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Chapter 55 - AMARGA VERDAD

-Ya salieron los resultados

- ¿De verdad? Déjame verlos

Yuuki toma los resultados del examen médico que le entrega su padre, ambos estaban en el consultorio que manejaba el padre de Yuuki, era un consultorio blanco con nula decoración y que poseía solo lo necesario para dar consulta.

Después de un examen sanguíneo, el padre de Yuuki había logrado determinar el positivo o negativo de un padecimiento de su hija.

-Ya veo... positivo eh...

-Si... tienes la misma característica que provocó la muerte de tu madre, el mercurio se arraiga a tus glóbulos rojos.... debes tener mucho cuidado con los objetos y sustancias que posean mercurio, un paso en falso y podría provocar tu muerte... lamento que no pueda decirlo de una forma más ligera.

-Si... no te preocupes papá...

-considero que sería importante que se lo menciones a Aisaac-kun.

-Si... aunque no se me ocurre forma alguna de decírselo.

-Supongo que sería un tema delicado, ahora que lo pienso. ¿Por qué no vino hoy contigo?

-Eso se debe a que ya se confirmó la gota de oro, Ais-kun dijo que el peligro ya paso asi que puedo volver a la rutina normal.

-Ya veo, pero ¿cuándo se confirmó? Según recuerdo apenas hace una semana regresaron del campo de entrenamiento, a no, que ahora es una posada.

-Si, justamente ahi se confirmó la gota de oro, Ais-kun y el resto de la legión estuvo vigilando como actuaba Vesta-san cuando estaba cerca de Rena-san, asi que confirmaron que estaba enamorado de ella.

-Historias de amor juvenil... que buenos recuerdos me traen esas anécdotas...

-Solo intenta no llorar recordando a mamá por favor.

-... lo intentare, por otra parte, habla lo más pronto posible con Aisaac-kun del comportamiento de tus glóbulos rojos. El también te ayudará a cuidarte.

-Si, entonces me voy, iré a comprar los ingredientes para preparar la cena y te espero en casa ¿está bien?

-Si, cuídate.

-Si.

Yuuki sale del consultorio dejando a su padre dentro de él.

Heiji voltea a su escritorio después de que su hija saliera del consultorio y se pierde en sus documentos pendientes, los recuerdos de una Yuuki de menor edad esperando al otro lado de la puerta de la sala de emergencias comienzan a brotar, a el mismo liderando una operación con unas manos que se veían temblorosas y una respiración que reflejaba desesperación.

En su recuerdo volteaba a ver a su equipo médico, el cual desviaba la mirada o negaba con su cabeza ligeramente, aquella sensación de impotencia la cual le hizo perder la fuerza en sus brazos volvió a recorrerle el cuerpo, su recuerdo volteo a ver el panel de neón que desplegaba el estado del paciente, el corazón estaba agitado y los niveles de oxígeno eran bajos, la visión del recuerdo se empieza a tornar borrosa, eran lágrimas, después con una voz dolida él mismo le dice a su equipo médico: ("ciérrenla")

Era el recuerdo de la muerte de su esposa Maria, él no podía olvidar por más que lo intentara el rostro de su esposa en sus momentos finales tras despertar de la anestesia y la cara de su hija pequeña acurrucándose en su pecho mientras lloraba desconsoladamente, su esposa habia muerto debido a un accidente automovilístico ocasionado por un automóvil fuera de control que transportaba sustancias peligrosas, de entre ellas, mercurio.

Cuando ocurrió el accidente los contenedores de las sustancias se quebraron lo que provoco el derrame de los mismos y las heridas ocasionadas por el choque permitieron al mercurio entrar en el sistema sanguíneo de Maria, el equipo médico de Heiji fue alertado de ello y se encargaron de cerrar y tratar las heridas del accidente, pero al poco tiempo se dieron cuenta de que las medidas para contrarrestar el mercurio no funcionaban, la última cirugía con esperanzas de salvarla fue en vano y Heiji tuvo que dar la orden de cerrar al paciente debido a que ya no podían hacer nada por él.

Minutos antes de la muerte de Maria, llegó un resultado de una prueba sanguínea que informaba una situación peculiar en la que los glóbulos rojos absorbían en mercurio que entraba en la sangre, motivo por lo cual el mercurio no pudo ser expulsado del cuerpo de Maria provocando así su muerte.

Terminando de recordar aquella triste escena, Heiji, pone sus manos en forma de oración y dice con una voz leve.

-Por favor dios... que no le pase nada malo a mi hija, descubrí hoy que tiene la misma condición que mi difunta esposa... protege con tu manto la vida de mi hija, pero que no se haga mi voluntad si no la tuya.

Tras ello recupera la compostura y vuelve al trabajo.