Como era de saber, George Watson dejó a Charlie en el sótano y se marchó al trabajo. Se hizo de día y el reloj de la señora Watson sonó. Igual que todas las mañanas, ella se encargaría de despertar a sus hijos y llevarlos al colegio. Cansada, sin tener ganas de levantarse de la cama, se decía a sí misma.
—¡Que sueño! Tendré que regalarles un reloj a mis hijos para que se despierten ellos solos y vallan andando al colegio—Se decía entre bostezos.
Se levantó, apagó la alarma y empezó a chillar como loca.
—¡Venga niños a despertarse! — Chillaba mamá Watson.
Ben Watson escuchó los chillidos alarmantes de su madre y corrió a despertar a su hermana de inmediato. Se destapó y acarició el cabello de su hermana muy rápidamente hasta despertarla.
—¡Despierta! — Dijo Ben a chillidos.
—¿Qué quieres? —Le respondió Gretel entre bostezos—. ¿Qué hora es?
—¡Llegamos tarde! ¡Corre! —Contestó Ben.
—Se me ha ocurrido una idea, cuando venga mamá le diremos lo mucho que hemos estudiado y lo cansados que estamos. —Dijo Gretel en voz baja. —Quizás nos libraremos hoy de ir al aburrido colegio.
—Hay que intentarlo. — Le respondió Ben con una sonrisa en su brillante cara.
La madre Watson, es decir, su madre, se quitó el pijama y se puso su típica camisa blanca de botones y falda negra. Terminó de vestirse y se dirigió al cuarto de Ben y Gretel. Al escuchar a su madre venir, Ben se tapó de nuevo y se hizo un poco el cansado.
—¡Buenos días! — Dijo su madre— ¡Rápido! ¡Nos falta tiempo!
—Mamá.... Ben y yo estamos muy cansados. Hemos estado estudiando mucho para el examen de mañana y necesitamos un poco de descanso. —Respondió Gretel haciéndose la dormida.
—Bueno.... Solo hoy. —Dijo refunfuñando. — Solo porque habéis estudiado mucho.
De repente un silencio se hace en la habitación de Ben y Gretel y todos oyen un llanto de bebé que provenía de su propia casa.
—¿Qué es eso? —Dijo la señora Watson extrañada.
Todos salieron rápidamente del cuarto de Ben y Gretel, Bajaron las escaleras y llegaron al lugar donde se encontraba el supuesto bebé.
—¡No me lo puedo creer! — Dijo la señora enfurecida.
Se acercó y vio una carta encima del bebé. La carta provenía de George Watson, es decir, su marido. Rápidamente cogió la carta, la abrió y empezó a leerla en voz alta.
— A las 8:00 de la mañana, justo cuando iba salir para ir a trabajar, me encontré a este niño debajo del felpudo de la puerta. He decidido acogerlo, el pobre tenía frío. George Watson. —¡Esto no puede ser real! ¡Otro niño! —Decía la mamá Watson asombrada.
—¡No pienso cargar con la obligación! ¡Claro que no! —Chillaba la madre Watson. —¡En cuanto venga le pediré explicaciones!
—Claro que no...—Dijo Ben con un tono de voz muy bajo, casi murmullando.
—¡Qué has dicho Ben! — Respondió la madre Watson.
—Nada... Yo si quiero un nuevo hermanito...—Dijo Ben dudando.
—¡Esto es el colmo! —Contestó la madre Watson
Aunque Mamá Watson se negaba a tener un nuevo hijo, sus hijos si querían tener un nuevo hermanito. Gretel no dijo ni una simple palabra, se calló y esperó a que su familia decidiera. La madre Watson ordenó a Gretel y Ben que se fueran a su cuarto y se pusieran de una vez por todas a estudiar.
—Gretel... ¿tú no quieres un hermanito? —Dijo Ben.
—Claro que sí. —Contestó Gretel. —Lo difícil será convencer a mamá.
Las horas pasaban y los chicos se pusieron a estudiar. Al cabo de unas horas, George Watson llamó a la puerta. Mamá Watson salió disparada hacia la puerta y los chicos bajaron las escaleras de la casa lo más rápido que pudieron.
—¡George! ¿Cómo vamos a cuidar otro niño? Casi no tenemos dinero para estos dos. —Dijo Mamá Watson muy enfadada. —¿Estás loco?
—Veras... ¿Cómo voy a dejar al chico en la calle? —Respondió George
—Me da igual, pero el chico lo cuidas ¡tú! —Contestó Mamá Watson.
—¿Eso... es... un... si...? —Dijo Ben que estaba escondido detrás del mueble de la entrada junto a Gretel.
—¡Si! —Contestó Gretel
Así comenzaba una nueva etapa para Charlie, es decir, sería adoptado por la familia Watson.