miraba al interior del bosque inmóvil tras este descubrir como los lobos se encontraban fijos convirtiéndolo en su presa.
Habiéndose dado la vuelta y chocado finalmente conmigo al frente aquel musitó — ustedes no pueden hacer esto, no pueden acabar conmigo tan fácilmente, mi plan de toda una vida no pudo acabar como si nada.
— No lo pienses, ya todo acabo — quien dijo aquello fue Dominieck quien se acercó a mi aun en su forma animal y quien me observaba con ojos llenos de admiración.
— Alguna vez te eh dicho que eres hermosa — exclamó aquel en plan lleno de galantería.
— Cada que tienes oportunidad y quieres hacer de la tuya.
— ¡Ahs! Ustedes y sus cursilerías me enferman — exclamó Namesh de seguido.
Dominieck esta vez con burla reclamó — no me importa que no te agrade que sea tan cariño con quien amo, pero mirándolo bien como lo detestas tanto no sería mala idea torturarte con ello.
Yo habiendo escuchado gruñí a Dominieck — tu no tienes remedio.
Como la atención de Namesh estaba dirigida a nosotros, ante su descuido los lobos se lanzaron hacía él y lo capturaron, como era algo de esperarse aquel dio pelea, pues intento por todo los medios impedir que lo sometieran llegando incluso al hecho de convertirse en lobo.
En más de una oportunidad aquel busco zafarse, como podía llegaba a liberarse y por ende salir corriendo de allí bosque adentro pero los Lirich no se lo permitieron.
— No lo dejen escapar, que Namesh este libre es un peligro para todo y todos en este mundo.
Cadenas alrededor de su cuello y patas fueron colocados, cadenas de un buen grosor de las cuales un lobo a menos de que fueran abiertas, aquel no podía llegar a liberarse y lo mismo hicieron con Kira quién poco tiempo después volvió en si.
Cuando ya todo había iniciado a volver nuevamente a la calma y la mayoría de nosotros habíamos vuelto a ser humanos tras cubrir en parte nuestra desnudez, los cuatro alfas junto a nosotros en el centro de aquel lugar se reunieron.
Algunos de ellos aun se les hacía difícil mantenerse completamente en pie, pero aun así allí se encontraban arreglando todo para que Namesh fuera finalmente puesto a merced del cumplimiento de las leyes lobunas.
Yo sintiendo la calma que finalmente a aquella noche le hacía falta, dije casi sin pensar — que bueno que todo a acabado.
Tora replicó mientras me observaba — no pensé que llegaría a decir esto pero lo logramos y fue todo y gracias a tu ayuda así que perdona nuestra anterior acusación.
Dominieck con el pecho hinchado de orgullo cuestiono — se los dije, les dije que Emma era inocente y no me quisieron creer, lo bueno es que mi chica es una mujer muy valiente que no desfallece tan fácilmente.
Gioda exclamó — ya entiendo porque te gusta tanto.
Malbert de seguido reafirmo — eres digno de tu padre.
Aquellos cuatro por un momento rieron pues lo dicho por ello fue más que un ejemplo vivo de la reconciliación.
Izra a diferencia de los demás permanecía en un rincón con la cabeza agachada, sus ojos no se enfocaban en nosotros más simplemente deslumbraban el suelo prácticamente ajenos a la conciencia.
Yo por mi parte de vez en cuando por la rabiza del ojo lo espiaba pues tenía curiosidad por como aquel se sentía y por sobre quería quizás entender que tanto de sus pensamientos mientras intentaba darle forma a todo aquello le había afectado, aunque aun preferí del todo no acercarme.
Cuando me disponía nuevamente a observarle a aquel, los hombres del clan Lirich se acercaron con Namesh y Kira — señor ya estamos listos cual es su orden — increparon aquellos ante Dominieck.