Todo a mi alrededor se cubría de un completo negro, mis párpados eran demasiado pesados para abrir los ojos.
¿En dónde estaba? ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué es este lugar? Y ¿Por qué estoy aquí?
Varias preguntas surgieron en mi mente a través de una rápida sucesión. Ni siquiera podía responder la primera pregunta, pero mi cerebro continuó con las siguientes preguntas. Me encontraba en la completa duda.
Vagamente los recuerdos retornaron. Había provocado el fin del mundo. Nada menos que un apocalipsis zombi, tal y como se vería en las películas de los años 2,000. En realidad no fue a propósito, simplemente una falla en mis cálculos. Mi muerte tampoco fue provocada por estos zombis directamente, aunque no suena mal morir por uno de mis experimentos, lamentablemente no tuve ese honor.
En realidad mi muerte fue provocada por una mujer. No, no soy tan patético para sacrificar mi vida por una mujer. Fue ella quien había tomado mi vida, me había asesinado. Parecía furiosa cuando se presentó ante mí, diciendo cosas como que era la Diosa guardiana del mundo y que mis acciones habían provocado un desequilibrio en el universo.
Como si supiera de esas cosas. Realmente no entendí de qué hablaba esa desquiciada mujer. Se suponía que disfrutaría de unas relajantes vacaciones después de mi largo tiempo de investigación, jamás pensé encontrarme con una loca que destruiría el avión en el que viajaba. Sin poder hacer nada fui arrastrado por la fuerte presión del viento, teniendo así una caída libre sin ningún tipo de protección. Lo último que recuerdo hasta ese momento fue mirar la cercanía del suelo.
Es extraño, acabo de escuchar algunos sonidos. Sonaba como una puerta al abrirse, y pasos ligeros. Este tipo de pasos sonaba más como los que daría una mujer. No es como si fuera experto en este tipo de cosas, simplemente es un conocimiento que obtuve tras mi largo tiempo en el laboratorio. Después de todo el laboratorio era un lugar tranquilo y silencioso. Era completamente lógico que solo se escucharan los pasos de cada persona que caminara cerca, y que con el tiempo aprendiera a diferenciar entre los pasos de un hombre y una mujer.
Finalmente fui consciente de lo que había a mis alrededores. Pude recuperar el sentido del tacto, sintiendo la calidez del lugar en el que me encontraba. Escuché de una manera más clara, me relajé cuando el nítido canto de las aves entró a mis oídos, una vez más la puerta se abrió. Esta vez luché contra el pesar de mis párpados, y con gran esfuerzo abrí mis ojos.
...
En una pequeña habitación escasamente amueblada, se encontraba un joven durmiendo en una cama. Respiraba relajadamente, como si estuviera en un profundo sueño. Al poco tiempo sus párpados se movieron en repetidas ocasiones, parecía que estaba tomando un poco de esfuerzo el abrir los ojos.
Después de varios intentos finalmente logró abrir los ojos. Con una mirada somnolienta recorrió la habitación hasta donde alcanzaba la vista. Ya que su cama estaba frente a la puerta, los ojos del joven se encontraron con los ojos de una mujer. Aquella mujer lo miró perpleja.
*Crujido. Los platos que llevaba cayeron al suelo, con incredulidad siguió mirando a los ojos del joven. Aquella mujer no parecía tener más de 15 años, vestía con ropas sencillas de color azul, poseía una destacable belleza, con un largo cabello negro y ojos almendrados de color marrón.
"Jo-Joven maestro. ¡Finalmente ha despertado!". Con labios temblorosos al principio tartamudeó sus palabras, posteriormente se llenó de emoción. Esta era la clara alegría. "Espere un momento, avisaré al tercer anciano". La mujer se dirigió a la salida cerrando la puerta con emoción.
El joven recién despertado no parecía tener idea de lo que sucedía. Miró sin ninguna expresión la partida de la chica, continuó mirando los alrededores en donde lo había dejado antes de encontrarse con los ojos de aquella mujer. No podía mover la cabeza, simplemente mover sus ojos hasta lo posible. Tampoco podía mover alguna otra parte de su cuerpo.
Su mente se encontraba en confusión. El joven recordaba haber sido asesinado por una desquiciada mujer en un ataque de ira. Su avión había sido partido y con eso tuvo una caída libre desde varios cientos de metros de altura antes de encontrarse con el duro pavimento de la ciudad en donde había caído.
Instantáneamente había perecido, no había razón para tener esperanza de una segunda oportunidad para vivir, tenía muy en claro que la vida era algo único. O al menos eso era lo que pensaba antes de lo ocurrido en la actualidad. Despertando en un lugar desconocido, con una atmósfera extraña, siendo llamado joven maestro y mirando a una mujer que fácilmente podría ser una modelo hablándole tan humildemente. Estos sucesos eran tan extraños, demasiado surrealistas, para él era complicado encontrar una explicación lógica a todo esto.
Con tantas preguntas en su cabeza y sin nadie que las pudiera responder, tomó un respiro y se tranquilizó. El nombre de este joven era Bai Yingzu, una de las mentes más brillantes del año 5,000. Provenía de un mundo de alto progreso social y tecnológico, con grandes méritos a su nombre con tan solo 25 años, siguió una carrera de investigación y especialidades en múltiples disciplinas. Su calidad como persona era dudosa, pero como un investigador fue halagado por toda la comunidad científica.
Ahora esta persona se encontraba en un lugar desconocido, sin la capacidad para moverse o siquiera hablar. Mientras que las tantas preguntas dentro de su mente corrían salvajes, vagos recuerdos que no le pertenecían se comenzaron a filtrar dentro de su consciencia. Como un río que fluye, se unieron como parte de sus propios recuerdos.
En estos recuerdos se encontraban grabados escasas experiencias de vida. Comenzó a comprender de mejor manera qué era este lugar, además de entender que había cambiado de vida. Sus nuevos recuerdos abarcaban únicamente 7 años de vida, posteriormente todo se volvía oscuro, hasta que nuevamente abrió los ojos.
Acerca de eso él no necesitaba una explicación, fácilmente podría hacerse una idea de lo que había ocurrido. En el pasado aquel niño había sufrido un ataque, gracias a su madre y abuelo su vida fue salvada, pero con la debilidad cayó en un coma profundo. Desde su nacimiento hasta casi sus 7 años aquel niño había tenido una buena vida, llena de cariño y buenos cuidados por parte de su madre y abuelo.
Fue hasta el día en que celebraría su séptimo cumpleaños que las cosas se habían tornado tan sangrientas y peligrosas para sus seres queridos y él mismo. Mirando aquellos recuerdos Bai Yingzu solo podía entender que este nuevo mundo era demasiado peligroso, tan salvaje y libre para que aquellos capaces puedan hacer lo que les plazca.
Hizo una nota mental, remarcando explícitamente el evitar ofender a cualquier persona, no quería que estos actuaran de forma agresiva o con intensiones hostiles hacia él. Ya había entendido que este no era el mundo de donde provenía, este hecho había sido aceptado por las extrañezas que habían en comparación a su mundo original. Estas extrañezas habían sido divididas en tres puntos importantes.
Como primer punto, se trataba del avance tecnológico. De sus nuevos recuerdos había visto que la civilización actual tenía un pobre desarrollo tecnológico, pareciendo más a los años 600 a 950 en su mundo. Claro esto podría arreglarse si se creaba la hipótesis de que había viajado en el tiempo, descartando así la idea de estar en otro mundo. Pero fácilmente esta idea era descartada al mirar los avances artísticos, más específicamente la pintura y la música.
En el caso de la pintura habían técnicas desconocidas, y técnicas que se supondrían llegarían varios años más adelante si se tratara del mismo mundo en otra línea de tiempo. En el caso de la música era algo similar, pero esta era más visible ya que existían notas musicales diferentes, además de existir instrumentos extraños y otros que siguiendo la línea de su tiempo debían crearse a partir de los años 1,200. El orden cronológico era desproporcionado. Habían cosas que no encajaban con la historia que conocía.
Como segundo punto, se encontraba el lenguaje y la escritura. Estos eran puntos importantes ya que si este aún era su mundo original, el lenguaje y la escritura debía ser algo que conociera o al menos relacionara. Quedaba descartada la idea de que se tratara de una lengua extranjera. Bai Yingzu conocía todas las 6,000 lenguas del mundo, incluyendo en estas 6,000 aquellas que se extinguieron con el pasar del tiempo y las otras usadas en el año 5,000.
Si bien no era un experto en los 6,000 lenguajes, todavía podía diferenciarlas gracias a su excelente comprensión de las 600 lenguas principales. Estas 600 lenguas principales habían sido la base de los 6,000 lenguajes del mundo. De igual manera poseía una total comprensión de los sistemas de escritura de cada una.
El lenguaje y la escritura usada en este mundo eran muy diferentes al de su mundo original. Principalmente porque no tenía ninguna conexión con las 600 lenguas principales. Estas lenguas principales eran las precursoras de todo el vocablo usado en el mundo del que era originario, no era una exageración el decir que sin ellas no habría forma de comunicarse de forma verbal o escrita.
Ya con el tercer punto no hacía más que confirmar por completo todas sus sospechas. En este último punto se encontraba algo que en su mundo original nunca existió y que posiblemente jamás existiría, esto era llamado ‹Cultivo›.
Si fuera en su mundo la palabra cultivo podría confundirse con el concepto relacionado a las plantas y la preparación de la tierra, sin embargo en el mundo actual los caracteres de esta palabra tenían un significado diferente. En realidad lo que se conocía como cultivo era algo realmente complejo, incluso Bai Yingzu con el conocimiento de los nuevos recuerdos se sentía confundido.
En palabras más simples el cultivo implicaba la absorción de energía espiritual aplicando diversas técnicas especializadas para obtener un crecimiento tanto en cuerpo como en espíritu, esto era así con el fin de obtener fuerza sobrehumana más allá de lo imaginable y extender el tiempo de vida.
En los nuevos recuerdos obtenidos, Bai Yingzu recordaba haber escuchado a su abuelo decir que, con un alto poder de cultivo las personas podrían mover grandes montañas e incluso cambiar la dirección en el flujo de los ríos. Escucharlo de esa manera era increíble, verdaderamente sorprendente, no habría forma de que un humano normal pudiera hacer tal cosa, incluso con el gran avance tecnológico esa hazaña sería difícil.
Y en palabras de su abuelo, eso era lo que alguien con un cultivo mínimamente aceptable podría hacer. Bai Yingzu ni siquiera podía imaginar las proezas que alguien por encima de eso podría lograr.
Tras aceptar el hecho de que este era un nuevo mundo, con leyes y sentido común diferentes al de su mundo original. Lo único que podía hacer era adaptarse a la nueva vida, sin importar las complicaciones del futuro. ¿Qué otra cosa podía hacer de no ser así?. Bai Yingzu tenía claro los puntos importantes, de esa manera dividió tres puntos importantes para tener éxito en la vida.
El primero era adaptarse a la nueva vida. Evitar problemas y en caso de no ser posible, resolverlos de forma inteligente.
El segundo era aprender más acerca del nuevo mundo y el cultivo, en este último tenía mayor interés debido a las capacidades que podía obtener, pero primero necesitaría entenderlo de una manera más lógica que se adaptara a su comprensión.
El tercer y último punto era aplicar todo su conocimiento, tanto nuevo como pasado para trazar un camino lleno de éxito.
Los tres puntos anteriores habían sido pensados con un único objetivo, y este era el obtener una buena vida. Una buena vida para Bai Yingzu no era simplemente vivir en paz. También se trataba de lograr sus objetivos tanto personales como profesionales, disfrutar de vivir sin arrepentimientos, así como también evitar el miedo y tomar valor frente a situaciones desconocidas o complicadas. Sabía que huir podía ser bueno de vez en cuando, pero también que debía tomar los problemas de frente cuando fuera necesario.
Antes de que siguiera pensando con más profundidad la puerta se abrió revelando la figura de aquella joven que había salido hace un tiempo. Detrás de la joven un hombre anciano la seguía.
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