— Que acabas de decir — repliqué con toda admiración al escuchar salir aquellas palabras de la boca de Dominieck.
— Lo que has escuchado Emma, por favor quédate te lo pido — aquel por un momento tomo una actitud algo vergonzosa, de modo que involuntariamente para aquel instante terminó apartando sus ojos de mi como si se encontrase negado a aceptar sus propias emociones y replicó — digo, no sería justo que desaparecieses tan repentinamente, todos te extrañarían demasiado y no sería algo ecuánime que ya que has hecho tales estragos en nuestras vidas te esfumases, así como si nada luego de que te hemos tomado tanto cariño.
Podría decirse que aquello al salir de él llegaría a pasar como un simple pedido de su parte, pero yo era consciente de que más que referirse a los demás aquel sin dudas apelaba en secreto a su propio beneficio partiendo desde sus propias negaciones, así que con evidentes sospechas le cuestione.
— Dime algo, te preocupas solo por el duelo de los demás o más bien quien se niega a dejarme partir no es otro más que tú.
Aquel hombre ante tal pregunta aparentemente se sintió algo aludido, por lo que tras abrir deliberadamente la boca lleno de asombro este se giró indignado dándome la espalda mientras cruzo a nivel de su pecho sus brazos en cual intento de pretender mostrarse en contra de tales palabras.
Al notarlo yo con algo de picardía me acerque rodeándole en el acto mientras que intentaba mantener mis manos hacia atrás sosteniendo hábilmente mis dedos algo entrelazados como cual juego de niños y una vez frente a él tras inferir algunos pequeños saltos en pos de evidente burla contemple su rostro que simulaba para aquel instante encontrarse algo avergonzado.
Con una sonrisa que abarcaba toda la comisura de mis labios, en cual obvia afirmación indique ante aquel — tu silencio es más que una clara respuesta, estoy en lo cierto o acaso te han comido la lengua los ratones.
— ¡Eh... no, pero, no! — al ver que aquel no podía poner de acuerdo su mente en cuanto a lo que pensaban y conectar sus labios en cuanto a lo que decía, intentando escaparse de aquella situación indicó — olvídalo y mejor vámonos, el tiempo está corriendo y no podemos entretenernos demasiado, sabes que ya nos están esperando.
Por lo que buscando ignorarme por segunda vez ante la barrera se posiciono a espera mía algo evidentemente tenso.
Desde donde me encontraba empecé a molestarle desde la distancia.
— Vamos Dominieck admítelo, no perderás nada con ello.
— No, así que déjame en paz.
Así que siguiendo aquel rumbo por el que la situación presente nos llevaba, por unos cuantos segundos más le estuve molestando tanto como pude sin acercarme demasiado por temor a lo que pudiese llegar a hacer este en mi contra.
Entendiendo que no debía darle continuidad a aquel juego tras un momento en el que yo me dejé llevar por la seriedad al ver que tal hombre no se lo había tomado aquello con jocosidad como yo lo esperaba, acortando la distancia di unos escasos cinco pasos hasta encontrarme próximo a su derecha.
Allí Dominieck a diferencia de mi permanecía con el rostro serio mirando de frente quieto y en total silencio, hasta que presumiendo de que yo había finalmente bajado la guardia ante mi evidente distracción aquel se lanzó contra y terminó robándome nuevamente un beso dejándome perpleja sin saber que hacer.
— La próxima vez que quieras provocarme así, te aseguro que te ira peor pequeño monstruo y créeme que no quedara nada a las sombras en toda la dimensión de tu cuerpo que quede ajeno a mi venganza — murmuro aquel habiendo evidentemente invertido los papeles de modo que quien se encontraba ahora algo avergonzada sin dudas era yo.
Tras tal suceso luego de haberme formado un debate en contra de mí misma entendiendo de que no debía de hacer que la paz entre los dos se rompiera nuevamente de pie allí me quede contemplando en silencio la blanca niebla mientras intentaba disimuladamente disfrutar del sabor que sus labios habían dejado abandonados sobre los míos.
En tanto así una vez listos tras tomarnos de las manos habiendo atravesado la niebla sin tanto caos como el que vivimos en el primer día finalmente el bosque nos dio la bienvenida ante la extensa y abundante vegetación que en sus dimensiones se crea.
Ya en el exterior la imagen familiar de las acacias a nuestros ojos se dibujó, imponentes, vividos y de hojas tan rojas como la sangre como ya la recordábamos y embobada los contemple por unos segundos queriendo por sobre todo en marcar en mi memoria aquella imagen para no olvidarla jamás hasta que finalmente empezamos a andar.
Sin tener, prisa y menos mucho interés en abandonar aquel lugar Dominieck y yo iniciamos nuestro camino de regreso mientras caminábamos lo más pacíficamente posible como podíamos, pero alejándonos en el acto de aquel lugar.
Durante todo el recorrido por sobre todo procuramos tener sumo cuidado debido a que a pesar de que era de día el peligro no era menor cosa a lo que Dominieck le dio mucho énfasis luego de saber que el consejero había escapado de aquella manera por lo que deducía que había una gran posibilidad de que se encontrara justamente aquí dentro del bosque observándonos.
Así tomados por aquel pacifico semblante, pero manteniéndonos por sobre todo alerta nos alejamos, tomado por la incidencia que a la cual el mismo Dominieck dio vida durante todo el camino hasta donde se encontraban los demás, las risas y las bromas entre los dos no se hicieron esperar pues probablemente aquel intentaba mantenerme lo más tranquila posible para evitar alguna alteración de parte mía o que el miedo destrozara mis nervios.
Deduzco que fue exactamente por esto sumado a la gran compenetración que habíamos formado como amigos y como un intento discreto y extraño de pareja que entre ambos apareció tras nuestra tan cuestionable convivencia, que no nos percatamos que aun para cuando finalmente hicimos presencia en donde se encontraban los demás que ambos permanecíamos con las manos entrelazadas mientras nos observábamos con ojos que emanaban dulzura y amor algo desbordada, tal citada como una expresión sincera o simplemente como un sentimiento de deseo creada por nuestras formas bestiales ante la presencia probablemente de la próxima venida del celo.
Al vernos los tíos, Lyall e incluso la propia Lina no dudaron en molestarnos en vista de que anteriormente mis peleas contra aquel eran algo incesantes, por lo que vernos de aquella manera tan cercana sin dudas dio de que hablar entre los presentes.
— Valla, valla... que es lo que mis ojos ven — cuestiono Lina con algo de malicia.
Ante tales palabras yo no pude evitar sentirme algo sonrojada por lo que soltando la mano de aquel hombre me alejé por un momento de su vera con algo de molestia fingida pero no sin antes de haber propiciado contra su estomagó un leve puñetazo que lo llevo a llevar sus manos hasta allí intentando resguardarse.
— ¡Emma! Monstruo atroz que es lo que tienes en la cabeza.
Dominieck dijo aquello con algo de enojo pues realmente mi forma de actuar ante aquella circunstancia había dado bastante que pensar a aquel sujeto.
La tía Susan al vernos finalmente pelear indicó con una sonrisa algo vergonzosa al tomar por primera vez la palabra — la felicidad en el paraíso duro tan poco — y allí ante aquellos se formó como era de esperarse una nueva contienda como todos a fin de cuentas las recordaban.
Tras un momento de calma la alegría por poder vernos luego de llevar aquellos días sin distanciados los unos con los otros apareció y fue inevitable no terminar recurriendo a los abrazos que ayudaban de una manera u otra a romper el hielo y la distancia que se había formado.
Así fue que tomados por la felicidad pocos segundos después fue que todos empezamos nuestro viaje de regreso, viaje que no nos llevó demasiado tiempo concretar.
Gracias a Lyall y a su tan amplio conocimiento respecto a toda la zona boscosa que limita a Belcier con Venecia, aunque se trataba de tomar unos cuantos y otros tantos arriesgados atajos, que finalmente tras haber cruzado por los túneles, antes de siquiera lo pensado que todos nos encontrábamos de regreso en la dichosa residencia Lombardi lugar del cual hacia una semana atrás ante la presencia del caos y de la tal inesperada muerte que la habíamos abandonado de forma deliberada.
Luego de un tiempo en nuestro recorrido el momento de salir de los tunes llego, pero como todo en nuestra vida es complejo, abandonar aquellos laberintos trajo consigo una sorpresa no muy grata de por medio.
Al salir aparecimos en medio de un aparentemente viejo almacén del cual yo no tenía conocimiento pero que ante todo se encontraba dentro de los límites de la residencia Lombardi, tomados por la advertencia hecha en un primer momento por Lyall momentos antes de que subiésemos advertencia que especificaba bien este en claro de que debíamos de tener cuidado pues no sabíamos si aun dentro de la propiedad se encontraban escondidos algunos secuaces de los alfas.
Con cuidado nos hicimos paso y con cuidado fuimos escabulléndonos hasta finalmente llegar a la casa donde el desastre en ella no se hizo mínimo a nuestros ojos.
Todo estaba destruido, tanto en el interior como en el exterior nada bueno había quedado de aquella tan incierta visita que se adentró por las habitaciones de este lugar buscándonos como si fuésemos cuales criminales quienes se encontraban ajenos a los delitos cometidos.
De por medio quien termino pagando nuestra huida fue esta casa como si la misma hubiera tenido una cuenta pendiente con los responsables de su estado, su apariencia había quedado completamente en ruinas haciendo imposible incluso el hecho de salvar, aunque fuera lo más mínimo que a su belleza adornaba.
Como pudimos ayudamos a tomar a los tíos algunas cosas de su recamara que no habían sido dañadas junto a las pertenencias nuestras que aún quedaban en las habitaciones continuas en la otra ala de la residencia y ante el miedo a lo incierto y desconocido tras formar algunas presunciones mientras teníamos un rato hurgando por aquí y por allá que salimos finalmente de allí rápidamente y sin tardar.