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Lost Past

🇬🇹DaKijay
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Synopsis
Eing es un niño que nació en una pequeña aldea alejada de los muchos reinos que existen. Él es hijo de un demonio y una humana. Eing es un chico muy inteligente y hábil, desde pequeño ha comprendido muy bien al mundo que lo rodea, además, posee un pequeño secreto. Él en realidad es un humano reencarnado de otro mundo, lamentablemente los dioses le borraron la memoria, dejando así una duda existencial de sí mismo, lo único que sabe de su vida pasada es de que él era un asesino despiadado, cruel y maquiavélico que aterrorizo al mundo. Eing actualmente disfruta de su relajante vida, pero... ¿Cuánto más será así? O para ser más precisos. ¿Qué tanto harán sufrir los dioses a esa pobre alma?
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Chapter 1 - Prólogo

Un cielo cubierto de fuertes rayos y nubes negras hacían sobre nuestras cabezas, mis compañeros y yo hemos visto paisajes como este a lo largo de nuestra aventura y jamás han llegado a provocar terror en nosotros. En especial a mí; ya que gracias a las largas e insufribles sesiones de judo que atravesé con la orientación de mi abuelo en mi otro mundo, provocaron cierto grado de ego y una estúpida ignorancia hacia el peligro.

Me he enfrentado a muchos oponentes rudos y más fuertes que yo, el dolor de los golpes y los pequeños traumas que estos me han causado habían provocado un alto nivel de inmunidad hacia al miedo.

Pero en este momento, yo, Kirigaya Mizori, uno de los héroes de Mezia que fue invocado para proteger el reino de Armaes, junto con mis otros tres compañeros, que también provienen del mismo mundo que yo, temblábamos de miedo por tan solo la presencia de aquel ser que este mundo nombró como: Rey Demonio.

El miedo y la inseguridad que sentíamos hacia su presencia era enorme.

Su cabello de color negro con varios mechones blancos mostraba un dominio inexplicable; sus ojos de tono ámbar llenos de indiferencia brillaban como el atardecer del paraíso y como el faro de la necrópolis; su vestimenta negra junto con su gabardina oscura, demostraba una apariencia imponente.

Además de las sombras que están detrás de él que emanan una poderosa y pesada aura. Era perceptible a simple vista el descomunal tamaño de su maná. Aquellos individuos fueron nombrados por él mismo como sus "campeones".

Una diosa, un hada, un hombre bestia, un monstruo, un elfo, un enano, una draco, una demi-humana, un demonio y por qué no, un humano. Diez individuos de diez razas diferentes.

El rey demonios sí que se dio la tarea de reunir una gran variedad de razas.

La guerra que ha comenzado por el mundo se debe al nacimiento de él, matarlo llevara a la paz para toda Mezia, y como héroe es mi deber hacer llegar a esa paz.

Tomó aire para serenarme un poco, vacié mi mente y apreté mi espada, después dejé salir una presencia asesina para tratar de intimidarlo. Pero inmediatamente pude sentir una gran presión dentro de mi pecho, podía sentir como mi corazón era apretado con fuerza y además mi respiración se entrecortaba.

Enderecé mi cabeza hacia el lugar en donde se encontraban sus campeones y pude notar la fría mirada de uno de ellos. Era el campeón de raza de los hombres bestia, él dejaba salir una presencia asesina de gran magnitud hacia mí; si sigue así me desmallaré.

El rey demonio también se percató de su enorme sed de sangre y estiró su brazo frente a él en señal de que paré, el campeón lo miró fijamente un momento y después asintió en obediencia. Con eso pude volver a respirar con normalidad.

Tal demostración de poder me hace dudar aún más si seremos capaces de al menos hacerle algún rasguño, pero como ya dije antes, soy; no, entre mis compañeros y yo somos los héroes de Mezia y nuestro deber es acabar con el rey demonio.

Coloque mi pierna derecha hacia atrás y la izquierda la incline hacia delante, lleve mi espada a la altura de mi hombro y la apreté con bastante fuerza. Con esta posición doy a entender que ya estoy listo para pelear.

Mis compañeros sonrieron al verme e hicieron lo mismo que yo, adoptando cada uno su propia postura. El rey demonio sonrió, levanto la mano hacia enfrente y extendió su dedo índice, incitando a que vayamos por él.

No pude negarme a tan amable invitación. Corrí hacia su dirección con tanta rapidez que en unos instantes ya estaba a unos cuantos centímetros de él, balanceé mi espada hacia su cuello, iba a dar un golpe limpio para cortar su cabeza. Pero justo en el momento que mi espada estaba a punto de cortarlo, sus ojos se fijaron en mí y tomó mi espada, apretó su puño y… ¡¿La quebró?!

Esa era un arma sagrada. Y él simplemente la destrozo ¡Con las manos desnudas! Un arma hecha de orichalcum y encantada con ocho runas mágicas. Sin dificultad, sin dañarse en el acto, la hizo pedazos.

Antes de que los fragmentos de lo que era mi espada cayeran al suelo, él rápidamente me dio un puñetazo en el abdomen que provocó que volará muy lejos de ahí, haciéndome impactar contra una gran roca.

Incrustado en la gran piedra vi como fue directamente contra mis compañeros, tomo como primer objetivo a Taeyang, el chico de cabello oscuro, él se preparó para disparar una flecha, pero el rey demonios se movió con tal rapidez, que ya estaba justo frente a él; le quito de las manos el arco y con tan solo apretar el puño la partió en dos. Después le dio un puñetazo en el estómago con la fuerza suficiente para dejarlo inconsciente.

El rey demonio sostuvo su cuerpo antes de que cayera y suavemente lo deslizo al suelo. De la nada se agachó con una velocidad feroz, con ese movimiento él logró esquivar el golpe que Emma hizo con su lanza. Lo esquivó con tanta facilidad.

Sin perder el tiempo él le arrebato la lanza a la rubia y con la misma la golpeo en su lado izquierdo, el golpe fue tan brutal que la lanza se quebró con el impacto, antes de que ella cayera al suelo por el dolor el rey demonio la tomo del rostro y la arremetió contra el suelo.

De los tres héroes que habían quedado después de que yo fui derrotado, dos ya estaban en el suelo y el único que aún estaba de pie permanecía inmóvil, Daniel, el chico de cabello castaño, no se inmutó después de que Taeyang y Emma pelearan contra el rey demonio. Simplemente se quedó ahí parado.

El rey demonio comenzó a acercársele y ya estando cara a cara con él, Daniel suavemente se arrodilló a sus pies y con una voz temblorosa comenzó a pedirle piedad. El rey ante dicha acción permaneció indiferente y colocó su pie encima de la cabeza de Daniel para después enterrársela en la tierra de un pisotón.

Los reyes y los magos más poderosos de Armaes nos dijeron que nuestro poder era descomunal, lo suficientemente grande para derrotar a un ángel. El vencer al rey demonio no tuvo que haber sido un problema y derrotar algunos de sus esbirros y parte de su ejército nos hizo pensar que así sería.

Pero este ser, el cual no es ni humano ni demonio; un ser incompleto, un ser que desde su nacimiento solo sirve para vivir y morir en peleas y guerras. Un ser que solo debería poseer un poco de poder que lo convertiría en alguien abominable. Un ser que se le llama: nephilim.

Él con un solo golpe derrotó a los cuatro héroes de Armaes además de romper sus armas sagradas. Estrellado en aquella piedra enorme, en shock y con un colosal dolor, me decía a mí mismo: ninguna persona será capaz de derrotar a un monstruo como él.

Pero no dejaré que me derrote así. Mis compañeros y yo pertenecemos al mismo mundo, más no compartimos la misma nacionalidad, yo soy un japonés y mi idioma puede considerarse uno de los más complejos en la tierra.

Cuando estudié la magia de este mundo me di cuenta de que se basa en la formación gramatical de su idioma junto con la imaginación; eso me hizo deducir: ¿Qué pasaría si uso esa base con el japonés? En el pasado realicé una prueba con un hechizo sencillo y los resultados me mostraron una gran diferencia de poder.

Así que conjuraré un hechizo que pueda producir una potencia como la de una bomba nuclear. Apuesto que su resistencia no podrá con una magnitud como esa. No importa si muero y a quienes arrastre, solo quiero matarlo. ¡Por el bien de Mezia!

Comencé a conjurar el hechizo de nueve parámetros utilizando el japonés de base mientras me levanta de aquella piedra, extendí la palma de mi mano hacia él. Mis palabras apenas salían y me costaba demasiado pronunciarlas.

Ya casi termino el hechizo, unas palabras más…

(… Las brasas volverán a arder, el continente se quebrará y mi furia culminará, ¡Colisión!)

De una pequeña esfera a una gigantesca se formó instantáneamente al terminar de conjurar. La luz que esta producía era inmensa, era tanta que hasta a mí me costaba verla.

En pocos segundos aquella esfera salió expulsada de su punto de origen hacia la posición del rey demonio a una velocidad descomunal.

No importa que veloz sea, él ni siquiera podrá evitarla. ¡Con esto, yo gano!

—¡Suprimiere!

Esa fue la palabra que escuché… antes de que mi hechizo se desvaneciera.

Estoy atónito, no tengo ni puta idea de que acaba de pasar exactamente. ¿Mi hechizo fue eliminado solo con sus manos?

Caí de rodilla y fijé mi vista hacia el lugar don el rey demonio estaba parado, él no dejaba de verme. Su mirada fría atravesó mi alma. Todo mi cuerpo comenzó a temblar y mi respiración comenzó a agitarse demasiado. Era clara su sed de sangre

En un parpadear, ya estaba frente a mí. Me tomó de la boca y me levantó acercándome hacia él con una sola mano.

Su ceño estaba demasiado fruncido, su mirada aún me veía con desprecio. Apretó con más fuerza su mano y las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos, el miedo a morir jamás había sido una emoción que me afectara; pero en este momento… ¡Estoy totalmente aterrado! ¡Solo quiero vivir y que este monstruo me suelte!

—Oye. El hechizo que acabas de hacer iba a causar un gran daño irreparable. Ibas a matar a personas que se encuentren a cientos de kilómetros con ese ataque. ¿No se supone que, como héroe tu deber es protegerlos?

» Si no harás eso, entonces deja de jugar a serlo. Ya que un mocoso como tú que arriesga su vida por su orgullo no puede hacerse llamar como tal.

Me soltó y caí de rodillas con la cabeza viendo hacia abajo justo frente a él. Aterrado y aún confundido me atreví a hacerle una pregunta:

—¿Cómo rayos bloqueaste el hechizo?

Pude sentir como su fría mirada volvía a fijarse sobre mí, con temor levanté la cabeza. Mis ojos se fijaron directamente en los suyos, después de unos segundos él volteó a ver hacia el lugar en donde estaban mis compañeros.

—El de cabello negro es coreano, la rubia es americana, el castaño es español y tú eres japonés, ¿verdad?

—¿Cómo es que sabes eso?

—Porque los escuché hablar antes, pero, a decir verdad, me fue difícil identificar el coreano, nunca dominé bien esa lengua.

—¡No me refiero a eso! Lo que quiero saber es ¿cómo carajos sabes el nombre de cada región de ellos?

Volteó a verme de nuevo y se agachó a mi altura, acercó su rostro hacia el mío. Estaba demasiado cerca, incómodamente cerca. Solo me miraba de manera fija sin parpadear. Rompiendo aquel incómodo momento él me susurró:

—Yo no tengo que darles ninguna explicación a los muertos.

—¿Ha?

—Supernova.

Después de decir esa palabra una luz comenzó a surgir cubriendo todo a su alrededor, creciendo hasta volverse un domo, consumió todo hasta el punto de desvanecer todo, al menos hasta donde yo pude ver.

No puedo creer que morí de una manera tan lamentable…

(…)

—¿En verdad los mató, señor? —dijo Ourlass, mi campeón de la raza de las hadas.

—Por supuesto que no. Solo los teletransporté al jardín del castillo.

Ambos volábamos sobre el área en donde realicé el hechizo, un cráter "pequeño" se formó después de haberlo usado, no utilicé «supernova» como tal, solo un conjuro que provoca una luz cegadora en conjunción con «teleport». Pero creo que use demasiado maná para «teleport», de lo contrario aquel cráter no existiría.

—¿Y qué hará con ellos, señor? —Ourlass interrumpió mi pequeño autoanálisis.

—Lo discutiremos allá. Recuerda que ellos son simples marionetas de los dioses, a sus ojos, nosotros somos los malos y ellos los buenos. No hay necesidad de eliminarlos, ese montón de niños no son nuestros principales enemigos. En fin, avísales a los sirvientes que unos visitantes acaban de llegar y que nosotros vamos en camino.

—Como usted diga —se inclinó y se alejó un poco de donde estábamos.

Yo permanecí en el mismo lugar viendo el caos que causé antes de enfrentarme a los héroes de Armaes.

El castillo destrozado, el pequeño bosque cercano incendiado y la ciudad llena de escombros. Por suerte las personas de la ciudad lograron evacuar antes de nuestra llegada, en verdad sí que fue una buena idea mandar a esos monstruos.

—Bueno, ya maté a la realeza de este reino, así que ya no debo preocuparme de que estorben.

Maldita sea, sí que los dioses deben de estar urgidos por matarme para que sean capaces de meterles ideas raras sobre mí y causar el colapso de un país entero.

Di un gran suspiro y cerré mis ojos.

—Si en verdad quieres matarme… —abrí mis ojos e incliné mi mirada hacia el cielo—. Deberías mandar a un dios para que lo haga. Ya que los héroes ni los ángeles, son rivales para mí.

» Sé que estás escuchándome, así que presta mucha atención a lo que te voy a decir. Yo, Darcbeing Raincloud, conocido en Mezia como el rey demonio. Haré que las almas que has sacrificado transformen tu miserable vida en miedo y desesperación extendiéndola en un dolor sin fin.

—Señor, ya estamos listos para regresar, esperamos sus órdenes.

Apreté mis puños y volví a suspirar, voltea hacia su figura y con una sonrisa, respondí:

—Regresemos a casa entonces. Luego mataremos a todos los dioses. Dándole fin a esta guerra contra las deidades.