Una taza de café humeante envuelve mis manos en calor, mi cuerpo tiembla y no se si es por el frío o el miedo de no saber nada del chico. Enfermeras y doctores vagan de un lado a otro y ninguno sabe darme respuestas y eso me frustra.
Me han pedido información y no he podido darselas, buscaron en su ropa y no hallaron identificación alguna, al parecer se trató de un robo.
He llamado a la señora Rita para avisarle que llegaria hasta en la mañana y tras explicarle la situación me dijo que merecia el cielo por ayudar a las personas.
No se si realmente lo merezca, soy un ser humano con defectos y virtudes nada fuera de lo común.
Las horas pasan y mi frustración aumenta camino de un lado a otro del pasillo para intentar calmarme, nadie se ha hecho presente y ¿cómo hacerlo? Si no se sabe nada.
Vuelvo a sentarme y paso mis manos por mis brazos para darles un poco de calor, cuando escucho un carraspeo y subo mi vista a la persona con uniforme azul y papeles en mano que me observa con el ceño fruncido.
- ¿Usted es la chica que acompañó al joven que encontraron en un callejón? – me pongo de pie y asiento
- Si, doctor soy yo – el me observa de pies a cabeza como si fuera un ser extraño de otro mundo
- El joven está estable, hemos tenido que hacer una cirugía de emergencia ya que ha recibido múltiples puñaladas – tapo mi boca del asombro – pero por milagro o precisión del atacante no ha tocado ningún órgano – ve de nuevo el documento en sus manos – Le hicimos una transfusión de sangre y en estos momentos se encuentra dormido pero si quiere puede pasar a verlo, pasará mucho tiempo en recuperarse
- ¡Gracias! – exclamo y suspiro al menos sobrevivió
- Es todo necesito que me firme unos papeles ya que no hay aún familiares
- Si doctor lo haré
- Compermiso – se retira y una joven castaña se me acerca
- Hola – sonrie – Yo estoy a cargo del chico – asiento y comenzamos a caminar hacia la habitación donde este se encuentra.
Nunca me ha gustado el ambiente de los hospitales, al contrario de respirarse vida se respira muerte. Seguimos caminando doblando en un pasillo la chica se detiene frente a una puerta y la abre, entro lentamente y observo todo con sumo cuidado. El chico que ahora puedo apreciar se encuentra con sus parpados cerrados, sus labios entre abiertos, su piel palida hace resaltar su cabello castaño que se encuentra desordenado.
- Tardara unas horas en despertar – volteo a ver a enfermera que revisa el suero al que está conectado – vendré en una hora para su revisión
- Si claro – la joven sale de la habitación
Al lado de la camilla donde se encuentra hay una silla en la que tomo asiento, lo observo y un sentimiento extraño me invade creo que la valentía ya se ha ido. Su respiración es serena su pecho baja y sube tan lento que pareciera que ha dejado de respirar.
¿Habrá sido solo un robo?
Mi mente no deja de hacerse preguntas que no se contestaran. Se que al momento de despertar podrá dar su información y avisarán a su familia. Tomo su mano y puedo sentir su suavidad, mi mano se ve tan pequeña entre la suya, no se en que momento me apoyo a un lado de su cama y voy quedándome dormida.
Siento como soy removida y despierto aturdida veo hacia todos lados y recuerdo que es lo que hago aquí.
- ¡No¡ - el chico a mi lado susurra - ¡No porfavor! – se remueve en su lugar y veo que aún se encuentra dormido. Tiene una pesadilla. - ¡No ya no! – grita y me asusto
- ¿Qué hago? – susurro a mi misma y tomo su mano sintiendo como su temperatura es alta
- ¡Déjame! – suelto su mano y busco ayuda. Encuentro a la enfermera y me acompaña
- Tiene fiebre – toca su frente y mejillas – Ya regreso – sale de la habitación, veo al castaño y su frente es cubierta por una delgada capa de sudor.
A los minutos entra el médico y me piden salir. Mi teléfono vibra y al revisar es una llamada del señor Tyler.
- Mia ¿Cómo estas? ¿Aún sigues en el hospital?
- Si señor Tyler – vuelvo mi vista hacia la puerta blanca detrás de mí – En unos minutos iré a casa
- El chico ¿se encuentra bien?
- Si – contesto no muy convencida
- Llamaba para saber como estabas y para decirte que te tomes el día
- Pero señor Tyler – me interrumpe
- No Mia nos vemos mañana – se escucha decidido
- Gracias señor – agradezco el noble gesto de mi jefe
- Tranquila pequeña – termina la llamada y suspiro
Al cabo de diez minutos salen el doctor junto a la enfermera, la chica se acerca
- Ya está estable, le suministraron el medicamento
- Gracias por la información – veo mis manos – Debo irme – la chica asiente – Espero en verdad que se mejore
- Nosotros igual solo esperaremos a que despierte para poder llamar a sus familiares – asiento
- Bueno adiós – giro sobre mis talones para empezar a caminar hacia la salida
- ¡Espera! – toma mi mano - ¿Cómo te llamas? Estoy segura que querrá saber el nombre de su salvadora
- Eh… me llamo Mia – respondo con timidez
Han pasado dos meses desde el incidente en el bar, en todo este tiempo no supe nada del chico ni siquiera su nombre. El señor Tyler contrató seguridad para evitar otro suceso como ese. Camino entre mesas tomando ordenes, mis piernas duelen pues he comenzado a asistir al gimnasio junto a Melissa.
- Sino fuera porque quiero verme estupenda dejaria de hacer ejercicio – se queja Melissa tras la caja
- Dímelo a mi que por seguirte la corriente siento mis piernas destrozadas
- No queria hacerlo sola ademas no niegues que vemos a chicos super ardientes – lame su labio de manera provocadora -¡Como el chico que viene entrando!
- Debo seguir trabajando – acomodó la orden en la charola y voy a entregarle
Cuando regreso Rodrigo me detiene
- Mia el señor Tyler quiere que vayas a su oficina – le entrego mi libreta
- Gracias – camino hasta la oficina del jefe y golpeo la puerta
- Adelante – entro y veo al señor Tyler con un chico sentado frente a él cuando nota mi presencia se gira y del asombro mi cuerpo se queda estático es él.
- Mia veo que reconoces al joven – dejo de verle para prestar atención a mi jefe
- Eh …si – estoy anonadada no crei volverlo a ver
- Los dejaré un momento solos – abandona la oficina y quedamos el chico y yo a solas, este se levanta y camina hacia mí
- Mia ¿cierto? – su voz gruesa atraviesa mis oidos
- Si – paso un mechon de cabello detrás de mi oreja
- Soy Louis y queria agradecerte que me ayudaras – veo que acerca un ramo de flores
- Gracias no tenias que hacerlo – el olor de estas es exquisito
- Te debo la vida y se que nunca podré pagarte lo que hiciste por mí, por eso quiero invitarte a cenar claro si tu aceptas – veo sus ojos hermosos y puedo ver el nerviosismo en ambos, pienso por instantes si debo o no aceptar pero quizas deba darme este momento para mí
- Si – el sonríe – claro que acepto
Y quien lo diría que perderme en su mirada haria que pasará por el mismo infierno.