Sentirme por fin tranquilo fue algo que no pensé llegar a tener nunca, mi cuerpo se relajó hasta el punto que caminar, pararme y todo era fácil de hacer. Aunque también me sentía extremadamente más débil, como intentar pararse después de una cirugía que te tuvo una semana en cama. Al ver mis muñecas los brazaletes que me dieron para tener más fuerza se habían destrozado, y yo tenía varias marcas de golpes. Millones en verdad. Todas ellas haciendo un camino por mi espalda. Me dolían un poco, pero mi cuerpo no se ponía tenso por el dolor. Y con una sonrisa Besta empezaba a cambiar de forma... Crecía un poco, sus extremidades se volvían mucho más delgadas, su rostro sin esperanza, cabello blanco que todavía estaba en su cabeza... Era todavía un anciano... Era... Mi abuelo.
Al dejar la tierra mi abuelo se encontraba en condiciones muy deplorables. Tenía depresión, estaba senil... Aún así estaba vivo. Pero ver a la encarnación de la ira usando su imagen me hizo hervir la sangre. Apreté mi mandíbula y... No pude hacer nada, golpearlo sería como golpear a mi abuelo. Y él entendió eso al instante. Usando uno de sus cabellos tan delicados y delgados como un arma intentó cortar mi cuello. Aún así, en ese instante di solo un paso hacia adelante, el ataque me golpeó, sentí como cortaban mi carne y como estaba totalmente indefenso ante... Bueno, un anciano el cual me había criado. Aunque empezaba a ahogarme di otro paso más, y otro, y otro. Aunque recibía esos golpes tan profundos y fuertes solo podía hacer mi camino hasta él, quien empezaba a mostrar más su ira. Tenía mi cuerpo cortado, algunas partes perforadas y solo podía sentir dolor. Pero aún así, llegué a abraza a la ira... A mi abuelo, unas lágrimas salían mientras que me apoyaba en ese delgado cuerpo. Puse mi cabeza en su hombro y lo abracé con fuerza... Normalmente en este plano uno no podía hacer fuerza, pero lo estaba consiguiendo. Y me sentí mejor.
Acortando los sucesos posteriores, empezamos a pelear, golpe, golpe, salí de allí... Pero solo decir eso no es divertido.
Al abrazarlo apreté con fuerza, haciendo mi torso hacia atrás junto con el resto de mi cuerpo, dejando mis piernas y pies en el mismo lugar. Le hice un suplex alemán a la encarnación de la ira y así empezó nuestra pelea, apreté mis dientes con una sensación de calor empezando en mi cuerpo. Aquella forma que había tomado empezaba a desaparecer, su cuerpo terminaba con un aspecto de un dios de la guerra y la destrucción. Cuerpo rojo y musculoso con cuatro brazos mirando directamente hacia mi. Sentía el calor intenso que emanaba de él, y ese lugar infinito totalmente blanco empezaba a volverse más y más turbio. Cómo si la visión estuviera empezando a ponerse más y más borrosa. Aunque lo único no borroso era él. Su tamaño también aumentaba, creciendo hasta prácticamente desaparecer. Era como enfrentarse a una montaña. Pero él parecía saberlo perfectamente.
Únicamente me dió tiempo para empezar a invocar un objeto cuando sentí una oleada de golpes, fuertes, creando choques en mi cuerpo. El dolor era calmado por el lugar, pero me hacía daño. Usé magia de vida en mi mismo para bajar la cantidad de daño, mientras que con magia de luz empezaba a desaparecer. Ya que todo era una zona de luz, era más fácil usar esa magia.
Cuando notó que estaba golpeando la nada yo estaba curando los golpes que me dió, empezando a copiar una técnica de la directora... Escudos de magia de vida me empezaban a rodear mi cuerpo, se encargaban tanto de curarme como proteger mi cuerpo. Mi corazón latía rápido, mientras entendía por qué ella lo hacía con hechizos de nivel 6 y no 7 u 8. El consumo de maná era demasiado, tanto que solamente llegué a cubrir mis manos, en este punto lanzaba hechizos con gestos. Similar a lo que es el lenguaje de señas, tampoco tanto como un jutsu.
El tiempo en qué él volvió a encontrarme es fue mínimo, pero ahora no se esperó que llegue a detener su golpe. Aunque más que detener fue desviar. Claro que mis manos habrían quedado destruidas después de ello, pero esos guantes eran capaces de curar hasta si eran cortadas.
Una ráfaga de golpes empezaba a levantar una especie de polvo dimensional, el lugar en que estábamos no iba a aguantar una pelea así. El lugar no estaba diseñado para aguantar una pelea. Ese polvo era una señal horrible para mí y una oportunidad para Besta. Así sus golpes empezaban a ser más rápidos, potenciados por la emoción de ser libre, y yo me ví obligado a empezar a detenerlos, el primero fue como sentir un martillazo en la mano, directo, sin preparación, con toda la fuerza posible. Y el dolor no parecía calmarse, mis manos eran destruidas y curadas. Constantemente.
Para hacer esto más doloroso la mejor forma de detenerlos era... A puño limpio. El dolor hacía que empiece a largar lágrimas. Y yo únicamente pensaba en lo difícil que iba a ser aguantar, ya que cada golpe empezaba a tener más efectos en mí. Sentía mis brazos esforzarse para mantenerse. Los músculos se partían por el retroceso de los golpes.
Un segundo parecía una eternidad, y un minuto era imposible de alcanzar. Pensé que iba a estar allí un largo tiempo, pero por unos momentos y al levantar la cabeza pude ver qué una luz brillante como el sol me apuntaba, y lo siguiente fue un destello. Color carmesí, una mezcla de ira como algo físico con maná. Por unos segundos pensé que sería mi fin, pero después sentí mi cuerpo retomando su vitalidad.
Marcas, marcas en mi cuerpo que formaban tentáculos por el mismo, teniendo un color violeta enfermizo. Estaba absorbiendo, o mejor dicho consumiendo, aquella gran cantidad de magia pura.
Era como un subido de energía, electrolitos y mil tazas de café. Claro que no era suficiente para ganarle en una competencia de golpes, pero si para desviar uno y agarrarme a esa mano, mano que mientras llevaba nuevamente hacia su cuerpo era escalada por mí. Toda la dimensión que tenía un color gris, tomaba un destello rojo por el rayo. Y mientras estaba llegando a su rostro aquellos cientos de círculos de curación fueron cambiados. La magia de luz también puede ser utilizada para transmitir paz, tranquilidad y hasta sueño. Y al lanzarme contra esa mejilla recibió un golpe equivalente a 100 hechizos de relajación nivel 8. Un golpe que por el movimiento de su rostro verdaderamente lo sintió. Hasta lo hizo tambalearse y me permitió usar lazos de oscuridad para agarrarme a él, con una mano usaba un látigo, con la otra daba golpes con una muy delicada fuerza. Que aquella entidad sentía como estruendos contra su rostro.
Algo igual de bueno fue que sentía como estaba consumiendo a la entidad, reduciendo su tamaño. más o menos hasta la mitad. Aunque mi interior empezó a arder como nunca. Arder hasta que la palabra
"Consumir"
Fue lo único que pude llegar a decir, mientras que mi boca soltaba un vapor algo visible y un portal me sacaba de aquella dimensión en decadencia.
La luz del sol golpeó mi rostro, mientras que una lanza atravesó mi abdomen bajo. El color rojo de mi sangre tiñó el suelo y sentí cantidades considerables de maná siendo apuntadas hacia mí. Una buena recibida.