Sin tener ninguna otra alternativa Izra nos miró y finalmente se retiró tras haberle hecho una señal a sus hombres, de allí salió huyendo quizás queriendo evitar por un momento peleas o situaciones absurdas evidentemente comprometedoras que no son bien recibidas al menos no por el momento.
Dominieck y yo contemplando como el auto se perdía en la distancia allí nos quedamos un buen tiempo dejándonos guiar por el silencio, pero aquel siendo precisamente no participe de la calma en su totalidad cuando yo estoy eventualmente de por medio no puedo evitar exclamar.
— Realmente tú eres un hueso duro y difícil de roer, aun sabiendo de lo que él es capaz porque decidiste de que era un buen momento para enfrentarte a Izra.
— Oportunidades como estás son una en un millón, llevaba años esperando a poder enfrentarme a él, hasta que hoy finalmente pude, aunque sea dirigirle la palabra, sin miedo a contenerme.
— Hablas como si tuvieras cuentas pendientes con él.
— Las tengo de eso puedes estar seguro.
— Adivino tiene que ver con lo sucedido contigo antes de ser acogida por mis padres.
— Lamentablemente sí.
— Emma, dime cuando finalmente me hablaras de ello.
Su pregunta me tomo por sorpresa, realmente no pensé que aquel podría llegar a proclamar aquello en aquel momento por lo que me vi obligada a exclamar un simple.
— Pronto Dominieck, pronto lo haré.
Y así observando perdidos en el horizonte aguardamos un tiempo más antes de finalmente entrar a la residencia.
Ya dentro las preguntas por parte de todos los allí presentes no se hicieron esperar, pues estaban sumamente preocupados por lo que pudo haber ocurrido con nosotros allí, fue así que a razón de aquello que a fin de cuentas se enteraron de que Izra también se encontraba allí envuelto en aquella contienda.
— Y que querían — cuestionaron a Dominieck los tíos con suma curiosidad.
— Kira quería seguir insistiendo en que debía de volver con ella aun siendo consciente de que el compromiso fue disuelto, pero Izra la verdad no entiendo porque estaba aquí lo que sí es que cuando vio a Emma comenzó a actuar de manera extraña.
La tía Susan habiendo escuchado aquella palabra cuestionó — extraño como.
Y Dominieck contesto — fue desde mirarla fijamente, a iniciar un interrogatorio respecto a quien es, de donde viene y donde está su familia.
Yo dije de seguido volviéndome parte de aquello — sin contar que golpeo a Kira delante de nosotros tras esta volverse prácticamente loca y amenazar con lastimarme, prácticamente me defendió, pero porque la verdad no lo entiendo.
Dominieck recalco — cierto.
Leila que se estrechó entre los brazos de su madre tomada un poco por el miedo a pelo a decir — es que es un vil monstruo, que esperaban de él.
Debido a esto la velada término para nosotros antes de tiempo, por lo que suponiendo que los ojos de Izra probablemente se encontraban atentos aun a la residencia los tíos decidieron marcharse antes de que se hiciese más tarde y lo mismo hicieron los demás pesé a que aún se mantendrían aquí cada quien prefiero encerrarse en su habitación.
Los últimos en irnos fuimos Dominieck y yo, tras este querer asegurarse de que las compuertas se encontraban bien cerradas y habiendo dado antes de retirarnos a sus hombres ordenes exclusivas de que vigilasen bien atentos los alrededores.
Habiendo ya estado lo suficientemente seguro ambos arribamos al segundo piso, allá aquel pidió con cual orden de que me quedase con él en su recamara todo y porque quería estar bien pendiente de mí, cosa que se me hacía difícil de aceptar en vista de algunas dudas que tenía pendiente aclarar aun así a pesar de ello decidí ir con él, pero por más que quería reprimirme tuve que ceder a mi inquietud.
Así que entrando al baño mientras dejaba recargada la espalda contra la pared cuestione — y cuando pretendías decirme lo de Kira.
Ante aquella pensaba que aquel traería de por medio alguna excusa, pero a diferencia de lo que yo pensaba aquel contesto bastante rápido y sin titubear.
— Sí te soy sincero pensaba no hacerlo, tu misma confirmaste y por tus propios medios lo loca que esta.
— Hablas como si yo no merecía saberlo.
— No, al contrario, si lo merecías, pero no quería exponerte a ella quería mantenerte lo más aislada posible de mis problemas, pero aparentemente no soy bueno en ello y evidentemente sé que estuvo mal.
Y así haciendo a Kira y a Izra parte de aquella conversación la noche término de trascender llena de preguntas y de algo de misterio que sin dudas le proporcionaba un toque oscuro y para nada agradable a la misma.
… … …
Han transcurrido varios días ya desde aquel altercado, todo aparentemente funge como normal independientemente de la tensión que ha aparecido entre Dominieck y yo tras la visita de Kira, y todos hemos intentado llevar una vida lo más tranquila posible al menos para nosotros porque las cosas en los alrededores no se encuentran exactamente bien.
Desde la aparición de Izra aquí cientos de rumores han aparecido en la ciudad, problemas tras problemas se han hecho notar cuestiones que incluso involucran a lobos desconocidos y la muerte de varios humanos.
Todo si dudas ha ido empeorando cosa que también nos ha empezado a afectar a nosotros y hoy lo comprobé y de la peor manera pues la relación entre Dominieck y mía por alguna razón se ha vuelto algo fría.
Son más o menos las tres de la tarde y a diferencia de los demás días me encuentro muy tranquila levemente recostada en uno de los sofás en el gran salón el cual le da la espalda al comedor, allí me encuentro leyendo un viejo libro de Historia Licántropa la edición número cinco para ser exacta de los tratados que han sido pasados de generación en generación entre la familia Bastrii, cuando de la nada Dominieck se adentró a aquel lugar con bastante enojo.
Aquel hombre entro pisando con rudeza haciendo que sus zapatos emitieran un ruido agudo que resonaba entre aquella habitación, entro refunfuñando, tirando palabras al aire que por el momento eran difíciles de interpretar por la velocidad con la que aquel las emitía caminando de atrás hacía adelante sumamente intranquilo.
Al estar recostada aquel no se dio cuenta al entrar de que yo me encontraba allí y yo al verlo así fue prácticamente inevitable que no hiciese a un lado aquel libro para así buscar intentar entender que era lo que ocurría.
Incorporándome en silencio lo observe como aquel discutía y peleaba con algo de rudeza en contra de sí mismo.
— ¡Hola! — replique queriendo hacer consciente aquel de mi presencia allí.
Dominieck no muy bien me escucho salto hacía un lado ante la sorpresa haciéndose evidente para mí de que yo era precisamente la persona que menos aquel esperaba.
— Cuando llegaste.
— Corrección, siempre estuve aquí solo que no me notaste.
— Ósea que me viste entrar.
— Lógicamente; ahora bien, dime que sucede traes una cara de mala muerte bastante aterradora.
Dominieck intentó tranquilizarse, por lo mismo se dejó respirar profundamente antes de finalmente iniciar aquel diálogo.
Ya más calmado aquel increpo tras acercarse al sofá habiéndose colocado finalmente en cuclillas ante mí.
— Desde que llegaste aquí cual ha sido la única cosa que te eh pedido encarecidamente.
— Pues que no salga de casa si Lyall o tú no están.
Aquel volvió su rostro totalmente serio, sus ojos al sentir como la energía se acumulaba en su interior e indicó — bien, y si lo sabes porque me desobedeces.
— De que hablas, de qué manera te eh desobedecido.
— Has salido y durante estos días no una si no varias veces, te han visto así que no hay forma de que me lo niegues.
— A la verdad que a veces tu propia idiotez te ciega — dije algo inquieta — yo no eh salido de la casa, no eh faltado a tus reglas ni mucho menos a tus pedidos, explícame bien de que hablas y de que me acusas para poder entender y por lo tanto defenderme.
Dominieck se puso de pie, zapateo contra el piso varias veces intentando consumir su enojo buscando no liberarlo sobre mi repitiendo algunos cuantos insultos que la situación hacía aparecer en su vocabulario — y vas a tener el descaro de negarlo en mi propia cara Emma tengo pruebas de lo que hablo, hay grabaciones en las cuales se te puede ver y no solo desobedeciendo las ordenes que te di sino también hablando con uno de los hombres de Izra.
— No, lo que acabado de escuchar no puede ser cierto — dije indignada — dime Dominieck, tú mismo te acabas de escuchar, tu mejor que nadie sabes que a quien menos quiero cerca de mí es precisamente a ese demonio, como tú te atreves a asegura eso.
Dominieck emitió un gritó fuerte en contra de mí en tanto se mantenía algo distanciado, aquel estaba más que extasiado debido a la situación, con rudeza introdujo la mano hacía el bolsillo interno del saco el cual aquel tenía puesto extrayendo su móvil de allí, por algunos segundos hurgo en él, al dar con lo que buscaba se acercó y empezó a rodar por la pantalla algunas imágenes afirmando sin importarle mi opinión de que aquella sin dudas era yo.
Aquello era algo de no creer y sumamente desconcertante, me acusaba, me recriminaba y lo peor era de que sin dudas la mujer de la foto no solo tenía la ropa similar a la que suelo usar, sino que también el largo del pelo y el semblante de su cuerpo, por lo que tal y como él lo dijo había varias imágenes de alguien muy similar a mi paseando por algunos sitios en el centro de la ciudad y en otras aparecía sin dudas acompañada de un hombre al cual la verdad nunca había visto.
— Lo vas a seguir negando.
Una sonrisa plagada de nerviosismo apareció, la rabia me carcomía preguntándome cómo o porque aquello era posible y unas cuantas lagrimas bañadas por el mismo sentimiento de impotencia recorrían mis mejillas cubiertas de dolor.
— Hasta que me muera si es necesario lo voy a negar, ya te dije que no soy yo y te lo voy a demostrar.
— Es absurdo que lo niegues tengo pruebas Emma, pruebas contra ti y lo peor de todo es que han puesto precio a tu cabeza por ello, por todos lados ha empezado a aparecer letreros que piden tu captura por vender a la manada de los Grobhiet, es que no lo entiendes, los alfas incluso están intentando pedir que se ponga ejemplo contigo ejecutando la ley de Schwaarz, estoy muy seguro de que pedirán que ruede tu cabeza.
— Quien no lo entiende eres tú, por tercera vez te lo repito no soy yo y no me importa lo que hagan a fin de cuentas quienes se van a llevar una sorpresa van a ser ellos y todo aquel que no me crea incluyéndote a ti.
Y poniéndome de pie intente marcharme de allí, Dominieck al ver que me iba con rudeza me sostuvo por la muñeca desde mi brazo derecho obligándome de seguido a acercarme a él.
— Lo que está mal, lo está aquí y en todo lugar, solo acepta tu error y yo tratare de salvarte.
— No necesito que me salves, solo que me creas — y zafando mi brazo de su agarre me retiré hasta mi recamara.