...-Narra Jake-...
Creo que la primera respuesta al "¿Por qué eres así?", se deriva a la crianza. De entre todos en el grupo yo era el más anormal. Solo porque desde los 6 años sabía manejar un arma, y el hecho de que a los 14 vi a alguien morir a manos de mi papá.
—Mira con atención, Jake— Habló mi padre. —Si alguien no entiende lo que quieres decir solo quiebrales el cuello— Vi el cuerpo de esa persona caer a mis pies. —Pero, recuerda, a un omega tú no puedes matarlo... Ellos son mercancía valiosa, si uno no te obedece es suficiente con reflejar tus feromonas— Las palabras entraban como un gusanillo a mi cerebro.
Una crianza estricta, mi madre se encargó de enseñarme cada uno de los modales necesarios, además de instruirme cultura. Mientras mi padre me inculcó violencia y una fortaleza insensible. Por suerte, crecí pareciéndome más a mi madre.
—Hijo, aunque tu padre te diga que si no es por la razón es por la fuerza, no siempre puede ayudarte a ganar— Acarició mi cabeza.
—Pero, hay que poner a esos betas y alphas en su lugar—
—¿Cómo harías para decirle a un omega que no haga algo?—
—No lo sé...—
—Si un omega te gusta se amoroso y servicial con él. Si quieres tener un amigo se amable y amigable... Si eres violento con tus más cercanos, ellos no confiaran en tí. Lo más importante para mantener a un grupo unido es la confianza y eso solo se consigue con comunicación— Mi madre es un omega sabio. ¿Cómo pudo enamorarse de papá? Aveces creo que lo obligaron, pero estaba agradecido de que fuera mi mamá. Yo quería ser como él, odiaba parecerme a mi papá, pero el gen del mal se expande, sobre todo si tratas de negarlo.
Creía que mi padre era cruel, pero la jerarquía de la escuela era incluso peor. Ahí todos los alphas peleaban por tener un puesto como "Rey" y ser tratados con respeto. ¿Cómo poner una línea para lo demás? Tenías tres formas, la primera y la más difícil tener una buena personalidad que agradara al resto, cosa que no tenía, ya que soy introvertido. La segunda era sacando las mejores notas y resultados en todo. La tercera era mostrar tu dominio por la fuerza.
Casimiro tenía ventaja con su personalidad, era una persona abierta, por lo que era fácil hacer amigos. Ya que nos conocíamos por nuestras familias era natural que fueramos amigos en la escuela. Habrán notado que él siguió la primera opción, en cambio yo, tenía los mejores resultados y los profesores tenían altas expectativas en mí, yo seguí el segundo camino. Pero, había alguien que prefería la tercera opción ¿Adivinan?
Fred Rous, enseguida entró a la escuela intentaron meterse con él, pero ese chico les dió una verdadera paliza. No hablaba con nadie, no le importaba ser amistoso y solo era un niño problema. Me interesó su carácter de porquería.
—Hey, eres bastante famoso— Dijo Casim, sin embargo Fred no nos prestó atención, continuó escuchando música en silencio. —¡Oye, te estoy hablando!— Le quitó el audífono, y en seguida Fred le propinó un golpe, que detuve.
—Si puedo evitar la violencia, lo haré— Puse su brazo bajo su espalda.
—¡Suéltame!—
—¿Eres un beta?— Él entró en pánico.
—¿Qué...? ¡No!—
—Puede que a los demás los engañes, pero a mi olfato no— Descubrí y dejó de oponer fuerza.
—¿Qué es lo que quieres?— Ambos nos sentamos a su lado.
—¿Por qué no te juntas con nosotros? Somos los mejores de aquí, te convendría juntarte con nosotros—
—Los tres podríamos ser la sensación— Alegró Casim.
—Además, sabrás que tenemos feromonas potencialmente altas, así que no reconocerán la falta de tu escencia—
—¿Es un trato o una amenaza?—
—Las amistades se benefician entre sí ¿no?—
—Bueno, ya que insisten tanto, bastardos, seré su amigo— Así es como conocimos a Fred Rous.
Y desde el principio supe que él estaba enamorado de Sieg, el hermano menor de Casimiro. Pero, Fred parecía querer guardarse esos sentimientos para él mismo, en verdad lo entendía. Porque yo jamás pude decirle a Casimiro lo mucho que lo amé, que él fue mi primer amor.
—¡Hey, Jake!— Incluso su saludo era suficiente para hacerme estremecer, pero si le decía, seguramente me odiaría.
En el campamento de verano, iba al ritmo del pelirrojo, era como una tortuga cuando quería. —Oye... ¿De qué es lo que están hablando Sieg y Elián?— Apuntó.
Vi a Sieg ponerse rojo de repente. —¡Hey, Jake, hazme un favor!— Lo miré curioso. —Toma a mi hermano y llévatelo, así tal vez consiga un tiempo con Eli— Créanme, el que Casimiro estuviera loco por Elián, no era el problema del por qué no me arriesgaba a decirle que me gustaba. Y no podía odiarlo, Elián era un buen amigo, que quiero casi como un hermano.
—Bien, pero si no funciona...— Corrí, no obstante justamente bajó Fred para hablar con ellos. ¡Qué lástima! Bueno, me llevaré a Sieg de todos modos. Lo tomé en brazos y corrí con él.
—¡Ahh! ¿Jake, qué haces?—
—Lo siento, tu hermano no quiere que te lastimes las piernas— Sieg se rió, a decir verdad tenía una risa hermosa.
Al final, todo resultó del órden incorrecto, y creo que todas las desgracias se repartieron desde aquel incendio. Cuando la mansión Gilga se quemó.
—Nunca creímos que sucedería— Decía mamá apenada. —Jake, escúchame, desde hoy tendrás que ser fuerte— Colocó unos papeles sobre la mesa, era el testamento de los Gilga. Un maldito acuerdo que nos entregaba a sus hijos.
—¿¡Qué es esto!?— Me exalté.
—Sé que es difícil de asimilar, pero tu sabes que desde un principio te ibas comprometer con alguno de los Gilga—
—¡Comprometer es una cosa, pero que te los den de regalo es otra!—
—¡Deja tu estupidez!— Enfureció mi padre. —Es como dice ahí... Deberías aprender, Jake... Ya deja esa personalidad débil tuya... ¿Qué es lo que haces en el club deportivo? No me digas que a hacer amigos— Dijo con desagrado. —El omega de esa familia ahora es nuestra posesión, así que date prisa en traerlo aquí y desposarlo— Busqué en mamá alguna ayuda.
—Es como tu padre dice... Los omegas vivimos una vida complicada, muchas veces si captamos la atención de alguien somos violados, raptados o nos obligan a comprometernos, por el simple hecho que podemos facilitar una línea familiar fuerte. Si tu padre hubiera elegido a una alpha, tus feromonas no serían tan poderosas. No hay muchos omegas en el mundo tampoco y sabes lo que le sucede a la mayoría de lo omegas que quedan huérfanos— Una película pasó por mi cabeza.
Yo era el único que podría proteger a Casimiro y a Sieg ahora. Mi vida se basó en ello, en proteger y darles lo mejor a esos hermanos.
—Casimiro, escúchame— Le mostré unos papeles con los fondos de los clubes nocturnos. —Éste será tu trabajo una vez termines tus estudios— La esperanza de Casim se iba acabando por cada día que pasaba.
—Entiendo...—
—Por el momento mi familia se encargará de todo, volveremos a levantar la mansión Gilga... Y— Me tiró los papeles encima.
—¡Maldición, cállate! ¡Ya lo sé, me explicaste lo mismo la semana pasada! ¿¡Y qué mierda con ese testamento!? ¡Estás loco si crees que te dejaré casarte con mi hermano!— Me tomó por el cuello de la ropa.
—Entonces, toma su lugar—
—¿¡Estás enfermo!? ¡Dos alphas hombre no pueden casarce! ¡Qué repugnante!— Salió enfuscado.
—¿Entonces lo que siento por tí es enfermo...?— Mis lágrimas descendieron tranquilamente. —Supongo que estoy enfermo— Sonreí, mientras se acumulaban más gotas en mis ojos.
En ese momento, yo también me perdí. Tomé una cajetilla de los cigarros de mamá y prendí mi primer cigarro. Agrio, pero me tranquilizó esa incipiente acidez. Sentía que ese lado violento no tenía que volver a salir. Podía ocultarme a mí mismo, al depender de ese cigarro.
Algunas veces practicaba boxeo, de día podía derrotar a alguien.
Prefería prácticar solo, para tener un mejor manejo de la ira. Así todo el horripilante día habría desaparecido en esos puñetazos.
Me excedía y terminaba con los nudillos lastimados al finalizar el entrenamiento.
La puerta del club se abrió. —No sabía que había alguien aquí— Entró Fred.
—La entrenadora me deja quedarme, mientras cierre la puerta— Lo observé, tenía un moretón en su cara. —¿Qué te pasó?—
—Ahaja... Tan solo me metí en una pelea— Como si pudiera creerle con su aire triste. —Bien, no me mires así... Me escapé de casa por hoy— Se sentó a mi lado. —Voy a dormir aquí, la colchoneta es cómoda—
—¿Crees que te dejaré dormir aquí?— Encendí un cigarrillo.
—No sabía que fumabas—
—Empecé hace poco— Después de darme una ducha, obligué a que Fred me acompañara a mi casa.
—¿Está bien que me quede aquí?—
—Si subes las escaleras podrás encontrarte con Sieg— Él se ruborizó.
—¿Qué me interesa?—
—Está escrito en tu cara—
—Ahg...— Se rascó la cabeza, antes de acostarse.
Fred me importaba mucho, pero a pesar de estar enamorado de Sieg, nunca le confesó sus sentimientos. En cambio comenzó a acercarse con otras intenciones a Elián. Por lo que al ver al pelirrojo tan abandonado, decidí acercarme a él. De todos modos, yo también había perdido a la persona que amaba. Casimiro ya ni siquiera me trataba como un amigo, terminé convirtiéndome en un extraño para él. Y nuestras conversaciones eran solo por trabajo. Había perdido a Casim la noche del incendio. Aún así, quise proteger lo que él más quería; A Sieg. Si al menos podía hacer eso entonces yo me sentiría mejor... Pero, de por sí tomé malas decisiones.
Sabía que en su corazón aún tenía a Fred, pero creí que lo superaría, además él había empezado un nuevo futuro con Elián. Pero, ninguno de los dos lo hizo. El par de idiotas aún se pensaban, y lo que me causaba enfado era que ninguno de los dos tuviera el coraje para admitirlo.
Por lo que cuando me encontré a Fred y a Sieg esa mañana después de su cumpleaños, me revolvió mis pensamientos.
—¡Creí que eramos amigos!— Empujé al beta contra la pared ese día. Él no dijo nada, no importaba cuanto lo sacudiera y golpeara, simplemente dejó que lo tomara con él.
—¡Jake! Ya suéltalo...— Se aferró a mí el omega llorando.
—Tsk... Que conste, Fred, el que saldrá más herido de aquí es Elián— Y tuve toda la razón. Después de eso su relación se tornó distante.
Siempre discutían y una que otras veces recurrieron a los golpes. Aún así ellos volvían, a pesar de estar lastimandose.
—No entiendo por qué sigues con él— Exhalé el humo, mientras miraba al rubio llorar.
—¿Por qué sigues con Sieg?—
—Lo amo... Y también soy el único que puede protegerlo—
—¿Aunque te engañe?— Suspiró Eli. —Estamos en las mismas— Se limpió las lágrimas. —Fred siempre ha sido importante para mí, está por sobre mi familia— Pero, no te merece Elián. Lo abracé mientras sus lágrimas caían. Al final fuimos lastimados y usados por un par de tontos.
Creo que nuestro grupo estuvo hecho desde un principio para romperse, o eso creía. Todos me decepcionaron, me engañaron y botaron. Todos excepto Elián, él era mi mejor amigo, así que podía continuar confiando en él, aunque sé que para él sus mejores amigos siempre serán Sieg y Fred.
Luego, decidí convencer a Sieg para que lo intentaramos nuevamente y fue ahí cuando me propuse.
—¿Sieg, te casarías conmigo?— Le dije con dulces palabras bajo las estrellas veraniegas.
—Está bien— Me sonrió.
Pero, Sieg, si tú no lo intentas... ¿Qué quedaba de mí?
Yo no puedo compensar tus arrepentimientos. Estaba cansado de ser la segunda opción.
Y entre el negocio familiar, llegar a casa fingiendo que soy el mejor esposo del mundo, y despedirme de Sieg como si fueramos la pareja perfecta, me presionaba. Me hacía sentir cada día más vacío, y ya los cigarros no eran suficientes, las líneas blancas sobre la mesa tampoco... ¿Había algo que me hiciera sentir satisfecho?
Yo perdí el control...
—¿¡Por qué hay una puta mancha en mi vaso!? ¿¡Qué mierda te enseñaron en esa escuela de omegas!?— Los cristales del vaso salieron disparados.
—T-te daré otro vaso—
—Uhg... Ni siquiera puedo ver algo limpio en mi casa... Si eres tan inútil, contrataré un empleado— Las lágrimas de Sieg comenzaron a salir. —¿Por qué lloras?— Agarré su cara. —¿Tú crees que llorando sentiré alguna compasión por tí?— Para cuando me di cuenta de lo que hice no había marcha atrás.
Y lo peor no sucedió ahí, si no cuando ese grupo de mafiosos me atrapó y me humilló a golpes en el sucio piso de algún almacén abandonado.
—¿Dónde están las muestras?— Exigían saber.
—Ni muertos se los diré— Le escupí a la cara al jefe cuando me hizo mirarlo.
En verdad, estaría bien si solo me mataran ahora, así ya no tendría que estar atado a la vida de mierda que llevaba. —Hey, tienes una esposa muy bonita— Lanzó la foto a mis pies. —¿Qué cara pondrías si lo violaramos en frente de tí?— Como si un ascensor bajara a toda velocidad, hasta causar una explosión en un edificio. Todo se tornó negro para mí.
Primero, golpeé al que me sujetaba, pateé a los de al lado, y tomando el cuchillo del piso desaté las cuerdas hasta quedar cara a cara con el timador. —Le tocan un solo pelo y juro que te torturaré por el resto de tu podrida vida— Fue mala idea atacarlo sin pensar, me golpearon en la cabeza, dejándome tirado en la calle.
Llegué a casa ensangrentado, sucio y lleno de golpes. —¡...Jake!— Se alertó Sieg cuando abrí la puerta. —¿Qué te pasó? ¡Estás sangrando! ¿Qué hago? ¿Llamo a un hospital?— ¿Por qué te estás preocupando por mí? ¿Acaso no recuerdas todo el mal que te hice?
—Sieg— Lo llamé y lo abracé. —Perdón— Dije y me dirigí a la habitación, para descansar.
—¡Jake, primero, debemos curar tus heridas!— Torpemente sacó mis ropas y echó alcohol en mis heridas, provocandome un ardor desquiciante. —Tengo que limpiar la herida...— Habló bajito.
Pasó un paño húmedo por mi cara y limpió la sangre que cayó en mi ojo. Se detuvo ahí, y reaccionó con nerviosismo, colocando mal las vendas y desperdiciandolas. —L-lo siento—
—Sieg...— Acerqué su cara para besarlo. Sus mejillas se colorearon rojas. —Buenas noches— Dije acostándome enrededado entre las vendas.
Y al siguiente día, me levanté con una idea en mente. Tal vez Sieg estaba mejor sin mí. A pesar de que quise protegerlo, resultó lo opuesto, por mi culpa ahora está en peligro.
Decidí visitarlo en el bar, recién había abierto y no se encontraba mucha gente, pero en cuanto lo vi en la barra charlando con Fred, mi corazón se hundió.
...Aveces,...
...lo mejor es apartarse...
...del camino,...
...aunque con ello te estés...
...arracando el corazón...
Me devolví, solo que esta vez cambié mi rumbo hasta la casa de mis padres. Mi papá ya no podía caminar, debido al choque, incluso ese viejo se había puesto más blando después de aquella pelea. Y gracias a ello me perdí mi luna de miel.
...Aveces,...
...la vida te da señales...
Entonces, me reuní con ellos para discutir lo que ha estado sucediendo. —Papás, me voy a divorciar— Mi madre soltó la larga pipa que siempre utilizaba.
—¿Qué?—
—¿Qué pasa, hijo? ¿Acaso no es de tu gusto?—
—Yo amo a Sieg, es por eso mismo que me separaré de él... Ya me han amenazado lo suficiente, les haré creer que huí a otro país junto a mi familia. Así que manténgase protegidos—
—Espera, Jake— Me detuvo mi mamá. —Iremos contigo, la familia siempre se debe mantener unida, sin importar las consecuencias, ese es el lema de nuestra familia, lo sabes— Sonreí triste.
—Gracias...—
Empaqué mis cosas y desaparecí dejando solo un espacio en blanco.
Para cuando llegué a Estados Unidos, tal cual planeé esos psicópatas me persiguieron y me fue difícil deshacerme de todos, pero por lo menos, le corté la garganta a sus principales líderes.
Ya que estaba solo, me mantuve acabando con esos rufianes. El resto del día me mantenía escabullido en mi habitación de hotel. Dejando que el olor a tabaco y las demás sustancias ilícitas tragaran la habitación. El humo formaba siluetas reconocibles para mí... Recordándome que yo jamás pude ser visto dentro de esta historia. No era nada para nadie... Ni antes, ni ahora.
Tenía una última mota de hierba, bien éste sería el último, Sieg odiaba que me drogara. Lo dejaré... Aunque ya no habría nadie que me regañara por lo que hacía.
Debería estar feliz, pero me sentía muy solo, me gustaría dormir para siempre, pero no logro conciliar el sueño. Me había acostumbrado a dormir 4 horas al día.
Me levanté dirigiéndome a la azotea, y miré mi celular, Elián me recordaba que Julen se iba a hospedar en mi hotel. Dejé que mis servidores se encargaran de ese problema.
Traté de observar los edificios cercanos, pero había olvidado mis lentes de contacto. Y una escencia a limón me distrajo ¿La marihuana traía escencia de limón?
—Hey, dame un poco— Sin darme cuenta un omega estaba parado a mi lado. Mis papilas gustativas empezaron a salivar por el asombroso amargor que emitía aquél chico.
—¿Qué?— Estuve apunto de botar el papelillo.
—¿Qué?— Me observó desconcertado.
Tuve que acercarme a su cara para reconocerlo, no podía creer que era Julen. En comparación a la primera vez que lo vi, él se veía diferente... Él emitía unas feromonas sensuales. Y su cara era bonita, tenía unos grandes ojos verdes, además de una pestañas negras larguísimas, su nariz era algo respingada y redonda.
Julen es extraño, es la primera percepción que tengo de él. Es muy hablador y mandón. Si los dones de la gracia existen, a él le dieron el de la fe, incluso lleva una pequeña cruz de plata colgando de su cuello. Sin embargo, él mismo dice merecer el infierno, argumento que no entiendo. Su lengua es la de una víbora venenosa, te insulta por diversión y dice groserías sin pestañear. Aunque, es algo inocente, dice directamente las cosas sin ser consciente de lo que dice. Una vez se da cuenta de lo que dijo se pone nervioso, no es alguien insensible como parece. En realidad, a medida lo fui conociendo me pareció muy bello.
—Creí que me arrepentía por amarlo, pero no me arrepiento por haber amado a Elián, viviría mil veces más y lloraría las mismas lágrimas, con tal de compartir de nuevo ese trecho de mi vida con él...— Sonreía mirando al cielo nocturno. —Aunque me dijeran que fue un error... ¿Cómo podría decir algo tan horrendo de alguien que en alguna ocasión fue toda mi felicidad? Fue alguien con quien llegué a pensar un futuro y con quien compartía mañanas en sus brazos y noches enteras siendo abrigados por las estrellas... Y aunque hoy no exista un mañana para un "nosotros" y caminemos senderos opuestos... Gracias al otro somos lo de ahora— Julen brillaba junto a la estrella del Norte.
Un brillo hecho gracias al Sol que le alumbra. Y realmente lo comprendía, yo tampoco me arrepiento de lo que viví con Sieg, y no pienso olvidarle. Ambos cometimos errores que nos hizo darnos la espalda, pero confiamos que el mañana curará las heridas que nos dejamos.
—¡El mañana curará todas nuestras heridas! Y espero que algún día estos anillos le den amor a alguien más— Gritó tirando el anillo al mar y yo deseé que se hiciera realidad la exclamación del pelirrojo.
Aún lo amo hoy en día, pero, creo que encontré lo que me faltaba. Yo terminé enamorado de esa vil víbora que se enrolló en mi cuerpo.
Me di la vuelta en las sábanas encontrando mi lado izquierdo frío. Miré a mi derecha, donde una nota decía;
..."Fue divertido mientras duró,...
...Adiós"....
¿Qué significaba aquella nota? La arrugué y despedacé. Julen, estás loco si crees que podrás escapar de mí.
Me vestí rápidamente y llamé a mis servidores para que cerraran el aeropuerto. Ni siquiera en su habitación estaba, y no encontré a su gato, definitivamente se había ido, me había abandonado. ¿Maldito, por qué te acercaste a mí entonces? ¿Por qué me besaste? ¿Por qué te acostaste conmigo? ¿Por qué me pusiste toda esa atención si solo ibas a correr como un cobarde?
Pero, si lo pienso, él estaría mejor sin mí. No correría peligro, pero entonces... ¿Qué es este sentimiento?
Ya me encontraba en la calle buscándole, sin notar que la lluvia de verano me abordó.
Muy bien dijo que no le amaba, pero creo estar enamorado de él... ¿Podría ser un enamoramiento pasajero? No, sin él me siento perdido, por primera vez en mucho tiempo, creí haber perdido mi brújula.
No lo sé, no puedo distinguirlo. Pero, quiero seguir sosteniendolo ¿Es solo un deseo sexual? Los sentimientos que tengo por Julen, se sienten tan intensos e irreales al mismo tiempo.
—¡Jefe!— Me trajeron un paraguas. —¡Lo encontraron, está en el aeropuerto!—
—¿Qué hacemos, jefe? ¿Lo traemos?—
No podía darles ordenes claras... ¿Qué quiero de Julen? A mi mente llegan imágenes de cuando estaba bajo de mí, sin aliento y nombrandome. Puede que sea un simple capricho, es posible que solo me haya enamorado de su belleza fatal. Sin embargo, también quería oírlo una vez más. Julen fue el único que me ayudó a superarme. Solo él es capaz de hacerme perder el control con unas pobres palabras. Me gustaba su sonrisa maliciosa, su risa sincera, sus palabras directas, la forma en la que me atraía, su inocencia... Su hermosa voz gimiendo por mí...
—Llévenme ahí— Subí al auto, no estaba interesado en secarme, solo quería apresurarme para verle.
Bajé corriendo al llegar y traté de encontrar su escencia entre el montón de gente. Mis servidores ya habían atrasado los vuelos, bloqueando la entrada para subir a los aviones.
—¡Julen!— Busqué desesperado a un chico de cabello negro.
Debí traer mis lentes, no veía bien de lejos. Rebusqué entre las filas y un brillito me encandiló levemente, eso debía ser su cruz. —Julen— Agarré su muñeca.
—¿Jake, qué estás haciendo aquí?— Lo sorprendí.
—¡Vine por tí!—
—Ahg, ahora tiene sentido que hayan alphas de negro en la entrada de mi vuelo...— Se molestó. —Diles que se retiren, debo abordar mi vuelo a Canadá—
—¡No...!— Respondí.
—¿Acaso no leíste mi nota? Si no lo entiendes me estaba despidiendo de tí, grandísimo idiota... Ya no tendrás que verme nunca más—
—No quiero eso... Julen, quiero seguir viéndote mañana, después del mañana, por meses, años... ¡Quiero que estés en el futuro de mi vida!— Exclamé. —Yo desde un principio... ¡Quería hacerte mió...!—
—¿Qué estás...?—
—¡Tomen sus cosas!- Los alphas le quitaron los bolsos a Julen y lo hice avanzar hasta el auto.
—¿¡Qué mierda!? ¡Suéltame!— Pateó mi canilla. —¡Ya tuve suficiente de tí!—
—¿Ya te cansaste de jugar conmigo?—
—¡Yo jamás jugué contigo, Jake! Tú... ¡Tú eres el único que me ve como un remplazo de su ex esposa! ¡Incluso mientras duermes lo nombras...! ¡No quiero estar al lado de alguien que vive en el pasado! ¡No quiero amar a alguien que no me ama!— Expulsó junto a sus lágrimas.
—Tú sabes lo importante que fue Sieg para mí... Pero, él no está en mi vida ahora. En cambio, es a tí a quien tengo...— Contesté.
—¡Deja tu estupidez...! Solo estás fascinado con mi cuerpo—
—¡ESCÚCHAME!— Grité y él se calló de golpe. —Es cierto, adoro tu cuerpo, Julen, amé tener sexo contigo... Provocaste un grandísimo placer en mí... Pero, también amo tu personalidad, el cómo actuas, la manera en que consigues lo que quieres mediante el chantaje. Me tienes intrigado, Julen. Eres capaz de ver las estrellas, analizas lo que otros no... No miras superficialmente a las personas, y me hiciste ver un nuevo mundo junto al brillo de un cielo nocturno.— Confesé. —¡Eres increíble, Julen! ¡Eres tan perfecto...! ¡Eres tan hermoso! Si solo pudieras ver a través de mis ojos lo entenderías— Agarré sus hombros. —¡Me gustas! Estoy loco por tí...— Temblé de miedo. Porque podía esperar cualquier respuesta de él, no puedo leerlo, no importa cuanto trate, es un desafío saber lo que se le pasa por la cabeza.
—Jake, realmente eres estúpido— Se agarró a mi cuello, inclinandome hasta que nuestros labios chocaron bruscamente. —¿Entonces, vendrías conmigo a Canadá? Mi próximo filme será ahí—
—Iré— Contesté con una sonrisa leve.