Indalf se encontraba caminando en el bosque al lado del pueblo de Besaul.
«Ufff. Me muero de calor», se quejo en su mente Indalf, «y estoy seguro que por aquí no hay ningún demonio».
Todo lo que lograba alcanzar a ver era arboles, tierra, roca, mas arboles, mucha mas tierra, no hay rastro de algún demonio.
«Esto es una absoluta perdida de tiempo»
Cuando estaba en medio de sus pensamientos, llego a alcanzar a oler algo familiar, ese olor es algo que le encanta, el olor de un demonio. Esto dibujo en su cara una sonrisa de oreja a oreja, parece que no había perdido el tiempo viniendo aquí.
Por otro lado, en una pequeña cueva cerca de Indalf, se encontraba una peluda araña de 5m que se había percatado de otro humano que había entrado en su terreno, pensó que lo dejo claro cuando mato a ese otro humano. No podía dejar que nadie interrumpiera lo que estaba haciendo. Aunque no iba a actuar imprudentemente, este humano tiene magia, esperaría a la noche para sorprenderlo.
Pero Indalf no esperaría, sabia que las arañas demoniacas suelen atacar por la noche. Miró su mano y pasó magia a ella, activando su Marca de la Magia. Las Marcas de la Magia son las que te permiten controlar la magia, cada persona tiene una y te permite usar algún tipo de magia especial. Indalf es un nigromante, por lo que tiene la Marca de la Nigromancia.
—Ven, Saltarín —ordenó Indalf.
Una pequeña nube se empezó a formar a sus pies y un pequeño conejo translúcido con una capa fina de azul claro rodeándolo se formo. Era uno de los fantasmas controlados por Indalf.
—Buenas, Saltarín —le saludó con una sonrisa radiante—. ¿Me ayudarías a atrapar a una pequeña arañita?
—Prrrr —Saltarín asintió feliz y empezó a buscar a la araña por medio del sonido, ya que ella tenia magia del sonido, era buena rastreadora y, como es un fantasma, resulta difícil verla, a no ser que sea por medio de la magia.
Como poseía la magia del sonido, podía rastear demonios y otros seres, como otros fantasmas, por medio de este, así que no tenia ni que moverse para ser útil.
—Prrrrrrrrrr —Saltarín empezó a saltar, parece que encontró algo.
—Perfecto ¿Quieres hacer el honor de ser la guia?
Saltarín comenzó a moverse hacia un lugar e Indalf la siguió. Caminaron por el bosque y unos minutos después Saltarín se desvaneció frente a una cueva.
«Supongo que es ahí donde está», pensó emocionado Indalf. Luchar contra un demonio siempre es excitante.
El interior de la cueva es bastante sombrío, con un olor asqueroso y estaba oscuro. La prioridad era matar al demonio, así que no perdió mas tiempo e invoco a Carroñero y a Rugido. Carroñero era un pequeño águila, con magia de viento y Rugido era un tigre con magia de tierra.
—¡Vamos a cazar!
—Grrrrr —comentó Rugido.
—Chiiii —respondió Carroñero.
En ese mismo instante, unos ojos rojos aparecieron en la oscuridad, mas específicamente, 8. La araña se abalanzo sobre Indalf queriendo acabar rápido con el.
Indalf respondió sacando su mandoble y estampándolo en la cara de la araña. Obviamente la fuerza de un semi-elfo no era mayor que la de un demonio, así que Indalf salio volando.
—Grrrrrrr —gruño Rugido mientras creaba sus garras con piedra. Carroñero opto por tomar una buena posición en el aire.
—Ssssshhhhh —le respondió la araña furiosa por haber sido golpeada.
Mientras tanto, Indalf que estaba en el suelo tirado, no resulto muy herido y se preparo para la batalla. Una capa de hielo con pequeño picos cubrió sus puños y piernas y, granos afilados de metal volaban rápidamente alrededor de su mandoble. También activo una runa de fuerza que tiene grabada en su brazo derecho.
Indalf, solo sonrió suavemente. Empezó a correr hacia la araña y cuando estaba cerca, saltó y golpeo con toda su fuerza hacia abajo golpeando a la araña en su parte superior, los metales alrededor le cortaban la piel por la velocidad del metal. Se creo un pequeño cráter en el suelo, que la dejo incrustada en él.
Rugido ataco con las garras a una velocidad que un tigre no debería tener, parecia mas bien que volaba y estaba haciéndole heridas en las patas y Carroñero agito violentamente sus alas, creando pequeñas corrientes afiladas de aire, que cortaron aun mas la piel de la araña.
—¡Ssshhhhshhhhsssshhhh!
La araña rugio con ferocidad. Estaba demasiada cabreada y un fuego apareció en forma de tormenta haciendo que Indalf saliera volando.
—¡Mierda!, ¿Otra vez? —se quejó Indalf en voz alta.
Las patas de la araña se encontraban rodeadas de fuego.
En respuesta al fuego, Indalf empezó a congelar toda la cueva y creo picos de hielo para atacar a la araña desde la distancia, mientras que ella esquivaba, Carroñero seguía atacando desde el aire, haciéndole aun mas daño.
—Dejar de atacar —grito repentinamente Indalf—. Me voy a divertir en solitario, jejeje.
Agarro la mandoble con toda su fuerza e hizo que su runa de fuerza le diese toda la fuerza que pudiera, incluso se podía ver el brillo naranja a través de su camiseta azul. Se lanzo sobre la araña y la golpeo con la espada fortificada con mucho metal. Esto hizo que la araña volara hacia atrás. Indalf siguió con sus ataques demoledores mientras esquivaba las patas incendiadas en fuego.
Unos minutos después, la araña murió por los ataques y Carroñero y Rugido se desvanecieron.
—Uf. Este demonio es realmente muy débil —se quejó Indalf—. Que podría esperar de un demonio escondido en un pueblo que nadie conoce…
Mirando el cadáver, Indalf decido irse, pero no sin alguna prueba de haberlo matado, para poder recoger el dinero del jefe del pueblo. Le corto una pata con pelo chamuscado.
«Pero hay algo que todavía no entiendo», se cuestiono Indalf, «¿Por qué el demonio no ataco mas?»
«Solo atacó cuando había algún humano en esta zona…»
-¡Eso es! —gritó feliz—. Seguro que estaba protegiendo algo.