Chereads / Destinos Entrelazados: El Alfa y la Omega / Chapter 80 - Un invitado inesperado

Chapter 80 - Un invitado inesperado

Ver como Dominieck me abrazaba hizo que su sangre hirviese, sus ojos se tornaron rojos y se podía notar cómo rechinaba los dientes del enojo.

Kira gritó mientras miraba hacía todos lados algo enloquecida — no, no... tú tienes que ser mío, solo mío, tú tienes que rendirte a mis pies no a los de ella.

Por primera vez me atreví a tomar la palabra y dirigirla contra ella, no era algo que yo quería hacer, pero si realmente me encontraba allí era sin dudas para ofrecerle apoyo a Dominieck, así que no era justo que simplemente me quedase callada.

— Lastima que no eres tú la que eliges o te tengo que recordar lo rigurosas que son las leyes de los lobos.

— Tu no harás nada inmunda, tú no eres nada ni nadie aquí como para dirigirme la palabra, yo soy la que elijo y para complacerme en lo que quiero, cuando lo quiero tengo al mejor de todos de mi parte, mi padre sin duda acabaría con ustedes en un abrir y cerrar de ojos.

Ante sus palabras yo me reí, sabía que sin importar lo que ella dijese yo tenía un as debajo de la manga, uno por el cual ni el mismo Izra uno de los cuatro ancianos se atrevería a hacer nada.

Delante de sus ojos sonreí con evidente burla e indiferencia ante sus insanas palabras y cuestione — lástima que si lo soy no por nada Dominieck me ha dado voz y voto ante todo lo que tienes frente a ti incluyendolo a él mismo — y levantando la esquina de mi blusa deje visible la marca de unión.

— Sabes que esto.

— No, acaso tiene que importarme — murmuró aquella con indiferencia.

Dominieck de reojo me observó aparentemente aquel también había notado por donde yo había guiado todo aquello y exclamó — me sorprende que tú quién te consideras una persona tan pulcra no sepas lo que ves ante tus ojos.

Dominieck agacho su cabeza y replicó con confianza mientras me observaba — realmente no quería llegar a hacer esto, pero no me queda otra opción y mi querida Emma me ha otorgado un punto de vista bastante directo como para yo tener que desaprovecharlo, así que Kira — levantando el borde su camisa aquel hombre dejó completamente visible la zona de la pelvis izquierda y continuó.

— Tú no eres precisamente bien recibida aquí.

— ¿Qué carajos es eso, porque ambos lo tienen?

Kira empezó a murmurar bastante enojada tirando palabras al aire llena de ofensas que solo dejaban notar su gran ignorancia.

Aquello fue más que suficiente para que ella perdiera la compostura y ya para cuando se iba a lanzar en contra nuestra desde detrás de ella, justamente desde el auto en el que ella había llegado, un sonido proveniente de él nos hizo ponernos alerta, la puerta trasera se abrió de repente dejando a la vista a la persona menos oportuna sobre la faz de la tierra.

Ante nuestra sorpresa un hombre singularmente conocido hizo presencia y quien salió de aquel auto con toda propiedad como si él fuera el único ser importante en este mundo; él y solo él con quién menos hubiera deseado alguna vez cruzarme de nuevo en esta vida.

Izra salió del auto e instantáneamente dio un alto a su insoportable hija quien desesperada y actuando como loca se mantenía, con galantería aquel se acercó y mientras que se encontraba haciendo un gesto con su cabeza de desapruebo contra la susodicha indicó — buenas noches caballeros — saludando así con algo de hipocresía se dirigió aquel a Dominieck y a Lyall.

Habiendo extendido sus palabras aquel lobo se enfocó en mí para también buscar extender aquel saludo — dama — replicó y mirándome a los ojos por algunos segundos se quedó totalmente petrificado, las palabras no lograban salir de su boca, ni la más mínima sílaba podía llegar a ser quizás expulsada, perplejo completamente se había quedado como si se encontrase contemplando algo espeluznante.

Sus ojos de la nada se tornaron algo húmedos, bastante expresivos y singularmente por un momento aparentaban tener vida más allá de la prepotencia que su entereza emanaba.

El solo verlo, me hizo sentir incómoda, asqueada, temerosa, su sola voz me hizo temblar pues era justamente como la recordaba reviviendo así viejos recuerdos del ayer, mis manos de la nada se volvieron algo frías y pesadas, marcándose así la esencia misma del miedo.

Habiendo recuperado la compostura Izra se dirigió por segunda vez a mí.

— Podría repetirme su nombre por favor, sí usted tan amable — me increpó aquel desde que pudo, dejando de manera evidente su curiosidad plasmada ante nosotros.

Mis ojos los dirigí a Dominieck y me apreté con él con algo de duda respecto a responderle a aquel hombre y como si nada busqué guardar silencio.

Dominieck se extrañó ante aquello no era para nada normal la conducta que me encontraba manifestando y mirando a Izra respetando la cortesía que aquel había instalado dijo con total seriedad — discúlpela es algo tímida con los extraños.

— ¡Oh! Ya veo, perdóname mi deber era en primer lugar presentarme y descuida pondré a esta maleducada en su lugar — y como si fuera un alma completamente noble agachándose un poco ante mí, agacho su cabeza con cual galantería y ante todos los presentes pronunció su nombre.

— ¿Qué? No puede ser, a quien tienes que apoyarme es a mí, que demonios te ocurre padre, no es momento para presentarte.

— Tú cállate Kira — dijo con fuerza marcando su superioridad ante ella — tú y yo somos quienes menos deberíamos estar aquí, por lo menos sabes que es esa marca que Dominieck y su acompañante te han mostrado.

— Qué es lo que tiene ese dichoso elemento. No, no lo sé y no es para nada importante aquí, solo aléjala de él y hazla sufrir, te lo exijo.

Izra se volvió hacia su hija, como aquella le hablo no le resultó para nada gracioso y por lo que no dudo en dirigir un golpe contra su rostro, una bofetada bastante certera como si nada infirió aquel contra la propia mejilla derecha de aquella mujer y de paso le gritó — sabes bien que lo único que no tolero es que quieras darme órdenes, no sé en qué carajos pensé aquella noche en la que supuestamente me metí con tu madre y de la que naciste tu tiempo después, tu y ella no fueron, no son, ni serán ni similares a mí tan amada familia, me deshonras completamente Kira.

Perplejos totalmente nos dejó la forma de aquel actuar, la reacción que tuvo contra ella fue aterradora, pero Kira ante tal golpe no se inmuto, ni siquiera le importo.

Izra apartó los ojos de su hija, caminó unos pocos pasos alejándose de ella y frotando con interés su mentón, indicó — para tu información ya que veo que no tienes conocimiento de ello, la marca que ambos tienen es la marca de la unión de los lobos una de las tantas conocidas, así que desde ahora te lo digo Kira, tu juego hasta aquí llego, te prohíbo rotundamente que te metas en su relación y que mucho menos te acerques.

— Pero padre.

— Entra al auto — dijo de una vez con rudeza ignorándola en el instante.

Kira comenzó nuevamente a reñir, estaba más que molesta con la reacción que tuvo su padre ante la presente situación y tras unos segundos aquella luego de mirarnos no tuvo más opción que obedecer.

Como si nada aquel con una sonrisa se dirigió particularmente a nosotros y cuestiono — bien, me vas a permitir conocerte, digo no es muy bueno que a uno de los cuatro alfas una chica inocente como tú no conteste a sus preguntas, lo lamentaría mucho si por ello luego terminas desaparecida o encerrada, lo primero que ocurra.

Dominieck tomó la palabra y con el instinto de un guerrero aguerrido añadido — pero independientemente de que tu seas uno de ellos, ella no está obligada a contestarte, pues mirándote aquí se perfectamente que has sabido escuchar como yo la eh llamado hace un momento.

Al ver como Dominieck buscaba lanzarse hacia adelante, tirando mi brazo izquierdo en su dirección pedí a tal hombre que se detuviese pues no era ni el momento, ni el lugar de armar un conflicto mayor — basta — grité.

Preocupado aquel refuto — pero...

— Estaré bien Dominieck.

— Segura.

Mirándole a la cara con confianza aún a pesar de que me estaba muriendo de miedo por dentro, le di una respuesta lo más confiada que pude — si amor, estoy segura — y dando un paso hacia adelante dije ante aquel hombre.

— Que quiere saber.

— ¡Oh! Veo que tienes un fuerte temperamento.

— Tengo a quien parecerme, ahora bien, eso no viene al caso, le hice una pregunta ¿Qué quiere saber de mí?

— Sencillo tu nombre, de donde vienes, donde esta tu familia, preguntas sencillas y sin mucha importancia, porque mis hombres se han dedicado a hacer todas las averiguaciones sobre tu persona, pero, nadie ha sabido darme respuesta alguna en concreto, aunque lo que más me intriga es que me pareces demasiado familiar.

— Ya, eso es todo.

— Por ahora sí.

— Bien, entonces ahora es mi turno. Sí daré respuesta a esas dichosas preguntas, pero inmediatamente le responda le pido que se marche de aquí, ni usted, ni su hija son bienvenido este hogar.

— Tu no...

— Silencio — dije con una fuerte voz — ahora es mi turno de hablar — al escucharme Izra se quedó perplejo abrió los ojos, incrédulo respecto a como yo me había atrevido a dirigirme hacía él.

— Mi nombre es Emma Robinson, soy una huérfana nacida y criada en Venecia por unos abuelos enteramente honorables que no tienen absolutamente que envidiarle nada a usted, un poco hombre e infeliz ser que no le importa nada más allá de sí mismo; familia lamentablemente ya no tengo, todos perecieron y Dominieck junto a los tíos Martín y Susan son testigo de ello así que como todos perecieron no hay razón para que les de sus nombres y como no tengo nada más que decir le pido muy amablemente a usted que se largue de aquí.

— Tu a mí no me darás órdenes jovencita.

— Entonces usted no venga a exigirme nada, con aquella expresión de ser noble, aquí todos sabemos que usted es un vil desalmado.

— Respétame, tú y yo no somos iguales.

Reír fue inevitable y las consecuencias que aquello traía de por medio eran realmente esperadas — el respeto se gana, no se impone y usted no ha obrado para ser merecedor del mismo, no confunda miedo por obediencia con respeto porque no es lo mismo y conmigo usted no lo tendrá por mera complacencia hacia su persona.

Izra se lanzó hacía adelante como hizo con Kira pretendía hacer de igual manera conmigo un golpe preciso y que resultó impedido.

Dominieck al ver su ataque dio un paso con confianza hacia delante capturando el brazo de Izra en pleno aire, al estar ya tan próximo aquel se acercó a mí rodeándome con el brazo derecho como lo hacía un momento atrás y exclamó — ya basta a los dos — empujando así de seguido aquel hombre quien no pudo hacer nada más allá de dar algunos cuantos pasos hacia atrás, en tanto yo lo contemplaba guardando total silencio por lo que espere a que aquel se expresase tanto como quisiese — Izra ya mi amada Emma le hablo, haga el favor de salir de mi propiedad ahora mismo.