Chapter 34 - El destino

—Estará escrito en mi destino?— Murmuro Abel para si mismo, mirando en completa consternación la gigantesca silueta de una mansion, esta vez el viudo no tenía ni siquiera que aprocimarse para distinguir de cual de las mansiones se trataba pues sus recuerdos le indicaron que de inmediato a los gritos que esta mansion era en la cual habia estado durmiendo junto a su difunta esposa durante su preciada luna de miel, era ni mas ni menos que la mansion de los Fisher.

La mansion era reconocible a simple vista ya que en una de las extremos de la mansion, en el ultimo piso de la misma se encontraba una torre alta con un campanario, donde habel sabia que se encontraba una iglesia no muy grande, con solo un altar y unas pocos hileras de bancos para sentarse a rezar y a escuchar el sermón. La mansión era de madera, marrón y con unas características enredaderas que esconden gran parte de la casa entre las hojas verdes, tenía tres pisos y dos torres caracteristicas, una era el campanario, la otra si bien Abel no podia verla desde su pocion era un simple ático.

Viendo la paredes llenas de enredaderas Abel comprendió que no se encontraba caminando por el sendero que dirige hacia las puertas principales de la mansión, lo cual en parte explicaba por que este sendero no era tan transcurrido y por que no pudo recordarlo a pesar de haber dormido en esta mansión por varias noches.

—Supongo que dios me dio una mano al mandarme a este el lugar, espero que los recuerdos felices me traigan algo de consuelo…—Murmuro Abel, caminando unos pocos metros más, finalmente pudiendo ver con sus propios hojas las coloridas y vivas hojas verdes que envolvían la paredes de la mansión.

Tomándose sus tiempo para apreciar las belleza de las paredes de la antigua mansión, el viudo noto como el sendero que había estado siguiendo parecía dirigirlo hacia el interior de unos arbustos frondosos que crecían en los alrededor de las paredes de la mansión. Algo aturdido por el final poco convencional, Abel presto mallor atencion al sendero y compredio el moitobo por el cual tan poca gente pasa por el mismo y se debia a que ciertamente era muy complicado notarlo, si bien aun se notaba que este pasto estaba mas pisado que el de los alrededores, uno debia estar mirando al suelo con demasiada atencion para notar este detalle, por lo cual el sendero tranquilamente pasaria por alto: Si es acaso que el sendero existía realmntente, puesto que en estos momentos Abel comenzaba a sospechar que el sendero solo lo guiaba hasta la vayas que daban límite a las tierras de los jardines de la mansión, no obstante pasando el mismo la existencia de este "sendero" era debatible y la diferencias de entre un pasto unos milimetros mas largos podía deberse mas a una simple ilucion óptica que auna acion provocada por el continuo andar del hombre.

No estando conforme con la duda eterna, Abel se dispuso a correr los arbustos para ver si había algo del otro lado, pese a ello la tarea era bastante complicada de lograr dado que los arbustos tenían pequeñas espinas, que si bien no eran mortales, aun seguían siendo bastante molestas.

Del otro lado de los arbustos, Abel no pudo ver nada diferente, pero ciertamente noto que había un pequeño claro formado, no muy grande a lo mucho tendría el tamaño de una silla, pero el mismo era lo suficientemente llamativo como para meterse en el y tratar de ver si desde esa posición se encontraba la repuestas que el viudo buscaba encontrar.

Luchando contra las espinas y confiando en su abrigo abultado, el hombre logro cruzar los arbustos espinosos y entrar al pequeno, practicamente ineceste claro en el medio, en donde para su grata sorpresa Abel pudo finalmente descubrir cual era el final del sendero que había seguido por tanto tiempo, puesto que apoyado sobre una de las paredes se encontraba una muy pequeña caja de madera , la cual estaba unicamentes unos pocos centímetros del suelo, la caja estaba completamente tapada por enredaderas, por lo que era muy poco visible y se camuflaba muy bien con los arbustos, pasto y enredaderas de la zona.

—Que sera esto?—Murmuro Abel con curiosidad, mientras procedía a correr las enredaderas arriba de la caja de madera, dándose cuenta en el proceso que la tarea terminó resultando siendo extremadamente sencilla, remarcando el hecho de que estas enredaderas no habían crecido de forma natural arriba de la caja de madera, sino que la mismas fueron colocadas por alguien para ocultar esta caja de madera.

—Una trampilla a la bodega de vinos?—Se respondió a sí mismo Abel, mirando con algo de asombro como tras retirar las enredaderas que cubrían la caja se revelaba una trampilla de madera—No recuerdo haber visto esta salida al sótano de la mansión en mi luna de miel, pero tiene bastante sentido que por acá antiguamente se ingresaran los barriles con alcohol. Aunque ahora que lo pienso, recuerdo que en la bodega había una trampilla con un tobogán de hierro oxidado diseñado para cumplir justamente esa función …

Sin contenerse las dudas, Abel colocó su mano en el la trampilla de madera y tiró de ella, al principio no logró abrirla, pero tras poner un poco de esfuerzo logró abrir la trampilla pese a que sus clavijas estaban bastante oxidadas. Inmediatamente, Abel presto atencion a lo que se escondia tras la misteriosa trampilla de madera y descubrio que para su asombre se hallaba una escalera de madera en dudoso estado que dirige hacia el sotano de la mansion.

Sin recordar haber visto esta escalera en el pasado, Abel con curiosidad trato de ver lo que se escondía al final de los mohosos y hongueados escalones, lamentablemente su intento resultó en vano, puesto que con la cantidad de niebla que había en este dia obviamente unos pocos rayos de sol lograban iluminar devilment el exterior, mucho menos esos escasos rayos lograra llegar a iluminar el final de la escalera.

El hombre no se preocupo por la falta de luz, dado que literalmente tenia la solución a este problema en uno de sus bolsillos. Por lo cual poniendo su mano en el mismo, Abel retiro su celular y activo la linterna del mismo para iluminar el fonde de las escaleras de madera. Descubriendo que a primera vista podía verse un suelo lleno de polvo y en mal estado, este hecho alegro al hombre puesto que dado que los guías mantienen el estado de las casas del pueblo, no había ningún sentido a que el piso de la bodega estubiera lleno de polvo o mucho menos en mal estado, por lo que esto solo podía significar que los guías desconocían de la existencia de este sótano oculto.

Ansioso por descubrir un secreto oculto de los propios habitantes de Golden Valley, Abel se adentro por la trampilla y con cuidado de no resbalarse descendió por los inseguros escalones de madera, mientras que en su mente felizmente vagabundeaba por los recuerdos vividos con Ana durante su preciada luna de miel.