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Chapter 5 - 5

Antes de poder encender mi coche, recibí una llamada de Maya. Mire la hora y ya eran las diez. En cuanto respondí, la voz de Maya resonó en mis oídos.

-Lu, adivina donde estoy. -Al escuchar la emoción en su voz, pensé un momento antes de responder:

- ¡Ciudad Q!

- ¡Maldición! -grito - ¡Eres una aguafiestas! -Basada en su elección de palabras supe que estaba en lo correcto. Sonreí al teléfono y respondí en tono de burla:

-Como si no me conocieras. ¿Cómo va todo? ¿Has encontrado un buen lugar para vivir? -El aparcamiento del Corporativo Ayala era grande sin mencionar que ya no había nadie. Mientras estaba sentada en el coche y hablaba por teléfono, podía escuchar el eco de mi voz, haciendo que el pelo en mi cuello se estremeciera.

-Mhmm. Ciudad Q es un buen lugar para establecerse; es muy relajante. Estoy aquí hace unos días y me gusta mucho el estilo de vida. El clima es excelente y también pienso que es un buen lugar para vivir. -Maya estaba hablando demasiado y puse el altavoz para encender el coche. El aparcamiento estaba vacío y me sentí insegura al quedarme mucho tiempo allí. Respondí a Maya mientras daba marcha atrás.

-Deberías quedarte en Ciudad Q por más días para que te acostumbres y tal vez mirar algunos pisos para mí. Álvaro me asigno un nuevo proyecto. Es complicado y es probable que no pueda ir a ninguna parte de momento.

-Ya habías decidido irte, ¿Por qué demonios has aceptado otro proyecto? Deja de dudarlo tanto y arrastrar las cosas.

Por supuesto que sabía que debía irme, pero el ser humano es propenso a ser indeciso y algunas cosas son más sencillas decirles que hacerlas. ¡Pum! Choque contra algo. Mi corazón se aceleró y respondí a Maya:

-Maya creo que he chocado con algo. Te llamo después, me tengo que ir. – Antes de que Maya pudiera responder, colgué y Sali del coche. Era normal que hubiera gatos callejeros dentro del aparcamiento y esperaba que no fuera algo serio. Después de darle la vuelta al coche, encontré un gato pequeño. Su herida parecía seria y me acerque para verlo. Cuando me agache, alguien cubrió mi nariz y boca por detrás, el olor punzante de algún químico invadió mis fosas nasales. Cuando me di cuenta de que estaba en peligro, ya había perdido la consciencia.

Me desperté en un lugar oscuro y todo estaba silencioso. Entre en pánico, pero después de unos minutos me calme. Como mis secuestradores me mantuvieron viva, significaba que tenían planes para mí. Basada en mi título de Señora Ayala, seguro querían exigir un rescate o usarme para amenazar a Álvaro. Mi vida no estaba en peligro por ahora, con esa idea en mente, mis nervios se calmaron. Después de media hora, escuche un ruido antes de que las luces se encendieran y me dejaran ciega. Después se escuchó la voz de un hombre de mediana edad.

- ¡Esta despierta!

Tiempo después mis ojos pudieron ajustarse a la luz. Escaneé mis alrededores y me di cuenta de que estaba dentro de un contenedor. Justo delante de mí, había un hombre alto, pero como su espalda estaba contra la luz, no logre distinguirlo. A pesar de eso, note que estaba un poco gordo y tenía una voz grave. Por ello, determine que era de mediana edad y también fue en parte el olor a colonia, la cual usaban la mayor parte de los hombres de esa edad. No era ningún bandido, sino dueño de algún negocio o profesional asalariado.

-Véndenle los ojos y llévenla allí- dijo el hombre y otro cuerpo delgado se acercó. Sus caras estaban cubiertas, yo seguía mareada y, aunque podía ver mis alrededores con claridad, no podía moverme. Después de que me vendaran los ojos, me arrastraron por los pies por un largo camino antes de empujarme a una habitación de algún tipo y me quitaron la venda. Para entonces ya había recuperado un poco de fuerza y pude preguntar:

- ¿Quiénes sois? ¿Por qué me secuestran?

-Relájese, señorita Arias. La invitamos a ver un gran espectáculo y la enviaremos de vuelta cuando acabe. -La puerta se cerró con fuerza. Yo estaba sentada en la cama con mis brazos y piernas atados. Después de intentar soltarme unas cuantas veces, me rendí. De repente, se escuchó una conversación dentro de la habitación.

-Álvaro, me dijiste que te divorciarías de ella y te casarías conmigo. No me hagas esperar mucho tiempo.

- ¡Rebeca, deja de hacer un escándalo! -La voz de Álvaro sonaba diferente a lo usual, como si estuviera borracho.

-Álvaro, ¿estas enamorado de ella? ¿Por eso no te quieres divorciar? – La voz de Rebeca sonaba frenética y hacía que las cosas parecieran sugestivas entre ellos. Después se escuchó como alguien se desnudaba y Álvaro dijo con una voz dura:

-No juegues. Estoy casado con ella.

- ¿Y que si estas casado con ella? No la amas. ¿No dijiste que me amabas? Mi cuerpo está recuperado. Tengamos otro bebe

-Rebeca … -Lo que siguió a continuación fueron los gemidos de un hombre y una mujer. Cerré los ojos con fuerza y traté de evitar el ruido. Entre más trataba de no escuchar, más atormentada me sentía y mientras los gemidos de Rebeca se volvían más fuertes, mi cuerpo temblaba de manera violenta. Incluso sentí náuseas y empecé a tener jadeos secos. Siempre supe que pasaba algo entre ellos y no me sorprendió que se acostaran. Sin embargo, nunca me imagine lo apasionados que eran en la cama. Para entonces ya había vomitado todo y estaba sin energía. Me quede sentada en la cama y mi corazón empezó a romperse en mil pedazos siendo imposible de volver a juntarlos.

- ¿Qué le pereció el espectáculo? ¿Entretenido? -La puerta se abrió y el hombre gordo entro. Podía escuchar una sonrisa en su voz y sentí asco. Aunque no podía ver su cara, lo miré a los ojos u dije con desprecio:

- ¿Rebeca está detrás de esto? -No podía pensar en nadie que pudiera hacer algo tan repugnante, a no ser ella.

- ¿Tiene importancia? -Se burlo. -¡estoy seguro de que debe estar de buen humor después de escuchar todo eso!

- ¿Qué quieres? -No me habían secuestrado para molestarme. No había manera de que las cosas fueran tan simples.

- ¡Es una mujer inteligente! Escuche que está a cargo de la auditoria del Corporativo Ayala este año y me preguntaba si estaría interesada en hacer un trato conmigo.

Me burlé y respondí:

- ¿Qué le hace pensar que haría un trato con usted después de usar métodos tan asquerosos solo para traerme aquí? -Se quedo pensando en voz baja, y respondió:

-Él bebe en su barriga

Me quedé asombrada y empecé a sudar.

- ¿Qué quieren exactamente? -Quien sea que se encargaba de la auditoría externa ganaba mucho dinero. Por ello, era normal que alguien peleara para conseguirlo, pero este método era desagradable.

- ¡Una licitación pública! -respondió. Me sorprendí y fruncí el ceño.

- ¿Eso… es todo?

-Así es, mientras acepte, tendrá mi palabra de que no le pasara nada y que estarán a salvo de ahora en adelante. Me asegurare de que no les pase nada -dijo con un tono convincente y profundice el ceño.

- ¿Por qué tendría que confiar en ti?

- ¿Que otra opción tiene? -A pesar de mi frustración, tenía que salir de esta situación y pensar en el resto en otro momento. Lo miré y asentí.

-Bien.

El hombre sonrió.

-Es un trato. -Después le hizo una señal al hombre delgado para cubrirme los ojos otra vez.

- ¿Es necesario? -fruncí y su risa resonó en mis oídos.

-No se preocupe, la devolveremos de la misma forma en que la trajimos. -Mas tarde, me empujaron a un coche y mi oído se volvió más agudo por falta de visión, pero me quede dormida poco tiempo después. Al despertar, no solo estaba en el aparcamiento, sino en mi propio coche. Todo alrededor estaba igual y pensé que solo había sido un sueño. Busqué mi teléfono para ver qué hora era y vi que era medianoche. Apenas pude creer que durante dos horas viví una situación de vida o muerte. Aún tenía miedo y no me quede más tiempo, pronto encendí el coche y me dirigí a casa. Al entrar, vi al hombre leyendo algunos documentos en el salón y los sonidos de su momento intimo llegaron a mi mente. Una arcada escapo de mis labios y antes de poder quitarme los zapatos, corrí al baño para vomitar. Ya había vomitado demasiado y no tenía nada más que sacar.

- ¿Qué has comido? -Su voz baja y fría llego a mis oídos. Estaba temblando y mi estomago dolía. Álvaro se acercó y saco su mano para acariciar mi espalda, pero ese sonido me abrumo tanto que me hizo sentir enferma hasta los huesos. Levante mi cabeza de forma abrupta y quite su mano de mí. Ignore su mirada mientras corría hacia las escaleras de inmediato. Una vez en la habitación, cerré la puerta con llave. Al saber lo que paso aquí, mi estomago se revolvió. Abrí las ventanas de prisa y cambié las sábanas de la cama. ¡Toc, toc! Sonaron dos golpes en la puerta.

- ¡Samara, abre la puerta! – Su voz tenía un tono amenazante. Mientras mi mente divagaba en esos sonidos repugnantes, automáticamente rechace lo que estaba pasando tras la puerta sin mencionar lo insoportable que era el dolor en mi estómago. Limpie cada esquina de la habitación por la desesperación de querer deshacerme del olor. Al terminar me sentí disgustada con mi cuerpo. Después de quitarme la ropa, fui al baño y puse la ducha a tope para limpiar cada parte de mi cuerpo que Álvaro había tocado.

¡Tras, tras! Un fuerte sonido se escuchó fuera. Pronto, cerré la puerta del baño y me senté, enroscada. Sabía que, si Álvaro quisiera entrar, no habría como detenerlo; como era de esperar, no paso mucho tiempo hasta que tocara la puerta y con voz dura, gruñera:

- ¡¿Qué demonios haces?! -Ahora estaba al otro lado de la puerta del baño e intente no escuchar su voz.

- ¡No quiero verte, aléjate de mí! -sentí un asco impresionante. Si no hubiera escuchado esos sonidos, quizás me hubiera mentido a mí misma, pero ahora era imposible dejar de escucharlos. No importaba cuantas veces me había dicho a mí misma que no me lo imaginaba desnudo con ella, simplemente no podía. Todo se repetía en mi mente.

- ¡Samara, abre la puerta! ¡Podemos hablarlo! -Podría congelar cualquier cosa con su voz fría. Sacudí mi cabeza por que aún me sentía incomoda.

-No hay nada de qué hablar. ¡Aléjate de mí!

- ¡Samara! No pruebes mi paciencia

- ¡Te dije que te alejaras de mí! ¿Eres sordo? -grite a la puerta a punto de ponerme a llorar. ¡Traz! Un gran impacto sacudió las bisagras de la puerta y di unos pasos atrás. Después de tres intentos, la puerta del baño se abrió y apareció su figura alta.

-Samara… tu… -al ver mi cuerpo temblando y el resentimiento en mi mirada, su ira se fue calmando poco a poco. Después de un largo tiempo, se acercó y se agacho extendiendo su mano hacia mi lentamente. Grite de manera instintiva por el miedo a que me tocara y sintiendo repugnancia a su cercanía.

- ¡No me toques!

-Di que pasa. -Álvaro detuvo su mano a mitad de camino y su aura escalofriante se disolvió en el aire.

-Tenemos que divorciarnos, por favor. No quiero nada, solo firma los papeles. -Mi voz se entrecorto. La expresión sombría de Álvaro se volvió mucho más seria y su mirada fría se fijó en mi mientras murmuraba:

- ¿Sabes lo que dices?

-Por supuesto, durante estos años he aguantado todo el daño que me has causado, pero el amor no se puede forzar. Ni con todo el cariño y la amabilidad del mundo se puede reemplazar al amor. -Álvaro me agarro con fuerza, me saco del baño y me subió a la cama. Me tapo con una toalla antes de arrodillarse frente a mí y con sus manos sujetando mis hombros con fuerza, me miro, diciendo:

- ¿Qué está pasando? -Estaba tranquilo. Sacudí mi cabeza con vigor y mis ojos se pusieron rojos, diciendo con la voz entrecortada:

- ¿Me amas? -no supe por que hice esa pregunta, pero no había vuelta atrás. Álvaro se quedó paralizado por un segundo mientras me miraba con ojos intensos.

-Amor no es una palabra que puedas decir así.

Mi corazón se apretó en mi pecho y casi gritaba las palabras.

-Entonces, ¿Qué es? -Perdí el control de mis lágrimas y con una voz atragantada, dije. -No me amas.

-Samara -su voz baja sonaba cansada. -Dime que está pasando ¿Por qué de pronto pides el divorcio?

-No te amo… -mis ojos estaban rojos y el dolor en mi corazón se extendió por todo el cuerpo. -No te amo tanto como pensé. Soy joven y hay más oportunidades de encontrar a alguien que me quiera de verdad. Quiero el divorcio para que me dejes ser libre. -Desde el momento en que lo conocí, nunca pensé que suplicaría que me dejara. Pensé que mientras trabajara duro, le ofreciera mi corazón, cuerpo y alma, me apreciaría un día o quizás hasta me amara. Por desgracia, olvide que nada es seguro en esta vida.

En este mundo, muchas cosas podrían ser tuyas solo si trabajabas duro, pero el amor es una excepción. Ya era una bendición de dios si dos personas se encontraban, pero la mayor parte solo puede soñarlo. La temperatura de la habitación pareció bajar de forma drástica y me dieron escalofríos. Aun así, agache la cabeza y desvié su mirada. Después de un rato, Álvaro respiro y con voz demandante dijo:

-Descansa, mañana hablaremos cuando estes más calma. -Se levanto y salió de la habitación. Esa noche se fue de casa y me quede despierta toda la noche. Sin embargo, teníamos que seguir adelante o el mundo nos dejaría atrás. Después de una larga noche, llegue a la empresa agotada y cuando Estela noto mi complexión pálida, pregunto con preocupación:

-Señorita Arias, ¿se pasó la noche leyendo los documentos? Las auditorias no son tan difíciles, no se presione mucho. ¡Se acaba de recuperar y necesita cuidarse!

Asentí con la cabeza palpitando. Al terminar de revisar los informes financieros del Corporativo Ayala, continue con el Corporativo Quintana. Al notar que bostezaba mucho, Estela me llevo una taza de café y me pregunto:

-Por cierto ¿Van a darle una auditoría externa a Créditos AC o a Créditos Herrera? -pensar en ese problema me daba dolor de cabeza. El hombre de la noche anterior me pidió que hiciera una licitación pública, pero dejo el resto muy vago. Quizás podría usar esto como ventaja y me quede pensando un momento antes de responder:

- ¿Cuánto va a durar la auditoria?

-En los años anteriores duraba medio mes, ¡pero este año un mes entero! -dijo Estela, colocando la información de las auditorias pasadas en mi escritorio. Pase la mirada, rápido y ya sentía dolor de cabeza mientras preguntaba:

- ¿Cuánto tiempo tenemos este año? -cada año, la auditoria de la empresa tenía que ser publicada en la Cadena de Economía al ser concluida. El Corporativo Ayala es una empresa cotizada y tanto los accionistas como inversores querían verla.

-No mucho. Solo nos queda medio mes, pero el Corporativo Ayala tiene sucursales en otras partes. No tiene que ir a todas ellas, pero tiene que visitar algunas. De otra manera, no podrá comprender la situación. -Volví a asentir y dejé de lado los documentos. Al ver que ya era mediodía, la miré y le dije:

-Necesito ver al presidente de Créditos Herrera. Agéndame una cita lo más pronto posible.

-Inmediatamente. -dio una pausa antes de continuar. - ¿Aun quiere ver al presidente de Créditos AC? -no planeaba verlo, pero al recordar la noche anterior, no pude evitar preguntarme si había sido su plan para obtener el trato. Después de pensarlo bien, respondí:

-Si, lo vere. ¿Créditos AC ha enviado a alguien otra vez?

-Pues… -Estela dudo en contestar antes de continuar. -El presidente de Créditos AC está esperando en la recepción.

-Haz una reserva en un restaurante cerca. -Me levanté y cogí mi bolso. -Hazlo rápido, ira abajo para ver al señor Larios.

Estela salió con prisa, una vez fuera de mi despacho, me dirigí a la recepción. La empresa estaba basada en un edificio de oficinas enorme donde se logró instalar una recepción lujosa y relajante con sus fondos abundantes en el primer piso para recibir a los invitados. La mayoría de los empleados estaban en su descanso y no había mucha gente. Cuando llegué, vi a un hombre de mediana edad sentado en el sofá de cuero negro. Tomas parecía una persona optimista y note que estaba en forma a pesar de su edad. Al verme, se puso de pie y camino hacia mí con una sonrisa. Extendió su brazo para darme un apretón de manos y saludo.

-Señorita Arias, soy Tomas Larios. El fundador de Créditos AC. Encantado de conocerla. -Le devolví la sonrisa y respondí:

-Lamento haberle hecho esperar. He estado muy ocupada estos días y no encontré un momento para verle. -Mira la hora en mi reloj y le mire. -Es hora de comer, ¿le gustaría acompañarme? -Me mostro una sonrisa sutil y asintió.

Ninguno de los dos hablamos de negocios aún. Al llegar al restaurante, Tomas seguía sin mencionar nada de la auditoria. Solo me compartía eventos interesantes de su vida y parecía más un encuentro entre amigos. Al ver que no hablaba de nada relacionado al trabajo, yo también me contuve de hacerlo y solo escuchaba su narración en silencio. Después de un tiempo me miro u pregunto:

-Señorita Arias, escuche que es la responsable de la auditoria del Corporativo Ayala este año. -Asentí de forma brusca.

-Desde que la empresa se hizo pública, el señor Ayala y el señor Quintana no han tenido tiempo y tuve que coger el proyecto de forma temporal. -Tomas sonrió.

-En años anteriores, las auditorias del Corporativo estuvieron a cargo de Créditos AC y ahora… -Dio una pausa, pero sabía a lo que se refería y con una sonrisa amable, respondí:

-El Corporativo Ayala y Créditos AC han trabajado juntos durante muchos años. Lógicamente hablando, AC debería estar a cargo, pero su contrato a expirado. De acuerdo con nuestras prácticas habituales, vamos a organizar una licitación pública y espero que AC pueda seguir cooperando con nosotros al terminarla. -Esta revelación guiaba a la conclusión de nuestra discusión y Tomas sonrió, respondiendo de manera amable.

-Nosotros también esperamos trabajar con el Corporativo Ayala. -Al terminar de comer, me despedí de Tomas. Estela me siguió y pregunto:

-Señorita Arias, ¿el señor Ayala no quería que la auditoria de este año fuera a cargo de Créditos Herrera? ¿Por qué necesitamos organizar una licitación pública?

-Si no lo hacemos, el Corporativo Ayala no solo va a ofender a Créditos AC, sino a varias empresas de auditoría. AC ha estado en este negocio por mucho tiempo y, además, han trabajado con nosotros muchos años. Si terminamos la colaboración así, ¿no crees que van a crear un escándalo? -Otra razón por la cual acepte ver a Tomas era porque quería ver si tenía algo que ver con lo de la noche anterior, pero cuando vi su mirada renuente al mencionar la licitación pública, dude en que estuviera involucrado. Sin embargo, no estaba muy segura. Estela asintió con un fruncido en su cara.

-Entonces, ¿Por qué el señor Ayala no…

- ¿Me informo de antemano? -interrumpí. Mis ojos salieron disparados hacia los de Estela antes de explicar. -No soy la única empleada de Álvaro. Si tiene que explicar cada detalle, entonces ¿para qué tener tantos empleados? En ese caso, que lo haga todo solo.

- ¡Pero eres su mujer! -Me causo gracia y la mire, diciendo:

-Si, lo soy. Dejando a un lado el hecho de que no está satisfecho conmigo y aun que lo estuviera, sigue siendo el presidente del Corporativo mientras yo solo soy una directora. En la empresa, están los superiores y los subordinados. Si soy tan estúpida que hasta necesito que me señale todo, mejor que me mande a casa para ser su mujer a tiempo completo. -En el mundo, solo la inteligencia no te lleva a nada. Solo la experiencia te lleva lejos.

En mi despacho, Estela agendo una cita para cenar con el presidente de Créditos Herrera. No mencione el incidente de la noche anterior a nadie. Por suerte, la empresa era grande y no tuve que encontrarme con Álvaro. Me concentre en el trabajo para distraerme. Después de un largo día, era hora de irse y Estela entro en mi despacho con un bolso.

-Señorita Arias, ¿quiere que le acompañe a la cena con el señor Herrera? -Al ver que se quería ir, sacudí mi cabeza.

-No, está bien. Solo dame la dirección. -Estela me sonrió y respondió:

-Gracias, señorita Arias. Le envié la dirección por teléfono. -Asentí y después puse mis manos en la barbilla con los ojos entrecerrados.

- ¿Estas saliendo con alguien? -Estela no era joven. Durante los últimos años ha trabajado para mí y su vida amorosa era inexistente. Por eso, me di cuenta de que estos días le brillaban los ojos.

- ¡No, es solo un encuentro con un amigo! -Aunque lo dijo de esa manera, su cara se puso roja. Le dije que se fuera, asintiendo sin decirle nada. Dicen que los ojos son las ventanas del alma y estoy de acuerdo porque no importa lo mucho que niegues algo, tus ojos siempre traicionan a tus sentimientos. Al terminar, me dirigí hacia la dirección que Estela me había mandado. Al principio pensé que el director de Créditos Herrera sería un hombre maduro, pero me sorprendí al ver que Nicolas Herrera era un joven de unos veinte.

- ¿Samara Arias? -Al verme, Nicolas se puso de pie y me levanto una ceja, mientras yo le ofrecí una sonrisa cordial.

- ¿Señor Herrera?

-Por favor, no me llame señor. Me hace sonar viejo, llámame, Nicolas. -El joven tenía las cejas y la cara definida. Tenía hoyuelos en las mejillas al hablar y lo hacían muy adorable. Sin embrago, la mirada en sus ojos lo hacían maduro para su edad. Al parecer era un chico inteligente. Me dirigí a la mesa y tomé asiento. Nicolas me sonrió y pregunto:

- ¿Qué quieres comer Samara? ¡Lo pediré por ti! -Para alguien de su edad, no me sorprendió que dejara de hablarme con respeto de inmediato.

-No soy muy quisquillosa -respondí poniendo mi bolso a un lado y levante la cabeza, leyendo el menú. Fue un experto en pedir y puso sus manos en la barbilla, entrecerrando los ojos.

- ¡Eres más guapa en persona!

Levante las cejas.

- ¿Créditos Herrera es tu empresa? -Por cómo se veía, este chico tenía unos veintitrés años. Aunque Créditos Herrera no se consideraba una gran empresa, por alguna razón Álvaro lo eligió. Sin embrago, me sorprendió que este chico fuera capaz de mantenerla a flote. Nicolas se desplomo por la mesa y respondió con un tono desinteresado.

-Si. Estaba aburrido en la universidad y funde Créditos Herrera por diversión. -Inclino la cabeza mirándome- Hablemos de otra cosa.

-Claro. ¿de qué quieres hablar? -Asentí. De pronto, se enderezo de forma exaltada y me miro lanzo una mirada suplicante.

- ¿Estas planeando divorciarte?

Parpadee, confundida.

Murmuro como respuesta y explico:

-Álvaro ya está en sus treinta y algo. Solo tienes veintiséis. ¿En serio planeas estar con él, el resto de tu vida? -Me quede estupefacta por lo que dijo sin poder formular una respuesta. Al final, sonreí de manera sarcástica y pregunté:

- ¿Tanto le interesa mi vida privada?

- ¡Por supuesto! -Asintió y me miro con seriedad - ¿Nadie te ha dicho lo guapa que eres? En especial, la manera en que irradias elegancia. -Le sonreí y de manera breve respondí:

-Gracias

- ¿Qué piensas de mí? ¿Soy tu tipo? – La peculiaridad de este chico no tenía fin. Al terminar de beber agua, lo observe y evite su pregunta.

- ¿Crees ser capaz de manejar la auditoria anual del Corporativo Ayala con éxito si te dejo a cargo? -Al ver que cambie de tema, frunció los labios y se volvió a expandir por la mesa, hablando con voz débil.

-Solo lo sabre después de hacerlo. ¿Cómo se supone que te voy a responder? -Fruncí el ceño siendo poco renuente en continuar la conversación. -Hace poco el Corporativo Ayala se hizo público y hay muchos fondos involucrados. Estoy segura de que sabes mejor que yo en cómo hasta el más mínimo error puede costar una perdida colosal en la empresa y al ser la persona encargada este año, debo ser consciente.

Nicolas entrecerró los ojos un poco y le brillaban.

-Samara, ¿crees que capaz de hacer un buen trabajo? -Mis cejas se levantaron, pero me contuve para no ser tan directa y con una sonrisa dije:

-Estableciste Créditos Herrara a una edad muy temprana. Por ende, creo en tus capacidades, pero no hemos trabajado juntos y no nos conocemos bien. Por ello, el Corporativo Ayala va a organizar una licitación pública los próximos días. Cuando llegue el momento, Créditos Herrera tendrá que mostrar su valor. Si la auditoria termina en manos de tu empresa, entonces espero tener una buena colaboración con usted, señor Herrera.

- ¡No importa! -gruño mirándome con las manos en la barbilla y los ojos entrecerrados. -Parece que no confías en mí, Samara. -Fruncí el ceño un poco porque me desagradaba que actuara como si fuéramos amigos.

-No es así, señor Herrera.

- ¿Crees que soy joven? -Empujo la comida que nos acababan de servir y paro de mirarme - ¿No crees que los hombres jóvenes somos más apasionados, Samara?

Me levante sin poder continuar con esto y anuncie:

-Le notificare la fecha de la licitación lo más pronto posible. Si no hay nada más por hacer, me retiro. -Sin embargo, me cogió de la muñeca con fuerza.

- ¿Por qué tanta prisa? -Prolongo sus palabras y miro hacia fuera del restaurante. Por instinto, seguí su mirada y vi los ojos sombríos de Álvaro. Al ver a Rebeca a su lado, retira la mirada y trate de sacar mi mano de la de Nicolas. Sin embargo, el chico me

estaba agarrando con mucha fuerza. Fruncí y siseé, inconforme.

- ¡Suéltame!

-Tenemos que ver el espectáculo primero. -Dicho eso, me sentó en el asiento y presiono mis hombros mientras sonreía a Álvaro y Rebeca, quienes acababan de entrar.

-Señor Ayala ¡que coincidencia! ¡Siéntese con nosotros!

Mi cara se volvió una piedra y enfadada y en voz baja, dije:

- ¿Qué haces? ¿Estás loco?

-Estoy viendo el espectáculo -dijo, tomando el asiento al lado del mío. Álvaro se acercó junto a Rebeca con una expresión solemne y ambos se sentaron del lado opuesto. Rebeca me acababa de ver y no tenía que seguir actuando de forma amigable; en lugar de eso, me lanzo una mirada fría. Lo prefería de ese modo y sin darles mucha importancia, saque mi teléfono para entretenerme. La voz entusiasmada de Nicolas sonó en ese momento. -Señor Ayala, señorita Ferrer, ¿Qué les gustaría comer? Yo invito.

¿Sentí la necesidad de reírme, no le acababa de llamar vejestorio? ¿ahora era señor Ayala?

Álvaro le lanzo una mirada indiferente antes de mirar a Rebeca.

- ¿Qué quieres comer? -este era un habito grabado en él y era imposible deshacerse de ello. Rebeca comento que cualquier cosa estaba bien y permaneció en silencio. Por otro lado, Nicolas estaba frustrado por tratar de hacerme hablar. Si no estuviera bloqueando mi camino, ya me hubiera ido.

- ¿Estas ocupada más tarde, Lu? Podemos ir al cine -era claro que estaba tratando de causar problemas. Hace poco me llamaba Samara y ahora no le daba vergüenza llamarme Lu. ¿Desde cuándo éramos tan cercanos?

-Estoy muy ocupada -dije con molestia. Podía sentir la mirada de Álvaro en mí y lo ignore. Al ver lo indiferente que fui, Nicolas miro a Álvaro y empezó a divagar.

-Señor Ayala, escuche que es muy cercano a la señorita Ferrer. Incluso mi madre menciono que le gustaría que fueran a comer a su casa algún día.

-Agradece a la Señora Ortega de mi parte -respondió Álvaro con una expresión estoica.

- ¿La señora Ortega es la diseñadora de moda que mencionaste la última vez? -pregunto Rebeca con una luz intrigante en sus ojos. Al ver esto, Nicolas se sumergió en el tema de inmediato.

- ¿Conoces a mi madre?

Los ojos de Rebeca brillaron y respondió:

-Entonces, es tu madre. Es conocida como la reina de la moda, también escuche que tiene a su cargo empresas en la bolsa. La última vez, obtuvo el tercer lugar como la mujer más rica del mundo.

He leído sobre ella en revistas de finanzas. Era la típica mujer profesional que las personas de esta época admiraban. Nunca me imaginé que sería la madre de Nicolas. Una vez que Rebeca y Nicolas encontraron un tema del que hablar, empezaron a hablar con mucho entusiasmo. Yo estaba aburrida y desesperada por irme. Al fin, los dos dejaron de hablar cuando sirvieron la comida.

-Lu, espero que te guste lo que pedí para ti. Tiene muchos nutrientes y esta delicioso. -Nicolas parecía haberse golpeado la cabeza con algo porque comenzó a cortarme la comida en pedacitos mientras me hablaba con afecto. Por el bien de mantener la paz, no dije nada, pero fruncí un poco y protesté:

-Puedo hacerlo sola. -me ignoro y sus ojos salieron disparados hacia Álvaro, quien estaba ocupado atendiendo a Rebeca. Luego, exclamo con una expresión de admiración en su cara:

-Señor Ayala, es muy dulce con Rebeca, se ve que la quiere mucho. -Me miro con afecto antes de preguntar: - ¿A su esposa no le molesta?

Al parecer todos en la mesa ignoraron a Nicolas, solo Rebeca reacciono. Los labios de Rebeca se levantaron; obviamente encantada con el comentario de Nicolas. Sin embargo, Álvaro frunció como respuesta y sus ojos se fijaron en mí. Mientras yo no lo tomara en serio, estaba todo bien. Tome un bocado de la carne, pero antes de poder masticarla, mi estomago se puso violento. Le di unas palmadas a mi boca y señalé a Nicolas que me dejara ir de manera frenética.

Al darse cuenta de que estaba por vomitar, Nicolas se levantó de inmediato. Luego maldijo con ansias:

-Solo comiste carne, ¿Por qué tienes ganas de vomitar? ¿Estas embarazada? -sus palabras me hicieron sudar. Sin embargo, no había tiempo que perder, corrí al baño en segundos y pasé tiempo vaciando mi estómago. Cuando empecé a sentirme mejor, vi a Álvaro parado de manera rígida.

-Samara, tengo que llevarte al hospital -afirmo con voz áspera. Su tono sonaba sin emoción y antipatía.

-No quiero ir. -Sali del baño, empujándolo. Por desgracia, sujeto mi muñeca y en el calor del momento le lance una mirada amenazante. -Álvaro, te dije que me dejaras en paz. -Di una pausa y continue. -Además, me pregunto si pensaste en lo que te dije ayer si es que tienes buena memoria. Quiero el divorcio lo antes posible.

-Samara ¿sabes lo que estás haciendo? -sus ojos se volvieron oscuros.

- ¡Por supuesto! -exclame y lo mire tratando de contener mi risa. -Mientras tú te encargas de cuidar a Rebeca meticulosamente, nuestra relación se vuelve ambigua. ¿Disfrutas de estar enredando a dos mujeres a la vez? -Su cara se puso pálida y sus labios estaban presionados formando una línea delgada. Sabía que estaba enfadado, pero era la verdad. Aunque fui muy directa, tenía que enfrentarle algún día.

- ¿Qué quieres que haga? -había impotencia en su voz cuando por fin hablo después de una pausa incomoda y me quede congelada un momento antes de responder:

-Tenemos que presentar el divorcio. Podemos cortar lazos y vivir nuestras vidas por separado.

- ¡No puedo hacer eso! -grito, frustrado con sus cejas fruncidas. Lo miré y me reí.

-O también, puedes alejarte de Rebeca. Dale dinero y dile que se aleje de ti.

-Samara, ¿Quién eres tú para decidir lo que yo haga con mi vida? -de pronto, Rebeca gruño. Pase de largo a Álvaro para verla con su cara de enfado y me burle.

- ¿Quién soy yo? Bien, basado en el hecho de que él no quiere divorciarse de mí, soy su mujer por ley y tengo derecho de decir eso. No puede ni dejarme ir.

-Tu… -tartamudeo Rebeca y su cara se enrojeció. Estaba furiosa y quiso contestarme, pero yo no tenía interés en prolongar las cosas. Por ello, decidí volver a la mesa. Cogí mi bolso y me fui con Nicolas detrás de mí.

- ¿Qué quieres? -Lo mire cuestionándolo.

- ¿Me llevas? No vine en mi coche. -Se quejo. Lo escanee de pies a cabeza y saque una carcajada.

-No vamos al mismo sitio. -Me subí al coche y lo encendí.

-Oye, no te he dicho la dirección. ¿Por qué estas tan segura de que no vamos al mismo sitio? -contesto. Durante los siguientes días, mis nauseas matutinas se volvieron serias y para evitar a Álvaro, encontré refugio en mi antiguo apartamento. Anteriormente, cuando Maya planeo establecerse en la ciudad, las dos compramos un apartamento de dos habitaciones. De esa forma, nos podíamos cuidar la una a la otra. Pero al casarme con Álvaro, me quede a vivir en esa casa y ha pasado mucho tiempo desde que no volvía aquí. Por el lado positivo, Maya se encargó de limpiarlo para hacerlo más cómodo. Al ver el estado en el que estaba después de vomitar, me sirvió un vaso de agua y con tono serio, me pregunto de manera sospechosa:

-Samara, dime la verdad. No te hiciste el aborto, ¿verdad? -No planeaba ocultarle nada y le di un sorbo al vaso asintiendo.

-No.

Maya pauso por unos segundos por la sorpresa y de forma gentil, respondió:

- ¿Qué planeas hacer?

-Después de divorciarme, me mudare para criar a mi hijo sola. -Este siempre ha sido mi plan. Maya puso los ojos en blanco y dio un suspiro.

-No me refiero a eso, sino ¿Qué vas a hacer durante ese tiempo? Viéndote en este estado, es muy obvio que estas embarazada. Vives bajo la nariz de Álvaro todos los días. ¿Crees que es tan idiota como para no notarlo?

-Lo sé, pero ¿Cómo puedo irme? ¿Cómo puedo juntar mis cosas e irme de inmediato? Si me voy de la nada, Álvaro va a sospechar. -Después de pensarlo, llame a Gael y me respondió casi de inmediato.

-Doctor Ceja, ¿tiene alguna solución para contener o reducir las náuseas matutinas?

-Hay un medicamento para eso. Sin embargo, puede ser dañino y no lo recomiendo. Lo voy a consultar con Daniel mañana y ver si hay otros menos peligrosos.

-Muy bien, gracias doctor Ceja.

Al colgar, Maya cuestiono:

- ¿Cuál es tu relación con ese doctor? -empujé su cabeza a manera de juego y salí de la habitación.

-Vete a dormir y deja de ser cotilla

-Ah, Samara… -Ignoré sus lloriqueos y volví a mi habitación para continuar con mi trabajo. La licitación pública de la auditoria iba a comenzar mañana. Al principio, pensé que aquel hombre iba a volver esa noche. Después de haberlo olvidado, no apareció por un tiempo; los detalles de la situación no eran muy claros. Al día siguiente, los rayos de sol se reflejaron dentro del apartamento a las ocho de la mañana. El clima de la ciudad se ponía cada vez más cálido, pero Maya era un ser nocturno y seguía durmiendo. Al llegar a la oficina con prisa, Estela me entrego los documentos que había preparado y sugirió:

-Vayamos directo al lugar de la licitación. -Asentí con los documentos y mi ordenador en la mano para salir de la oficina con ella. Al estar esperando el ascensor, me encontré con Álvaro y Gael, quien me dio una cajita.

-Daniel hizo sopa para que puedas recuperarte. Escuche que has estado vomitando mucho, pero supongo que son los efectos secundarios del aborto. Deberías descansar. -Al inicio me preocupaba que Álvaro notara que algo iba mal, pero por suerte, Gael lo disimulo bien y le respondí:

-Gracias -por otro lado, su jefe tenía una expresión sombría y no podía saber lo que estaba pensando. Era difícil descifrar lo que sentía y quien era yo para él. ¡Ding! Las puertas del ascensor se abrieron y los cuatro entramos. Nadie se atrevió a hablar y la atmosfera era fría. Cuando por fin pudimos salir, Estela pregunto:

-Señorita Arias, el señor Ayala y usted…

-No tenemos mucho tiempo. ¡Entremos lo antes posible! -La interrumpí y cambiamos de tema. No había hablado ni visto a Álvaro desde ese día en el restaurante. En cuanto llegamos al salón, nos encontramos con Nicolas. Que suerte la mía. Se acerco de inmediato al verme llegar y con vigor, exclamo:

- ¡Samara, llegaste! -odiaba como pretendía ser cercano a mí. Sin embargo, asentí con amabilidad y entre. Había más personas hoy porque todos querían ganar la auditoria del Corporativo Ayala. La licitación pública duro bastante tiempo y mi cabeza empezó a doler. Al ver lo incomoda que estaba, Estela me llevo a la sala de espera y me dio un vaso de agua.

-Señorita Arias, aún hay muchas empresas a las cuales ver, si no se encuentra bien, podemos ir al hospital. -Sacudí la cabeza, de todos modos, ya había escuchado a la mayoría. Le di un trago a mi vaso y ordené:

-En cuanto a las empresas restantes puedes escoger a las que consideres oportunas, las otras olvídalas. -Al terminar de escuchar los discursos de tantas empresas, apenas pude medir la puntuación. Mientras descansaba en la sala de espera, Estela escucho a las ultimas en mi lugar. Ser madre no era una tarea fácil. Una persona dura como yo puede cometer errores en este tipo de situaciones.

- ¿En qué piensas? -Una voz fría sonó de manera abrupta con tono burlesco. Vi a Nicolas de reojo y me reí frunciendo.

- ¿No se supone que deberías estar preparándote para la licitación? ¿Qué haces aquí?

-Estoy preocupado por ti -Camino por detrás de mí y masajeo mis sienes. Sus manos eran fuertes y la cantidad de fuerza que uso era adecuada. Al principio, quise alejarme, pero me sostuvo con firmeza. -Deja de fingir que estas bien. -Me sorprendió y sin tener la energía de luchar contra él, le seguí la corriente. Al poco tiempo, mi dolor de cabeza se fue reduciendo a una palpitación leve. Al soltarme, Nicolas murmuro- ¿Cómo te sientes?

-Mucho mejor… Gracias -sonreí. Se sentó en un asiento vacío y ya no tenía esa expresión frívola en su cara. De manera firme comento:

- ¿Cuál es tu relación con Álvaro?

Que tema tan aburrido… entrecerré los ojos antes de cuestionar:

- ¿No deberías estar preocupado por los resultados de la licitación?

-Bueno, estoy más preocupado por ti -se rio y lo ignore. En ese momento Estela entro. La licitación debía haber terminado. Me informo de que toda la información relevante se había colectado para hacer una comparación. Cogí algunos posibles candidatos desde la pila de documentos y ordené:

- ¿Me puedes hacer un reporte y comparar las auditorias de estas empresas en los últimos dos años? Al terminar de filtrarlas, me las envías. -Estela cogió los documentos y asintió. Al observar a Nicolas, sugirió con duda:

-Señorita Arias, debería llevarla de vuelta o…

-Estela, ¿no? vuelve al trabajo. Yo la llevare a casa- interrumpió Nicolas de inmediato. Sin embargo, Estela siguió mirándome para ver si estaba de acuerdo. Lo miré y me encogí de hombros.

-Puedes irte. -Después de que Estela se fuera, mire a Nicolas y afirme:

-Si sigues dándole vueltas al asunto, no me importa esperar a que llegues al punto. -No habría aparecido si no fuera por alguna razón. Después de estar aquí por tanto rato, aun no revelaba sus verdaderas intenciones. Cuanta pérdida de tiempo. En respuesta a lo directa que fui hizo un puchero.

-Samara, siempre es bueno que una mujer sea astuta. -No podía molestarme en lidiar con el más tiempo y cogí mi bolso para irme. Me detuvo y finalmente, murmuro:

-La auditoría del Corporativo Ayala es crucial para su futuro. ¿No te da curiosidad por saber por qué Álvaro eligió colaborar conmigo en lugar de Créditos AC, quienes han trabajado con ellos por años? -Me senté sin decir nada y esperé a que continuara. Nicolas encontró un espacio para sentarse y siguió, diciendo. -Ha pasado un año desde que el Corporativo Ayala fue cotizado. A simple vista, el crecimiento de la empresa parece estar en su mero apogeo, pero aún le falta enfrentar algunos problemas. Sin embargo, si lo piensas bien, ¿Por qué la empresa perdería tanto solo por un pequeño retraso en el proyecto que te encargaste con Caleb? ¿En serio crees que la perdida fue debido a un retraso en los fondos solo porque la empresa estaba creciendo muy rápido? -Me quede pensando y frunciendo.

-Si el Corporativo Ayala perdió tanto debido al retraso del pago final del proyecto, eso indica que usaron los fondos internos de la empresa. Álvaro no está colaborando con Créditos AC porque, una vez se muestre la carencia de dinero en el reporte de la auditoria, el precio de las acciones bajara y los inversores entraran en pánico. -Entrecerré los ojos y cuestioné. -Espera, Álvaro no te encargo directamente que condujeras la auditoria del Corporativo Ayala. Además, como directora de la empresa, ¿no crees que yo lo sabría?

- ¡Ja, ja! -se burló. -No saltes a conclusiones tan rápido, Samara. -me levanté de mi asiento, agitada y lo irrumpí.

-Como hicimos una licitación pública para la auditoria del corporativo Ayala, debemos ver si Créditos Herrera vale lo suficiente como para ganar el proyecto. En cuanto a la situación de mi empresa, creo entenderla mejor que tú. Deberías volver a casa y esperar noticias, señor Herrera. -Dicho esto, Sali de la sala y me dirigí a mi coche. Al encenderlo, recordé lo que me dijo. Había algo de verdad en sus palabras, pero no lo creía al completo. Después de todo el Corporativo Ayala sufrió una gran pérdida por los retrasos del pago y esto no es nada fuera de lo ordinario. Sin embargo, no podía suponer que no pasaba nada malo en la empresa. Al volver a mi oficina, me sorprendí al ver a Gael esperándome. Al verme, bajo la revista en sus manos y me saludo.

- ¿Cómo fue la licitación?

-Bien. -Observe el paquete en el escritorio y levante las cejas preguntando. - ¿Qué es eso?

-Es la sopa que te hizo Daniel y te ayuda a reducir las náuseas matutinas -explico dando un paso hacia enfrente para abrirla y recordé la comida que me había dado esta mañana. Parecía funcionar porque no sentí nauseas en todo el día.

- ¡Gracias! -exclamé, agradecida y volví a mi asiento. Después lo miré con sospechas y dije - ¿Solo viniste por la sopa?

-No -respondió siendo honesto - ¿Ya decidiste a cuál empresa vas a seleccionar? -Sacudí la cabeza. En cuanto a la selección, era un dolor de cabeza.

-Le dije a Estela que me diera un reporte más detallado y cuando me lo envíe, tomare una decisión. -Gael frunció como si no estuviera de acuerdo.

- ¿No te das cuenta de que, si Créditos Herrera no aprueba, Créditos AC será la mejor opción? -A decir verdad, había una gran posibilidad de que Créditos AC fuera seleccionado. Levante la cabeza y lo mire.

- ¿Cuál es la verdadera razón por la cual Álvaro quiere cambiarse a Créditos Herrera?

- ¡Pregúntale tu misma! -Me aconsejo y se puso a la defensiva -Debe haber una razón por la cual eligió a Créditos Herrera. -Esto era demasiado complicado y cambie de tema para no pensarlo tanto.

-Una vez confirmemos los resultados de la licitación, tal vez me tenga que ir a un viaje de negocios. Para ello, voy a necesitar tu ayuda para que me prepares medicamentos que pueda llevarme. -Al tener que estar siempre fuera, había momentos en los que me cansaba. Gael tenía un buen conocimiento médico y quizás pudiera ser de ayuda llevar algunos de sus medicamentos conmigo. Reconoció mi petición y me dio una seña para que me bebiera la sopa o si no se iba a enfriar. Antes de poder dar dos sorbos, mi teléfono sonó; era Maya. Debió haber despertado porque ya era tarde. Respondí la llamada y Maya grito antes de poder hablar.

-Samara estoy en comisaria, ven pronto por favor -me quede impactada. La llamada termino antes de poder preguntar algo más. Pronto agarré mi bolso y corrí a fuera.

- ¿Qué pasa? -Gael me detuvo para preguntar.

-Maya está en comisaria, tengo que ir.

-Déjame ir contigo -ofreció Gael. Llegamos a comisaria juntos y vi a Maya en el área de observación. Cuando el policía en turno me vio, confirmo:

- ¿Usted es la Señora Arias? -yo asentí y ansiosa pregunté:

- ¿Por qué esta aquí Maya? ¿Qué pasa?

-La señorita Murillo está involucrada en la reventa ilegal de ketamina. Necesita ser cuestionada y espero que pueda cooperar con nosotros señorita Arias -dijo con firmeza el policía y empecé a sudar. ¿Drogas? ¿Cómo puede estar involucrada en esas cosas? Me dirigí al policía y levante la voz agitada, replicando:

-Señor, Maya no puede estar involucrada en algo así. Estoy segura de que es un malentendido y espero que se pueda aclarar. -al verme sensible, el policía frunció el ceño y aseguro:

-No se preocupe señorita Arias. Nos encargaremos de la investigación. Hay algunas preguntas que debemos hacerle personalmente y espero que pueda acompañarnos.

No podía pensar en nada más estando en esta situación y seguí al policía hasta una sala de interrogatorios. Después de responder algunas preguntas, pude comprender un poco el problema. La noche anterior, alguien encontró una gran cantidad de ketamina en el bar de Maya. Sin embargo, era extraño que no avisara a la policía en ese momento. ¿Por qué aviso al día siguiente? Al terminar el interrogatorio, pude ver a Maya. Parecía cansada a pesar de haber estada unas cuantas horas. Tenía la cara lavada y con ojeras. Fue de inmediato hacia mí y suplico:

-Samara, alguien me tendió una trampa y estoy segura de que fue Rebeca. Ayer llego con un hombre y pensé que solo iba a pedir una bebida. No pensé que fuera a engañarme.

- ¿Viste cómo era el hombre? - Rebeca solo era cercana a Álvaro y Joel. ¿Con quién más iba a estar?

-Era alto y parecía extravagante, escuche que alguien lo llamaba señor Quintana.

Pues, Rebeca me odia, pero ¿poque le haría esto a Maya?

- ¿Por qué llamaron a la policía hoy? Si fueran ellos, habrían llamado al momento. -había algo que no cuadraba. Maya se froto los ojos y respondió:

-Quieren torturarme. Cuando llego la policía a investigar, encontraron drogas en mi armario.

-Maya ¿me estas escondiendo algo? -basada en el carácter de Rebeca, claro que intentaría destruir a Maya, pero ¿Por qué la ataco sin hacerle nada al bar? Maya titubeo antes de confesar:

-Samara, te diré la verdad, pero me tiene que prometer que no te enfadaras. Álvaro compro el bar. Cuando me pediste que nos fuéramos de la ciudad, ya se lo había vendido. -Su confesión repentina me tomo por sorpresa y no supe que pensar o decir.

- ¿Por qué Álvaro compro tu bar? -estaba demasiado ocupado con el Corporativo. ¿Por qué iba a querer otro negocio? Maya sacudió la cabeza y tartamudeo.

-Tampoco estoy segura. Hace un mes, vino a buscarme y me pago el doble del valor del bar. Después lo registro a nombre de Rebeca. Te lo quise decir, pero estabas muy ocupada y no te encontrabas bien… -fue una idea terrible. ¿Cuál es la diferencia entre comprar el bar para transferirlo a nombre de Rebeca y que Rebeca lo comprara ella misma? Cualquier cosa que ella quería, Álvaro se lo daba sin pensar. Por desgracia, obtener el bar no era el objetivo principal de Rebeca. Me temo que lo planeo para hacerme daño. Mi cabeza empezó a doler. Consolé a Maya y Sali de la sala de detención. Gael me estaba esperando fuera y camino hacia mí en cuanto me vio salir.

- ¿Todo bien?

-Si la detienen, ¿Cuántos años tendrá que pasar en la cárcel? -me obligue a decir esas palabras y mi cabeza empezó a palpitar.

-Serán unos quince años de encarcelamiento. La sentencia estará basada en los detalles del caso. Entre más fuerte sea el caso, más pesada la condena -aclaro Gael, saliendo de comisaria conmigo. Podía escuchar un zumbido en mi cabeza y todo empezó a girar. Rebeca era despiadada. Simplemente por usar el bar le arruino la vida a Maya. -No entres en pánico. La policía sigue investigando y hay una posibilidad de que todo salga bien. -Gael me consoló y me llevo a una esquina para descansar. Me agarre a su brazo de inmediato y lo mire a los ojos.

- ¿Cómo podemos sacarla?

-No hay rastros de ketamina en su cuerpo y su armario estaba en el bar. Hay una gran posibilidad de que alguien lo haya tocado. Mientras la policía vea que no tiene nada que ver con las drogas, no será culpable.

- ¡Oh si! ¡Podemos echarles un vistazo a las cameras de seguridad dentro del coche! -salte al instante y me dirigí al bar. Sin embargo, Gael me agarro de la muñeca y me detuvo. Había una expresión de lamento en su cara.

-Tu intuición es tan buena como la de la policía. Deberías estar preocupada por si alguien le hizo algo a las cameras de seguridad. -Mis cejas se contrajeron y tire de mi pelo por la frustración. Mire a Gael y me desahogue:

-Deberías volver tu primero. Necesito un respiro -Gael parecía querer decir algo, pero dio una pausa cuando presintió mi frustración y se fue después de decir unas pocas palabras.

-Si necesitas algo, puedes llamarme. -Me quede parada en frente a la comisaria antes de subirme al coche y en ese momento, Estela llamo. Me informo que había terminado de analizar el reporte y que me había enviado un email. Como mi mente estaba echa un desastre, solo pude decir un "si". Después de dudarlo, decidí ir a casa. Había pasado mucho tiempo desde que estuve ahí porque estaba intentado evitar a Álvaro. Por desgracia, había algunas cosas de las cuales no podía escapar. Al llegar, seguía siendo temprano. No había mucha gente en casa. Las habitaciones y baños del segundo piso habían sido renovados. Sabía que no había nada de qué preocuparse y me dirigí al estudio para buscar el email de Estela. Sabía que Créditos AC tenía una lata oportunidad de ganar la auditoria, pero me sorprendió ver que Créditos Herrera obtuvo el primer lugar.