Para el proceso de incubar una sub-globa, son liberadas decenas de incipientes omegas, ellos deben sobrevivir por su cuenta en el especial terreno creado de la nueva Globa. Hasta cuando cumplan veinte años, su siguiente paso será reproducirse. Desde entonces las nuevas sub-globas se comportarán como una civilización normal de Terrea y ya no tendrán que seguir determinados planes de desarrollo, a excepción de las inevitables circunstancias ocurridas por espontáneas vedas.
Dos meses antes de la quincuagésima tercera veda, los incipientes omega en actual observación fueron avisados de suspender sus actividades. El clero científico tenía nuevos planes.
Los incipientes omegas en servicio se convertirían en sujetos experimentales para la última fundación de investigación aprobada, serían los emisarios una esperanzaevolutiva mucho más importante. Los preciosos incipientes que aún no llegaban a sus veinte fueron perfectos ingredientes, sin embargo, este nuevo Programa de aceleración especializada (PAE) aún debía prescindir de los incipientes omegas inadecuados.
Por ello, se crearon cuatro filtros de calidad: el primero, se llevará a acabo en la sub-globa con nombre más cercana; el segundo, usará una sistema de eliminación en las estaciones circundantes de la Globa madre; el tercero, llevará a unos poco a la capital; y el cuarto, reducirá el grupo a números de aptos para ingresar a la sede de las Macro Nueces, donde inicia el verdadero PAE.
El incipiente omega debía acudir al llamado presencial en la única base habilitada de la sub-globa sin nombre en la que se encontraba. En la base será equipado y guiado a la siguiente globa para rendir la prueba. Tenía un tiempo límite de una semana, cuando las compuertas se cerraran, la sub-globa entera sería sellada siendo preparada para desmantelarla, toda vida sería aniquilada junto con ella.
Cada inicipiente recibió el aviso de reunión, dejaron sus actividades ociosas, de caza o cualquier otra a un lado y se apresuraron para partir. El tiempo límite de siete días no era inhumano, ni genereso, en condiciones óptimas todos lograrían la meta.
Pero había que repasar las variaciones inherente de los ecosistemas se las distintas globas sin nombre. Aquellos descansados y cercanos a la base estaban en ventaja sobre aquellos que se encontraban cansados y alejados. Como humanos incubando la próxima colonia normalmente no se veían sujetos a sistemas de tiempo y organización, sus horarios de sueño no coincidian, el consumo de alimento dependía de la suerte y su asistencia a cualquier evento, de su habilidad.
Por tanto, la semana era muy larga para los de estómago lleno rebosantes de energía y muy corta para los hambrientos sin energía. También debía verse la dificultad del paso en el terreno y su conocimiento del mismo. No era obligatorio que recorrieran cada metro de la sub-globa en su vida pero de haberlo hecho durante los casi nueve años de incubación desde luego tendrían mayor agilidad permitiéndoles tomar atajos y evitar infortunios por si ocurriesen percanses.
—¡Maldición, maldición!—desesperó algún desafortunado.
La muerte fue inevitable para algunos, aunque no murieran en el camino, lo harían tras el pronto sellado de la sub-globa por si demorasen.
—¡Hijos de p**ra!—gritó alguien en ferviente adrenalina— ¡No importa en el pasado, hoy o en el futuro, moriré en sus manos!
A esta altura cada incipiente omega vivo tenía un intenso deseo de supervivencia, ya sea por su propia o artificialmente inducida voluntad. La muerte no era una opción y para muchos este fue el impulso que salvaguardó su deseo.
—grrrfhhh
—Je,je, ¿y se llamaba bestia? ¡Los tataranietos de esta madrona difundirán mi nombre!
En su apuro, unos incipientes tuvieron la mala suerte de encontrarse siendo asesinados e incluso sirviendo de distracción o escudo para los peligros.
—¡Oye imbécil, ¿Dónde vas?!
«El sellado prontó se activará, restan 40 minutos.»
—¡¿Qué hay de nuestra cercanisima amistad?! ¡Vuelte!
—Si el sol es más grande que esta nena, creeré en ella.
—¡Suelta eso!
—Sí, entiendo—acordó depositan la roca en el suelo.
—¡Ahora ven y ayúdame a subir!
—¿Qué? Mi, yo de aquí, podría no, entender—dijo el hombre alejándose.
«Nueve minutos»
—¡¡¡¡Te maldigo, Liv Farfaaán!!!!
—¿Ya caíste? Haaaa, tu vida fue tan corta como nuestra amistad.
Algunas traiciones tuvieron la esperanza de apoderarse de más beneficios cuando quedaran pocos incipientes omegas y la minoría fueron quizás rencores personales.
«Has tenido éxito llegando a la base, buen trabajo habilidoso incipiente.»
—¡Oyeron eso, habla de mí!
—¡Cállate!
—Ja,ja, señoritas, habla de mí —interrumpió una chica al par de chicos.
Todos no tenían la energía para discutir con ellos o eran vagos para hacerlo o se resbalan en pensamientos internos, lo único que compartían era la satisfacción de sobrevivir.
La base parecía diferente a su última visita y los jóvenes médicos se veían tan felices que daban miedo. El creciente temor se esfumó de sus corazones cuando escucharon los nuevos planes del clero científico, ellos pensaron: pasear por una sub-globa, tomar un examen, paser, otro examen, más pasear, examen, paseo, uno más y se acabó. Lo más atractivo por su puesto era el recorrer una Globa con nombre, a lo demás, ya estaban acostumbrados.
—Una vez dentro de la Globa hermana, usarán sus propios medios para sobrevivir en un entorno, se supone, es menos salvaje—instruyó el médico líder.
—¿Qué hay de la comida?—preguntó un incipiente levantando una mano y mostrando una manzana en la otra—¿Podemos llevar estas bonitas con nosotros?
—Terrea no les proporcionará ayuda cuando estén fuera—respondió el médico líder mirándole de reojo—El dinero, deberán conseguirlo ustedes mismo.
—¿Dinero?—murmuró.
Ella junto a la mayor parte de incipientes, desconocía el llamado dinero. Quizás lo sabía antes de despertar del sueño helado, ya lo habrá olvidado.
Los incipientes omegas se levantaron del suelo siguiendo las instrucciones de los médicos realizando sus últimos ajustes de preparación. Habían pasado una segunda semana actualizando sus datos en el sistema de Terrea, incluso la más pequeña cicatriz fue registrada.
Además de una placa metálica blanca que los identificaba como posibles sujetos experimentales del PAE, en la nave les brindaron asistencia médica temporal y de cierta manera podían personalizar su equipaje. En realidad, cientos de herramientas y accesorios yacían regados en largos muebles de consola de metal, ellos podían elegir lo que gustasen.
—Ustedes idiotas ¿Porqué no mejor recogen todo y se lo llevan?—indicó de manera sarcástica un incipiente—No cuides solo de los que nos enojamos por aquí ¿Ves las caras de los médicos? No se ven nada contentos.
Los incipientes de los excesivos equipajes irían alzarse contra el incipiente que les llamó idiota pero cuando le echaron un ojo a los médicos, la abvertencia fue real, ellos no estaba de acuerdo con su actuar.
Los médicos los descacreditaban, ¿podrían, incluso, usar una herramienta antes de que les robaran?
Estos incipientes reiniciaron a regañadientes su elección de instrumentos útiles vigilando temerosos la reacción de los médicos.
Al terminar, los soldados de contención guiaron a los candidatos a los compartimentos de salida y espera.
«Pronto aterrizaremos en Eig8, globa de los pesqueros» Anunció la voz sistemática de la nave.
«Recuerden acudir a los centro de evaluación tras el termino de la veda, no pierdan su placa de candidato.»
«La placa de candidato es su bien más preciado, mantenerlo a salvo es orden de la gran Globa.»
«Todo sea por Terrea, siguiente era a Terrea.»
Al abrirse la compuerta de la nave, los candidatos se dispersaron ansiosos. En sus corazones, irían a verificar cuanto había cambiado la humanidad desde su aislamiento.
—¡Bienvenido de vuelta, Eustaquio!—exclamó emocionado para sí mismo.
Eig8 era la Globa natal de Eustaquio. Pensó que caer allí fue una agradable sorpresa, después de todo, los incipientes omegas normalmente no tenían la oportunidad de abandonar su Globa incubada, ni los hijos de sus hijos. Serían los nietos de sus nietos quienes recién podrían tener la oportunidad de empezar a solicitar benditas transferencias y viajar de Globa en Globa.
Lo primero que hizo Eustaquio fue buscar el celeste del cielo. Salió rápido de la estación, se disculpó con quienes chocó, se aseguró de encontrar una buena altura, la trepó y allí estaba enfre a él, la más grandiosa, exótica y pintoresca esfera: el planeta Tierra.
Sola la globa Eig8 tenía la vista más presuntuosa de la Tierra, qué eran las otras estrellas comparadas con ella, bichos blancos. Como su distancia fue la más cercana, la Tierra se vio inmensa adornando el cielo. Al otro lado pero menos atractiva se encontraba la luna, gris e inquieta, capaz de cambiar algo de su tamaño de acuerdo a su posición desde la perspectiva de Eig8. Si no se hubiera sincronizado con la llegada de la nave, Eustaquio la habría olvidado. Aparte de su participación como modelo en la construcción de la globas, la luna no era tan famosa. Según los registros platino, la luna es más como una simple roca para la humanidad y, en cambio, el interés por la Tierra ha sido vehemente en los habitantes de la Eig8 desde su germinación.
—Mucho tiempo sin verte bonita, aunque solo fueron poco más de ocho años para mí.
Él la miró estando de pie hasta que sus talones dolieron, encontró un lugar limpio y se dejó hundir por el frío cómodo del suelo, él todavía no había terminado de contarle a la Tierra sus vivencias luego del despertar como incipiente omega.
Habló de lo asustado que estuvo cuando se le calleron las uñas, de cómo le creció un diente que se había caído dos veces, de su arriesgado plan de renovar su dentadura que al final funcionó y mientras vivió con un solo diente, de las gigantes despliegues figurativos que armó cuando se aburría y de que quizás fue un mono quien siempre las destruyó, de las vacunas que enterró sin usar, de cómo puede desintoxicarse de manera vergonzosa atraves de sus respiradores, de su tonta huelga por dulces que casi lo mata...
Al terminar, Eustaquio bramó en medio de su bostezo y estiró cada parte de su cuerpo, incluso dio jaloncitos a su cabello para relajar su cuero cabelludo recordando las instrucciones del médico líder. Aunque faltarían unos días antes de que sintiera hambre, empezar a reunir dinero sería ventajoso para mantenerse vivo y estable.
Él fue listo, pensó en sus posibles dolores de cabeza antes de elegir las zonas menos circuladas como escenario de preparación para re-acostumbrarse al ruido de la civilización.
En el camino se dedicó a observar la nueva Eig8.