—¿Alguna vez pensó en escapar de aquí? — esa pregunta, la he escuchado tanto a lo largo de los penosos años que ha pasado mi vida, aún sigo con la misma respuesta —Jamás, ¿Por qué debería? — el muchacho me miro con una mueca de ironía divertida, como si le hubiese contado un chiste —Vamos viejo, ¿quién no ansiaría la libertad de este hoyo? Sobre todo, cuando has pasado años viendo las mismas paredes— sé que han pasado eternidades para mi desde que vi la luz del día, aunque para los números no son más que 50 años, pero... no hay nada allá fuera esperando por mí, nada que amerite que disfrute el estar vivo.

Los huesos cada vez se hacen más débiles con el pasar del tiempo, aún no sé cómo no he caído en demencia después de todo lo que viví fuera de esta celda, todo lo que significaba, todo lo que era y fui en ese entonces, ahora no soy más que un estropajo que puede llevarse el viento, pero aun así, mi alma está en paz a diferencia de las miles que han pasado por estas paredes de concreto, porque sé que hice lo que pude en vida y solo puedo esperar a que esta acabe para que mi alma encuentre lo que le ha hecho falta.

Mi mirada se detiene en la única y pequeña ventana de la habitación, el muchacho sentado al frente de mi vuelve a hablar —a veces la vida es dura allá afuera... ni se imagina las cosas que se pueden perder en un segundo— esta vez esa voz enérgica y juvenil que escuche hace unos instantes se apaga, veo a un muchacho lleno de miedos y cicatrices en el alma, algo parecido a lo que veía de las pobres personas que vivían en la adversidad —me lo imagino con solo ver tu cara hijo, debiste haber pasado por muchas penurias para terminar en un sitio como este— escuche un suspiro de cansancio proveniente de el mientras baja la mirada, dando la razón de mis palabras.

La habitación se inunda en un silencio que solo dura minutos, sin duda, de los años que he llevado aquí dentro, esta es la conversación más larga que he tenido con alguien. —¿Es cierto que ustedes los ancianos poseen la sabiduría por los años que han vivido?— lo mire por un segundo, pensando en lo que debía contestar, pues yo no viví tanto antes de terminar aquí, apenas era un retoño que debía crecer más para entender las cosas que se debían de hacer para ser un adulto, pero eso no quitaba que supiera cosas más allá de la comprensión de otros —No es el tiempo, son las experiencias, lo vivido, lo que lograste y lo que erraste durante tu vida, eso te hace entrar en sabiduría— sus joviales ojos me quedan mirando como si estuviese pensando por un segundo, como si miles de preguntas se introdujeran en su cabeza en un instante. —¿Podría entonces decirme que errores se pueden perdonar en una vida como esta? — sonreí con compasión y algo de empatía, no me sentía reflejado en el totalmente, pero esa pregunta me recuerda a lo curioso que era en mi vasta juventud...

Cuando aún no conocía el dolor por completo...

Nota de autor: Espero realmente que disfrutes la lectura de esta historia, si te gustó y tienes alguna opinión o critica al respecto no dudes de hacérmelo saber en los comentarios de los capítulos, me ayudaría mucho a motivarme a escribir.

Sin mas que decir, nos vemos en el proximo capitulo.

Nicolett G.P