Aquella noche Nikolas despertó tras una pesadilla, aunque no recordaba precisamente de que se trataba el sudor frio en su nuca, el fuerte ruido del viento y el terror en sí mismo no le permitían regresar a dormir por lo que, aterrado de cerrar los ojos y con miedo de estar solo, salió de sus sabanas y silenciosamente se dirigió hacia la puerta. Una vez en el oscuro pasillo, tanteando las paredes con sus brazos extendidos siguió la luz de la ventana junto a la puerta de la habitación de sus padres, pero se detuvo frente a esta sorprendido ante la extraordinaria vista del exterior. El simple hecho de ver arena en persona era sorprendente para él, pero ¿Una tormenta de enormes nubes de arena que se extendían hasta el horizonte? Nikolas estaba aterrado y fascinado al mismo tiempo, la forma en que la blanca nieve a la que estaba acostumbrado se mezclaba con las nubes de arena era hermosa, pero la pared casi perfectamente recta que la arena formaba y se extendía hasta el horizonte era tan imponente que era imposible para el no sentir cierto respeto ante aquella fuerza de la naturaleza.

—¿Qué haces despierto Nikolas? —La voz de Bautista, su hermano, rompía con la armonía que aquel viento causaba.

—Shhh... Ven—Contesto el pequeño Nikolas mientras hacia una seña con su mano derecha llamando a su hermano a acercarse. Bautista obedeció con una risa ingenua, pero la misma se borró completamente al ver la terrible imagen en la ventana, una gigantesca muralla de viento y arena perpendicular a la pared en la que se hallaban observando cubría la vista completamente, como prohibiendo el paso de absolutamente todo, a solo uno o dos metros tras la misma ventana. Espantado el mayor de los hermanos cubrió al otro con su brazo izquierdo mientras se acercaba más a la ventana para mirar la pared externa de la misma casa, era difícil desde el paralelismo de la ventana que seguía cerrada, pero se pegó a esta tanto como pudo para ver las maderas de la pared exterior, vio como las mismas continuaban por uno o dos metros y como las ultimas antes de entrar en contacto con la muralla de arena parecían desprenderse de la línea y tras ellas... nada. Aterrado giro a ver la puerta del dormitorio de sus padres, pero sus temores solo aumentaron al notar como el viento parecía entrar a través de la puerta que golpeaba periódicamente intentando abrirse. Lentamente los hermanos se acercaron a la puerta y Bautista tomo el picaporte, al principio con duda, pero tras sentir los brazos de su hermano aferrándose a su pierna, con firmeza giro la muñeca y no hizo falta empujar la puerta, sino sostenerla para que no volara por los aires.

La vista fue algo incierta al principio, el piso, las paredes, el techo, todo se veía totalmente normal hasta donde se podía observar, hasta la gran muralla de viento y arena que parecía cortarlo todo casi perfectamente, era difícil imaginar que habría del otro lado, era difícil pensar para Bautista que con un brazo intentaba cerrar la puerta y con el otro se sostenía del marco de la misma, era difícil pensar para Nikolas que abrazaba la pierna de su hermano mayor mientras intentaba oír sus propios gritos llamando a sus padres. Pero luego de unos eternos segundos, de un instante al siguiente, la vista se aclaró, el viento paro tan bruscamente que ambos hermanos callaron sentados y la puerta reboto contra sus cuerpos hasta quedar totalmente abierta, y mientras la arena se disipaba la vista se hacía cada vez más y más clara. No había piso, no había paredes, no había techo, no había cama ni armario, no había madre, no había padre, la casa había sido perfectamente cortada y tras aquel corte perfecto, no quedaba nada, excepto la infinita arena en el suelo y en el aire, y dos robustos libros que posaban pacíficamente en el suelo esperando a ser recogidos, con los subtítulos propios de "Mechanica" y "Abietarii" más el titulo principal en común de "Novus-Engineering".