Chapter 29 - Ironia

Para sorpresa de Abel, lo que estaba escrito en la tabla de madera no era un mensaje o un dibujo hecho por alguien con mucho tiempo, sino que se trataba de lo que parecía ser un poema.

Con curiosidad, Abel se quedó leyendo un buen tiempo el poema, no porque su significado fuera muy complicado de entender sino más bien porque estaba escrito con los pies y se notaba que alguien había puesto bastante esfuerzo en tallarlo en la madera. No obstante, la persona que lo hizo no era muy habilidosa tallando con madera, ciertamente se comió muchas palabras y parecería que incluso se había olvidado como es que se debía escribir, puesto que muchas palabras estaban desordenadas.

Tomándose su tiempo, el viudo armó el posible mensaje que alguien quiso transmitir tallando este mensaje en el cartel de bienvenida y lo leyó en voz alta para sí mismo, tratando de recitar su mensaje original:

"No olvides, si del infierno escapar anhelas,

antes, tu condena deberás afrontar,

temo que tus actos te llevaron al gran final.

Mas no temas tu sentencia,

pues la muerte será tu última alegría,

aunque evitarla signifique vivir con agonía.

La vida oculta cruelmente la verdad,

que ansías descubrir y desentrañar."

Abel entendía bastante bien el significado del mensaje y comprobando su corazonada rozo con sus dedos en la talladura de la madera, con lo que pudo comprobar de inmediato que su idea inicial estaba por buen camino, dado que era bastante evidente que esto fue grabado en la tabla hace muchísimo tiempo. En primer lugar no había una sola astilla de madera en las zanjas de las letras talladas, en segundo lugar la coloración de la madera del cartel y de la entalla era la misma y por último parecería ser que la entalladura había sido algo pulida por el paso del tiempo en la intemperie por lo que todo indicaba que esto fue dejado atrás por alguien hace mucho, mucho tiempo.

—Seria lindo saber si esto fue dejado atrás por alguno de los antiguos trabajadores de la mina, o si lo puso un adolecente hace algunas décadas para asustar un poco a los turistas—Se murmuró Abel apareciendo el mensaje, ciertamente dado lo mal escrito que estaba el mensaje podría ser que alguien con pocos conocimientos de escritura lo haya tallado, en ese caso podría ser un legado dado por alguien que trabajó en la mina hasta la muerte cumpliendo su condena.

No obstante, mientras Abel releía el intento de poema una vez más un fugaz pensamiento cruzó por su mente que le hizo sentir náuseas y un odio inenarrable con solo pensarlo. Dejando rienda suelta a su enfado, el viudo chilló en voz alta:

—Oh talvez fue escrito por ese desgraciado, ahora que lo pienso es más que posible que así sea, la condena a la que se refiere es su injusto juicio, sus caprichos y fetiches de mierda que lo llevaron a cagarle la vida a tantas familias, por otro lado cuando menciona que la muerte es tu última alegría, el enfermo mental probablemente lo haya puesto debido a que torturaba a sus víctimas hasta que quedaran tan rotas que suplicaran su propia muerte y por ultimo, la frase que indica que la vida oculta cruelmente la verdad, es justamente la forma en la que el desgraciado engaño a tantas personas, es una referencia casi directa al contenido de la carta que mandaba este hijo de puta y solo es la cruel verdad de saber que fuiste engañado por este malparido, ya me lo imagino sonriendo y diciendo ironicamente mientras te tortura: como vas a pensar que los muertos mandas cartas desde la tumba?!

Recordando que su hija había desaparecido y que probablemente el asesino serial era el gran culpable, Abel no pudo sacar de su mente la idea de su hija siendo torturada por este enfermo mental hasta que el infeliz logró grabar el mensaje que le cago la vida. Con ese pensamiento ardiendo en su pecho, el viudo tuvo el impulso de romper el cartel de bienvenida en pedacitos y arrojarlo a la estufa de leña para admirar como desaparecida el irónica advertencia dada por este desgraciado y ciertamente la cordura del hombre civilizado desaparece cuando se le toca lo que ama. Y nuestro protagonista no era la excepción a la regla, con los ojos rojos de la rabia, el hombre sacado de si no se contuvo en darle varias patadas al cartel de madera arrancando varios trozos en el proceso.

Lejos de sentirse satisfecho, el hombre no podía sacar de su cabeza la voz de su hija suplicando por teléfono que no fuera a la mansión, por lo que terminó tomando el pesado y viejo cartel del suelo, Abel lo arrojó con violencia hasta los postes de madera que antes lo sostenían:

*Crush*... Inmediatamente, el cartel hizo un atronador ruido y se partió por la mitad, pese a ello la expresión de asco y odio en la cara del viudo no había menguado, y sus actos demostraron lo mismo, dado que el hombre arrebató con violencia hacia el cartel en el suelo y procedió a agarrar una de las mitades del cartel, parecería que realmente no se detendrá hasta ver con sus propios ojos como el cartel era reducido a cenizas por la estufa de leña en al cocina.

No obstante, cuando Abel con demencia levanto la mitad del cartel del suelo, la ira de sus ojos desapareció como si un baldazo de agua helada le fuera arrojado, mientras que su cuerpo se quedó completamente petrificado como si hubiera observado un fantasma y por desgracia lo que observaba era peor que espíritu de un difunto: Abel con terror observó como oculta tras la espesa niebla de la mañana podía verse lo que parecía ser la silueta de un ser humano y esta persona se dirige ni más ni menos hacia donde él se encontraba.