Chapter 40 - 20.2: Charla de amigos

Mientras vuelvo a casa uso "Inspeccionar" en el anillo, pero solo me revela que está encantado y no me muestra el detalle de los encantamientos. Parece que tendré que confiar en Sofía.

El sol se está ocultando al llegar a casa de Ragnar. Al entrar, veo que Joaquín ha venido de visita. Durante este año lo he visto unas dos o tres veces por mes, ya que parece estar muy interesado por mis progresos en mi entrenamiento. Al verlo lo saludo con alegría y me aproximo a la mesa, donde están sentados él y Ragnar.

"¿cómo estás? Ragnar me estaba contando lo que sucedió ayer en el laberinto." dice Joaquín mientras me lanza una mirada preocupada.

"bien... Solo me tomó por sorpresa el desafío que tuvimos, pero no hay nada de qué preocuparse" digo para quitarle importancia y tratando de cambiar de tema "eso me recuerda... Ayer fue el último día de entrenamiento ¿verdad?" mirando a Ragnar.

"sí, ya es decisión de ustedes si quieren otra semana o no, pero no creo que pidan otra. Pocas veces he visto un grupo de novatos tan preparado para el combate como ustedes. Mientras no se les suba a la cabeza y traten de morder más de lo que pueden masticar, yo creo que estarán bien" responde Ragnar. "¿vas a seguir yendo con ellos al laberinto no?"

"sí, hoy hable con uno de ellos y coordinamos para encontrarnos en dos días nuevamente" digo.

"Bien, bien. Siempre es mejor estar bien acompañado cuando se va al laberinto" dice Joaquín, riendo "Ragnar ya me contó sobre tu nuevo compañero" dice señalando a Azur, que se baja de mi hombro para sentarse en la mesa "pero todavía no me había hablado del grupo del que formas parte"

"hablando de la última semana... Joaquín, ahora que ya estoy entrenado y tengo un grupo con el que ir al laberinto ¿no quieres que te devuelva el equipamiento que había pertenecido a tu hijo?" pregunto, mirándolo inquisitivamente.

"nah" dice, agitando la mano para quitarle importancia "en mi casa esas cosas solo juntaban polvo, y en tus manos, por otro lado, pueden ser usadas para algo"

"en ese caso ¿te podría pagar de alguna manera por ellas? Hice un trato con la directora de la academia de magia y.…" digo, pero Joaquín me interrumpe.

"esas cosas fueron un regalo, para un compañero de penas que encontré en mí misma situación, en un momento inesperado" dice, ceñudo "me ofendería mucho si me pagaran por algo que di voluntariamente"

"hmm, ok" digo y me vuelvo a mirar a Ragnar "te quiero hacer la misma pregunta. El trato era que me quedaría aquí hasta que estuviera entrenado y, aunque tomó más tiempo del que pensaba, ahora que estoy listo ¿quieres que te pague por vivir aquí, o prefieres que me mude a otro lado?"

"no... Y no solo porque me caes bien. La cuestión es que mi nieta siempre ha estado sola en esta casa, por lo menos en lo que a compañeros de juego más o menos de su edad se refiere. Yo estoy casi siempre trabajando y mi hija no tiene mucho tiempo para Mia con los quehaceres de la casa... Lo que quiero decir es que apreciamos mucho que le hagas compañía a Mia. Y eso ya es un pago mayor que el que puedas imaginar" dice y, mientras acaricia a Azur, que está sobre la mesa, agrega "ahora incluso tenemos una mascota y, por si no lo notaste, a Mia le encanta el nuevo habitante de la casa"

"bien, pero volvamos al tema del trato con la directora del que hablabas ¿de qué se trata el acuerdo?" pregunta Joaquín, ceñudo y con preocupación en la mirada.

Les explico cómo conocí a Sofía, y el trato que hice con ella. Ragnar ya sabía parte de lo que les cuento, ya que se lo había relatado cuando traje a Azur conmigo a casa. Al finalizar mi explicación Joaquín parece relajarse.

"bueno..." dice Joaquín, suspirando "parece que me preocupaba por nada. Es cierto que muchas veces he escuchado cosas peligrosas y turbias relacionadas con la academia de magia, pero la directora no parece ser una mala persona. Igualmente voy a investigarla, por las dudas"

"¿es necesario?" pregunto avergonzado, imaginando lo que pensarían de mí mis compañeros y Sofía si se enteraran, pero sabiendo que no puedo hacer nada para evitar que Joaquín haga lo que desea.

"más vale prevenir que curar" interviene Ragnar

"como sea... Ahora que vas a tener algo de dinero ¿tienes pensado en que gastarlo?"

"hmm" digo, pensando sobre ello "supongo que podría encantar mi espada o armadura, ya que no tengo que devolverla, o podría simplemente comprar pociones para poder estar más tiempo en el laberinto... Además, tener algo de ropa extra no me vendría mal"

"lo de las pociones y la ropa está bien. Si quieres puedo aconsejarte unos lugares donde comprar" dice Joaquín.

"sí, te lo agradecería. Igualmente, ya conozco un lugar donde comprar pociones" digo, recordando al elfo calvo "pero... ¿Hay algún problema con la idea de encantar mi equipamiento?"

"dos por lo menos, me parece" dice Ragnar "lo primero es que tú ya tienes tres ítems encantados. Ya que, según nos contaste, gracias a la directora tienes dos anillos encantados"

"tengo cuatro cosas encantadas, contando la bolsa y el collar ¿y eso que tiene de importante?" pregunto, confundido.

"La bolsa no cuenta, ya que no utiliza ni modifica tu energía de ninguna manera, pero una persona solo puede tener un máximo de tres objetos encantados afectando el cuerpo. Ya que, si se tienen más, los encantamientos no funcionan correctamente" explica Ragnar "por lo menos así funciona generalmente"

"¿generalmente?" pregunto, sin terminar de entender.

"Hay objetos que no siguen esta norma, son los objetos obtenidos en el laberinto, pero son extremadamente raros y costosos" agrega Joaquín.

"Ahh" digo, y miro a Ragnar con una sonrisa burlona "igualmente, esa es solo una razón y tu dijiste dos"

"no te pases de listo, si dije que eran dos es que son dos" dice Ragnar, resoplando "la segunda razón es que los encantamientos funcionan con circuitos mágicos. Si los utilizas en una espada o armadura y el circuito se rompe en un combate, lo cual es bastante probable, el encantamiento deja de funcionar y tiene que ser reparado por un profesional. Por lo que es costoso y molesto el usar armas o armaduras encantadas. Solo aquellos con mucho dinero o que tienen ítems provenientes del laberinto lo hacen, ya que en este segundo caso los ítems se auto reparan con el tiempo"

"entonces ¿lo que yo uso son ítems encantados del laberinto?" pregunto con los ojos como platos, asombrado por la generosidad de Joaquín.

Ante esto Joaquín prorrumpe en carcajadas y pregunta "¿qué te hace pensar eso? No te ofendas, pero mi aprecio por ti no llega a tanto. Cuando dije que eran extremadamente costosos realmente quise decir eso. Con lo que vale una espada, como la que llevas, pero encantada y proveniente del laberinto, podrías comprar varias casas grandes"

"Ayer, mi bota había sido dañada por un lobo y, después de un tiempo, se auto reparó" explico, extrañado por la risa de Joaquín.

"Ayer sufriste una experiencia traumática. Seguramente pensaste que estaba dañada, pero en realidad no" dice Ragnar, mirándome como si me compadeciera.

"puede ser..." digo en voz baja, pero estoy seguro que la bota estaba dañada. El auto reparado debe ser una función de la interfaz como había pensado. "entonces ¿cómo sabe la gente que encantamientos tiene un objeto que proviene del laberinto? y ¿cómo puede saberse si un objeto está encantado?"

"las personas que se encargan de encantar objetos pueden identificar un ítem encantado y sus encantamientos, en el caso del laberinto…el gremio generalmente tiene uno o dos profesionales dedicados a eso, pero casi nunca se comprueban los objetos obtenidos, ya que normalmente solo son botín de enemigos normales y en ese caso nunca están encantados, y el chequear un objeto tiene un costo" explica Ragnar.

"Bueno... ¿Qué tal si me cuentas cómo fueron tus primeros días en el laberinto?" dice Joaquín "Ragnar ya me ha contado bastante, pero preferiría escuchar tu versión"

Joaquín se queda a comer y pienso una vez más, mientras comemos, en lo afortunado que soy de haberlos conocido y en todo lo que les debo, ya sea que Joaquín quiera admitirlo o no. A fin de cuentas, todo este año de entrenamiento, alojamiento y comida se lo debo a la generosidad de él, Ragnar y Julia.