Chereads / Destinos Entrelazados: El Alfa y la Omega / Chapter 69 - Del odio nace el amor y del amor nace el deseo

Chapter 69 - Del odio nace el amor y del amor nace el deseo

Admirándole, mientras dejaba que una pequeña sonrisa tomara posesión de la comisura de mis labios, di ante aquel cual respuesta evidentemente algo tímida una vez agaché mi mirada.

— Eso solo lo dices para hacerme sentir bien.

Aquel mirando mi tan curiosa respuesta, acortando la distancia en la cual nos manteníamos, Dominieck buscó acercar con especial interés nuestros cuerpos el uno del otro, tras sujetarme con avidez de la cintura haciéndome prisionera de sus brazos, aquel me unió a su solo ser y eventualmente, tras colocar una mano debajo de mí barbilla tal hombre me obligó así a verle a los ojos.

— No Emma; no hay nada que salga de mí, que te concierne a ti, que no tenga consigo una absoluta verdad, eres hermosa y eso grábatelo bien en tus pensamientos.

Su voz, su solo olor y su cálida temperatura que percibía al tacto, para aquel instante poseían el toque exacto de locura y deseo capaz de embriagarme de la peor manera, pues tenerlo tan cerca hacía que sobre mi piel experimentara las sensaciones más desconcertantes.

Sobre mí podía sentir como cientos de pequeñas hormigas revoloteaban por toda mi piel, despertando el calor que pensaba había logrado consumir hacía un momento tras haber logrado darme aquella ducha, pero no.

En tanto, antes de lo pensando tal sensación aumentó haciéndome presa total de los juegos y acciones que aquel hombre tenía para conmigo.

Observándole, guardando total silencio atrape su mirada que contemplaba con deseo la curva de mi boca, totalmente hambriento, loco por devorar mis labios y no apartarse en un buen rato de ellos.

Presa de mis propios pensamientos solo podía dejarme consumir por ellos mientras peleaba en contra de mi sola consciencia muy sumergida en mi mente, mientras repetía sin cesar — "sí aquel llegase a tocar la más mínima porción de mis labios con los suyos en este momento, no dudo que terminaría ahogándome en un mar de ansias por la cuales él y solo él tendría la capacidad de saciarme de por vida."

De modo que, cuestionándome una y otra vez, rogué por que aquel no hiciese nada y se resignase, pero por más que pedía a los cielos ayuda, aquel no retrocedía en cambio se acercaba gradualmente más y más hasta mi rostro buscando saciar su sed con un simple beso.

Dominieck esperando el momento justo logro unir su frente con la mía tras apartar su mano de mi barbilla y habiendo descendido aquella mano rumbo a mi cintura con dulzura me rodeo.

Por un momento allí quietos como si él y yo estuviéramos solos en este mundo nos quedamos hambrientos el uno del otro, con los ojos algo cerrados disfrutando del silencio y de la calma que nos proporciona estar juntos el uno con el otro como si fuéramos ante todo dos viejos amantes que esperaban con creces poder encontrarse y llenar a plenitud el vacío contenido en sus solitarias almas.

Y Siendo consciente de lo que se avecinaba ya para cuando aquel se encontraba a solo milímetros del tan esperado choque de nuestros labios, tomando control sobre mi propio ser dije casi en un susurro.

— No lo hagas.

Y respondiéndome aquel de la misma manera me cuestionó — porque no, sé que tú también lo deseas tanto como yo.

— Porque primero necesito que estés seguro de que realmente es algo que tú quieres, pues no quisiera toparme con la sorpresa de ser solo un juego para ti y que luego me deseches.

— Ya te lo dije, yo te quiero enserio, te quiero para mí y solo para mi — de modo que aun manteniéndose unido a mí, habiendo dado aquella respuesta sentí como aquel no pudo evitar respirar profundamente, escuchar mi desconfianza probablemente lo hizo sentir algo decepcionado — pero entiendo, sé que aún quedan algunas cosas por resolver y por ende aun tienes dudas al respecto, esperare tanto como quieras, aunque temo que tendrás que tomar una decisión tarde o temprano.

— ¿Por que lo dices ? — cuestione tras apartar deliberadamente mi cara de la suya.

— Porque cuando te pregunté por tu naturaleza lobuna me mentiste, o ha sido eso o realmente no sabes casi nada al respecto de las etapas que un lobo vive a lo largo de su vida.

— No te mentí, realmente no eh notado diferencia alguna en mi o al menos no eh sabido interpretarla de la manera más adecuada.

— Eso significa que no sabes ni siquiera como es el proceso del lobo bajo la luna o en su defecto que se siente al respecto.

— Teóricamente sí lo sé, pero como tal no, nunca lo eh vivido, en vista de que durante mis años viviendo con Aerdmond y Sonn no sufrí ningún tipo de transformación es que temo que aquellos no vieron necesario hablar del tema, aunque de vez en cuando dejaban al margen alguna que otra pista al respecto.

— Entiendo, bueno... entonces a ti y a mi nos tocara tener una larga conversación al respecto y mirándote bien, espero que podamos hacerlo antes de que tu loba decidida a hacer alguna travesura.

— De verdad piensas que ella puede llegar a aparecer de alguna manera.

— No te voy a mentir, sí lo pienso, pese a que ya tienes una edad algo avanzada para tu primera luna como loba enteramente con todos los cambios que amerita la adultez, y a pesar de que ha transcurrido mucho tiempo desde la última vez que te transformaste, según lo que me has venido contando desde hace algunos días, las pocas veces que hemos podido llegar a hablar a causa de mi cansancio y que con certeza temo que en cualquier momento aparecerá.

Sus palabras me dieron mucho en que pensar y el miedo a repetir lo que viví de niña al recordarlo, esporádicamente me hacía temblar ante la impotencia que aquello dejaba en mí.

En tanto, Dominieck al ver como había aparecido la duda y el temor en mis ojos, habiendo guiado una de sus manos hasta la parte posterior de mi cabeza, me obligo a que acercase mi rostro hasta su pecho haciéndome prisionera de sus brazos cosa con la que sin dudas logro doblegar tanto mis pensamientos destructivos, como también mí inquietud.

— Desde ahora te lo digo, no quiero ver en ti ningún rasgo de cobardía, Emma es una chica extremadamente valiente, y estoy seguro de que podrá con esto y con todo lo que se avecine, de eso no me cabe duda.

Eh intentando animarme, Dominieck exclamó aquello con algo de jocosidad procurando con creces hacerme deshacer de aquellos pensamientos respecto a nuestra curiosa conversación y dicho aquello, haciéndose consciente de la hora me aparto de él mientras me observaba en tanto esbozaba una cálida sonrisa al tiempo que aquel proclamaba.

— ¡Oh valla! Ya se hizo tarde, tenemos que correr.

— ¡Correr! Pero a donde, aun no me has dicho.

— Y tampoco creas que ahora lo hare, sino aquello no sería una sorpresa.

— Dominieck, deja el misterio y dime que es lo que planeas.

— Ten paciencia, ya lo verás — y tomándome de la mano aquel me arrastro casi consigo lleno de emoción.

Al llegar a la cochera tenía pensando que Bazili se encontraría allí y ante la extrañeza de no verle refute tras ver que Dominieck me guiaba rumbo al asiento junto al copiloto de unos de sus autos de lujo.

— Y donde está el perezoso aquel.

— Le di la noche libre, así que hoy querida dama yo seré su chofer — en tanto haciéndole caso tras el gesto que aquel hizo con galante nobleza, indicándome que ingresara al auto habiéndome acercado hasta aquel asiento me acomodé, una vez dentro me coloqué el cinturón y esperé.

Dominieck tras cerrar la puerta rápidamente rodeo el auto, dentro de aquel ingresó y dando marcha atrás coloco el vehículo en posición rumbo al camino que da a la salida de aquella propiedad.

Ya habiendo llegado a la puerta de acceso, Dominieck con algo de discreción tras extenderse hasta la guantera tomo en mano una pañoleta larga en color negro y desde allí, una vez se acomodó de nuevo en su asiento contemplándola me observo.

— Adivino, me vendaras los ojos — dije en espera de una respuesta ante aquella más que obvia pregunta.

— Lamentablemente sí, no quiero que estés curioseando antes de que lleguemos.

— No se vale.

— En realidad sí, mi juego, mis reglas.

Y recalcando con gran énfasis una vez aquel coloco aquel pesado de tela y cubrió mis ojos

— Eres un tramposo.

— ¡Oh! Me ofendes.

Al escucharlo no pude evitar esbozar una sonrisa llena de complacencia que sin dudas me gano ante sus presunciones — Lo dudo — replique sin tardar y diciendo aquello nuevamente aquel hombre se dispuso a conducir.

No sé cómo describirlo, pero al encontrarme así con los ojos cubiertos entre aquel aire enigmático, los pensamientos pecaminosos como si mi mente y cuerpo tuvieran mente propia empezaron a travesar mi cabeza, planteándose algunos cientos de posibilidades algunas peores que otras.

El aroma de su perfume algo amaderado bastante varonil al estar encerrados en aquel auto me servía como deleite y valla que sin dudas también me encarcelaba, haciéndome prisionera de mis deseos más bajos y justamente allí, aquel calor que desde tempranas horas del día había venido experimentado, empezó a aumentar por nueva vez.

El tiempo transcurrió entre vuelta y vuelta sin detenerse, haciéndose difícil de descifrar por medio de la orientación donde aquel me guiaba, y ya al final tras algunos diez o quince minutos tras hacer algunos cambios de velocidad finalmente aquel se detuvo.

— Bien, hemos llegado — replico no muy bien se había encargado de frenar, en tanto habiendo dicho aquello lo escuche como se encargaba de apagar el motor y pocos segundos después el sonido hueco de una puerta tras esta abrirse se escuchó.

Del auto salió Dominieck cerrando la puerta tras de sí, y habiendo repetido los mismos movimientos esta vez en dirección mía, me ayudo con entereza a salir de tal carrocería una vez estuvimos ante aquel lugar.

Ya en aquel sitió tal hombre se encargo de indicar — pequeña mía ponme mucha atención, tu y yo tendremos que cumplir una pequeña tarea para poder llegar a nuestro destino, así que no temas solo serán unos cuantos escalones, me entendiste.

— Con toda claridad — y dejándome guiar por su persona en compañía de aquel hombre sentí como ante mi desconcierto subimos pocos cinco escalones y luego tras atravesar un amplio pasillo en el que había talvez algunos pocos muebles por el eco que en su interior se percibía por un momento nos detuvimos.

— Donde estamos Dominieck, dime ya quiero saber.

— Espera solo unos segundos más, solo tenemos que esperar un momento a que llegue el ascensor y finalmente podrás contemplarlo.

Por tanto, acatando su pedido juntos mientras el buscaba cuidarme con paciencia esperamos a que se escuchase el distintivo pitido que resuena tras el ascensor hacer presencia ante nosotros habiendo dejado de por medio aquellas puertas abiertas.

Related Books

Popular novel hashtag