Luego de otro millón años, la humanidad agotó sus esperanzas en la progresión natural y emprendió grandes proyectos para acelerar la evolución. Inició con campos de concentración que sorprendentemente reunieron centenares de voluntarios entusiasmados. El clero científico, como se llamó al primer grupo de investigación, hizo buen trabajo ensanchando los beneficios de la evolución para atraerles. Los primeros voluntarios se usaron para llenar la base de datos del programa de progresión acelerada y, aunque explotaban los límites de sus cuerpos y no vivieron mucho, no dejaron de llegar nuevos candidatos.
Los resultados fructíferos vinieron con muchas bajas antes de que estabilizaran el programa en una aceleración adecuada. Tomaría una década para apreciar cada avance evolutivo pero comparado con el ciclo natural de millones de años, los humanos podían conformarse.
Las nuevas razas estacionadas en las globas vivían de forma natural y disfrutaban de las libertades como cualquier otro ciudadano de Terrea. Ellos tenían hijos cuando querían, realizaban los negocios que necesitaban y morían en manos del destino fuera de la intervención absoluta de la Globa madre, siempre y cuando el clero científico les dejara fuera de sus planes.
Todos conocían el origen de la Globa madre, que fue el resultado de los intentos de la humanidad en la creación de planetas. La Gran globa madre era una construcción satelital espacial comparable en tamaño a la luna. Fue puesta en órbita para imitar relativamente la vida del planeta Tierra.
La humanidad adoraba al clero científico y a la gran Globa por ello deseaban vivir juntos en el espacio. Poco a poco las masas siguieron al clero científico a instalarse en ella despejando la Tierra. Las sub-globas surgieron por la falta de espacio en la Globa madre. Estas eran esferas satelitales más pequeñas pero aún podían albergar varios cientos de personas.
Las sub-globas también permitieron eficiencia al programa de progresión acelerada, donde el clero científico tenía el derecho de experimentar con ellos en nombre de la evolución.
Todos los primeros humanos en las sub-globas eran niños de diez años de edad cuando despertaron y tuvieron otros diez años para especializar sus atributos genéticos antes de procrear y entregar sus progresos evolutivos a sus hijos.
Para este tiempo habían diecinueve nuevas globas a punto de emerger a la siguiente fase. Entonces, comenzó el llamado a la evolución:
«Globa madre llamando a los hijos del espacio»
«Globa madre conectándose a las sub-globas»
«Ciudadanos de Terrea, se iniciará la quincuagésima tercera veda en todas las globas.»
Cuando el gobierno de Terrea anunció la próxima veda, muchos suspiraron de expectativa y otros de tristeza. El inicio de la veda significaba la pausa en el tiempo de las vidas humanas de una década de edad y el fin de aquellas entre cero y nueve años. Los primeros se convertirían en los incipientes omegas para incubar una nueva Globa en la próxima conveniente década según los cálculos del programa de aceleración, mientras los últimos, los componentes delta, serían erradicados.
«Recuerden, la veda actúa correspondiendo nuestros intereses, por un pasó más allá para la humanidad.»
«Siguiente era a Terrea.»
—¡Siguiente era a Terrea!—Profesaron los más fieles seguidores del clero científico.
La casi totalidad de las globas celebraban los pasos inteligentes de la humanidad con especial ruido en las tabernas y ciudades centrales; los habitantes de la Globa madre esperaban por el verdadero inicio de la veda; y en unos pocos rincones, los guardianes y en enlaces le lloraban a sus hijos, parientes y conocidos.
«Para los guardianes y enlaces, se recomienda cortar lazos con los componentes delta y futuros incipientes omega.»
«Tienen 48 horas, desde ahora.»
Con cada veda, excluyendo a los niños que debían partir, el número de muertes era alto. Las sub-globas se volvían caóticas, el ruido de celebración superaba cualquier festividad y los desesperados esfuerzos de los guardianes o enlaces para esconder a los niños animaban la delincuencia.
—¡Tú, eres uno de ellos!—señaló una mujer desesperada,—¡Por favor, por favor, salva a mi hijo!
La figura con capa ocultó su placa de candidato al instante mirando con ojos complicados a la mujer. Él había impedido que un par de buscadores de temporada los atraparan y ahora estaba siendo puesto en una situación problemática. Él pensó que fue descuidado, de hecho, no debía meterse con asuntos que no le competían, menos con aquellos condenados por Terrea.
—¡Tiene cuatro años y es tan pequeño!—dijo empujando el niño a sus brazos—¡Sálvalo, llévale a uno de los centros de cuidado en la Globa madre y deja que crezca allí!
La mujer le entregó dos pequeñas bolsas de equipaje y se ofreció para hacer de distracción. Sin remedio, la figura negra cargó al sedado niño hacia las sombras y desapareció entre los gritos de la mujer siendo asesinada por los soldados de contención.
Por otro lado, los guardianes que habían comprado escondites expresos para sus niños se encontraron con que habían sido estafados, recurrir a esos comerciantes era erigir camino recto hacia la penalización del gobierno. Los pequeños no tenían salvación.
Durante las siguientes veinticuatro horas el caos aminoró con los soldados de contención esparcidos a un mayor perímetro. Más tarde, los ciudadanos se reunieron cerca de la estación criónica para presenciar el momento histórico.
Había despedidas de todo tipo: descuidadas, implacables y hasta conmovedoras.
—Niño, debes trabajar bien en el futuro ¡Honra el nombre de este viejo!
—Mi amor, eres tan chiquito Suspiro pero el clero científico confía en ti, confiaré en ti—dijo una madre besando las mejillas de su hijo con una sonrisa real adornando su rostro.
—Tranquilízate madre, no moriré ¡Simplemente mi tiempo de vivir no es todavía! ¡Te recordaré en el futuro, lo prometo!—dijo otro pequeño a su madre que había estado llorando por dos días.
—Recuerda todo lo que te enseñé está década y no olvides de alimentarte bien cuando despiertes—respondió un ciudadano común de Terrea—¡Te quiero mucho mi pequeño incipiente!
—Será mejor que te comportes y obedezcas al clero científico, no traerás desgracia a Terrea ¡¿Oyes bien?!
—Escucha a tu hermana mayor, no llores de tristeza ¡Llora de alegría, servirás a Terrea!
Al mismo tiempo, los últimos componentes delta era entregados a los soldados de contención.
«La estación criónica dará comienzo a la veda en diez minutos.»
«Por favor, los futuros incipientes omegas han de ingresar a la estación.»
—¡No, papá no quiero morir!—muchos niños soltaron gritos desgarradores llamando en vano a sus padres.
«Por favor, los componentes delta reunirse en las cabinas delta.»
—¡Señor, por favor, cumpliré diez en un par de días! —suplicaron con mentiras pequeñas voces desesperadas por vivir, pero fue inútil. Cada uno de los soldados de contención fue entrenado para ser insensible a los claramores de los niños y respetar la palabra del clero científico al pie de la letra.
«Cinco minutos para la veda.»
—¡No quiero ser un componente delta!—también se oyó.
—¡Juro que tengo diez, lo juro!—gritaron también hacia los adultos—¡Mamá, diles que tengo diez!
«Un minuto, la veda está por comenzar»
Los incipientes omegas fueron ubicado en cápsulas individuales dentro de la estación. Los que estuvieron muy nerviosos y quisieron revelarse compartirían el mismo fin que los componentes delta. Los niños tuvieron que descartar sus buenas ropa por batas más simples y si los tenían, podían conservar sus peinados estirados. Cuando todos estuvieron en su lugar, sus cuerpos comenzaron a congelarse.
«La media veda a terminado con éxito.»
Los victoreos surgieron de los ciudadanos amontonados trayendo una segunda ola de celebración más civilizada. Desde esta noche se emboracharían hasta que el gobierno, preocupado por sus ciudadanos, les recomendase que pararan.
Junto con el anuncio, las estaciones criónicas cursaron camino a la Globa madre.
En una de las andantes estaciones, una joven de veinticuatro años se infiltraba en las cabinas omegas, se sorprendió cuando encontró a los cuerpos ya congelados. En las sub-globas, se creía que el tiempo de los niños no de detendría hasta llegar a la Globa madre, por eso pensó, podría rescatar a su sobrina.
—Ni modo, tendré que cargarte de cubito de hielo conmigo—dijo, sin darse cuenta que era observada por la doctora encargada del área.
La doctora aún no tenía intenciones de revelarse, ella continuó viendo a la chica en silencio.
—¡Qué carajo!—gritó, cuando al forzar la cápsula, la imagen quieta de su sobrina se agrietó.
Un temor nació en su corazón, si las alertas sonaban su misión sería imposible.
—¿Resistencia cero?—murmuró viendo las barras de seguimiento de la cápsula decolorarse—¿Qué significa estos..
—La has matado—dijo la doctora.
La chica no tuvo tiempo de reaccionar a la aparición de la doctora, su mente se enfrascó en las palabras oídas.
—Se saben, las cápsulas de incipientes son frágiles y necesitan de los laboratorios de la Globa madre para mantenerse—explicó con calma—¿Fuiste mala en la escuela que no lo sabes?
—No..—habló incrédula viendo como el hielo se trillaba por completo—Emily no puede estar muerta.
—Por tus imprudentes acciones, ella no puede no estar muerta ahora.
La doctora ingresó un chip a la cápsula el cual reconoció:
«Incipiente número 166, estación 7, sub-globa Dino21.»
«Desactivado.»
«Muerte temprana, hace dos minutos.»
—¡Emily!—desesperó—Yo no p-, le prometí a mi hermana cuidar de ella ¡Doctora, salve a mi sobrina!
—No soy de esa clase de médico—sentenció, mientras apretaba un botón.
—¡Debe haber un error!—la chica arrebató el chip de reconocimiento y volvió a insertarlo en la cápsula.
«Favor de ingresar un organismo vivo antes de solicitar un reconocimiento.»
—¡¡Emily!!—un soldado de contención la sujetó de brazos apenas la oyó, puesto que, el ciudadano común no podría abordar la estación.
—Soldado, llevé a esta persona delictiva por cargos de interrupción globa omega.
—Interrumpirar las cápsulas de incipientes omega es equivalente a cometer asesinato —asintió el soldado—Terrea no será fácil contigo. Déjelo en mis manos, doctara Jay.
La doctora Jay vio a la chica del corazón destrozado siendo arrastrada y la reprochó en su interior—Por tratar de crear métodos de restauración de cápsulas banearon mi trabajo. Terrea no me daría más de veinte de sus preciosos incipientes, antes de pedirme algo así como salvarla, debiste ofrecerla como sujeto experimental.
Casos similares ocurrieron en otras estaciones criónicas. Al final, cada infiltrado fue arrestado y todos los doctores encargados enviaron un reporte similar áen la sección de sugerencia:—Las nuevas generaciones son muy flojas para la escuela. Deberían revisarse en los ciudadanos su comprensión de Terrea y sus formas.