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Chapter 35 - Dos se convirtieron en cuatro

Aprovechando en cómo iba avanzando la noche, Lina y yo tras despedirnos de los tíos no perdimos tiempo, por lo que cada una subió con emoción las escaleras, una vez arriba atravesamos el pasillo e ingresamos en nuestras respectivas recamaras con la intención de refrescarnos antes de proceder a acomodarnos en la sala común, por ende, disfrutar de la compañía de la una y la otra.

Con rapidez tras dejar a aquella chica, me aleje e ingresé en mi habitación con avidez pues me negaba a perder tiempo alguno.

Así que ya en las inmediaciones de la misma, tras cerrar la puerta me deshice de mi ropa, y aunque no estaba para nada sucia me di una ducha rápida nada más para refrescarme e igualmente de seguido lavé mis dientes intentando ahorrar tiempo, por que estimaba que al estar mirando aquella pantalla había la gran posibilidad de que me quedase dormida por lo agotada que ya me sentía.

Una vez me cambié de ropa abrí la puerta de la recámara sin ninguna preocupación, con la idea clara de que sería una noche tranquila en más para rememorar, pero tras dejar aquella imagen expuesta ante mis ojos rápidamente cambie de pensar.

Del otro lado igualmente de pie con la puerta continúa abierta, semi desnudo, dejando visiblemente su perfecto, tonificado y fornido torso expuesto, yacía Dominieck inmóvil mirándome de arriba abajo con cual picará sonrisa, por lo que al sentirme observada de esa manera de parte suya con aquellos ojos pecadores y aún más que lujuriosos sentí la gran necesidad de salir huyendo, por ende busque dirigirme lo más rápido posible en busca de Lina, cosa que hice de inmediato y sin pensarlo.

Con rapidez crucé por el pasillo ya que no quería estar a solas con aquel hombre puesto que al encontrarme un tanto expuesta y con tan poca ropa temía lo que aquel pudiera llegar a hacer conmigo en un descuido ya que en mi cabeza meramente lo asociaba con un ser evidentemente pervertido.

Así que, apartándome velozmente de la puerta de mi recamara, fui a parar hasta la sala común, donde Lina ya se encontraba y quien yacía ya acomodada sobre aquel sillón.

— ¿Por qué Dominieck está aquí? — cuestione una vez estuve de pie ante ella en voz baja intentando que con ello tal hombre no me escuchara, aunque era algo casi imposible.

— ¡Ah! Bueno él y Lyall también pasarán aquí la noche — dijo aquella con evidente firmeza.

— Y lo dices así tan calmadamente, ósea ya sabías esto de antemano.

— La verdad si, Martin me lo dijo hoy mientras estabas en tu habitación luego de que llego de comprar las cosas que hacían falta, por lo mismo pensaba que igualmente ya lo sabías.

— Porque yo era ajena a todo, es que pregunto Lina, ahora bien, porque siento que soy la única a la que le están ocultando detalles aquí, la verdad me siento un poco engañada sabes y no es para nada justo.

— No es así, lo menos que queríamos era precisamente hacerte sentir engañada, a menos de mi parte ha sido siempre así.

Lina se mostraba sincera a pesar de todo pues de sus palabras se podían sentir emitir una completa franqueza, aunque era inconcebible para mí como habían ido sucediendo cada uno de estos acontecimientos, pues entendía que la única razón de que estos se llevaran a cabo siguiendo tales compas como cual patrón ya establecido, se debía a la mera incidencia humana, ósea vamos, de que todo había sido planeado por alguien con evidente antelación.

— Ya deja el alboroto, porque mejor no me ayudas a elegir algo para ver, anda el tiempo es oro — exclamó aquella sin tardar.

— Tengo alguna opción.

— ¡Pues, no!

Y acto seguido tras replicar aquellas palabras Lina con una sonrisa completamente enmarcada en la comisura de su boca, me tomó del antebrazo derecho y tirando hacia abajo una vez de él me hizo caer sentada sobre aquel sofá.

Estimo que desde que iniciamos nuestra búsqueda ya habrían quizás transcurrido algunos cinco minutos, en los que en aquella pantalla solo veíamos el ir y venir de imágenes de un lado a otro, debido a que no nos poníamos de acuerdo respecto a qué mirar, ya que ambas nos encontrábamos envueltas en un evidente desacuerdo a causa de nuestra disconformidad en tanto a preferencias que ambas tenemos.

— Porque no vemos... Sol de mediodía — recalcó aquella ya completamente cansada de mis rechazos, siendo consciente está de que era lo que más o menos se acercaba a nuestras sutiles preferencias y evidentes diferencias en cuanto a gustos se habla.

— ¡Ok! — indique resignada más que nada, tras no lograr convencerla de ver algo más de acción y no tanto tirando al romance como aquella a fin de cuentas disfruta, así que simplemente me rendí y cedi.

No había transcurrido ni un minuto estimo, de haber iniciado aquella reproducción, cuando de la nada a espaldas nuestras sobre el espaldar del sofá, un golpe hueco acompañó de un — ¡Bu! — nos asustó fuertemente a ambas al retumbar tan próximo a nuestros oídos, ya que fue tanto el ruido escuchado que terminamos ambas incluso de pie bastante asustadas.

— Lyall eres un tonto — gritó Lina tras verle diligentemente, mientras yo al lado suyo yacía palidecida, dándome leves golpes contra el pecho ya que aquello me había sorprendido en sobre manera.

Lyall tras ver nuestros rostros sorprendidos reía carcajeándose burlonamente una vez ya había conseguido lo que buscaba.

Ver nuestras caras desfiguradas por el gran sobresalto lo convirtió sin dudas aquello en una enorme proeza para él, cambiando a fin de cuentas drásticamente la expresión fría y seria que hacía un rato mantenía tal hombre en aquella reunión, por una completamente diferente en más que juguetona.

Aquel hombre una vez se calmó un poco rodeó el sofá, se acercó a Lina y la sujetó por la cintura mientras se encontraba contra la espalda de tal chica, a la vez que con sus brazos se hacía por su cintura sujetándola de manera delicada puesto que por otro lado abandonaba alguno que otro beso contra la parte posterior de su cabeza.

— Sin dudas son unas miedosas — decía mientras que en la comisura de su boca no faltaba una sonrisa.

— Si te asustarán exactamente como lo hiciste en contra de nosotras, te aseguro que tú también saltarías aterrado — indique mientras que Lina emitía uno que otro golpe contra su brazo en pos de venganza.

— Eres un tonto, no es gracioso — de inmediato replicó aquella bastante enojada.

— Ya tranquilas ambas, perdón por ello solo fue una simple bromilla pasajera — indicó aquel sin mostrar un verdadero arrepentimiento — mejor sentemos no, la película ya inició.

Replicó aquel una vez queriendo cambiar por completo nuestro deseo de golpearlo a causa de su evidente travesura, por lo que acatando las palabras de tal chico una vez miramos como la pantalla se llenaba de aquellas escenas, nuevamente sobre el sofá esta vez los tres nos acomodamos plácidamente.

La película avanzaba y dentro de ella las escenas románticas se hacían ver ante nosotros, también llenando por sobre todo el ambiente de un aire de erotismo que se salía por completo de mi zona de confort.

Lina y Lyall en vez de ayudar, por ende, mantener aquella situación en lo medianamente cómodo para mí ya que eran conscientes de mi presencia allí, comenzaron a tomar una actitud muy acaramelada, mientras está demás decir que por sobre todo se mantenían muy juntitos siendo algo más que amorosos.

Actos que podría decir que llevaron estos a cabo sin importarles siquiera el hecho de que yo me encontrase a su lado haciendo que, en vez de sentirme calmada y medianamente con holgura, la incomodidad llegara a mi haciéndome entender ante todo que para aquel momento solo hacía parte un muy mal tercio.

Aquello me hacía sentir mal, por sobre todo bastante inquieta ahora bien, además de eso me hacía experimentar un completo disgusto, y aunque estaba en mi derecho en aquel momento de llamarles la completa atención, preferí no hacerlo por lo que mejor a fin de cuentas tras darles una última mirada me puse de pie y me alejé en silencio en dirección hacia la parte posterior.

No muy bien llegué a orillas de la primera butaca detrás del gran sillón asiento que consolida con el pasillo y en el cual me acomodaría próximamente, tras elevar una vez mi cabeza pude notar no muy lejana de mí una figura familiar la cual se mantenía sutilmente apoyada con una pierna sobre uno de los laterales de la butaca continuaba con los brazos cruzados a nivel de su pecho y los ojos fijos en mí.

Dominieck allí quieto no hacía nada más que contemplarme provocando sin dudas que aquella sensación de incomodidad que de por sí ya experimentaba aumentará con fuerza en mí, ahora bien a fin de cuentas queriendo conservarlo medianamente alejado desvié mi vista de su persona y de continuo me acomode sobre aquel asiento que se encontraba para aquel momento hacia mi lado derecho.

Ya allí completamente cómoda intenté disipar mis pensamientos lo más que pude, al observar la pantalla y con ello deshacerme del malestar que acarreaba pesadamente a cuesta, por lo que una vez concentrada aquellos pensamientos se fueron disipando de a poco de manera tal que mi concentración solo giraba en torno a lo que ante mi deslumbraba, cosa que no sería por mucho tiempo lamentablemente.

Al final de cuentas pasado algunos minutos sumergida en mi mundo llegó el momento cumbre tiempo en el cual yo me encontraba completamente fija y donde lo único presumiblemente visible ante mí era aquella pantalla junto a los sonidos que brotaban de ella.

Mi presunto compañero al percatarse de aquello realizó algunos movimientos de modo tal que se acercó sigilosamente por tanto no fue hasta que lo tuve lo suficientemente cerca que me percate de su presencia.

En una primera instancia aquel hombre, solo se acomodó un poco contra el espaldar del gran sofá manteniéndose aún de pie y desde allí se dispuso a observarme con cuál expresión nuevamente lujuriosa completamente visible en su rostro.

— ¿Necesitas algo? — replique al verle, en tanto aquel tras escucharme meramente se enderezo, llevó sus manos a nivel de su pecho y nuevamente los cruzo formando una especie de nudo, donde las palmas llegaban a sujetar la zona del antebrazo contrario.

— No crees que estás vestida de manera muy provocadora, digo tienes unas maravillosas piernas y sin dudas me está carcomiendo el deseo de inventar alguna que otra cosilla no muy inocente que digamos en compañía tuya .

Lo escuche y producto de ello la tensión junto a la vergüenza nuevamente se hizo en mí.

— Déjate de juegos Dominieck — indique mientras dirigía mis manos hasta el filo inferior de aquella prenda al tiempo que de ella hacia abajo tiraba para intentar cubrir un poco más mi piel — no sabía que estarían aquí así que perdone que no estoy vestida con ropa de gala para recibirle a usted.

— Para nada es un juego, hablo completamente con la verdad.

— No te da vergüenza admitir querer profanar mi pureza.

— No, para nada, es algo que deseo y que espero me cumplas.

— Escuche bien ¡Yo cumplirte! No querido, más bien ve haciéndote la idea de que te quedaras con las ganas.

Lo mire fijamente sin dudas lo rete pues aunque era consciente de que la vida puede llegar a dar muchas vueltas, no estaba dispuesta a ceder tan fácilmente ante ella y aun menos con tal hombre al frente, aunque me costara o fuera lo último en mi vida estaba lista para no dar mi brazo a torcer.

Así que una vez queriendo alejarme de Dominieck indique a viva voz tras ponedme una vez en pie ante él — ustedes dos tórtolos no desean que les traiga algo, iré a la cocina un momento.

— Si encuentras algo salado haz el favor de traerlo, mi paladar lo añora — indicó Lyall al escucharme.

— ¡Nada más amo, no desea otra cosa! — dije dejando salir un evidente sarcasmo, elemento que él utilizaría poco tiempo después en mi contra.

— Así está bien esclava te puedes retirar — replicó aquel con evidente burla tras continuar el juego que yo sin dudas había iniciado, por lo que la risa de aquel y Lina casi de seguido se hizo escuchar.

Aquello provocó que de mi brotara una leve sonrisa, mueca que surgió producto de la impresión que sus palabras habían causado en mí y continuando con aquel mismo sentimiento me aleje de allí, fui hasta la cocina, tome lo que me hacía falta y con cuidado volví hasta la sala.

Una vez llegue no pude evitar percatarme de que Dominieck no se encontraba, sigilosamente lo busque con la mirada pero no había absolutamente rastro alguno de su persona, aparentemente aquel se había retirado con cuál rumbo desconocido para mí lo que celebre dejándome dar unos pequeños saltos al aire.

Así que tras entregar en las manos de Lina y Lyall lo poco que había tomado de la alacena me acomode nuevamente en aquella butaca completamente despreocupada bajando así por completo la guardia, haciéndola probablemente mi peor decisión.

— Pensaste que te dejaría sola — indicó Dominieck una vez de la nada apareció y se colocó justamente ante mí, haciendo de muralla mientras presionaba con firmeza sus manos a cada lado de los laterales de aquel asiento.

— ¡De donde saliste!

— De detrás de este mismos asiento.

— Mentiroso hay no estabas, di la verdad.

— La verdad te la he dicho, ahora bien te pregunto no te complace tenerme tan cerca.

— Para nada.

La discusión entre los dos cada vez más aumentaba y con ello nuestra voz también subía en intensidad, ambos nos llevábamos abiertamente la contraria tanto que a fin de cuentas en un bucle en el cual el sí y no relucían con fuerza entre nuestras respuestas solo se escuchaban.

Por lo cual probablemente hartos de nosotros Lyall comentó tras incorporarse un poco, meramente lo suficiente como para que su cabeza pudiera ser visible por sobre el espaldar de aquel asiento.

— Ustedes dos se pueden callar.

Con firmeza y enojo aquel grito aquello, haciéndose completamente evidente de que para nada le había gustado la idea de vernos discutir de aquella manera, así que enmarcando una sonrisa nerviosa, tanto Dominieck como yo ante los ojos acusadores de Lyall. dibujamos una sonrisa lo suficientemente extensa la cual se mantuvimos formada en la comisura de nuestra boca hasta que le vimos desaparecer nuevamente detrás de aquel elemento.