Chereads / Sr.Park, porfavor déjeme ir / Chapter 50 - Una simple coincidencia

Chapter 50 - Una simple coincidencia

Unos días antes…

Tanto Joseph como William, escuchaban atentamente el informe que Liliana había recopilado durante los últimos días.

—Esto es grave… —murmuro Joseph, hojeando el informe con el ceño fruncido.

William, con expresión seria y furia contenida, pasaba las páginas con rigidez.

—¿Cuántas mujeres fueron víctimas de estos actos? —preguntó con frialdad.

Al ver su reacción, un escalofrío recorrió la espalda de Liliana. Siempre mantenía cautela delante de William.

Recobrando la compostura, continuo con su explicación:

—Alrededor de veinticinco mujeres, incluida la joven… que le agravio. Todas ellas fueron drogas. Siempre seguía el mismo modus operandi: buscaban a jóvenes solas o en estado de ebriedad. Uno de los bartenders estaba implicado en los hechos.

Joseph apretó los puños, intentando contener su indignación.

—¿Sabes cuáles son las personas implicadas? —pregunto nuevamente William.

—Si. El principal sospechoso en Harrison, de Hello Glow, junto con otros cinco actores de menor categoría. Parece que no es la primera vez que lo hacen; se dedican a esto de manera frecuente.

William río con frialdad al escuchar las palabras de su Liliana, intento controlar la furia que hervía en su interior.

—Explica por que lo retiraste a última hora como presentador.

—Estaba en estado de ebriedad y agredió a varios miembros del personas, ya fuera con insultos o violencia física.

—Sobre la joven… —preguntó William, su tono cada vez más afilado.

Liliana le entrego una serie de imágenes antes de responder.

—Escapaba de uno de los integrantes del grupo que intentaba abusar de ella. Se la ve entrando en el night club, pero no estuvo mucho tiempo dentro. Apenas cruzo la puerta se dirigió a la barra, evitando el centro del lugar. No interactuó con nadie, solo bebió en silencio durante unos veinte minutos… hasta que se le acercó uno de los integrantes del grupo.

William entrecerró los ojos, su rostro reflejando una creciente oscuridad.

—¿Y luego? —preguntó, la tensión palpable en su voz.

Liliana tragó saliva, sentía la garganta seca. Agradecía del cambio de imagen y, más aún, haber encontrado las imágenes que limpiarían su imagen,

—La joven quiso retirarse, pero él la detuvo, sujetándola y guiándola hacia fuera —continuó—. La condujo hasta la zona de los ascensores, donde se le vio tocándola en varias ocasiones. Finalmente, cuando el ascensor se detuvo, ella aprovecho el momento para reaccionar.

Joseph que permanecía callado, hablo:

—¿Qué hizo exactamente? —su voz era grave y controlada, pero Liliana pudo percibir la rabia contenida en cada palabra.

—En el video se ve como le propina un rodillazo y, acto seguido, un golpe en la nariz. Eso le dio el tiempo suficiente para salir corriendo.

William apretó la mandíbula, su expresión endureciéndose.

—¿Has logrado localizarla? —pregunto con tono frio.

—No, señor. Tras salir del hotel en la mañana, no he podido localizarla… es como si la hubiese tragado la tierra —respondió Liliana, esforzándose por controlar el latido acelerado de su corazón.

William sostuvo su mirada por un instante antes de hablar.

—Sigue buscándola… y hazlo con discreción.

Sin más, retomo su trabajo.

—Joseph, envía estas pruebas a la comisaria y encárgate de hablar con Dimitri. Asegúrate de que esta situación no se convierta en un escándalo.

Joseph asintió con seriedad y tomo los documentos con firmeza.

—Lo hare de inmediato.

Joseph se levantó sin más y salió de la habitación, dejando a Liliana a solas con William.

El silencio se instaló entre ellos por uno segundos. Liliana esperaba que él le diera otra instrucción, pero William simplemente revisaba documentación, como si la conversación anterior no lo hubiese alterado en lo más mínimo.

—Si no necesita nada más, me retiro por ahora, Sr. Park —dijo Liliana, comenzando a avanzar hacia la salida.

William levanto la vista y la observo por un instante antes de responder:

—Es la primera vez que tiene dificultades para encontrar a alguien…

Liliana se detuvo en seco, su mano a medio camino de la perilla de la puerta.

Se giro lentamente, encontrándose con la mirada afilada de William. Su tono era neutro, pero ella sabía que había algo más detrás de esas palabras.

—No es que tenga dificultades —respondió con calma—. No se la vio entrar en el hotel, pero si salir, y las cámaras alrededor no la captaron.

William entrecerró los ojos, analizando su respuesta.

—Interesante —musitó—. Eso significa que no estamos lidiando con alguien común.

Liliana mantuvo una expresión seria, aunque sentía la ansiedad le hacía sudar las palmas. Se obligó a calmarse antes de responder:

—No tiene por qué, señor…

William la observo en silencio, dejando que sus palabras flotaran en el aire. Liliana sintió como su propia respiración se volvía pesada bajo la ansiedad de su mirada.

—No tiene por qué… —repitió él en un murmullo bajo, como si estuviera probando el peso de esas palabras en su lengua.

Luego, apoyó los codos sobre el escritorio y entrelazo los dedos, pensativo.

 —Sra. Baker… ¿qué tan segura esta de que no tuvo ayuda?

La pregunta la tomó por sorpresa, pero no dejo que su expresión lo demostrara.

—No hay pruebas de ello… pero tampoco puedo descartarlo por completo —respondió con cautela.

William esbozo una leve sonrisa, pero no transmitía calidez, sino un retorcido interés.

—Encuentra la conexión —ordeno finalmente—. Y hazlo rápido. No me gusta perder el tiempo.

Liliana sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Tras su respuesta, William continuo con su trabajo, permitiéndole abandonar el lugar.

Sus nervios estaban a flor de piel, deberá encontrar la manera de evitar cualquier vínculo con lo ocurrido aquella noche. Aunque había logrado limpiar su nombre del malentendido, aún seguía bajo la sombra de la sospecha, vista como una posible cómplice.

Cuando Liliana salió, William dejó sus documentos a un lado y se puso de pie.

No se detendría hasta encontrar a esa mujer. Las respuestas que buscaba de Liliana no le habían servido, y la investigación de Joseph había llegado a un callejón sin salida. Alguien estaba moviendo los hilos para desestabilizarlo.

William cruzo la habitación con pasos lentos pero firmes, su mente analizando cada posibilidad. No toleraba los cabos sueltos, y esta situación tenía demasiados.

Se acerco al ventanal, observando la ciudad extendía ante él. Desde allí podía ver como la ciudad seguía su curso, indiferente a los enredos que lo rodeaban. Sus pensamientos intentaban conectar los puntos, y algo le decía que esto no era una simple conincidencia.