Lars se me aproxima y comenta muy preocupado, "Mi señor, yo sé que usted es muy fuerte y que nuestros hombres gracias a su poder son capaces de pelear hasta derramar la última gota de sangre pero nos superan 20 a 1, en una situación como esta de verdad que veo nuestras posibilidades de victoria muy escasas. No creo que podamos resistir el asedio por más de tres días."
Le respondo incompresibo, "¿Asedio dijiste? ¿Y quien mencionó que nos íbamos a quedar ocultos dentro de estos muros como unos cobardes? El ejército de Feuerblut no puede comenzar su historia de aplastantes victorias con que se sintió temor de uno enemigo tan solo por ser más numeroso. En cuanto ellos bajen la colina todos nosotros vamos a salir y les vamos a enfrentar frente a frente."
Lars se queda petrificado por lo que le mencioné y aunque puedo notar en su rostro que piensa "este hombre ha perdido la razón", no plantea ninguna queja y dice haciendo una reverencia, "Como usted ordene mi señor."
Después mientras mi general desciende las escaleras se dice con total fe en mí, 'Yo no tengo idea de cómo hará mi señor para conseguir esta victoria prácticamente imposible. Pero hay algo que me ha demostrado varias veces, es que para lord Hartmund no hay nada imposible. Y menos aún una victoria.'
El enemigo se queda apostado no demasiado lejos y entonces envía a un mensajero a caballo que se detiene delante de las puertas y nos da un ultimátum en un tono fuerte y claro, "¡Para los soldados que han decidido traicionar a nuestro reino y apoyar a esta insurrección orquestada por el Comandante Fritz. El general Izerm Strobl les tiene una propuesta... Les promete que se les va a perdonar del castigo por su acto de traición si nos entregan a su líder y se rinden sin ofrecer resistencia. Repito, entregen a su líder y la ciudad y no se les va a pasar absolutamente nada."
Al haber escuchado las palabras del mensajero digo en voz baja, "Mmm, que beneficioso me que hayan enviado a este. Ahora mismo se me ocurrió una muy buena idea."
Lars que está junto a mí me pregunta intrigado, "¿Y mi señor, me puede decir cuál es esa idea?."
"Solo espera y verás." De inmediato le arrojo al mensajero una daga de sangre que se le clava profundamente en el pecho sin la intención de matarle.
Entonces le comunico al hombre herido, "Ahí tienes tu respuesta. Nadie va a entregar a nadie ni nada. Si quieren recuperar esta ciudad lo van a tener que hacer por encima de nuestros cadáveres."
El soldado me grita furioso mientras regresa con los suyos, "¡Pues prepárense para morir mal nacidos!"
Mi general reacciona confundido, "Pero mi señor, yo pensaba que usted iba a llegar a algún tipo de acuerdo con ellos, como por ejemplo, una tregua para negociar y después realizar un ataque sorpresa."
Comento sonriente, "Descuida Lars, yo les acabo de enviar una muy buena sorpresa."
En este momento mi general se queda muy serio y piensa a la ves que ve al mensajero alejarse, 'Me imagino haya sometido a ese hombre para que mate al general enemigo, pero algo me dice que eso sería algo muy poco destructivo para las brutales cosas que me señor acostumbra hacer.'
El muy alterado mensajero quien sufre por su herida, va directo a informarle a su jefe, "¡Mi señor esos desgraciados no aceptaron! ¡Dicen que si quieres la ciudad los vas a tiener que matar antes!"
Menciona despreocupado el líder desenvainando su espada, "No sé si llamarles tontos o valientes, solo sé que si lo que quieren es morir hoy, pues lo han logrado."
Ahora el general Strobl apunta con su arma al frente y les le ordena a sus hombres, "¡Al at.....!"
No puede continuar hablando porque le atraviesa la espalda y sale por la garganta una de mis lanzas de serpientes que sale del interior del mensajero junto a varias más y prosigue asesinando a más personas una tras otra.
Tras yo notar que mi truco funciona a la perfección le grito muy emocionado a mi ejército mientras indico al enemigo con la lanza, "¡Ahora mis valientes soldados! ¡Vayan y no dejen ni un solo superviviente!"