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Chapter 3 - Prologo - Puntos de Vista (3)

Punto de vista de Elian Loughty:

El invierno es una de las estación del año que, para la mayoría, puede ser la más dura, donde el frío te parte los labios, te seca la garganta y te congela los pulmones, una época del año donde el color mas puro te brinda la muerte.

-¿Papá estas listo?

-Si.

Me levante y comenzamos a dirigirnos al establo.

-¿Papá ya nos vamos?

Ante la pregunta asentí con la cabeza.

-Será tu regalo de cumpleaños.

-Gracias papá, te quiero mucho.

-Recuerda no contarle a tu madre, ella ha estado...exaltada...por el embarazo.

-Sip

Los tarareos alegres de mi hijo, Lezus, resonaron durante todo el camino.

Al entrar al establo los relinchos llenaron mis oídos, sin detenerme, me dirigí hacia mi caballo.

Un hermoso caballo de color blanco brillante, que en lugar de sentir incomodidad por el color tan puro le dio un toque de elegancia, siendo agradable a la vista.

Extendiendo mi mano a mi compañero él, a su vez, bajo la cabeza reconociéndome como su maestro.

-Buena chica.

Lleve a mi caballo fuera del establo, encontrándome a Lezus con sus ojos impacientes por ir a cazar.

-Ja…

Una pequeña carcajada se me escapo de los labios al ver la ropa que está ocupando Lezus.

Llevaba puesta una cantidad ridícula de abrigos pareciendo una bonita bola de masa.

-No te rías papá, mamá me obligo a usarlos.

-Está bien, acércate.

Lezus se acerco y enseguida empecé a quitarle los incontables abrigos que tenia puestos, cuando termine de quitarle el exceso de ropa, lo cargue colocándolo arriba del caballo.

-Eh?...

Ante los ojos perplejos de mi hijo, pregunte.

-¿Qué ocurre?

-¿No puedo ir en otro caballo?

Pregunto señalando al establo.

-No, no puedes.

Sin darle la oportunidad de responder me subí al caballo, acomodando a Lezus delante de mi.

Mi hijo volteo la cabeza para verme, sin embargo, con mi mano apreté sus cachetes para que volviera la mirada al frente.

-Concéntrate, tu guiaras al Lulú.

- S-Si.

Bajo mi guía, Indicándole el camino y sus errores, llegamos a las afueras bosque.

-Llegamos.

Me baje y cargue a Lezus poniéndolo en el suelo.

-Espéranos aquí.

Entendiendo mi orden simplemente se acostó en la nieve, aunque no estaba preocupado, saque una canasta de manzanas de mi anillo de dimensional y lo puse junto a Lulú por si nos tardamos mas tiempo del previsto.

Extraje una espada, un Tahalí y un arco junto a un carcaj lleno de flechas de mi anillo dimensional, colocando el arco y las flechas en el suelo me abroche el tahalí en la cadera y puse la espada en este.

Levante el carcaj y el arco del suelo, me di la vuelta y la primera vista que me recibió fue un niño tirado, boca abajo, en la nieve.

Soltando un suspiro, lo cargue por el cuello de su ropa

-Vamos.

-Okey.

Con solo caminar por unos minutos llegamos a un pequeño arrollo.

-Toma.

Dándole el arco y el carcaj, Lezus tomo una posición para dispara la flecha.

-Mal, de nuevo.

Dije para que corrigiera su postura.

Reacomodando sus pies y alineando el arco al nivel de los hombros se quedo quieto de nuevo.

-Odio esta parte…

Murmuro mi hijo.

Haciendo caso omiso de sus murmullos, continúe corrigiendo su postura.

-Mal, de nuevo

Había pasado alrededor de 2 horas haciendo lo mismo

Esta vez, Lezus logro corregir su postura para disparar de una forma correcta.

-Bien, te esforzaste lo suficiente mereces un descanso.

Diciendo estas palabras, enseguida, Lezus se callo al suelo.

-Uff….haaaa….uffff….

Los respiros de cansancio continuaron hasta unos minutos después.

Cuando por fin pudo recomponer un poco de su condición Lezus se sentó.

-Tu resistencia ha mejorado.

Le dije a mi hijo.

Es un poco difícil que un niño de 5 años mantenga un arco por 2 horas al casi nivel de su hombros, por lo que fue una bonita sorpresa ya que muy a menudo Lezus llora por el mas mínimo dolor que sienta.

-Jejeje

Mi hijo sonrió con una mirada avergonzada ante mi observación.

-Lezus, quiero saber tu opinión de lo que dijo tu madre.

Mi hijo dirigió su mirada al cielo, observando un águila, antes de responderme

-Solo ocurrió, ¿no?, ya estoy comprometido…No es como si pudiéramos ir en contra…

-De eso no.

Lo interrumpí mientras soltaba un suspiro.

-Hablo del viaje.

La mirada de Lezus se desvió ante mis palabras

-Papá yo…no se que decir.

-Solo expresa lo que quieras, si es un si, así será, si es un no, puedes estar tranquilo, no nos pasara nada somos una de las familias de duques.

-Pero…

Interrumpiéndolo, conteste.

-Son solo tus tíos hijo, no tendrás que ver a nadie mas.

-Pero…tendré que estar en la casa Slora.

Aun renuente Lezus trato de poner excusas.

Yo tampoco quería que fuera a la casa principal con los Slora, en especial con mis padres, aunque mi hermano es un caso completamente aparte.

Si esta con él puedo estar completamente seguro de que estará a salvo.

-Lose…sin embargo, puedes ir primero con tu tío Shurex.

Lezus necesitaba ir con algunos de los 2, mi hermano o el hermano de Elai, esto le ayudara a mejorar uno de sus problemas.

-Pero su hija…

Justo en este momento, se oyó un animal cerca.

-Uf…Continuemos con la caza.

Solté un suspiro e intentando dejar lo del tema del viaje para otro momento.

Viendo al ciervo que tomaban agua a la distancia lo señalé, indicándole a Lezus que era su presa dije:

-Respira, mantén firme tu brazo y deja que la cuerda abandone tu mano. Tal y como lo practicaste.

Tomando un par de respiraciones la concentración de Lezus se incremento, la flecha abandono su mano y empezó a viajar hacia el ciervo, dándole justamente en su pierna.

Ante el ataque repentino el ciervo salió corriendo, sin embargo, se callo.

Aprovechando este momento Lezus saco otra flecha de su carcaj y lo puso en su arco, disparo la flecha dando justamente en el cráneo del animal.

Frunciendo el ceño, le pregunte.

-Lo hiciste apropósito.

Lezus movió nerviosamente la cabeza de un lado al otro, haciendo un equis con sus brazos.

-No, el primero apunte a la cabeza, el segundo al cuerpo.

Levante las cejas ante su respuesta.

"Apunto a la cabeza y le dio en la pierna al ciervo…¿Que tanto practico su puntería?"

Dejando a un lado la evidente falta de entrenamiento con el arco, me acerque al ciervo, y lo guarde en mi anillo de almacenamiento.

Volví mi mirada a Lezus, el cual tenia una expresión triste al no poder quitarle la vida sin dolor.

Quería decir algo, sin embargo, solo recordé la frase que me dijo mi maestra…

Coloque una rodilla en la nieve, estando al mismo nivel de ojos.

-Hijo, la muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor.

Continúe.

-Juzga a las personas a base de tu corazón y ve la muerte desde diferentes puntos de vista.

Dije, señalando su pecho.

-…

Un silencio inundo a Lezus, pero al final respondió.

-Si, padre…