Después del relato de Phil, mi tío y yo íbamos camino a la mansión para saber si ha habido alguna novedad en nuestra ausencia. Fue un regreso agotador debo confesar, le di vueltas y vueltas a las últimas palabras de Jack, eran la clave para resolver éste misterio, entonces todo se trata de un hombre en busca de una venganza absurda al querer vengar a un asesino en serie, pero...¿de quién podría tratarse?¿qué opinión se ha formado mi tío con ésta nueva pista?, no aguanté la curiosidad y pregunté.
—¿al vivir tanto tiempo en Shecklerville, conoces al tal Raymond Evans?—pregunté.
—sí, es un buen detective pero algo arrogante—contestó—, algunas veces me ha pedido consejos para ayudarle en sus casos pero aunque le arda pedirme ayuda hace ese sentimiento a un lado con tal de que se haga justicia—después añadió—.es una buena pista las que nos dio Phil, alguien está cazando a esos tres, quiere decir que pronto habrá un asesinato pero no sé si será Phil o el tal Cooper que no sé que se hizo después de su visita al coronel, no recuerdo haberle visto salir.
—es cierto, nadie preguntó por él y posiblemente fue la última persona en ver con vida al coronel, como sea; debemos pedirle al detective Morrison que les ponga protección a ambos si queremos evitar sus muertes.
—sí, pero aún tengo una duda Matthew, ¿por qué no se han reportado Steve y Sarah?¿acaso se habrán perdido?
—debería llamarlos para saber.
Siguió mi consejo y le marcó a Sarah, estaba un poco nervioso aunque él lo ocultaba. Sarah le contestó y mi tío colocó el altavoz y el teléfono detrás del volante.
—¿sí?—dijo Sarah.
—¿dónde están?¿se perdieron y no encontraron al cerrajero?—preguntó en tono de preocupación.
—llegamos al lugar de trabajo, después de pedir varías indicaciones, por fin llegamos pero el local estaba cerrado, luego le preguntamos a un vendedor ambulante que parecía conocer bien el pueblo; actuaba raro y vestía como borracho, su cabello estaba despeinado y tenía días sin afeitarse, su apariencia era extraña pero nos ayudó diciéndonos que el cerrajero había ido antier a Londres a visitar a su hermana.—informó Sarah de forma precisa.
—¡maldición!¡Sarah, hay algún bufete de abogados cerca de dónde se encontraron a ese hombre extraño!—exclamó mi tío muy exaltado.
—¡sí! Exactamente en la esquina de la calle, ¿por qué lo preguntas?
—porque es posible que ese hombre sea el asesino del coronel, el abogado Cooper debe ser su siguiente víctima y está estudiando sus horario y rutina diaria, es astuto.—me miró y me pidió marcar desde mi teléfono al número fijo de la mansión del coronel, luego volvió a la llamada—dejen a un lado el asunto del cerrajero y vuelvan a la mansión, debemos repasar los hechos.
La señora Christina contestó mi llamada.
—Christina, quiero que llame al DIH y pida que le comuniquen al detective Morrison, diga de parte de mi tío que es urgente que le coloqué escoltas al señor Alvin Cooper, y Phil Rogers de Howardville, están en serio peligro y añada que mi tío quiere verle en la mansión mañana después del desayuno.
—entendido señor, le Comunicaré su recado, les diré su contestación cuando lleguen para la cena.
Faltaba poco para llegar a la mansión, y creo que de los años que llevo viviendo con el tío Arthur me hicieron pensar que él planeaba ir a Shecklerville en busca de datos y quien se los proporcionará es el detective Evans. Por fin llegamos y vimos a un mujer con aspecto de clase alta, nos acercamos, mi tío se inclinó y le preguntó:—buenas tardes, ¿qué se le ofrece?
—vengo en busca del coronel Jhon Sandler—dijo con timidez—; es un asunto privado y me haría un enorme favor si le hace saber de mi presencia.
Mi tío le echó un vistazo, suspiró y dijo:
—se trata de sus hijos, ¿cierto?
La mujer quedó un poco fuera de lugar.
—¿cómo lo ha sabido usted?
—no importa como lo he sabido, usted me cayó como anillo al dedo—contestó y luego sugirió muy a prisa—le suplico que entre a la casa rodante y nos cuente su historia con el coronel.
No comprendí en que nos iba a ser esto útil, se supone que el coronel fue asesinado por un conocido de su ex cuñado Jack. Mientras la mujer se dirigía a la puerta para entrar, le pregunté a mi tío que en qué nos va a servir esto. Y el me contestó que es de suma importancia no dejar cabos sueltos, en un caso todo sirve e importa aunque parezca no tener relación con la tragedia.
—es usted la amante del coronel, y madre de sus dos hijos.—dijo directamente mientras la mujer subía.—entiendo que el coronel no se presentó hoy a su visita diaria como tenía la costumbre de hacerlo, esto a usted le preocupó aunque tal vez fuera la primera vez que lo hacía. Está tan acostumbrada a verlo a diario que no soportó la idea de venir a saber que fue de él.
—ha acertado en todo, pero he estado tanto tiempo esperando al portero y nada que lo veo.
—debe estar de descanso, suele ir al pueblo en busca de provisiones para la noche.
—sí, pero...¿y el coronel?—preguntó la dama con lágrimas en los ojos, a leguas se notaría lo mucho que lo ama pero era un momento difícil el decirle que su amado ya no está con nosotros, se volvió hacia mí—¿es usted su hermano o algo así?
Moví la cabeza y dije que no, un peso se fue de la dama al creer que imprudentemente el secreto del coronel había quedado al descubierto.
—entonces, todas las veces que el coronel salía a jugar juegos de casino, lo que en verdad hacía era visitarle.—comenté.
La dama asintió.
—interesante, esto me ha dado a un nuevo sospechoso, más bien sospechosa—murmuró mi tío pero le oí perfectamente.
—¿una sospechosa?¿quien?
Levantó su mano e hizo una señal de que parara.
—crea tus propias deducciones, y yo hago las mías, tienes suficientes datos para crear tu propia teoría.
Admito que esto me molesto, pero tenía razón en que debía formular mi teoría, la dama nos miraba el uno al otro.
—parece que son familia.—comentó secándose las lágrimas con un pañuelo rojo como la sangre.
Asentimos a su comentario, mi tío le preguntó:
—¿desde cuando son pareja?
—desde hace 5 años, nos conocimos en el Perú.
—¿estaba él en un viaje de negocios?
—sí, ambos lo estábamos, pero; también estaba con dos personas más, un hombre y una mujer.
La llama de excitación volvió a los ojos de mi tío.
—se trataba de su hermana y su cuñado.—prosiguió la dama.
—voìla, ¿hace dos años el comportamiento del coronel fue el mismo o usted sintió que cambió de repente?
—ahora que lo dice, cuando Andrew nació, es el primer hijo y en total son dos, su comportamiento hacía Andrew se hacía cada vez más alejado, pocas veces venía a visitarnos y yo sentía que ya no nos quería.
—¿y cuando volvió a ser más apegado a Andrew?
—cuando nació Karl hace unos meses, es un buen niño y siento que nos unió a todos como familia.
—ya veo, y alguna vez él le comentó que hizo algo de lo que no se va arrepentir jamás, como por ejemplo haber matado a un asesino en serie a sangre fría.
—no, es una locura, no puede ser posible, me lo hubiera contado.
—deje que le diga que es totalmente cierto lo que le digo, aunque no le juzgo el porque lo hizo, su motivo es entendible; y esto lo hundió en una terrible depresión lo cual causo que se alejara un poco de su hijo Andrew.
—si tuvo un motivo, entonces lo comprendo.
—¿le dijo alguna vez si incluiría a sus hijos en su testamento al momento de su muerte?
—sí, yo ya sabía que tenía tres hijas y estaba casado, pero aún así fue bueno y me comentó que los incluyó dejándoles un 50℅ de todos sus bienes.
—¡por Júpiter! eso es de admirar; aún no me ha dicho su nombre.
—cierto, me llamo Alice, Alice Arrow.
—bien señorita Arrow, lamento decirle que mi amigo el coronel Jhon Sandler ha sido asesinado por una persona o personas desconocidas el día de hoy cerca de las 12:00 del día.
En el rostro de la señorita Arrow apareció una mirada sombría y fría por la noticia, debió ser terrible para ella, pero;¿para quién no sería terrible recibir la noticia de que su amado o amada ha muerto sin siquiera despedirse?, compadezco a la pobre dama, le dije que lo mejor sería que se retirase a su casa y que no sería bueno que se encontrara con la señora Daphne o alguna de sus hijas, le afectaría mucho, minutos después yo mismo me encargué de acompañarla a buscar un taxi que la lleve a su casa, pero la vi tan inestable que pensé que sería mejor dejarla en la puerta de su casa para comprobar que llegó a salvo; esto me tomó más o menos 40 minutos y cuando la dejé en su puerta caminé un rato por las calles de Howardville formulando mi propia teoría sobre él impacto que tiene lo que nos informó acerca del coronel en su viaje al Perú, si iba a un viaje de negocios, ¿por qué ir con su hermana y cuñado?, ah no ser que...ellos iban a visitar a alguien en particular y al enterarse del viaje del coronel decidieron ir juntos, fue entonces cuando conoció a la señorita Alice quien también estaba en un viaje de negocios; es posible que si mi teoría es correcta es probable al menos en un 70% que esa persona que fueron a visitar la hermana del coronel y Jack, sea la misma que Jack mencionó antes de morir, y que está cazando a los culpables de la muerte de Jack, si es así podría tratarse de un hermano u otro tipo de familiar, nadie más que un hermano se tomaría la molestia de vengar a alguien como Jack. Me perdí tanto en mis pensamientos que olvidé por completo tomar un taxi pero parece que llegué a pie a la mansión, me tomó el doble de tiempo que en taxi, 80 minutos para ser exactos, cuando llegué, Stephen, el portero de los Sandler ya se encontraba en su lugar de trabajo, me abrió la reja y le pregunté si ya habían llegado Sarah y Steve, el asintió pero añadió que mi tío había salido muy a prisa cuando el recién se ubicaba en su puesto de trabajo, dijo que parecía estar muy a prisa y que llegaba mañana puntual después del desayuno ya que el detective Morrison vendrá por petición suya. Me pareció tan extraño que desaparecieron así de pronto, me pregunté si había descubierto una nueva pista, pero se llevó la casa rodante lo cual quiere decir que no se dirige a Howardville sino a Shecklerville en busca de Raymond Evans.
Después de hablar con Stephen me dirigí a la mansión, mientras iba por el camino de asfalto que lleva directamente a la puerta principal vi a la señorita Ángela en un rincón alejado del jardín que lleva a los hermosos arboles que forman el bosque que está cruzando la carretera, como no tenía nada que hacer decidí ir a platicar con la señorita Ángela que parecía tan desconsolada en ese rincón decorado de todos los tonos que puede tener el color verde. Llegué a ese rincón y vi más de cerca el bello rostro de la señorita, pero a la vez mostraba una expresión de tristeza que nunca le había visto, saludé y apenas se dio cuenta de mi presencia cuando dije la primera palabra.