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Chapter 68 - Destino rumbo a la primera cita

Escucharlo refutar aquello me hizo sentir algo tonta y me hizo dudar respecto a que, si yo estaba siendo demasiado exigente o no, pues era algo evidente de que últimamente solo me encuentro preocupada por lo que yo quiero y deseo sin importarme mucho los demás.

— Quiero que me entiendas te lo pido Emma y quiero que me creas, la persona que esta más interesada en que tu tengas libertad soy yo, pero dada las circunstancias no es algo que pueda permitirte, mi deber ahora es protegerte mientras resuelvo a algunos negocios, así que por favor obedeceme te lo pido.

Al notar aquella mirada de cual niño suplicante que se había formado a lo largo de la extensión de su rostro y que era dirigida con todo interes hacía mí, no pude evitar sentir como la tensión se disipaba de mi alma cosa que casi siempre solia suceder siempre que miraba los ojos de aquel hombre, pues la capacidad que había tomado Dominieck para controlarme era cada vez mayor tanto que incluso aquel sin dudas podría doblegar mi alma de la manera la cual su merced quisiese si en realidad se lo propusiese.

— Dime, te comportaras — cuestiono aquel con interés al ver como me encontraba en total silencio sin realizar gesto o movimiento alguno.

— Sí.

— Perfecto — y habiendo señalado la cama aquel indicó — como vez, aquí esta el vestido que elegí especialmente para ti — luego giro la cabeza con insistencia en busca de algo y habiéndolo encontrado siguió diciendo — en aquel tocador hay de todo como para que te puedas maquillar y peinar, todo esta completamente nuevo y fue especialmente comprado para ti, así que no dudes en usarlo.

— Un momento, cuando has hecho todo esto pues no estuve demasiado tiempo fuera como para que yo no pudiese llegar a notar lo que tu hacías.

Dominieck sonrío, llevo su mano izquierda hasta la parte posterior de su cabeza una vez la alejo de mi mejilla e indicó.

— Tengo mis artimañas.

A sabiendas de cuales podrían llegar a ser a aquellas y siendo consciente de quienes más que nada son objeto de ayuda para Dominieck replique.

— Algo me dice que tus artimañas tienen cuerpo humanoide y que tienen unos nombres particulares, podrían ser incluso llamadas Zoe y Leila puedo decir — y habiendo acertado con mis palabras aquel volvió a sonreír con algo de nerviosismo.

— De donde sacas eso Emma.

— Dominieck recuerda que soy mitad loba y siento su aroma, las chicas dejaron esparcido su olor casi por toda la habitación.

Dominieck se puso de pie me miró algo desconcertado y exclamó ante su curiosidad.

— Soy yo o tu naturaleza animal ha despertado un poco más.

— ¿Por qué lo dices? — cuestione con duda tras no haber notado nada diferente en mi en el transcurso del tiempo.

Mirándome aquel en tanto entrecerraba un poco los ojos como intentando analizar lo dicho por mi persona, por un momento se quedo allí contemplándome y habiéndose convencido de que solo habría podido ser un mero juego de su mente aquel indicó.

— Olvídalo, tal vez me estaré volviendo loco con todo lo que ha venido ocurriendo, en todo caso, te dejo para que te alistes — y empezando a caminar se dirigió hasta la puerta pretendiendo salir.

Ya para cuando aquel se encontraba con la mano dispuesta sobre el pomo queriendo abrí aquella para salir y abandonar aquel lugar, Dominieck indicó nuevamente tras girar y llevar sus ojos en mi dirección...

— ¡Ah! Por cierto, me iré a arreglar y algo me dice que es mucho más que probable que me encuentre listo bastante antes que tú, quería preguntarte, prefieres que te pase a buscar a aquí a la recamara o que te espere en el salón.

— En el salón estaría bien.

— Perfecto, no te demores demasiado.

Y habiendo confirmado aquello Dominieck salió de aquella recamara llevando consigo algo de evidente emoción.

No muy bien la puerta se cerro sintiéndome algo más tranquila debido a que Dominieck suele despertar sentimientos muy fuertes en mi incluyendo el nerviosismo últimamente repliqué casi en voz alta.

— Es un idiota, debería de aprender a tener algo de más tacto sin dudas.

Palabras que a sinceridad iba a terminar lamentando más adelante y contra las cuales recibí una respuesta que me dejo algo impactada y con los ojos desorbitados.

— Te escuche Emma — y poniéndome de pie me dirigí hasta donde se encontraba la puerta la cual con solo tirar un poco de la misma quedo de par en par, razón por la cual choque contra la figura de Dominieck quien se encontraba para aquel momento de pie mirando rumbo a mi habitación con los brazos cruzados a nivel de su pecho y con el seño algo fruncido.

— Tienes algo para decir, pequeño monstruo.

— Lo siento — y con una sonrisa avergonzada promulgue a aquellas palabras mientras despacio pase a cerrar la puerta poco a poco mientras que aun contemplaba sus ojos y expresiones.

Habiéndome ya asegurando de que nada se podía escuchar fuera de aquellas cuatro paredes colocándome de espalda contra la puerta renegué en contra de mi torpeza ante tal suceso.

— La próxima vez tendré que asegurarme de no meter la pata de tal manera de que luego lo lamente porque las cosas sin dudas pueden terminar convirtiéndose en algo sumamente delicado.

Habiendo intentado guiarme hasta la conformidad tras tal eventual acto impropio en contra de tal anfitrión, decidí ir e iniciar con esta dichosa preparación que sin dudas me esperaba.

Así que, habiéndome desecho de la ropa que llevaba puesta me dispuse ir al baño y darme una buena en tanto refrescante ducha que sin dudas iba ayudarme bastante con el calor que desde temprano había venido experimentado sensación que sin dudas incremento al tener a Dominieck hacia un momento tan cerca.

La sensación sofocante que el cambio de temperatura había provocado en mi me tenía para aquel momento más que alerta y era algo incomodo aunque sin dudas luchaba para no dar a demostrar aquel malestar, razón que por lo mismo me encontraba sentada en el exterior intentando con creces tranquilizarme.

Así que buscando tranquilizarme deje caer sobre mi piel aquel elemento con la fuerza que con la cual gozaba abandonar el grifó superior de modo que, habiendo aprovechando a aquellas circunstancias hice valer mi tiempo para también lavar mi pelo y mis dientes cubriendo en totalidad la higiene de todo mi ser.

Tras salir me envolví en una toalla, revise en el espejo de aquel baño el aspecto de mi piel y pocos segundos después salí para así proceder a cambiarme, por lo que acercándome hasta la cómoda tome algo de ropa interior en color negro con algo de encaje tanto un bóxer sumamente ceñido a la piel como un pequeño top que me serviría para mantener mi pecho firme en su lugar.

Ya teniendo aquella parte cubierta, sobre mi piel acomode una bata de baño completamente seca la cual use para cubrirme hasta que pudiera terminar de arreglar algunas cosas que me faltaran antes de que siquiera pensara en terminar de vestirme.

De modo que habiéndome sentado frente al tocador primero me dispuse a estilizar mi pelo en el cual tras haberlo alisado en la parte delantera forme una trenza en forma de diadema, dejando la parte trasera suelta y con algo de movimiento gracias a las hondas que se forman de manera natural en el mismo.

Una vez ya que se encontraba aquella tarea preparada gracias a que aquello no me llevo demasiado tiempo, decidí colocar algo de color en mi rostro para a fin de cuentas buscar complacer a tal sujeto en aquel pedido y porque no, sentía que darme algo de vida usando algo de maquillaje era sin dudas un hecho bastante acertado, aunque es algo que pocas veces suelo usar.

Por tanto tras haberme colocado algo de rímel para darle forma a mis pestañas y colocando alguna que otra sombra dando una apariencia de ahumado bastante tenue sobre miss parpados, de haber dado vida a la línea de agua en marcada en mis ojos con un delineador negro mientras que sobre mis pómulos coloque un poco de rubor en color coral y sobre mis labios deposite algo de labial en color rojo bastante fuerte que hacia juego con el color del vestido aquello daba ya por terminado.

Estando relativamente preparada por un momento me admire en el espejo y sintiéndome satisfecha con lo que veía me dispuse a ceñir sobre mi piel a aquellas piezas que aun faltaban para completar en su totalidad aquel atuendo, como el vestido y los zapatos en su respectivo orden, también aquel momento lo aproveche para en mis muñecas acomodar alguna que otra pulsera que hacía juego y propiciando un toque aromático como lo es el perfume marque el final de aquella odiosea.

Contemplando mi figura en el espejo por una vez me admire y valla que sin dudas me sentía hermosa y no lo digo por enaltecer mi ego sino que realmente me sentía así, vestida tan diferente de lo que es común y normal para mí que más que nada se vasa en llevar prendas que no me hagan resaltar pada nada.

Así que confirmando que ya todo se encontraba en su lugar, tras salir de la recamara y cerrar la puerta, empecé a caminar por aquel pasillo con bastante tranquilidad y paciencia como si yo me encontrase sola en el mundo, en tanto habiendo finalmente llegado hasta las escaleras inicie a descender por ellas como en cual cuento de hadas mientras el príncipe se encuentra debajo esperando con interés la aparición de su princesa y fue justamente así.

Imagino que todo se dio en consecuencia a que con su gran audición me escucho cuando iniciaba a acercarme, por lo que antes de que me pudiese haber encontrado dando un nuevo paso acercándome al tercer escalón que Dominieck se hizo frente ante mi elegantemente vestido haciendo honor a su renombrado nombre.

Con un traje negro ajustado vestido de los pies a la cabeza en la cual la camisa manga larga superior yacía algo abierta en la zona de su pecho y sus pantalones marcaban con severidad su hombría allí a pie de la escalera aquel me esperaba, sus ojos para aquel instante me contemplaban de una manera tal y como si Dominieck se encontrase visualizando al ser que más ha amado sobre la faz de la tierra, dejando caer su boca levemente tras no poder encontrar palabras adecuadas las cuales poder promulgar.

Despacio fui dejando cada uno de los escalones detrás mientras mis ojos se perdían junto a los de Dominieck en aquella cálida mirada que sin dudas era capaz de brindar mucho más que afecto a ambos.

Tras llegar al último escalón, Dominieck extendió su mano en mi dirección y ayudándome a finalmente dejar a aquella escalera detrás aquel musitó — sin dudas no hay cosa en esta tierra que a tu piel adorne y no te haga deslumbrar, Emma que perla tan hermosa eres cariño mío.