Y así fue que luego de mucho patalear, termine así llevándole por ende la contraria, por más que insistió en tanto se negó a que yo me presentará a fin de cuentas salí de allí en compañía de aquellos.
Al llegar al exterior a expensas de nuestro desconocimiento, no éramos capaces de ver más allá de las sombras que en la oscuridad se movían con avidez camuflajeadas ante nuestra vista.
Izra cuestiono con un poco de ira al chocar con la nada misma — y no se supone que estaban aquí.
Lyall con algo de nerviosismo contesto — sí estaban, no se que fue lo que ocurrió, estaban aquí, incluso los hombres que estaban resguardando la puerta ya no están.
Todos mirábamos de lado a lado dejando en sumo énfasis nuestra curiosidad, para así enfrentarnos a la oscuridad y al desconocimiento que para aquel momento era lo que más intriga alojaba en nosotros.
Yo cuestione — no puede ser que se hayan desaparecido, así como si nada, no pueden estar muy lejos estén atentos.
Era haz misma del puro y total silencio, ni una hoja, ni la más mínima rama, ni el rose de la hierba contra el viento se escuchaba, la frialdad de la noche combinada con el miedo que la situación alojaba en mi era atroz.
El silencio era más que un calvario, aunque lo podíamos usar a nuestro favor, por un lado, al encontrase todo el calma se hacía justamente más fácil detectarlos, pero por el otro nos encontrábamos totalmente ciegos respecto a lo que fuera de nuestros sentidos ocurría.
Todos y cada uno de ellos se encontraban formando en un semicírculo defendiendo a lo que precisamente menos querían salvo por Dominieck ósea yo.
¡Crack! ¡Crack!
El sonido de varías ramas quebrándose se escucharon venir desde el frente con fuerza tanto que incluso parecía que en cualquier momento un árbol caería de la nada en medio de aquel bosque.
Aquel crujido estruendoso se escuchó no una sino dos veces y de la nada una sombra voló hacía nosotros y callo con furia contra el suelo frente a nosotros.
Todos estábamos absortos ante nosotros un cuerpo yacía inmóvil; de los alfas aquello no provoco ninguna reacción, pero de Dominieck y de Layll bueno no podría decir lo mismo.
Desde detrás de ellos podía llegar a ver como aquellos dos apretaban los puños con fuerzas aparentemente estaban molestos y ver aquello sin dudas empeoro todo aquello.
Lyall de la nada salió corriendo y Dominieck no espero mucho para seguirle, desde donde me encontraba intente dar algunos pasos para salir desde detrás de los alfas pero esta vez Dominieck volvió a replicar con algo de evidente rabia.
— Por una vez quédate hay y obedece — su rostro para aquel momento era totalmente ajeno a mi conocimiento, hasta que finalmente se giró en mi dirección y vi su rostro empapado en lágrimas — por favor no vengas, te lo pido.
Al verlo así mi corazón se quebró, Dominieck estaba destrozado lloraba con gran sentimiento a pesar de no emitir ruido alguno y aquello solo hacía sin dudas todo peor y por un momento aquellos se quedaron arrodillados lamentando la muerte de probablemente un viejo e entrañable amigo.
¡Ja, ja, ja!
Primer sonido de alerta una risa desastrosa, espeluznante y aterradora se escucho venir desde los árboles.
— Así los quería ver — exclamó aquella — no imaginan cuanto ansiaba verlos así.
Escucharlo mientras replicaba aquello provoco que todos allí presentes nos pusiéramos en alerta, inmediatamente en posición de ataque nos colocamos, no podíamos darnos el lujo de no encontrarnos preparados, pues el enemigo sin duda podía llegar a aprovechar cualquier brecha que dejásemos a la vista.
Lyall y Dominieck una vez le escuchamos buscaron cerrar nuevamente el círculo de modo que habiendo tomado aquel cuerpo inerte entre sus brazos aquellos se acercaron hasta nosotros.
Habiendo pasado la barrera que los alfas habían armado delante de mi, Lyall acomodo aquel cuerpo junto a una pared cercana a la puerta de entrada a la gruta y fue solo hasta que aquel lo deposito en el suelo que pude llegar a ver aquel rostro pálido e inerte ajeno a la vida.
De mi boca intento salir un gritó ahogado lleno de tristeza a lo que intentado reprimirlo me vi obligada a cubrir mi boca reprimiendo completamente aquella emoción.
— Pequeño Ikel.
Carente de algún signo vital, el más pequeño de los hermanos del clan Lirich yacía frente a mí; sobre su pecho ensangrentado las marcas de garras echas aparentemente de manera reciente se hacían notar de una manera atroz.
Izra con una actitud completamente descarada exclamó sin importarle en lo más mínimo la reacción que Dominieck pudiera llegar a tener en su contra.
— Eso te pasa por enviar niños a hacer el trabajo de un hombre.
Como era esperarse ante la provocación de aquel Dominieck intento lanzarse quería golpear a Izra y desquitarse aquel sentimiento de impotencia que le inundaba.
Verlos pelear de aquella manera por un lado Lyall intentaba calmar a Dominieck y los alfas intentaban detener a Izra por el otro dio una enorme satisfacción a él gran desconocido.
— Es la escena más hermosa que eh visto hasta ahora — exclamó aquella voz mientras se decidía finalmente a salir desde las sombras — así los quería ver matándose entre sí, la verdad quería esperar a que las relaciones entre ustedes se rompieran un poco más para finalmente actuar pero ciertos dilemas pusieron en riegos los que años me había costado planear.
Y fue justamente al verlo que todo emporo el que todos llamaban por consejero hizo presencia llevando consigo un aire de satisfacción que era fácil de percibir en su voz, los alfas se tensaron y el aura de caos y de lamento solo hizo más que aumentar.
Yo al encontrarme aun anonadada por lo visto con Ikel, no reaccionaba por lo que aun el rostro del desconocido era totalmente un misterio para mí.
Aquella voz siguió recalcando — todo marchaba perfectamente hasta que esa maldita mujer apareció, no sé como todos han terminado así defendiéndola a ella, pero algo si les aseguro que disfrutare con creces hacerla sufrir, por cierto deja que se muestre quiero ver su rostro lleno de temor.
— Deja a Emma fuera de esto — reclamó Dominieck con fuerza — ella no tiene nada que ver aquí.
Aquel hombre de nuevo exclamó una risa burlona segado por los pensamientos que maquinaba su mente trastornada.
—No pequeño lobo, ella tiene sin dudas mucho que ver aquí, y créeme créeme cobraré con creces su interrupción.
Una segunda voz está vez femenina se escucho interrumpiendo al consejero, aquella reclamaba con malicia la atención de todos replicando — no seas malo prometiste que la chica seria solo para mi — recalco aquella de seguido.
La verdad eh de decir que para aquel momento no pude evitar darle un punto a su favor pues logro sacarme del trance en el que me había sumergido, pues su familiaridad me hizo reaccionar.
Así que como todos los allí presentes la conmoción por ver a aquella chica una vez me giré me ganó, pero también me ganó la rabia al ver a aquel hombre parado junto a ella.
Kira se encontraba de pie vestida de una manera un tanto provocadora, levemente recostada sobre el hombro del intruso el cual para mi no era para nada un desconocido más.
— ¡Namesh! — dije entre dientes sorprendida, sin dudas era algo imposible de imaginar pues primero termine encontrándome con Izra y ahora con él, aquello sin dudas era una total y completa locura, algo compleja de procesar.
A pesar de que dije aquello en casi un susurro lo más parecido al batir del viento, pues no tenía para nada previsto el que se me escuchase ante mi sorpresa pues término sucediendo justamente lo contrario pues yo no contaba con que la audición de los lobos fuera tan sensible como para ser cuestionada al instante por ello.
Tora junto a los otros tres alfas principales y Dominieck se dieron la vuelta y me miraron con curiosidad preguntando estos de inmediato — ¿Cómo sabes ese nombre?
Todos empezaron a acorralarme dejándome sin salida y con las manos atadas, todos tenían preguntas al respecto salvo Lyall de porque tenía conocimiento de ello, aquello les intrigaba y bastante mi conocimiento poniendo incluso en duda la veracidad de mis afirmaciones anteriores respecto a la acusación hecha anteriormente en mi contra.
— Necesito que entiendan que no soy mala, solo les pido que me den tiempo, yo misma diré quien soy pero ahora no es el momento, por ahora lo único que puedo decir es que Izra, Namesh y yo tenemos un asunto del pasado el cual debemos de resolver.
Las cosas empezaron a calentarse, y aquello solo ayudo a que todo empeorase los alfas estaban decididos a marcar una diferencia usándome a mi como su escudo y yo bueno acepte, era lo mejor para todos incluyéndome.
Luego de mucho insistir y pelear a un a pesar de las negaciones de Dominieck, di un paso hacía adelante y me presente ante Namesh de modo que al verme así mi amado se debatía en medio de una lucha donde el miedo a perderme era su principal disgusto por lo que aquel se zarandeaba intentado liberarse pues los alfas junto a Lyall se había echado contra él haciéndosele por ende imposible zafarse.
Tras dar algunos pasos hacia adelante me di la vuelta en dirección a ellos y exclame intentando mantener una sonrisa en la boca intentando que el miedo no se notara demasiado en mi rostro.
— Voy a estar bien relájate veras que todo terminara más pronto que el cantar de un gallo — alejar mis ojos de él me costo bastante pues enfrentarlo no era nada fácil, lo más sencillo a elegir sería dejar todo y lanzarme contra sus brazos, pero yo era más que consciente de que si quería un futuro con él esto debía de terminar aquí y ahora.
Con la mirada al frente di unos cuantos más y posicionándome justo donde anteriormente se encontraba tirado el cuerpo del pequeño Ikel me detuve, ni mi cerca, pero tampoco ni muy lejos de ellos.
— Aquí me tienes ¿Qué es lo que quieres?
— Solo verte, la verdad tenia mucha curiosidad por conocer a la insignificante omega por la que tantos años llenos de planes han sido tirados casí a la basura.
— ¡Ok! Hay un pequeño detalle, insignificante no soy y tampoco en mi caso ser una omega era algo de tanta simpleza, soy mucho más que eso y sin dudas mucho mejor que tú, Namesh — aquellas palabras salieron de mi con algo de evidente satisfacción, la sonrisa que se formo en la esquina de mi boca era la cosa quizás más desagradable que los ojos de aquellos habían podido llegar a notar.
Kira y se observaron no podían aceptar el echo de que yo conocía tan bien su identidad.
— ¿Cómo me has llamado? — refuto aquel hombre con un evidente rostro de sorpresa.
— Ya me has escuchado.
Kira increpó — de que te sorprendes padre, probablemente uno de aquellos inútiles la habrá informado al respecto.
— ¡Oh, valla sorpresas que trae la vida!
Izra gritó — ¿Cómo que padre?
Kirá con cual alegría increpó — ¿Qué? Realmente pensaste que una mujer como yo podría ser tu hija, dichoso eres que mientras dormías con todo lo que me has hecho durante estos años no había acabado contigo hace tiempo.
— ¡Strike dos! Esto apenas empieza y siento que está noche será realmente memorable — pensé.
Y mirando a Kira repliqué — para salvaguardar tu duda, no, los alfas no me han dicho nada de ustedes al respecto, más bien tu dichoso padre y yo, tenemos una deuda de sangre impuesta desde hace algunos años ya, deuda que pienso saldar esta noche.
Namesh cuestiono — por tu forma de hablar deduzco que nosotros nos conocemos.
— Lamentablemente sí, y realmente sería algo que quisiera olvidar, tu vida en este mundo es lo más inútil que puede existir.