Comenzamos con este oscuro y largo tránsito en el que dos almas oscuras traían a un bebé. Que pronto pasaría a ser conocido en su lugar perteneciente.
—¿Podríamos borrarle la mente a este insensato?—Dice un ser oscuro llamado Gryforld Steves, con una voz arrogante.
—Por primera vez haces algo bien, siervo asqueroso —Contesta su líder con una horrible aparencia—. ¡Pues claro!
Gryforld Steves hace un pequeño hechizo para hacer olvidar el pasado.
—¿Dónde sería mejor lugar para dejarlo? —Pregunta Gryforld con un tono de voz más bajo de lo habitual—. ¿Amo…?
—Déjalo en la cabaña de en frente. Según dicen, son malas personas. ¡Déjale sufrir! —Contesta su líder alzando la voz. — ¡Quiero que sepa sobre mi nombre! — Exclamó el líder. Escribió su nombre en la madera de la caja rectangular en el que lo traían. Escribió su nombre letra por letra, de modo, que quedó su nombre bien marcado, Boltherion Steves.
Gryforld Steves produce una risa muy tenebrosa.
Después de haber dejado a Charlie Cuttons en la puerta de la casa de la familia Watson, Gryforld y Boltherion se esfumaron, sin importarles ni un mínimo el futuro del bebé. Solo unos seres verdaderamente oscuros serían capaces de hacerles daño a un misero bebé. Por aquellos rincones de la ciudad de Chrosferion, la gente murmullaba:
—¿Os habéis enterado? —Decía un hombre de unos 40 años de edad.
—¿De qué? —Contestaba un grupo de tres personas altas. Aproximadamente de la misma edad que el señor que preguntaba.
—Se rumorea que los Watson han tenido un niño o lo han adoptado. Pobre niño, no durará ni tres días en esa casa —Dijo aquel señor.
—Pobre chico —Contestaban con un tono de voz más bajo.
Todas las mañanas, el padre Watson se levantaba cuando las manecillas del reloj daban las 8:00, para ir a trabajar. Pues una mañana cualquiera como ésta, encontró a un niño en su felpudo, justo debajo del pomo de la puerta. Su primera reacción fue un susto, luego pensó que seguro seria una jugarreta causada por algún vecino suyo. Entonces, miró al bebé a los ojos y vio el brillo de sus ojos. Rápidamente le vino una sensación de estar en paz y ciertas imágenes de su pasado.
—¡Venga George Watson! ¡Ya es hora de levantarse! —Decía una mujer rubia y joven en un centro de niños huérfanos—. Haz las maletas, porque ya tenemos familia de acogida para ti, chiquito.
— Déjame dormir un poco más por favor. —Decía George Watson tapándose con la sábana mientras estiraba sus piernas. — Michaela Vernier no seas mala. ¿Por favor?
—¡Levántate ya o tendrás consecuencias! —Contestó Michaela.
En realidad, George Watson no era una persona mala, sólo tuvo un pasado un poco oscuro y no es tan amable como para aceptar a todo tipo de personas. Pero Charlie Cuttons le transmitió esa sensación de paz y por mera curiosidad por Charlie lo acogió y lo llevó al sótano de su casa.