Emma realmente estaba apenada y todo se debía a causa de lo que Lyall había dicho, cosa que era totalmente evidente de que le había sentado realmente mal por lo que colocando un tono de voz un tanto bajo aquella discusión nuevamente tomó vida entre los dos.
— ¡Ya ves lo que provocas! — musito ella mientras el mal humor iba tomando el control de cada una de sus expresiones — esto ha sido completamente tu culpa.
— Hablas como si estuvieras bajo el mandato de algún general y tu su excelso soldado fiel a sus órdenes le secundas — indique haciendo uso de una evidente metáfora buscando abiertamente darme a entender y continúe diciendo — Lyall simplemente nos ha llamado la atención por lo que has de entender que no es nada del otro mundo, ahora bien te pregunto ¿Acaso le temes?
— Pues piensas bastante mal — increpó aquella con una evidente seguridad — a Lyall no le temo, tu propia idiotez no te da ni siquiera un respiro para pensar en el hecho, de que solo no se me hace justo que por tu estar cometiendo esta clase de actos evidentemente descarados su disfrute se vea afectado.
— Entonces, si a eso vamos tú Emma también tienes la culpa, tu y esa tonta y corta ropa que me tiene rondando el límite de aguante de mi completa paciencia ante tu evidente provocación.
Ella no muy bien me escucho de seguido me miró, se indignó y volteo su cara hacia su lado izquierdo en dirección al pasillo, dando la impresión de que aquella buscaba abiertamente ignorarme por lo que al verle así temible fiera al fin disfrutaba contemplarla, verla enojada la hacía ver extrañamente y sin dudas hermosa ante mis ojos.
— Yo no te estoy provocando tonto, vuelvo y repito no sabía que estarías aquí
Emma tiene algo y no sé si deba a que a veces se suele distraer con facilidad una vez yo me acerco o si se deba a la necesidad que aquella emite de querer mantenerme lejos en tanto a raya, cosa que en muy raras ocasiones logra conseguir claro cuando recae en la fuerza bruta; que aquella fácilmente pierde la concentración por lo que se me hace fácil poder romper su rollo de chica rebelde.
Por lo mismo aprovechando que Emma había dejado aquella brecha abierta entre ambos, aleje rápidamente mis manos de los laterales donde hacía un momento yo las mantenía y me acomode junto a aquella sobre aquel asiento prácticamente sin realizar mucho esfuerzo, puesto que para mí ello solo me basto girar mi cuerpo sobre mi propio eje dejándome caer de inmediato contra aquella superficie.
— ¿Qué rayos haces? — replicó Emma tras girar su cabeza en mi dirección una vez sintió los movimientos que yo hacía a su lado.
— Pues acomodarme, no lo ves — indique una vez mientras encorvaba un tanto mis hombros hacia arriba reflejando el sarcasmo en mí.
— Vaya que lo veo, más señor sin embargo señor Dominieck dígame usted ¿Por qué precisamente tiene que ser aquí? Ya que sin dudas hay suficiente espacio allá del otro lado como para que se pueda acomodar a toda sus anchas.
— Porque así lo quiero, hay algún problema en ello — exclame con franqueza ante ella.
— Pues si lo hay.
Emma comenzó a moverse pues pretendía salir huyendo nuevamente de mí y por ende dejarme solo acomodado allí, cosa que no pudo lograr debido a que yo se lo impedi en el momento justo, pues tras notar como aquella pretendía incorporarse tome mi brazo izquierdo, lo dirigí rápidamente hasta el lateral continuo en dirección izquierda y sujetando aquel espacio la obligue a permanecer sentada.
— Es que no te cansas — comentó indignada pero aun manteniendo la voz baja al tiempo que me veía directo a los ojos — ya por favor detente, déjame ir — suplicaba aquella con miedo y con un evidente cansancio.
— No me place hacerlo — la firmeza y la negación eran visiblemente plasmadas en mi voz puesto que lo que de mi boca había salido era una auténtica verdad, ya que no me placía dejarla marchar.
— Dominieck yo no soy un juguete y menos tu nana o esclava como para que te creas con el derecho de detenerme, o que estimes que por ser lo que soy, yo debo de servirte en todos tus caprichos, yo soy completamente individual a ti, así que por favor te lo pido, simplemente déjame en paz.
Era la primera vez que la veía suplicar de tal forma así ante mí, lo que me hacía entender de que sin dudas aquella se encontraba totalmente harta de mi persona y podía entenderla puesto que la intensidad que yo había manifestado desde la primera vez que nos vimos había sido extremadamente notable.
— Se que no eres mi nana o cualquiera de los adjetivos que has mencionado y tienes razón, lo admito he sido demasiado intenso.
— Si, lo has sido y que bueno que lo reconoces — complacida recalcó aquello al notar como yo le daba la razón — más sólo te pido un respiro pues en verdad lo necesito.
Bien segura la vi recalcar aquello emanando una evidente confianza, pero a pesar de yo admitir mi mala conducta ante Emma era de esperarse de que sería difícil que aquella consiguiera su completa libertad tan fácilmente.
— Ahora bien Emma aunque concuerdo contigo y te dé un respiro, te lo advierto, no creas que te has ganado tu libertad, eso te aseguro pues aún quedan muchos asuntos por resolver.
Aquello causó gran sorpresa en ella puesto que escucharme hablar así daba por sentado en completa autoridad de que ella era de mi completa propiedad.
— Tú no eres mi dueño como para hablarme de esa manera.
— Te tengo una noticia, si lo soy, mientras estés en Belcier yo soy el único alfa que puede brindarte algo de protección, en vista de que eres una extraña y una tentativa omega que como se empeña en no completar el lazo permanece vigente ante los deseos de cualquier lobo ajeno a mí, así que no me sorprende de que alguno de esta zona intente cazarte para sí.
— No... No lo soy — gritó Emma con fuerza enfurecida.
El tiempo pasó, los segundos se volvieron minutos y los minutos dieron la vuelta completa al reloj uno tras otro marcando con recelo la hora transcurrida.
Emma y yo seguíamos peleando, discutiendo sin llegar a provocarnos daño alguno pero sin dudas llamándonos la atención de manera recia, a la vez que intentábamos mantener baja la voz.
Pasado algún tiempo cuando el silencio sobrevino a ambos y todo se calmó, en tanto finalmente retiré mi brazo del lateral, Emma con cuál actitud diligente así como también obediente quieta allí se quedó, completamente tranquila al lado mío con cuál expresión malhumorada puesto que le había reclamado de que para nada era justo el hecho de que fuera tan arisca con mi persona aunque me mirase como lo hiciese cosa que deduzco entiendo.
Así que allí la deje totalmente sosegada y calmada por lo cual una vez aparté mis ojos de ella, dirigí mi vista al frente para no hacerla sentir más incómoda y tensa de lo que por sí ya se encontraba, en tanto yo fijaba mi atención en aquella pantalla.
Tras algunos minutos el tiempo corrió con recelo y luego de haberme quedado fijo en aquella un muy buen rato, la película finalmente exhibió sus créditos, haciendo del todo visible de que finalmente aquello había terminado.
Ahora bien ante lo evidente pensando que aquella chica continuaba aun alerta tras encontrarse aún allí junto a mi costado, puesto que pretendía dirigirle la palabra nueva vez siendo consciente de su posible rechazo, gire mi cabeza en su dirección en busca de su atención pero para sorpresa mía una vez la vi, la descubrir.
Emma yacía allí completamente dormida ajena a cualquier cosa en el mundo, recostada como si nada hubiese pasado.
Lyall y Lina tras ver cómo todo terminó, en tanto una vez apagaron aquel gran aparato, se colocaron en pie, voltear en nuestra dirección y al verla así allí completamente perdida me increparon pensando que yo le había hecho algo a tal chica.
— ¿Qué hiciste Dominieck? — musito Lina mientras se alejaba de la vera de Lyall y se acercaba a nosotros.
— Pues nada.
— No te creo, dime ¿Qué le hiciste?
— Ya te dije Lina que nada, simplemente se quedó dormida.
— Estás seguro de ello.
— Pues sí, sé que soy molesto, rebelde, un tanto arrogante y prepotente pero eso no significa que la atacaría como para dejarla en una condición así.
Lina a pesar de escucharme seguía culpabilizándome, pues estimaba que como nos había escuchado discutir yo había hecho algo en su contra pretendía hacerme responsable aun a pesar de no tener pruebas en mi contra.
Lyall mirando como Lina más y más se exasperaba indicó.
— Cálmense los dos es suficiente — alejándonos una vez indico e increpó tras acercarse a aquella butaca — para que ambos estén tranquilos la revisare y así nos desharemos de toda duda.
— Adelante, haz lo que quiera — indique no muy le escuche.
Lyall obedientemente ya que se encontraba cerca, tras doblar su pierna derecha y caer rondilla en suelo inició su exploración.
En una primera vez solo se dedicó a escuchar y con ello corroborar la respiración de Emma cosa que según él se encontraba en su rango normal, débil pero normal, pero una vez quiso corroborar por medio del movimiento como aquella se encontraba Lyall se llevó una gran sorpresa.
Emma estaba tan profundamente dormida que incluso era capaz de extrapolar sus pesadillas al exterior, pues no muy bien aquel quiso intentar tocarla por el hombro y con ello moverla un poco aquella chica zampó un golpe certero con su palma completamente abierta contra la cara de Lyall.
Lina y yo tras contemplar aquello no pudimos evitar mirarnos y encoger los labios para evitar que nuestra risa saliera disparada a toda presión.
— Sin dudas esta super dormida — replicó Lyall una vez se puso de pie, alejándose así de ella.
Lina tras verle ya a su lado le cuestiono al ver su seriedad — estas bien amor — replicó, pero Lyall con cuál actitud desinteresada pues no quería admitir que le había dolido aquel golpe indicó un simple — sí.
— Y bien Lina, ya estas contenta — comente con cual acto evidente haciéndose de forma clara ante sus ojos mi inocencia.
— Si y lo siento, pero entiéndeme la vi así tan desganada que pensé lo peor, así que perdóname, estuvo mal de mi parte haberla acusado así.
— ¡Ok! ahora bien solo espero que de tu parte si no tienes fundamentos que lo validen esto no se repita, ni conmigo ni con nadie.
Lina agacho la cabeza en confirmación a mi respuesta tras sentirse avergonzada mientras que del ante brazo de Lyall aquella se sostuvo y como si nada empezaron ambos a caminar alejándose de nosotros.
— Esperen un momento, a donde creen que van — les cuestione
— Pues iremos a dormir — indicó Lina ante mi pregunta.
— Pero y Emma, no la dejaran aquí así, al menos eso espero.
— No, pero en todo caso ese sería tu trabajo — Lyall pronunció aquellas palabras de seguido completamente confiado y haciendo de uso evidente de que no movería ni un brazo para hacer lo contrario.
— ¡Pero!...
— Pero nada Dominieck, tienes tus extremidades perfectamente utilizables, tu habitación y la de ella están incluso al frente la una de la otra, así que haz el favor de llevarla hasta allá, te aseguro que tus brazos no se te caerán por tratarla bien y espero que así sea, además no quiero escuchar en la mañana alguna queja de su parte contra ti, te lo advierto.
Y dejándome allí ante el cuerpo inerte de Emma Lina y Lyall se marcharon de mi vista.
Ante lo evidente y sin tener el más mínimo deseo de hacerlo, siendo consciente de que no era para nada justo abandonarla allí de mala gana me acerque por el lateral, la mire y tome en brazos descontento puesto que ante todo, hacer esto no era de mi completo agrado.
Una vez me incorporé ya teniéndola en mis brazos, la mire y con descontento indique — Emma te aseguro que terminaré por desquitarme esto tarde o temprano — y tras fijar mi vista hasta el frente inicie mi conocida marcha por aquel pasillo de camino a aquella habitación.
Al llegar a orillas de la cama, intente dejarla caer con delicadeza sobre aquellas sabanas por lo que no se si aquello se debió a causa de una mala pesadilla que aquella tenía o si se debió a un reflejo que experimentó su cuerpo al sentirse caer, pero Emma con cuál respuesta a ello así completamente dormida llevo sus brazos hasta mi cuello, me rodeo con ellos mientras clavaba su cabeza contra mi clavícula al tiempo que musitaba casi perdida en un tono de voz muy apagado y entre susurros junto a mi oído.
— Abuelo, abuela ¿Dónde están? No quiero estar sola, regresen, regresen por favor.
Sus palabras podían sentirse brotar con mucho dolor, su voz se sentía quebrada como si el llanto se quedara atrapado dentro de ella intentando salir mientras la asfixiaba con fuerza, por lo que no pude evitar quedarme paralizado aun con ella en brazos debido a que un agudo dolor recorrió mi cuerpo con apropiación reclamándome como si yo fuera completamente suyo.