Gentil y Dócil princesa Aella
Ledia supuso que Aella, al ser sólo una adolescente, sería tan fácil de controlar como los demás. Pero lo siguiente que notó fue que estaba arrodillada en el suelo y que un fuerte y frío apretón le rodeaba el cuello. Levantó los ojos temblorosos para mirar la deslumbrante cara de Aella.
Su mirada se cruzó con la de Aella. Sus ojos se abrieron de par en par al sentir que se le enfriaban las manos y los pies. Estaba sudando abundantemente, le faltaba el aire y era incapaz de hablar. Volvió los ojos hacia la gente que la rodeaba, pero vio que todos estaban en una situación similar, sólo que la suya era mucho peor.
"Has estado parloteando sin parar y he ignorado tu pequeño circo. ¿Es por eso que crees que puedes seguir parloteando y hacer lo que te dé la gana?".
Ledia dio un respingo. Sacudió rápidamente la cabeza asustada. '¿Quién es ella? '
'¿Por qué nadie me ha dicho lo aterradora y peligrosa que es?', preguntó.'
Ledia empezó a arrepentirse de todo, pero ya era demasiado tarde. 'Ella es peor que Glacier'.
Aella vio el arrepentimiento reflejarse en los ojos de Ledia, pero ella solo pensaba en que todos son así todo el tiempo.
Comienzan con todo sus idioteces, buscan pelea a cada y cuando se dan cuenta de que el otro es más fuerte que ellos y no pueden con él, terminan por hundirse en el remordimiento.
"Es como un ciclo con ustedes, payasos".
"¿Te parezco fácil?"
Ledia negó con la cabeza.
"Sabes... hay una razón por la no los he hecho nada cada vez que vienen en busca de pelea", dijo lentamente, mientras sus ojos seguían mirando en lo más profundo de Ledia.
"Si no fuera por eso..." dijo, frenando lo que quería decir y asustando a Ledia.
"Ah... realmente quiero romperte tu pequeño cuello".
Sudor frío comenzó a gotear de los rostros de todos ellos. Estaban muertos de miedo.
'¿Dónde estaba su pequeña y gentil princesa?'
Los que antes no habían creído en el poder de Aella ahora ya no tenían ninguna duda. Todo lo que había sucedido en Oasis era cierto.
Los que sí creían se quedaron estupefactos. Estaban llenos de miedo e incluso admiración al ver a la joven emanar esa aura fuerte, fría y peligrosa dominando a todos en la sala.
Incluso Glacier se estremeció al sentir que el aura se hacía más fuerte a medida que pasaban los segundos.
El aparato que Aella llevaba en los oídos emitió un pitido y, al mismo tiempo, marcó un Uno.
Aella miró a la mujer que tenía delante. Su aspecto era tan frágil que podría romperla fácilmente con sólo chasquear los dedos.
Cuando Aella escuchó cómo había llamado mendigo a su padre, lo único en lo que pudo pensar fue en Otiz. Esta mujer ni siquiera sabe lo que Otiz tuvo que sufrir y perder solo porque decidió criarla a ella, y se atreve a hablar así.
"Cómo alguien como tú, quién no sabe nada, se atreve a hablar así de alguien". Aella apretó aún más el agarre. No estaba enfadada ni irritada, simplemente no le gustaba cómo hablaba esta mujer.
"¡Ugh! uu...ugh!" Ledia podía sentir su corazón latir más fuerte y más rápido. Le faltaba el aire y sentía que su pecho le pesaba. Su visión comenzó a nublarse, y estaba temblando y sollozando sin parar.
"Realmente va a matarla Glacier", se apresuró a decir la señora: "Haz algo"
"¿Por qué debería ? Ella se lo buscó, y mi hija es libre de hacer lo que quiera aquí".
Aella seguía apretando cada vez más fuerte el cuello de Ledia, haciendo que los de ella se volvieran blancos.
De repente, Aella recordó la advertencia de Otis.
"Glacier", volvió a decir la abuela con un grito de horror. Glacier suspiró.
"Mírala bien, abuela", le dijo. "Si la quisiera muerta lo habría hecho hace tiempo y yo no tengo la fuerza ni el corazón de detener a mi hija y nunca lo haría". " Me da mucha pereza", añadió.
La señora fulminó a Glacier con la mirada "Ahora de repente, conoces la definición de pereza"
"Si ella quiere deshacerse de todos aquí, me gustaría ayudar", dijo sonriendo.
" Ustedes son muy afortunados que no puedo hacerles nada". Ledia de repente sollozó, y al mirar la expresión serena de Aella sintió que su mundo temblaba de miedo.
Aella soltó el cuello de Ledia y ésta cayó al suelo, respirando a bocanadas.
Aella retrocedió dos pasos, ignorando a todos, incluida Ledia. Miró fijamente a Glacier a los ojos.
"Me invitaste aquí para... ¿qué?".
Glacier miró fijamente a su hija, que tenía un aspecto gélido, y trató de acercarse con la mayor delicadeza posible.
" Vayamos a mi oficina", se volvió hacia su abuela, con la intención de enviarla a casa. Pero se dio cuenta de que ella también tenía intención de seguirlos hasta arriba.
"Abuela, ¿no tienes trabajo que hacer?", le dijo con su habitual expresión fría. 'Mi hija y yo sólo queremos pasar un rato agradable juntos' quiso decir.
La señora lo miró con una sonrisa desafiante e irritada.
"Supongo que yo también debería decir lo mismo de ti. No deberías hacer esperar a toda esta gente aquí . No te preocupes, yo le haré compañía a Aella".
Glacier la miró perplejo. Se quedó sin habla. Él pensó que finalmente podría pasar un buen rato con su hija, pero ahora su abuela tenía que aparecer. Era evidente que iba a quedarse con ellos.
'¿Por qué era tan difícil para él pasar tiempo a solas con su hija''?
'¿Por qué todo el mundo intenta robarle a su hija?' Glacier no lo entendía.
Aella miró al dúo inexpresiva: "Vamos, los tres", dijo mientras caminaba hacia el ascensor del que había bajado Glacier.
Al ver a los tres entrar en el ascensor, el personal de la empresa tembló de miedo. No podían creer que la Princesa estuviera delante de ellos, pero no se habían dado cuenta porque estaban demasiado ocupados chismorreando...
"Uff" Wu dejó escapar el aliento que había estado conteniendo inconscientemente.
" E-ella es la mejor ", dijo, luciendo apuesto y emocionado mientras sonreía.
Los seis muchachos del grupo de la nave negra estaban en el mismo estado que él, ellos se quedaron mirando a Aella con asombro desde el momento en que la vieron. Les resultaba imposible girar la cabeza en otra dirección. Cada gesto, y dondequiera que Aella fuera, los ojos de todos ellos la seguían.
"Quiero ir rápido a casa para contarles a los que no vinieron para que mueren de envidia" Los miembros de Blackship asintieron con la cabeza