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MIA "ELLA ME PERTENECE"

hazel_lopez92
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Synopsis
¿Te has sentido solo alguna vez en la vida? ¿Has sentido que no vale la pena seguir viviendo? Eso es lo que siento a diario en mi vida, soledad. He intentado llenar ese vacío que siento en el alma pero no he tenido éxito. Ya no encuentro que locura inventar ni que imaginar para poder sentirme un ser humano completo hasta que la vi, regalándome su sonrisa sincera a una persona desconocida y vacía como yo. Desde ese momento quería que estuviera a diario conmigo, iniciando el día junto a ella, hacer el amor en el desayuno y volverlo a hacer en la ducha, cada vez que llegara del trabajo al abrir la puerta tomarla de la cintura y besarla como sino hubiese un mañana. ¿Pero y si ella no sentía lo mismo que yo? Claro que lo haría porque tenerla lejos no era una opción.
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Chapter 1 - CAPÍTULO UNO

MIA

Intento abrir mis ojos pero estos del cansancio vuelven a cerrarse, me acomodo mas en mi cama cubriéndome hasta mi cuello. Aún no me recupero del turno de anoche en el bar en el que trabajo.

- Mia – una pequeña mano toca mi mejilla, su toque es cálido – Mia despierta – su dulce voz hace que abra un ojo.

- Mmm – sonríe

- Tengo hambre – susurra con sus mejillas sonrojadas – lo siento – baja su cabeza

- No digas eso – tomo su carita y beso su frente – Ya te preparo algo ¿si? – asiente

- ¡Te espero en la cocina! – sale corriendo de la habitación y suspiro par luego estirar mi cuerpo alzando ambos brazos para luego levantarme.

Voy al baño a lavarme los dientes, aún en pijama  camino en dirección a la cocina encontrando a Sunny con sus cortas piernas colgando de la silla junto al desayunador. Sus coletas se mueven al ritmo de sus piernas y escucho que tararea una canción reconociendo que es una de la película de Frozen 2, mi pequeña hermana es fanática de Ana por su cabello naranja al igual que el de ella.

Estoy a cargo de ella desde que mamá nos abandono y se fue con su novio de repente una mañana, según ella ya no estaba para cuidar hijos era momento de vivir su vida. Estaba en mi segundo año de universidad tenía 19 años y Sunny 4.

De no ser por nuestra amable vecina estaríamos quien sabe adonde, la señora Rita una anciana de 65 años viuda nos ayudó consiguiendo trabajo para mí, en el primer mes fue difícil ya que al no tener experiencia en nada no confiaban en ser capaz de aprender por lo que no me contrataban.

Probé de todo desde lavar baños hasta limpiar apartamentos, hasta que el propietario de uno de los bares mas concurridos de la cuidad me dio la oportunidad de trabajar en su local.

Fue todo un reto aprender a moverme entre personas sin votar las ordenes que los clientes pedían, pero el señor Tyler fue comprensivo al saber que trabajaba para mantenernos a mi hermana y a mi. Estos años han sido muy difíciles, estudiar trabajar y cuidar a Sunny resulta agotador.

¿Soy egoísta por querer un tiempo para mí?

Desecho esa idea para sacar del refrigerador tocino y huevos, mientras el café se prepara en la cafetera.

- ¿Qué tal tu noche Mia? – volteo a ver a Sunny mientras sofrio el tocino

- Muy bien gané buenas propinas – le doy de nuevo la espalda – ¿Dormiste muy tarde anoche?

- No, me quedé dormida con la señora Rita viendo una película vieja –

- ¿No te gustó?

- No era muy triste aunque no la terminamos ¿Mia? – sirvo el desayuno listo en dos platos y lo pongo frente a ella, sirvo mi café y a ella jugo de naranja

- ¿Si? ¿Ocurre algo – tomo asiento y veo a Sunny triste

- ¿Volverá algún día mamá? – mi cuerpo se tensa ante su pregunta, no me gusta pensar en ella creo que es una perdida de tiempo pero no puedo negar que la extraño que a pesar de su indiferencia la amo porque después de todo es mi mamá.

- No lo sé Sunny – bebo un poco de café y apenas pico con mi tenedor lo que hay en mi plato, las ganas de llorar me agobian pero no me permito quebrarme delante de mi hermana debo mostrar fortaleza para ser su fuerza

- Ayer la vi – levanto mi rostro y abro mis ojos a mas no poder la ha visto.

- ¿Qué? – mi voz suena débil

- Acompañe a la señora Rita al supermercado y la vi – su voz se quiebra y a mi el pecho se me comprime de solo imaginarla – Ella me vio y me ignoro – en lo ultima solloza y me levanto a abrazarla mientras llora desconsolada en mi pecho.

- Tranquila Sunny – beso su cabeza y no evito las lágrimas que ruedan por mis mejillas, siento que me hago pequeña en mi lugar. Si yo que no la he visto me duele no imagino lo que siente mi hermana – No vale la pena mi amor – levanta su rostro y yo limpio sus lagrimas – Ya no llores ella no merece nuestras lágrimas

- Pero la extraño Mia, la extraño tanto quiero un abrazo de ella – vuelve a llorar

- Yo lo sé pero fue ella la que decidió irse no nosotras y si ella quiere volver lo hará – asiente no muy convencida – ¿Qué te parece si vamos por un helado al parque?

- Esta bien – me abraza con fuerza y yo solo intento no sentir la opresión que siento en mi pecho.

El resto del día la pasamos comiendo helado y jugando en un parque cercano que esta cerca de donde vivimos, necesitaba distraer a mi pequeña de lo que había ocurrido con mi madre. Estoy de pie frente a la puerta de la señora Rita.

- Ya sabes pórtate bien con la señora Rita – la puerta es abierta dejando ver a la señora viuda con una enorme sonrisa

- Mía querida – le dedico una sonrisa

- Señora Rita – Sunny entra a su apartamento – Prometo no tardar en volver

- No te preocupes sabes que me encanta cuidar a Sunny –

- Gracias debo irme – digo viendo que estoy retrasada

- Tranquila ve con cuidado – volteó para entrar al ascensor para ir a mi trabajo.

El aire frío hace que mis mejillas se sonrojen y mi cabello se alborote con el gélido viento, entro al bar y Melissa ya está detrás de la caja, paso directo a los vestidores a cambiar mi ropa por el uniforme del lugar.

Mis pies duelen de ir de un lado a otro atendiendo mesas, lidiando con uno que otro que intenta intenta sobrepasarse pero el señor Tyler siempre los ubica en su lugar. Ya casi es hora de salir, veo la hora en mi teléfono y falta una hora para las dos de la madrugada.

Solo quedan unas tres personas en el lugar por lo que uno de mis compañeros se dedica a atenderlos mientras ayudamos a dejar todo listo en la cocina.

- ¿Mia? – giro para ver a Rodrigo que me llama

- Si – me acerco

- ¿Podrías ayudarme a sacar las bolsas de basura? – hace un puchero el al igual que todos esta cansado

- Claro – sonríe y coge dos bolsas y yo otras dos y salimos a la parte trasera del bar para tirarlas al contenedor.

El sonido de un teléfono se escucha y Rodrigo corre tras escuchar la llamada y yo me quedó viendo el cielo iluminado por las estrellas, una ráfaga de aire helado hace que mi piel se erice y decido entrar pero escucho un estruendo causando que mis nervios se alteren. Veo hacia todos lados y no logro ver nada, saco mi teléfono y activo la linterna para echar un vistazo un gato eso debe ser.

Pero desecho esa idea al escuchar un quejido, busco la dirección en la que se ha escuchado y avanzo cuando escucho otro hasta que veo un par de piernas sobresalir detrás de un bote de basura.

Llevo una mano a mi boca callando un grito cuando al terminar de acercarme veo a un chico bañado en su propia sangre, su boca entreabierta y sus ojos cerrados. Lo alcanzo y puedo ver que aun respira .

- Hey – sacudo su hombro - ¡Ayuda! – grito para que me escuchen - ¡Rodrigo! – mi cuerpo tiempla del miedo a que no sobreviva y sea yo quien vea como muere - ¡Rodrigo ayúdame! – grito con todas mis fuerzas

- A…yu…da – susurra con voz débil

- ¡Rodrigo! – y no se porque pero ya me encuentro llorando

- ¿Qué ocurre Mia? – llega hasta mi - ¡Por Dios! Mia apártate – intenta tocar mi hombro pero lo aparto

- ¡Llama a la ambulancia! – por el callejón aparecen mas compañeros alarmados por mis gritos, mi compañero hace lo que le digo mientras vuelvo mi atencion al chico pálido frente a mi – Ya viene ambulancia por favor aguanta – toco sus mejillas y puedo sentir lo helado que se encuentra.

Pasaron solo unos minutos para que llegara la ambulancia y atendieran al desconocido.

- ¿Alguno de ustedes lo conoce? – pregunta un paramédico mientras sus compañeros suben al chico a la ambulancia

- No  – el señor Tyler responde

- ¿Uno de ustedes desea ir?

- ¡Yo! – pronuncio y todos me observan confundidos – Yo quiero ir -.el paramédico asiente y camina en dirección a la ambulancia mientras yo le sigo. Subo y veo al chico que se encuentra pálido y con sus ojos cerrados. Por inercia tomo su mano y le hablo prometiendo que todo estaría bien