El reinicio era inevitable.

Mi alma se alejaba de mi cuerpo, por aquél a quién debía haber derrotado hace ya varios milenios.

Mi alma, siendo tan especial cómo siempre, bloqueaba mis recuerdos hasta el momento de mi muerte. De golpe veía mis vidas pasadas, mientras me adentraba en el basto e infinito mundo del espacio-tiempo.

El mar de flujos temporales. Una zona completamente vacía y oscura que sólo era iluminada por los ríos temporales.

Miles o millones de ríos temporales que se repetían, una y otra vez.

Por alguna razón, lograba ver mis vidas pasadas dentro de esas líneas, y me alegra saber qué en varias de ellas mi alma lograba vivir una era de paz.

Hasta que él llegaba… En todos y cada uno de los miles de millones de ríos temporales, él aparecía.

Futuro yo, espero que logres acabar con ésto de una vez por todas y logremos, al fin, conseguir nuestro descanso. Vivir una vida plena, formar una familia y… ¿Quién sabe? A lo mejor conseguir tener hijos, verlos crecer y estar con ellos hasta el final de mis días.

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