— ¡je, je, je! — una risa nerviosa apareció en mi boca, pues algo me decía muy dentro de mí de que, aquel sin dudas era capaz de hacer eso y más, siempre y cuando fuese lo suficientemente provocado.
— Como dije, tú y yo ahora estamos marcados y seremos uno durante todo el resto de nuestras vidas — Dominieck se colocó de pie, de la parte inferior tomo su camisa y elevándola hizo el mismo procedimiento que realizo conmigo, subiendo aquella prenda y descendiendo la cinturilla de aquel pantalón justo del lado izquierdo allí la divise sobre la parte superior de su pelvis reposaba la misma marca que yo ostentaba.
Ante aquella imagen contemplándolo tan cerca de mí, sentí el llamamiento de la carne, del deseo y del furor nuevamente ligado un tanto a la esencia de la propia curiosidad, por lo que solo el ver su piel me hacía sentir extrañamente alocada, así que, mirando aquella marca plasmada en su ser, no pude evitar tomar mi mano y dirigirla hasta aquel lugar.
Con las yemas de mis dedos, acaricie aquella zona de su piel con total propiedad queriendo entender también si contaba con algún relieve que diera señal alguna de que era algo creado por manos expertas y no algo formado de manera natural, pero no, al igual que la mía era sumamente lisa de modo que ambas parecían surgir desde el interior hacia el exterior de la piel.
Por un momento, Dominieck dejo de ser el elemento central que hacía de interés a mi conocimiento, tras mantenerme enfocada en aquella vista que tanto interés había traído a mi ser, por lo mismo lo perdí por algunos segundos de mi foco de atención y deduciendo que aquel quería ser parte de la misma nuevamente, retirando mi mano aquel por segunda vez se agacho y desde allí me observo, por lo que mirándome a los ojos replicó.
— En que piensas.
Al escuchar aquella pregunta sentí la enorme necesidad de dar un profundo nuevo suspiro cosa que hice antes de proceder a dar una respuesta — solo no dejo de pensar en si esto es lo correcto y cuestionarme en cuanto a que es lo que pensarían los abuelos — por un momento dudé ante lo ya proclamado, pues tras replicar aquella última palabra no pude evitar sentir un extraño hueco en mi pecho que me oprimía con fuerza — digo tus padres, no sé qué pensarían al respecto.
— Pensarían lo que tendrían que pensar, muy probablemente a favor nuestro, no por nada éramos tan importantes para ellos, por lo cual ante mi puedes llamarles como desees ya que nunca te lo prohibiría, los amaste en vida y les diste bastante alegría, así que no podría simplemente hacerte que te olvides de ellos, sería muy injusto de mi parte.
Dominieck dirigió su mano derecha en mi dirección, desde allí busco unirla con las mía en un tenue apretón mientras que su mano izquierda aquel la llevo nuevamente hasta mi mejilla y acariciándome por segunda vez proclamó — Emma, imagino que sabes que las relaciones entre lobos suele ser algo de suma seriedad, por eso aspiro a que entiendas que hablo con total sinceridad.
— Sí, lo sé, siempre que sean lobos enteramente proclamados la seriedad se hace fundamental, pero sabes bien que ese no es precisamente nuestro caso, ya que las omegas no son particularmente incluidas.
— Y aunque no lo sean no me importa, todo mi ser te eligió particularmente desde el día uno, aunque me eh mostrado gruñón incluso reacio hasta con mis propios pensamientos, eh intentado hacer la contraria, tú te adentraste en mi ser y desde entonces no me has dado un respiró.
— Y que quieres decir con todo eso.
— Que me interesa saber si me permites pequeña cortejarte a las buenas, porque yo estoy muy interesado en conocer a la verdadera Emma en toda la extensión de la palabra y a aprender a amarla como se lo merece y no me importa lo que digan los demás al respecto.
Su voz se sentía algo delicada, las palabras salían de su boca como cual tenue manjar y sus ojos permanecían sumamente iluminados.
Yo sabía que aquello era base de un paso bastante formal y fundamental, uno que nos conduciría a una perspectiva fuera de lo cotidiano y que sin dudarlo nos llevaría a asentar pie contra el propio mundo porque era más que evidente que en el momento en que diese finalmente el sí todo probablemente se voltearía en contra nuestra, así que me encontraba dividida, sumamente dividida en el querer y en el deber.
Así que por un momento lo contemplé ya que el nerviosismo había iniciado a hacer estragos nuevamente en mí, por lo que queriendo deshacerme de aquella sensación dije antes sin pensar.
— No se supone que este pedido se debería de realizar antes de que tú y yo terminásemos particularmente enredados entre las sábanas.
Dominieck no era para nada tonto por lo que entendió rápidamente a que me refería e indicó diciendo, tras retirar su mano de mi rostro y chocar con algo de confianza la punta de mi nariz con su dedo índice.
— Para eso precisamente fue la cena, pero cuando me encontraba casi listo para hacer la proposición sucedió lo que ya ambos sabemos — musitó con una sonrisa totalmente amplia.
— En pocas palabras yo misma arruine la sorpresa.
— No Emma, digamos que más bien tu piel solo quiso hacer una travesura, pues imagino que se encontraba sumamente cansada de permanecer oculta y término haciendo una de las suyas y aprovechando la manifestación de la fase de la luna salió a dar una ojeada al mundo luego de tanto tiempo confinada y valla que noche me has otorgado — y no, aquel no podía bien a ver dejado a un lado el mencionar aquello, pues torturarme con lo ya echo aparentemente es más que gozo puro a su persona.
Indignada tras haberle escuchado replicar aquellas últimas palabras, giré mi rostro en dirección contraria, mordiéndome los labios intentando aguantar el impulso sublime que me arremetió de querer golpearle.
Con cual burla probablemente notando como me contenía, aquel exclamó mofándose directamente de mi — deja de contener tanto el enojo, se te subirá la tensión y yo tendré luego que hacer el papel de médico por lo que existen dos posibilidades y una de ellas ronda precisamente en curarte, como, no lo sé, pero de que lo hago lo hago, todo y contar de poder ser bien recompensado luego por ti.
Ya no soportando más su provocación me erguí por completo apartándome del borde de aquella cama, rodee a Dominieck y abandone el interior de la cúpula y con rapidez descendí los escalones ya que estaba más que decidida a salir huyendo de allí.
Acercándome a la salida di algunos cuantos pasos totalmente firmes que me llevaban con gran impulso lejos de él, pero con Dominieck todo se puede llegar a esperar eso lo sé muy bien por lo que era totalmente esperado para mí que aquel intentase no dejarme salir de allí antes de que el finalmente expresara todos los puntos que tenía en mente.
Así fue que, antes de que yo pudiera llegar a colocar un pie en el camino que abandona el interior de aquel lugar donde la cúpula permanece resguardada que Dominieck ya se encontraba cerca de mí de modo que tomándome de la mano izquierda tirando hacia atrás me hizo retroceder tras dar una media vuelta haciéndome quedar justo frente a su persona.
Ya una vez cara a cara aquel aprovecho para guiar su brazo izquierdo por entre la abertura entre mi costado y mi brazo derecho por lo que se le hizo fácil a final de cuentas rodearme por la cintura y así unirme a su vigoroso cuerpo.
— Aun no te puedes ir pequeña tramposa, aun no me has dado una respuesta.
— Nunca dijiste que tenía que ser precisamente ahora.
Dominieck asintió pues aparentemente se había dado cuenta que yo tenía razón — punto a tu favor querida.
Así fue que, entre risas, algo de coqueteo y uno que otro beso el tiempo se esfumo sin un mañana, a la luz del sol a aquellas horas, disfrutar aquel tiempo con él se convirtió en más que preciado para mí, sublime estepa que me endulzaba el alma a su entera voluntad.
En sus caricias yo me ahogaba, me sentía completa y libre, me sentía enteramente mujer y enteramente preciada.
Embobados el uno con el otro permanecíamos bastante entorpecidos, de mi era algo que podía fácilmente entenderse pues estaba experimentado la esencia de mi primer amor, pero de él era difícil de creer ya que siendo un hombre tan experimentado eh de pensar que respecto a más de una mujer pudo llegar a conquistar y porque no inclusive llegar a amar, aun así, con aquello en mente intenté darle una oportunidad, y no dije nada al respecto de lo que por mi mente circulaba.
Estando allí el tiempo paso con suma prisa, tanto que parecía irreal la manera en cómo se movía, así que, llegando la hora de partir para finalmente regresar a la residencia, Dominieck y yo iniciamos nuestra finalmente ida, ya habiendo propiciado unos cuantos pasos hacia adelante ahora tomada de la mano de aquel sintiendo la necesidad de mirar atrás contemple aquel lugar por última vez.
Dominieck tras notar como dejaba perdida mi mirada en aquella dirección no pudo evitar dirigirme una pregunta en cuanto a ello queriendo descubrir mi tal curiosidad.
— No esperaba que te fuera a gustar tanto.
— Yo tampoco, pero no sé, me siento muy atraída a ella y no logro entender por qué — exclamé mientras dirigía mis ojos hacía aquel hombre.
Dominieck no pudo evitar sonreír algo de lo que le dije hizo que aquella expresión se dibujara con fuerza en su rostro — tenía mis dudas al respecto de sí contarte o no, pero mirándote bien la curiosidad te va a terminar matando.
— Contarme que Dominieck.
— Del porque esto está aquí claro — Dominieck me observo y segundos después guio sus ojos en dirección a aquel preciso lugar, intentando calmarse lo vi como intentaba respirar buscando quizás contener sus emociones hasta que finalmente exclamó.
— Este era el lugar preferido de mis padres, por las tardes solíamos venir aquí y contemplar el cielo a través de la imagen que la cúpula permite durante las noches, toda mi niñez estuvo acompañada por la imagen de este precioso lugar, recostado junto a aquellos sobre aquella cama escuchando como narraban cientos de historias, también puedo mencionar nuestros curiosos juegos alrrededor de toda la propiedad, riendo y viviendo libres y felices hasta que la tragedia ocurrió.
Su rostro se volvió algo sombrío, algo triste y desganado, su voz se escuchaba ronca como si se encontrase conteniendo el llanto.
— Durante años estuve privado de venir aquí, por lo mismo de que la manada aquella había tomado la propiedad bajo su mando, ya de adulto, cuando pude pelear para recuperar lo que por derecho me pertenecía y pude regresar a este lugar, aquellos hombres habían hecho de esto un total desastre, los árboles habían sido brutalmente talados, y la cupula bueno, había sido tirada a bajo, de los cimientos anteriores que en su lugar quedaron se formó lo que hoy vez, así que tanto el suelo como los escalones están hechos de la vieja construcción.
Al escucharlo narrar aquello fue prácticamente imposible para mí no sentir un nudo en el pecho, lo que me llevo a no poder apartar mi vista de él, puesto que justamente allí aquel hombre se encontraba sincerando con algo que sin dudas le provocaba bastante incomodidad pero que sin embargo a pesar de la amargura prefiero finalmente contar, en silencio lo divisé y en silencio pude contemplarle cuando de sus ojos también una lagrima rodo por su mejilla dejando totalmente visible su dolor.
— Lo primero que ordene que se arreglase fue este lugar, desde los árboles, la misma cupula, el adoquinado, todo absolutamente todo mande a que fuese restaurado, y me condene al olvido, desde la vez que se terminó su construcción yo no había vuelto a poner un pie aquí, Zoe y Leila inmediatamente quedaron a cargo de la limpieza y del cuidado pues el solo hecho de acercarme me producía muchísimo dolor.
Sus palabras me hicieron sentir incomoda e inútil, incluso me empecé a culpar por robarle la atención, el tiempo y el amor que sus padres debían de haber destinado a su persona pero que sin embargo terminaron entregándome a mí.
— Dominieck, puedo preguntar porque me trajiste aquí, no quiero ser un símbolo que reviva aquellos malos recuerdos en ti.
Aquel volvió a sonreír a pesar de la presencia de aquellas lágrimas que rondaban por sus mejillas, con tranquilidad se dio la vuelta y con sumo interés busco dar con mi mirada, teniendo frente así mirándome exclamo con total franqueza.
— Te traje aquí porque precisamente quiero cambiar eso, quiero reemplazar mi dolor por el recuerdo de mi unión contigo, quiero hacer de este lugar nuestro nido privado de amor perpetuo, como una vez mis padres lo hicieron.